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Chat por YasuAmaya

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Notas del fanfic:

One shot escrito en unas... dos horas XD

Notas del capitulo:

¡¡VOLVÍ!!

M: Yasu ha vuelto a los fics!!!

T: después de tanto tiempo.

Yui: welcome back, Yasu ^O^

Y: por qué Yui habla inglés? Bueno, como sea... Bienvenidos a todos a mi humilde rinconcito en A-Y. Yo soy Yasu, como podrán haber notado XD Hola a quienes seguían mis fics, y mucho gusto a los que son nuevos ^^

M: yo soy Miku-conciencia!

T: y yo Takuya-sentimientos.

Yui: yo soy el lado maternal de Yasu.

Y: no puedo creer que Yui ya arme oraciones ;A; Cómo crecen los chicos!! (?) En fin... Como muchos sabrán, este año fue mi primer año en la facultad de medicina, así que por eso no estuve tan activa... Pero nunca dejé los fics. Fui escribiendo de a poco, y ahora que el miércoles rindo mi último parcial, tendré más tiempo para escribir.

M: actualización masiva!!!

Y: intentaré actualizar todos mis fics en diciembre y enero XD Ya varemos si puedo...

T: y con respecto a este one shot?

Y: cierto! Bueno, hoy sentí ganas de escrbir algo simple y cortito

T: como la de Miku

M: QUÉ?!

Y: no tan simple y cortito

M: YASU!

Y: no interrumpas! Ejem... Así que me decidí por un one shot un tanto... diferente a lo que siempre escribo XDDDD

T: me llamó mucho la atención la...

Y: no lo digas! las lectoras deberán enterarse solas XD Como sea... Lo terminé recién, así que no es la gran cosa, pero me gustó, así que por eso lo publico

Yui: a leer?

T: sepan disculpar si hay errores

M: enjoy!

Otro evento de promoción de su nuevo disco había pasado, otro momento para compartir juntos a sus fans, recibiendo tanto amor. Eso era algo que siempre amaron de su trabajo. Ver a sus fans era la mejor manera de recobrar sus energías, siempre les ponía de buen humor y les daba más ganas de continuar con sus actividades, esforzándose cada vez más, de superarse a sí mismos. Por eso siempre se sintieron afortunados y agradecidos. Después de todo, vivían de lo que más amaban: la música.  

 

Por lo general, luego de cada evento, se escuchaban muchas risas y frases positivas; todo el mundo alegre, olvidando sus problemas. Sin embargo, en esa ocasión, algo había cambiado. Las bromas y risas habían disminuido, todos pensaban bien lo que dirían antes de soltar palabra por palabra. Un comentario fuera de lugar, y ardería Troya. Eso era algo que ya todos conocían muy bien, luego de tantos años.

 

—Teruki…— se le acercó el manager al baterista de la banda.

—Dime, Junior-san— le respondió el pelinegro, mientras buscaba su ropa colgada en el perchero.

— ¿Podrías ser tú quien haga la conexión de “Nico Nico” hoy?

— ¿Otra vez? — preguntó, dejando de hacer sus cosas por un momento.

—Sí… Es que… Pues… Tú sabes…

—Sí. Lo noté— suspiró—. De acuerdo. Yo lo haré.

—Bien. Gracias. En quince minutos.

—Mejor me apresuro— tomó su ropa y corrió a cambiarse.  

 

Antic Cafe estaba teniendo un año muy activo, puesto que se encontraban en medio de su celebración por el décimo aniversario de la banda. Una gira por todo Japón que acabaría en el imponente Nippon Budokan en enero del año siguiente, tres singles lanzados, uno exclusivo para la gira, un nuevo álbum y demás proyectos; la agenda de la banda estaba bastante ajustada. Quizá había sido eso lo que provocó que cierto integrante del grupo estuviera llegando a su límite de tolerancia y paciencia.

 

El integrante en cuestión era nada más y nada menos que el vocalista, Miku. Él era bien conocido por las hermosas letras que escribía, además de su carácter muy peculiar. Pero nadie podía culparlo, es decir, nunca había sido una persona fuerte mentalmente. Tenía sus debilidades, y él las conocía muy bien, así que la mayor parte del tiempo lograba hacerles frente y hacer de cuenta que no existían. Mas había cierto hecho que no podía ignorar, y no quería ignorar tampoco. Su mayor debilidad desde quién sabe cuánto tiempo; eso solo él lo sabía. No era algo, sino alguien en particular.

