Hoy quiero… Decir algo que nunca podré decir con palabras…
El sonido de la campanilla de la puerta sonando provoco que abriera sus ojos detrás de aquellos grandes anteojos de sol saliendo de sus cavilaciones mentales, reconocería aquella cabellera negra donde fuera, y a pesar del dolor, sonrió, mostro una de aquellas por volverle a ver, por mirarle bien, por aquel porte atractivo que siempre tenían ante sus ojos, por supuesto, el más alto no tenía malos gustos a la hora de vestir. Su caminata pausada hasta su mesa dándole apenas tiempo de ver como estaba vestido “Como si estuviéramos en invierno” no evito pensar, la camisa cuello de tortuga blanco que era el perfecto contraste con aquel sobre todo negro y pantalones oscuros, tan propio de su estilo, tan propio de él.
- Hola Ji… -¿Cómo no reconocer aquel maravilloso tono de voz? Único, algo tan único, algo más que un talento, una seducción… Una adicción en la que había caído, su mirada se levantó encontrándose con la contraria -
- Un verdadero gusto volver a verte hyung –Su mano señalo el asiento frente a él, invitándolo a que se sentara y así fue obedecido, con rapidez una señorita se acercó a tomar el pedido del recién llegado “Un café moka…” salió de su garganta, provocando que recordara y mirara a su lado, allí estaba su latte de vainilla, por un momento lo había olvidado-
- Debo decir… No esperaba tu invitación –De nuevo aquella voz gano su atención mientras tomaba un trago de su café, aquella confesión no le sorprendía, el mismo se había sorprendido al invitarlo, porque existía la posibilidad del rechazo y si hay algo que no le gusta a G-Dragon es ser rechazado-
- ¿Y cómo no? Siempre velo por ti… -Dijo queriendo sonar superior, como si tuviera todo calculado, como si hubiera sabido que el vendría, que no lo rechazaría cuando el por su parte se sentía perderse en aquellos ojos oscuros color café…. Maldita cafeína en su mirada que lo acompañaba en sus noches en vela ¡Maldita sea!-
¿Cómo era posible que hubiera llegado a aquel extremo? ¡Demonios! ¡Él era G-Dragón! Capaz de conseguir a cualquier persona que quisiera, cualquiera estaría más que feliz de postrarse ante sus pies y aun así, no, caprichoso, el destino caprichoso había decidido que pondría sus ojos en el más imposible, en el ser más improbable, en aquel que simplemente era imposible por cualquier medio que lo mirara, el… Únicamente el.
- ¿Siempre cuidando de mí, Ji? –Si… Por más que quisiera negarlo…-
Por más que quisiera decirle que no era más que un bingu que debía aprender a cuidarse solo, que debía dejar de lado aquella timidez, abrirse con las persona, que no sería rechazado porque además de apuesto era una estrella, que se dejara guiar aunque fuera por una vez por la superficialidad del mundo en el que se desempeñaban… No podía, porque aquellas cosas que a veces lo desesperaban, eran exactamente lo que había aprendido a amar de él, enamorar se de aquellos errores, de aquella tontería, eso era exactamente lo que amaba de el.
Pero el destino había decidido que el pelinegro no pondría sus ojos en él, no… Había decidido que pondría sus ojos en la otra cabeza rubia del grupo…. Daesung…
El pensar tan solo en aquel nombre, provocando que sus sentimientos fueran nulos ¿De que valían ahora? ¿De que servían? ¿Solo para recordarle que había sido rechazado? Quizás únicamente para causarle dolor y recordarle, aunque no lo demostrara, que él también podía sufrir, que entre tanto glamour y lujos, también podía sentir su corazón rompiéndose en pedazos por un rechazo que se daba en silencio.
Ese condenado día… En el que tuvo que sonreír, el que su faceta como líder fue más que puesta a prueba, en la que tuvo que aguantarse de gritarle cuanto le quería, cuanto lo amaba, y tan solo limitarle a abrazarles y sonreír “feliz” por aquella nueva pareja “Tabi… Dae… Sean muy felices.” Salió de su boca mientras su mente era un mar de cavilaciones, los sentimientos de culpa, el maldito “Y qué hubiera pasado si… “ Que no dejaba de aglomerarse en su cabeza, pero ya no podía hacer nada… Todo estaba dicho.
Deslizo una de sus manos hasta sus amplios lentes de sol que ocultaban la mitad de su rostro, dando vista clara a aquellos ojos cansados. Cansados de callar por tanto tiempo, cansados de no poder dedicar aquellas miradas de amor por aquel respeto que debía mantener, quizás si el no conociera a Daesung… Sin tan solo el fuera un extraño en esta contienda que llamamos vida… Quizás él lo hubiera intentado, con descaro lo pensaba, hubiera intentado apartarlo de sus brazos y tenerlo en los suyos, pero Dae no era ningún extraño, era el carisma de la banda, era el que siempre estaba regalando sonrisas, lo de más peso en el corazón de GD… Era su amigo por sobre todas las cosas.
