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BREAKOUT por sleeping god

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Notas del capitulo:

Un poco de avance. Ya después será un poco más serio.

-no más helados, palomitas, películas por la mañana, tarde y noche, pero sobre todo, no más de soportar a idiotas como Kurosaki—no voy bien porque me sonrojé diciendo una mala palabra. Pero bueno, ya tengo ropa deportiva, son las seis de la mañana y estoy listo pasa salir a correr.

Esto es horrible, no tengo aire en los pulmones, me estoy mareando y las piernas me pesan como si llevara bloques de cemento en cada una. Al girar la cara aun puedo ver mi casa. Diablos, puedo hacerlo. Debo hacerlo mejor. Intento seguir corriendo por la vereda del parque aledaño a mi casa, esta vez no disfrutando de los bellos árboles en su esplendor, sino queriendo encontrar la reja negra desteñida metálica que representa el final de mi primer día del intento de desarrollar músculos. Un anciano me pasa sin ningún esfuerzo y después el cachorro de algún dueño descuidado.

-ya casi… Grimmjow… sólo… un kilómetro más—a mi mente vienen las risas burlonas, los empujones en los pasillos, las malas frases; en una palabra: la humillación. Por fin logro llegar a esa reja cubierto en sudor mas me siento bien, es como si cada paso me hiciera mejor que ellos, mejor de lo que soy.

Regreso caminando y fuera mi papá está apenas marchándose al trabajo.

-Grimmi, creí que seguías durmiendo ¿Por qué estas todo sudado?

-Salí a correr un poco-me rio y él me abraza y besa la frente-¡que gusto! Nada mejor que cuidar la salud—se sube a su auto y baja la ventana—te amo, hijo—se marcha y subo, me quito la camisa para verme sin ningún cambio, aunque es obvio porque es el primer día, aun así necesito seguir esforzándome.

Me recuesto en el piso y hago 5 abdominales pero me mata la espalda, el estimado, todo; sigo hasta hacer veinte, igualmente lagartijas, sentadillas y demás ejercicios hasta meterme a bañar y salir a ser seducido por mi cama, pero no, debo seguir con mi misión. Salgo a caminar un poco y veo un gimnasio al que entro con miedo a esos enormes sujetos llenos de músculos y testosterona.

-dios… alguien va a matarme aquí—a punto de salir huyendo un tipo me sujeta los hombros haciéndome temblar como hoja al viento.

-tranquilo, pequeño—me dice un tipo calvo de rostro aterrador.

-yo… yo… sólo venía a ver—me defiendo pero él sonríe.

-mas bien me parecía que estabas interesado. Ven, te daré una clase gratis.

-no, hoy no. Estoy muy cansado y debo volver a casa.

-como quieras, flacucho—se burla y por primera vez no salgo corriendo aunque si estoy asustado.

-no me llames así—pido por primera vez con un toque de enojo.

-¡vaya, mierda! ¡Mínimo tienes carácter, maldito escuálido!

Quise reclamar pero me gano la voz.

-¿te crees muy macho?—me pregunta oscureciendo mi lugar con su gran sombra—que te parece una pelea en el ring. Si logras durar un minuto podrás venir todo el tiempo que quieras y jamás te cobraré un centavo.

-¿y si ganas?

Se burla y eso me enfurece.

-si gano te dejare medio muerto ¿Qué más quiero?

Trago saliva, soportando mi pánico y pasado.

-hagámoslo—digo y quita su sonrisa del rostro.

 

Me han colocado únicamente guantes azules, quedando en mí camisa de manga corta blanca y un short azul claro, sin zapatillas porque no quiero ensuciarme con lo de otros.

Aquel tipo entra y le calculo que mide más de dos metros y tiene esa misma distancia en sus pectorales, sus brazos son enormes y sus puños parecen tener escrito mi nombre.

Valor, Grimmjow, valor.

Chocamos los guantes y suena la campana, en menos de dos segundos caigo al suelo con un golpe al rostro. Los presentes me dicen que me rienda. Yo siento mi cabeza dar vueltas y la sangre salir de mi boca, al igual que algunas lágrimas que limpio rápidamente mientras me levanto en la cuenta de cuatro. Me da otro gancho al estómago y una más a la mejilla derecha, quedando recargado en las cuerdas.

-vamos, pequeño, dame un golpe, sólo uno—se agacha y pone el rostro frente a mí.

Como odio que me subestimen, que me molesten, que sea débil.

Voy a destruirlo ¡los destruiré a todos!

Me sorprendo con el puño enterrado en su cara y ese tipo gritando furioso a la sangre fluyendo de su nariz. Ahora sí, estoy muerto.

Alcanzo a esquivar el golpe a mi vientre, el del rostro y la patada. No es muy rápido. Le golpeo el pecho pero ni risa le causo y con la distancia disminuida vuelve a devolverme a la lona.