 

Cuando terminó el evento y todos fueron al camerino donde se cambiarían de ropa, Miku solo se quedó sentado en un sillón, alejado del resto, y desde allí se dedicaba a mirar a uno de sus compañeros, aquel al que consideraba su “mayor debilidad”. No lograba sacarle los ojos de encima por más que lo intentara, aunque tampoco se esforzaba mucho en dejar de hacerlo. Simplemente le encantaba mirarlo desde lejos, como había hecho por tantos años. Y mientras estaba en eso, dentro de su mente imaginaba escenas y pensaba conversaciones que nunca sucederían, solo porque no era lo suficientemente valiente para ir y enfrentarlo.

 

“¿Por qué siento que estás tan lejos de mí ahora? ¿Por qué permití que te alejaras tanto? No hay día que deje de pensar en ti. ¿Por qué no te lo puedo decir? Solo es una simple frase, pero es la más difícil de decir… Si tan solo pudiera…”.

 

Estaba tan inmerso en sus pensamientos, que no daba cuenta de nada de lo que ocurría a su alrededor. No escuchaba el pedido de uno de sus compañeros.

 

—Miku-san…

 

El tecladista, ya sin su peluca rubia y vestido con su ropa de calle, le hablaba, pero el pelinegro no dejaba de ver a “su debilidad”. Cuando aquel estaba presente, no existía nadie más para Miku. Se convertía en el centro del universo, al menos para el vocalista. Aquella persona le deslumbraba y, al mismo tiempo, le hechizaba.

 

A unos cuantos metros de distancia –no muchos– se encontraban Kanon y Takuya, el bajista y guitarrista, respectivamente. Ambos estaban hablando sobre quién sabía qué temas. “Otra vez lo mismo”. Verlos así, hacía a Miku sentir realmente horrible. “¿Por qué te llevas así con él y conmigo no? ¿Es que ya no me consideras tu amigo siquiera?”. Ambos integrantes de cuerdas siempre se habían llevado muy bien, pero, en el último tiempo, se habían hecho mucho más cercanos. “¿Es porque deje que te alejaras? Pero es que soy un completo imbécil y no logro hacer las cosas como realmente quiero”.   

 

—Kanon y Takuya— dijo el tecladista, consiguiendo la atención de Miku, por fin— hablan mucho.

— ¿Qué? — preguntó, un tanto confundido.

—Que estás sentado sobre mi abrigo.

—Ah…— se puso de pie y tomó el abrigo de su compañero, para dárselo— Aquí tienes.

—Gracias— se volteó hacia donde estaban sus otros dos compañeros—. Takuya— le llamó.

—Dime, Yuuki-san— le respondió el castaño.

—Dijiste que iríamos a… ya sabes.

—Ah… Es verdad.

— ¿Eh? ¿A dónde irán ustedes dos? — preguntó el bajista.

—E-es… un secreto— dijo Takuya.   

— ¿Tendrán una cita? — bromeó, riendo. Eso solo hizo que ambos se ruborizaran.

— ¿Vamos, Takuya?

—S-sí… Hasta mañana, Kanon-san.

—Hasta mañana— le devolvió el saludo.

—Nos vemos mañana— Yuuki se despidió y salió del lugar. Takuya siguió sus pasos, pero, antes de salir, se detuvo un momento, para mirar al vocalista. Este también le miró.

—Hasta mañana, Miku-san— le dijo, con una pequeña sonrisa. Ese simple gesto, se le contagió al mayor.

—Hasta mañana, Takuya.

 

Y con eso, el más joven del grupo se retiró. Miku se quedó viendo por donde su compañero había ido, luego soltó un suspiro y volvió a sentarse donde estaba. La expresión de aparente alegría en su rostro se había esfumado, para dar lugar a una de evidente tristeza y preocupación. Apoyó sus codos sobre sus muslos, para así sostener su cabeza entre sus manos. “¿Por qué no puedo? Quiero cambiar esto de mí, no me gusta”. Esa situación ya le estaba superando.   

 

Kanon, por su lado, se quedó en silencio, mirándolo. Le llamaba mucho la atención ese comportamiento de su amigo. Mas no se animaba a hablarle. Él conocía a Miku desde el principio, y sabía muy bien que a veces era mejor dejar al vocalista solo. Pero le costaba. ¿Quién soportaría ver a un amigo así de mal y no hacer nada? Por más que pensara, no se le ocurría de qué manera hablarle. Parecía ser serio, así que debía tener cuidado con las palabras que usara para tratar con él.

