Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ave de Oro. por himeko-san

[Reviews - 58]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Y aqui esta ave de oro!

muchas gracias por toda esa espera! las amo! <3

disfruten el cap! 

Capitulo 5; La reunión.

Y fue como si un vaso se rompiera en medio de la habitación. El silencio y el desconcierto lleno el aura de la ya pesada situación. Miraban con ojos atentos y sorprendidos a su ángel enmascarado de príncipe y antes de que alguna abriera su boca mostrando queja y enojo ante la decisión del autonombrado príncipe de Siria este adivinando la reacción de sus acompañantes continuó hablando.

-Sé que temen por mí queridos acompañantes…-murmulla con voz suave- Peor yo no iré solo. Los demás invitados me acompañaran y ustedes estarán también allí, no deben de preocuparse…

-Pero mi señor…-interrumpe el sirviente de cabellos blancos- No es secreto de nadie de que el faraón siente un gran odio hacia usted, en el salón la mirada del faraón solo gritaba cosas de odio dirigidas hacia usted.

- Lo sé Ryou, pero no se preocupen más… no voy a estar solo con él- el príncipe de delicada figura se sienta sobre su silla de oro y seda-  no va a pasarme nada.

-Yo no estaría tan confiado mi señor…-dice el sirviente de cabellos de oro- El faraón es capaz de todo si su odio es incontrolable…

-Conozco a lo que me enfrento queridos amigos y yo lo he aceptado –se levanta de su asiento- vayan a sus recamaras, deben de estar tan cansados como yo.

Los 3 sirvientes se inclinan ante el príncipe y parten cada quien a la habitación donde dormirán. Al encontrarse solo, cayo suavemente sobre su silla de oro y seda, contemplando ante el la misma nada sumido en sus pensamientos más profundos en una pose metódica. Dudaba de todo en ese instante, de seguir su misión y de su profesión de ángel. ¿Qué tal si comenzaba a sentir desprecio hacia el faraón? eso podía costarle el puesto en el cielo y caer en manos del infierno creado por Seth.

-Ah…-Soltó un pesado suspiro bajando sus hombros y se levanta de la silla, con pasos suaves y delicados que son propios de un ángel realmente delicado como él fue desvistiéndose mientras llegaba a su cama. Al estar completamente desnudo se dejó caer en las finas sabanas de seda y cubrió su desnudo cuerpo con la blancura de esas sabanas. La noche con paso lento pero tranquilo avanzo, la luna estaba en su apogeo e iluminaba las pálidas arenas de Egipto.

Pero algo rompió la calma de la noche desértica. La puerta de la habitación del príncipe de Siria fue abierta lentamente y dejo entrar a un intruso. Aquel intruso en pasos silencioso se guio por las ropas desparramadas por el suelo y llego a la cama donde dormía plácidamente el joven príncipe. Alzo su brazo dejando que la pálida luz de luna se reflejara en el filo del cuchillo que escondía tras su espalda y quien portaba aquella arma blanca era nada más y nada menos que el faraón.

-No necesito que nadie sienta pena por mi alma-dice entre dientes  y quita con violencia la sabana que cubría el cuerpo desnudo del príncipe. Queda de piedra al ver que en vez del príncipe en la cama estaba solo un monto de polvo de oro y no había ningún de proclamado príncipe- ¡¿Pero qué..,, ?!  

-Esto es una vergüenza Faraón…-escucha tras suyo y  al voltear estaba el príncipe usaba una bata que en verdad no cubría demasiado su desnudo cuerpo, miraba con decepción y vergüenza al faraón- Intentar matarme otra vez, ¿acaso yo atormento tanto tu alma y hiero tanto orgullo?...

-….- El faraón guarda silencio y aprieta con fuerza el mango de la navaja que usaría para matar al joven frente a el- Aun mis planes no están frustrados, puedo matarte justo ahora, ¿sabes?

-No, no lo harás…-dijo con seguridad el joven angelical y se le acerca- porque algo de ti justa ahora te grita que estás algo mal y si aun así me matas, tu consciencia no te dejara vivir o dormir en paz…-cierra sus ojos  y toma con sus manos delicadas el cuchillo quitándoselo fácilmente- Faraón retírese de mi cuarto, antes de que yo anuncie que usted ha venido aquí… y no creo que sea bueno para un faraón que se sepa que estuvo a solas en una habitación con otro hombre.

-….-Sin decir nada el faraón se marcha de ahí cerrando la puerta tras suyo sin dedicarle ni una mirada al joven príncipe Sirio.

-Ah…-suspira- Amón Ra que difícil misión me has puesto.

