Llegamos a casa de Naruto, Hikaru estaba emocionado con su nuevo peluche de patito y Naruto estaba feliz. A mi me incomodaba estar en un auto con mi nueva familia. Ambos rubios se bajaron del auto, y yo hice lo mismo.
-Papá, ¿te quedas un ratito?- Hika me mira con sus ojitos de borrego, es un pequeño manipulador mental, aunque el no lo sepa… o quizás lo sepa.
-Si tu papi no tiene problema me quedare un ratito ¿si? - Me inclino a su altura y le toco la nariz suavemente mientras ambos sonreímos.- ¿No hay problema en que me quede, Naru?- Delante de Hikaru no debíamos decirnos por nuestros sobrenombres ya que agarraría la mala manía de decirnos así.
-Si tu quieres te… Sasuke.- Me mira con su cara sonrojada y juega nerviosamente con sus dedos, me parece tan tierno. Me acerco a el y le doy un corto y fugaz beso.
-¡Que no lo hagan!- Grito nuestro pequeño con sus manita tapando su cara. Me había olvidado de que no le gustaba ver que nos besábamos. Salio corriendo hacia dentro, Naru y yo lo vimos y suspiramos al mismo tiempo. Entramos y fuimos al cuarto de Hikaru. Lo buscamos por un rato y como no aparecía empezamos a preocuparnos. Cuando estaba saliendo del cuarto del pequeño, escuche una risa casi inaudible y me dirigí al ropero, abrí las puertas y lo vi de lo mas divertido. Lo alce y le mire serio.
-Hikaru, por mas que no te guste que nos besemos, no tienes por que esconderte. Tu papi y yo pensamos que te paso algo malo. Prométeme que no lo vas a volver a hacer.- Su mirada se hizo triste, sabia que lo estaba regañando, pero casi le da un infarto a Naru.
- Te lo prometo papi. No lo voy a volver a hacer.- Me mira con esos ojos casi llorosos y lo abrazo.
Luego de eso, hablamos un rato y me tuve que ir. Le prometí a ambos que mañana los iría a ver. Al llegar a mi mansión, encontré que todo lo que había comprado en la mañana estaba allí y me pase decorando toda la habitación de mi pequeño. Cuando termine, todas las paredes estaban pintadas de un azul claro, en una de ellas con el símbolo Uchiha, estaba escrito “Hikaru” en letras grandes y negras. Tenía una cama grande con doseles, el cobertor era color rojo con sabanas blancas y muchos almohadones blancos bien mullidos y esponjosos. A un lado, había una mesita que tenía una lámpara, ya que a Hikaru le daba un poco de miedo la oscuridad, y el cajón que tenía, estaba lleno de libros infantiles y para colorear. Un ropero enorme con 4 puertas, cajones y espejos de cuerpo completo. La alfombra ocupaba todo el piso y era de color gris con letras y números de colores, en el que se encontraban cuidadosamente acomodados, cientos de peluches de todas formas y colores, además de juguetes como autos, aviones, herramientas y juegos de mesa. También había una mesa pequeña y encima había hojas en blanco y muchos tipos de colores y marcadores.
Sonreí satisfecho con mi trabajo, ya casi entraba la noche y decidí ir a comer algo, antes de seguir con mi cuarto. Fui a la cocina y saque mermelada de tomate y la unte a algunas galletas de arroz. Además de los muebles, la pintura y lo demás, compre al menos 30 frascos de mermelada de tomate. Guarde todo en su lugar y fui a mi habitación. Puse un nuevo ropero, una nueva mesita de luz del lado izquierdo de la cama, ya que yo duermo del derecho y ahí ya tengo una. Mi cama ya era enorme, así que no necesite comprar una nueva. Puse un florero con rosas azules y blancas en la mesita que seria de Naruto.
Luego, me fui a cenar y al termina me fui a dormir pensando en que pronto viviría con mi rubia adoración y me pequeño hijito, puede que no sea su padre, pero lo amo como si lo fuera.