- ¿No es divertido, Tabi? –Desvió la mirada hasta la ventana, mirando a un punto inexistente-
- ¿Divertido? –Pregunto con aquel deje de curiosidad-
- No es divertido preguntarte… ¿Qué hubiera pasado? –
- No. –
- ¿No? ¿Por qué no? –
- Porque solo los cobardes se preguntan eso… Solo los valientes saben que ocurrió –
Aquellas palabras quebraron algo dentro de él.
Allí estaba, llamándolo cobarde de forma inconsciente, regañándolo, haciéndole sentir incluso más de lo que ya estaba ¿Cómo era posible? Apretó su puño mientras se mordía inconscientemente su labio inferior, estaba harto... ¡Harto! ¿Qué era un cobarde? ¿Un maldito estúpido? ¿Qué nunca debió haberse guardado aquello que sentía? ¿Qué debió confesarse primero? ¡Maldita sea!
- ¿Ji?... –
- Tienes razón T.O.P… No me lo preguntare más. -Se levantó de su asiento con rapidez mientras su mirada se mantenía fija en el contrario que lo estudiaba con curiosidad dejando sus labios en una leve “o”, dio apenas un paso tan solo para poder tomar aquella cabeza entre sus dos manos para impedir que escapara y impactar sus labios con los suyos en un gesto rápido mientras que T.O.P no daba crédito a lo que pasaba.
G-Dragón. Su amigo, su líder… Lo estaba besando.
El rubio movía sus labios con lentitud mientras el otro se mantenía casi en un estado estático, no era como si nunca lo hubiera besado antes, por supuesto que no, pero por su cabeza simplemente no corría que fuera el quien arremetiera contra sus belfos mientras sus manos se mantenía a los lados de su cabeza como si temiera que escapara, era imposible, en su interior ocurrían tantas cosas que simplemente no se podía de acuerdo en que enfocarse primero, para cuando se dio cuenta, su líder se alejaba de él, mientras volvía a acomodarse sus fieles lentes de sol que ocultaban la mitad de su cara.
- Ji… -
- Ahora no tendré que preocuparme por saber qué hubiese pasado si te hubiera besado… -
- Ji… Yo… -
- Te diré que pasara… Nada… No ocurrirá nada, porque ya es muy tarde. –El leve dejo de tristeza no paso desapercibido por los oídos de T.O.P ¿Qué significaba todo aquello? ¿Qué su líder tenia sentimientos por el mas allá de las amistad? ¿Y que él era tan idiota que jamás se había dado cuenta? No podía ser cierto… No debía ser cierto… El recuerdo llego como relámpago a su cabeza, el día en que Daesung se le había confesado y recordó que de su boca salió de “Si” Porque no quería lastimarle, porque no quería que sufriera, y ahora, tenía a su líder delante de él, confesándole en actos lo mucho que sufría porque ahora, el jamás seria suyo.
- Por favor dime que no es así… Lo siento - Casi podía sentirse al borde de las lágrimas, su mirada bajo encontrándose con el suelo, mientras una caricia en su mejilla comenzaba-
- No llores idiota… Yo he llorado bastante por los dos… -
- Jiyong yo… -
- Esto va por mi cuenta. –musito interrumpiendo cualquier cosa que fuera a decir, ya no podía permitirse tanto dolor, si acaso iba a decirle que le correspondía, simplemente todo sería peor- Trabaja mucho y recuerda ser el mejor… Mantén orgulloso a tu líder. –
T.O.P levanto la mirada encontrándose con aquella sonrisa que por más que quisiera no podía creer sincera ¿Cómo podía sonreírle a una situación así? ¿Cómo podía tener el alma quebrada y aun pedirle que simplemente fuera el mejor? Porque aquello era peor de lo que él pensaba…
Porque él lo amaba.
- No te sientas mal… Te hare una promesa… -
- ¿Una promesa? –
- La próxima vez que te vea… Te prometo ya no sentir nada por ti –
Daba gracias a dios por sus grandes anteojos, porque de no ser, él hubiera visto sus ojos llorosos al decir aquello y él hubiera deducido que decía mentiras, que al corazón no se le podía mentir de aquella forma. Sus pasos comenzaron a marcarse mientras dejaba atrás aquella mentira vacía que esperaba fuera afirmada por su huida y actitudes bien conocidas, que solo necesitaba tiempo, si se había demostrado que era mejor actor que T.O.P, ocultando un sentimiento que lo apuñalaba desde adentro.
Ya no tendré que preguntarme que hubiera pasado….
El viento frio golpeo su rostro al salir de aquella cafetería, inhalo fuertemente, dejando que aquel llenara sus pulmones.
Ya no tendré que preguntarme que sabor tendrán sus labios…