 

Y así estuvieron varios minutos. Miku no cambiaba su posición, cualquiera podría haber dicho que se quedó dormido; ni siquiera se había cambiado de ropa y seguía con su traje especial para el álbum y los eventos. Kanon lo miraba de vez en cuando, mientras ordenaba sus cosas para irse. “¿Por qué no puedo hablarle?”, los dos se hacían la misma pregunta, quizá por distintas razones. Pero, igualmente, compartían el mismo sentimiento de impotencia.

 

Por fin, el último miembro del staff había salido, cerrando la puerta, dejando a los dos músicos solos. Kanon tomó su bolso y se lo cargó en el hombro derecho. Sin hacer ruido al caminar, se paró delante de Miku. Este finalmente reaccionó, y elevó la mirada, cruzándose con la del bajista. Su expresión de no poder creer lo que sucedía era evidente, sus ojos brillaban como nunca, y su pulso se aceleró.

 

—Kanon…— soltó a través de sus labios, en un susurro que llegó a oídos del nombrado.

 

El bajista tragó en seco, estaba listo para hacerle la pregunta que tanto había pensado y meditado, con cuidado de no herir ni ofender a su compañero.

 

— ¿Estás bien?

 

Eso había sido. Una simple pregunta que cualquiera haría, una pregunta muy común y corriente, tan sosa. Pero para Miku llevaba mucho significado consigo. Solo haber escuchado la voz de su compañero, hizo que sintiera un cosquilleo por todo el cuerpo, y calidez en su pecho. Sus manos empezaron a temblar, al igual que sus piernas. Su boca se secaba, y le costaba articular las palabras. Tampoco soportó mucho tiempo mantener la mirada en alto y bajó la cabeza.

 

—Estoy bien— respondió en voz baja.

— ¿Seguro?— ante esa pregunta, el vocalista asintió— ¿Por qué no te creo?— lo tomó del mentón— ¿Por qué hoy no estás tan alegre como siempre, después de ver a los fans?

—E-es que…— era demasiada presión— Es que yo…— se mordió el labio inferior— ¡Ya no soporto!

 

Haciendo a un lado todos sus temores y sus dudas, rodeó al bajista por el cuello con sus brazos, y sin pensarlo dos veces, lo besó, como hacía tanto había deseado hacer. Puso todos sus sentimientos y emociones en ese simple beso, aún con un poco de temor de ser rechazado. “Esto no es lo correcto, ¿verdad?”, y cuando ese pensamiento cruzó su mente, se detuvo. No se animó a mirar a Kanon a la cara, le daba mucho miedo. Este estaba sorprendido; miraba al vocalista sin captar lo que había ocurrido. “Me va a odiar… No debí haberlo hecho” fue lo que Miku pensó. Sin decir una sola palabra, se puso de pie.

 

—Lo siento— dijo, cabizbajo—. No volverá a ocurrir— no recibió comentario alguno. Kanon no salía de su asombro— Iré… a cambiarme.   

 

No llegó a dar tres pasos, que fue detenido. Su corazón latía cada vez más rápido, no podía creer que Kanon lo estaba reteniendo. “¿Qué querrá ahora?”. Lentamente, se volteó a ver al bajista, aún con miedo. Kanon evitaba mirarlo, pero el sonrojo en sus mejillas era evidente. “¿Qué… significa eso?”. Debía preguntarle, pero ya había perdido todo su valor al haberle besado.

 

— ¿Eso era… lo que te tenía tan mal? — preguntó, con algo de pena.

— ¿Q-qué…?

—Creía que… te molestabas de verme con Takuya.

— ¿Takuya? ¿Qué tiene que ver él? “¿Será que…?”— la emoción comenzaba a aumentar.

—Pues… él… es guapo y… eso…— al bajista también le costaba ser sincero.

— ¿Creíste… que me gustaba Takuya?— Kanon asintió, con timidez— N-no… Él no me gusta— hizo fuerza con los puños, estaba decidido— El único que me gusta… eres tú.

 

Finalmente, después de tanto tiempo, había logrado sacar a la luz todos sus sentimientos. Le había dicho a esa persona, que era su mayor debilidad, lo que sentía, esa frase que tanto le costaba articular. Había dejado de ser un cobarde, para enfrentar a su compañero. Su corazón estaba acelerado, como loco, y, por alguna extraña razón, le dieron ganas de llorar, pero se negaba a hacerlo. “Los hombres no lloran… Mucho menos por otro hombre… Pero es que yo… amo a este hombre”.   

