En el poblado de Konoha, en una bonita y grande casa, vivían dos ninjas poderosos consagrados como pareja desde hace cinco años. Aunque en un principio todo fue disputa, peleas sin sentido y competencias absurdas, ambos consiguieron salir adelante con esfuerzo y perseverancia dando el ejemplo a todo el mundo de que, como dice el dicho “Los polos opuestos se atraen”
Estos jóvenes ninjas respondían a los nombres de Naruto y Sasuke. El primero, Naruto Uzumaki, era considerado el ninja número uno en sorprender a la gente. Ya sea en batalla o en la vida normal, Naruto conseguía impresionar hasta al más experimentado, saliendo con cosas sin ninguna razón lógica o con decisiones impulsivas y tontas. Sin embargo, también era reconocido por su sentido de la lealtad, de la justicia y la protección hacia sus seres queridos. Era muy tozudo y orgulloso, consiguiendo emprender muchas causas que para el mundo eran perdidas, pero que él lograba ganar a base de perseverancia. En el amor es algo ignorante. Es capaz de reunir parejas y conseguir que se reconcilien, pero en lo personal es un desastre. Ni siquiera sabe lo arrebatadora que llega a ser su mirada seria, lo linda que es su sonrisa y lo tierna que es su mueca de berrinche. No obstante, hay alguien que sí lo sabe, tal y como todo el mundo, pero la gran diferencia es que esa persona puede disfrutar de ello todos los días de su existencia.
Esa persona se llama Sasuke Uchiha. El último del Clan Uchiha. Poseedor del ego más grande y encantador de la historia donde su club de fans sólo consiguen hincharlo más y más. Es un ser inexpresivo por naturaleza debido a las constantes frustraciones y heridas a lo largo de su vida. Pocas facetas se le conocen, pero entre ellas están las de un joven orgulloso, prepotente, muy inteligente, rápido y lo mejor, sexy. Es cruel con la gente aunque él se considera más bien “sincero y directo”. No habla de más, no mira a las personas pasar, le importan poco o nada los problemas de los otros y por sobretodo es reacio a confiar en los demás. La única persona que ha conseguido derretir esa capa de gelidez es Naruto.
Y para otra comparación, además de la diferencia de caracteres, otro gran contraste es la apariencia. Naruto es rubio de ojos azules, con unas lindas marcas en las mejillas. De tez ligeramente bronceada y contextura fornida. En cambio, Sasuke es un joven de piel pálida como la leche, ojos y cabellos negros, alto y bien esculpido dejando a muchas babosas a su alrededor.
Ambos se hicieron pareja luego de muchos meses de miradas buscadas, sonrojos vergonzosos y palabras al aire. Difícil fue que empezaran debido a los contras de su relación —o más bien, de quienes estaban en contra de la relación—, y eso era debido a la traición del Uchiha hacia Konoha y de los intentos de asesinato hacia el insistente rubio por traerlo de vuelta. Todos imaginaban lo peor: que Sasuke utilizaría el Magenkyo Sharingan si Naruto lo sacaba de sus casillas, que Sasuke trataría de meterle a Kusanagi por donde no le da el sol si le obligaban a comer ramen, que Sasuke asfixiaría a Naruto en cuanto le desordenara la habitación… en fin, muchas otras cosas que implicaban la muerte de manos de Sasuke por algún berrinche de Naruto.
Pero contra todo pronóstico la pareja salió victoriosa de cada pelea y molestia que originaba el otro. Alzaban la voz cuando debían y bajan la cabeza cuando el deseo de abrazar al otro era más fuerte que el orgullo. Para el público seguían siendo amigos, se trataban como amigos y pocos comprendían que diferenciaban de los novios a los amigos. Pero ellos sabían la diferencia y ésa se demostraba entre las cuatro paredes de aquella casa en la que vivían hace cinco años.
En el refugio que consideraban hogar, Sasuke y Naruto eran una pareja perfecta. Con sus defectos y virtudes. Con sus rabietas y reconciliaciones. Se amaban aunque se lo dijeran poco, pero se lo demostraban a cada segundo. Abrazos, besos furtivos, ataques en el almuerzo, llamados de atención, todo disfrutado por ellos e ignorado por todos. Y les importaba bastante poco, después de todo quienes disfrutaban de esa relación eran ellos, no los demás.
Quizás por eso eran bien mirados y algo envidiados, porque su complementación era tan perfecta que la presencia de ambos instaba a las parejas a seguirlos como ideal. Pero aun así, a pesar de que muchas y algunos sabían de su relación, no dejaban de interponerse. Y eso era porque un deseo del Uchiha, y que era de conocimiento público, jamás podría ser cumplido por el rubio.
Paternidad.
Ambos compañeros del mismo sexo, jamás tendrían la oportunidad de ver crecer un bebé, de saberse padres e incluir entre sus seres queridos a alguien más pequeño que dependería de sus propias manos.
Uno era el Jinchuriki de Nueve Colas, Kyubi para ser exactos. Era el más poderoso de todos y por ende el que más peligro corría. El otro poseía el Sello Maldito, que aunque intentaba no utilizarlo en batalla, era un gran afiliado en combate. Ambos eran muy masculinos, demasiado orgullosos y vanidosos, pero tan unidos que la sola idea de tener un hijo era una hermosa visión. Aun así, se amaban y celaban tanto que no podían concebir el hecho de tener que ver a uno de ellos con otra persona para obtener a ese hermoso y pequeño ser. Por esa razón ambos habían pactado seguir juntos y morir como los últimos de sus respectivos clanes, intentando llenar ese vacío con sus propios sentimientos.
Pero como la vida es injusta, bella y por sobre todo caprichosa, tiende a sorprender con sus cambios y rarezas. Quizás por eso y por el hecho de ser quienes eran, es que lo que se escribe a continuación no debería ser tan raro.