_________________

La mañana baño las arenas doradas del desierto, el joven príncipe se colocó sus ropas nuevamente, se coloca en sus cabellos una tiara de oro y  se arregló perfectamente. La reunión estaba cerca. Sus sirvientes se sujetaron y equiparon sus espadas y se vistieron a la altura de la ocasión. El autonombrado príncipe de Siria se presento y al sentarse no le dirigió una sola mirada al faraón. El cual noto esto, entre risas, habladurías y  planes de guerra el futuro emperador de Egipto dedicaba miradas molestas e indignadas al príncipe de Siria.

-Mm…-el joven toma un sorbo de vino de una copa hecha de plata, a su lado de sienta un viejo conocido una sonrisa aflora de sus labios rosados y pequeños- Seth, Hola nuevamente, ¿Cómo ha estado?

-Bien, bien pero lamentablemente mi tierra aún sufre y llora de desdicha ante su posible destrucción…-dice con pena y tristeza el sacerdote.

-Calma mi buen amigo, eso no pasara aún, el corazón del Faraón no esta perdido del todo- aclama el autonombrado príncipe dejando de un lado su copa de oro- No pierda todas sus esperanzas, aún Ra no juega todas sus cartas.

- Ja, pues yo creo que Amón ha perdido el juego desde hace mucho y el mismo perdone por decir eso, al ser yo quien hace cumplir su palabra y reza en su nombre...

-Pues le digo, hasta el sacerdote más devoto puede perder su Fe de vez en cuando, ya que la oscuridad está presente en todos y puede dominarlos de vez en cuando…-el joven príncipe le dedica una suave sonrisa llena de comprensión y misericordia.

-Si usted dice príncipe…-toma su mano y besa suavemente el dorso de la misma viéndolo con cierta ternura inexplicable en su mirada. Del otro lado del salón, viendo con ojos de furia desmedida la escena estaba el faraón que en secreto apretaba los puños y los dientes. De manera extraña su odio no era dirigido completamente al joven príncipe Sirio sino a su propio sacerdote que se atrevía a tocar y hasta besar a ese muchacho. No entendía el porqué de esa rabia tan repentina y fuerte que se estaba apoderando de él pero estaba ahí apoderándose de su pecho y oprimiéndolo.

-Mnm…-el guardia de piel morena pero de cabellos albinos miro de reojo al faraón y una sonrisa burlona floreció en sus labios junto a una risita llena de zozobra y burla hacia su faraón que fue pasada por alto por su compañero de cabello color cenizo- Jaja.

-¿De qué te ríes Bakura?-murmura mirándolo de reojo curvando también una sonrisa.

-Nuestro querido amigo de infancia el faraón está teniendo un ataque incontenible de celos…-dice con burla- y para más es hacia ese pequeño príncipe proveniente de Siria.

-¿Oh en serio?-dice con igual malicia y zozobra que el albino- Esto es digno de ver…

-Y muy divertido también…

De repente como si el tiempo se hubiese detenido el faraón se levanta de golpe y camina a paso rápido hacia donde estaban el sacerdote y el Sirio, al acercarse con una mirada que daba francamente miedo por la ira y la rabia acumulada en esos orbes rojos como la sangre y brillantes como los rubíes mismos golpeo la mesa donde la conversación se realizaba.

-Faraón…´-murmura el Sirio sorprendido-

-Mi señor…-continuo el sacerdote con la sorpresa.

-¿Puedes venir?-dice el heredero viendo fijamente al Sirio con esa mirada llena de rabia.

-Pues, Espéreme en el pasillo del palacio mi Faraón, primero voy acabar mi vino…-dijo sin inmutarse ni un poco el Sirio ante la mirada del faraón, apretando los dientes de la rabia por el comentario del chico el faraón refunfuñando entre dientes se fue de allí dirigiéndose al pasillo contiguo.

-Mi señor príncipe, creo que ese comentario hizo enfurecer al faraón…-dice el sacerdote con tono suave- Pero déjeme decirle, gracias por tratar como se debe a un imbécil como él.

-A la gente a si mi estimado sacerdote, hay que tratarlas de una forma cínica y suave a la vez. Por eso hay reyes en las cortes y dioses en altares…-le explica el joven, Este toma su copa y  con tranquilidad se acaba su vino, se levanta con aire sublime disculpándose con su nuevo amigo y encamino sus pasos al pasillo contiguo.

A veces hay que perderle miedo a los que se creen grandes y tomar la postura que ellos mismos toman. Hasta los monstruos tienen miedo de ellos mismos aun si el otro esta disfrazado de uno.

Notas finales:

GRACIAS POR LEER!!
Buenas noches hasta mañana con faraway >wO
bye bye!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).