Por dios, esto es…

 

-hey, despierta—una cubeta de agua fría me hace levantarme para ver a un tipo con tremenda sonrisa en el rostro pero delgado como alto es—creí que habías muerto, bueno, que cerca estuviste.

-¿Qué pasó?

-pasó que tendrás gimnasio gratis.

No puede ser.

-¿lo… lo logré?

-un minuto y seis segundos.

Sonrió y aquel hombre parece furioso con el resultado, sin embargo se acerca y me dice:

-mañana a las diez empezamos contigo. Prepárate que no te trataré como mami.

-ni yo—me atrevo a decir por la excitación de, bueno, no ganarle a un tipo así pero si ir mas allá de lo que se esperaba de mí.

Ahora si a descansar, me duele todo.

 

La alarma suena a las ocho de la mañana y con el dolor del día de ayer me dispongo a correr media hora sin parar, sin llorar, sin rendirme. Puedo hacerlo. No me dejaré vencer.

-bueno, pequeño. Primero calentaremos, después haremos ejercicios con sólo tu peso y calentaremos de nuevo—me informa con hastío en su rostro.

-¿Qué no usaremos el equipo?

-¿Cuánto pesas?

-65 kilos.

-ese equipo es más pesado y caro que tú, así que será hasta que estés listo.

-¿y cuando estaré listo?

Me revisa desde las delgadas piernas hasta los flacos brazos.

-con suerte, algún día.

Que se vaya al demonio, lo sorprenderé estando preparado para antes de lo que piense.

 

Pasadas unas semanas mi dieta se basa más que nada en carne, mucho carbohidrato, proteínas y vitaminas. Me siento muy bien. Mis brazos están más fuertes, al igual que mis piernas y el vientre. Las salidas a correr ya no son de media hora sino que de dos horas y una más de ejercicio en casa más otras dos en el gimnasio, en un mes estoy usando los aparatos, levanto 45 kg sin problema y estoy en derrotar al idiota de Yammy, mi entrenador.

-hijo, he visto que te estas esforzando mucho en estar saludable.

-sí, papá-afirmo mientras cenamos juntos, como es nuestra costumbre.

-pero no has hablado de la universidad.

-ah, no te preocupes. Ya me han aceptado en la universidad de Tokio y con beca no hay ningún problema.

Sonríe y yo también. Sé que está orgulloso de mi.

-voy a extrañarte mucho.

-lo sé. Yo también—me levanto a abrazarlo y darle un beso.

Acabando de comer subo a mi habitación a verme al espejo, como ha sido mi costumbre, aun no es lo que deseo ver y mi cabello y ropa siguen sin ir con lo que quiero, no, lo que soy.

Terminando el gimnasio voy a las tiendas, dejando para otro día la salida con mis ahora amigos, para comprar ropa como jeans rotos, chaquetas, camisas normales, tenis. El fin, aquí va mucho de mi dinero. A punto de irme paso por una estética y veo mi reflejo en el cristal, mi cuerpo ha crecido y por fin me reconozco apuesto, excepto por ese cabello aun hacia atrás. Reviso mi cartera y aún queda algo de cambio. Al entrar hay una mujer rubia con la cabeza envuelta como un kiss de chocolate.

-buenas tardes—me dice una joven—pase, siéntese—me acomodo en la silla negra giratoria y trago hondo pues la primera vez que no me cortara el cabello mi papá-¿cómo lo quiere?

-quiero… no lo sé, algo con más estilo.

Ella parece dudar y toma un libro con cortes de hombre, no me lo pasa, sino que llega a una imagen de un hombre rubio con un peinado de la vieja escuela, hacia atrás, con cabellos al frente y levantado en la nuca.

-creo que este es tu estilo, de chico malo—me rio y ella me secunda ¿Yo? ¿Chico malo? Al mirarme en el espejo de alguna manera deseo ser ese tipo de persona.

-adelante—cierro los ojos.

Al abrirlos me cuesta enfocar las cosas. La maldita cerveza se me ha subido a la cabeza, el asco me revuelve el estómago, siento el pene muy extraño por la chica que me lo mamó y la boca está entumecida de tanto platicar y maldecir en esa fiesta que Yammy y Nnoitra organizaron y me invitaron porque mañana me voy a Tokio a estudiar.

Entro al baño para verme, me he vuelto narcisista a mis grandes músculos, mi cuidado rostro y mi sensual y grosera actitud.

En la universidad todos conocerán…

-sal de ahí, Grimmjow Jeagerjaquez.

Eso, Grimmjow ¡Grimmjow Jeagerjaquez! ¡GRIMMJOW FUCKING JAGERJAQUEZ!

Notas finales:

Gracias por leer.


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