El momento llego, tengo que decírselo, pero no puedo, ya que me quedo perdido en sus ojos azul cielo.
-Yo… Es decir… Tu… Me… ¡Tu me gustas Naruto!- Solté de golpe. Sentí que el se tenso y vi como el abría los ojos sorprendido.- ¿Tu me correspondes?- Sabia que si, Hikaru me lo dijo desde que nos conocimos, literalmente. Pero quería escucharlo de sus labios.
-Yo…- Vi que agacho su cabeza y se me estrujo el corazón. Tal vez, todavía no era el momento, tal vez, solo tal vez, tuviera miedo, de lo que podría ser. Me conoce como su jefe y como su amigo, pero jamás me conoció como pareja. Volvió su mirada hacia mis ojos y me veo reflejado en los suyos, amo sus ojos, no por su color, sino por su brillo, amo el brillo de sus ojos. Lo amo, aun que al principio me negué en aceptarlo, lo amo.- Si… Yo… Si te corres pondo.- Dijo mirándome a los ojos. Lentamente me acerque a él, mientras cerraba mis ojos despacio. Sentí como nuestros alientos se mezclaban y pronto sentí sus suaves labios en los míos. Al principio actué con duda, no bese a nadie desde hace 8 años. También sentí que él había perdido la práctica. Lo acerqué con mi mano en su delicada cintura y noté como rodeaba mi cuello con sus brazos. Poco después nos separamos por falta de oxigeno y quedamos mirándonos con nuestras frentes unidas, sonrisas tontas y respiraciones agitadas. Una nueva ronda de besos llego, cada uno mas apasionado que el anterior. Hasta que oímos un grito.
- ¡Papá!- Sabia de quien era esa voz, pero no me molesto en absoluto. Cuando tengamos más hijos seria así. Sonreí tontamente al pensarlo y vi como mi rubio, iba a atender a su hijo… Nuestro hijo, desde ahora. Luego, llego con un hikaru adormilado en sus brazos. Me enterneció esa imagen. El mas pequeño bajó de los brazos de su padre y fue corriendo hacia mi.- Si te quedaste.- Me dijo con ojos brillosos y le conteste con una sonrisa sincera.
-Claro, los varones siempre tienen que cumplir sus promesas.- Le guiñe un ojo. El me abrazó y yo le correspondí. Siempre quise tener hijos, pero mi personalidad arisca me lo impedía, sin contar que las cartas de amor de todas esas chicas que no sabían nada de mí, no ayudaban mucho.
-Hika-chan, Sasu y yo queremos decirte algo importante.- El pequeñito solo le miro curios y corrió a sentarse al lado de el en el sofá, yo me dirigí al mismo lugar y me senté a su lado, quedando el en el medio.- ¿Te acuerdas de lo que le preguntaste a Sasuke hace rato, lo de ser tu padre?- El pequeño asintió y su mirada se aguo.
-¿Ya no quieres ser mi papá? Si es por que hablo mucho, te juro que lo dejare de hacer.- Dijo, en el momento en que se tiro encima mió y me abrazó.- Onegai, onegai, onegai.- repetía llorando y refregándose en mí pecho.
-No te preocupes Hika-chan.- le dije mientras acariciaba su cabeza.- Lo que queríamos decirte es que, estuvimos hablando mientras dormías tu siesta. Y, a partir de hoy, soy tu nuevo papa.- Su carita se ilumino como si fuera un ángel y me abrazo aun mas fuerte. Correspondí su abrazo, y pronto, Naru se nos unió. Así permanecimos un buen rato.- Bueno, ahora tengo que irme ¿si?- Les sonreí a los dos.
-¿Ya te vas teme?- Dijo mi Naru.
-¿Ya te vas papá?- Dijo mi, ahora, hijo Hikaru.
-Me tengo que ir a mi casa, a preparar todo para que vayan a vivir allí.- Naruto quedo en shock y el pequeño me sonrió.
-¿Cómo que para que vayamos a vivir allí? Recién empezamos a salir hoy, teme.- Me dijo confundido.
-Lo harán, por que, aunque empezamos a salir hoy, hace mucho tiempo que te amo, dobe.- Le dije con una sonrisa, mi rubio se sonrojo. Yo me acerque y lo bese en los labios, solo fue un rose, pero fue mas dulce que la misma miel.
-¡NO!- Dijo el pequeño rubio, mientras se tapa los ojos con sus pequeñas manitas.- No hagan eso en frente mío, es feo.
-Hikaru, esta es la forma en que los padres se demuestran cuanto se quieren.- Le dije, mientras él veía a través del espacio entre sus dedos.- Algún día amaras a alguien como yo amo a tu papi, y lo entenderás.
Luego de una charla corta y despedirme de ambos, volví a mi fría y solitaria mansión. Mi abuelo, ya ni pasaba por aquí, a el le encanta su casa en el campo y ni bien empecé a manejar la empresa, se volvió a su amado campo. Bien tengo sirvientas, las cuales limpian todo el lugar, la sensación de vació sigue allí. –Ino, por favor, prepara una habitación para un niño de 5 años, mañana pásame una lista con los muebles que necesitare comprar.
-Si, Sasuke-sama.- Luego de decir eso, se retiro. Y volví a quedarme solo, en mi angustia y oscuridad, a la que me acostumbre desde aquel accidente.