 

Sin decir nada, Kanon, simplemente, volvió a tomarlo del mentón, para regalarle un suave y dulce beso en los labios, lleno de calor y ternura. El vocalista no podía creerlo, era como si su alma hubiese abandonado su cuerpo por un instante, como si hubiera muerto y estuviera en el paraíso. Era demasiado bueno para ser cierto. El sueño había dejado de ser un sueño, para convertirse en una realidad.

 

— ¿Por qué no charlamos un poco sobre esto? — le propuso el bajista, con una tierna sonrisa.

— ¿Charlar?

—Sí. Es que… siento que hace mucho no hablamos tanto como antes.

— ¿Eh? “Él también se sentía así”.

— ¿Qué me dices?

—Yo… Está bien.

—Genial. Te invito a cenar entonces.

—Oye, no me trates como si fuera una chica.

—Ja, ja, ja… ¿No puedo invitar a cenar a la persona que me gusta? — las mejillas de Miku se pusieron rojas a más no poder— Ja, ja… Ve a cambiarte. Te esperaré afuera— le dio unas palmaditas en el hombro, para dirigirse hacia la puerta y salir.

 

Miku no lograba moverse; demasiada emoción no le dejaba hacerlo. Pronto, una enorme sonrisa se le dibujo en el rostro y se revolvió el cabello.

 

—Lo logré.

 

Estaba sumamente feliz.

 

Mientras tanto, en el pasillo que llevaba a los camerinos, Kanon se había encontrado con alguien.

 

—Gané— dijo con una amplia sonrisa, haciendo el signo de la victoria. El castaño a quien le hablaba no cambiaba su semblante de derrota.

—No sé por qué… llegué a pensar que… quizá…— agachó la cabeza y se recostó contra la pared.

—Lamento que hayas visto eso, Takuya.

—Si tan solo no hubiese olvidado mi estuche de los anteojos…

—Miku ni siquiera notó cuando abriste la puerta. 

—Miku-san nunca nota nada de lo que hago.

— ¿Eh? No digas eso. No es verdad. Él te quiere mucho.

—Pero tú le gustas… y él a ti— suspiró—. Debo aceptar mi derrota… Es lo mejor que podría haberle sucedido.   

—No te preocupes— le revolvió el cabello—. Cuidaré bien a Miku.

—Confío en que lo harás.

 

Y en ese preciso momento, la puerta del camerino se abrió.

 

—Ya estoy listo… ¡Ah! ¡Takuya! Qué bueno que aún estés aquí— buscó en su bolso y sacó un estuche—. Te olvidaste esto— se lo entregó.

—Sí… Muchas gracias, Miku-san.

—Ja, ja… Takuya estaba tan emocionado por su cita con Yuukikki que se olvidó su estuche para los anteojos.  

— ¡N-no!

—Bueno… Mejor nosotros vayamos a nuestra propia cita— le dijo Kanon, y lo tomó de la mano, para hacerlo caminar.

— ¡O-oye! ¡Kanon, espera! ¿Qué pensará Takuya? — dijo, completamente ruborizado.

—No pienso nada que no haya pensado antes.

— ¿Eh?

—Takuya es una persona de mente muy abierta.

— ¿Ah?

—Si Miku-san es feliz, entonces yo también lo soy.

—Takuya…

— ¿Intentas quitarme a mi novio, Takuya?

— ¡¿Novios?!— y los colores en su rostro iban en aumento— ¿¿Cuándo lo decidimos??

—Cuando te descuides…

— ¿Eh? ¿De qué hablas, Takuya?

—Ja, ja… ¿No que ibas a aceptar tu derrota?

— ¿Derrota? ¿Qué está pasando? ¡¿Por qué no entiendo nada de esta conversación?!

 

Y la lucha entre los compañeros de cuerdas no iba a terminar allí… Pero esa es otra historia…                                                                                                     

Notas finales:

M: Kanon???

Y: fue por una imagen que vi hace un rato de un evento de An Cafe XDDDD

T: simple y cortito... como la de...

M: ¬¬

T: hay que ir a estudiar, Yasu

Y: lo sé... Bueno, qué les pareció? Díganmelo en los reviews ^^

Yui: final abierto!

M: es verdad

T: habrá continuación?

Y: no lo sé XD En fin... Eso fue todo por esta vez... Ya volveré con mis otros fics!! Solo tengan un poquito de paciencia más!!! Gracias por leer ^^

M: nos leeremos

T: cuídense

Yui & Y: bye bye!!


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