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Donde nace el sol por girlutena

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Notas del capitulo:

 


wiiiiiii...no pensaba que iba a actualizar muy pronto   *-*


al fin!!!! lemon!!!!! *-*


espero que les guste 


(:

Estaba loco, desde hace unos día que sentía a aquella presencia, pero no quería buscarlo, pensaba que en cualquier momento la falta de sueño le estaría pasando factura, pero nunca pensó que sería de esta manera.


Arathorn regresaba de un viaje que había hecho a uno de los pueblos mas cercanos de su reino, había pasado la mayor parte del día cabalgando y tan solo deseaba tomar un tibio baño y acostarse a dormir; claro antes de cerciorarse de que su hijo, así como Boromir y los hermanos elfos se encontraran bien.


Lo que le parecía extraño era que casi todos los ancianos se encontraban cerca de las puertas del castillo y cuando le vieron llegar, le hicieron una cordial reverencia junto con grandes sonrisas.


Sabía o tan solo presentía que estaba pasando algo sumamente importante ya que la noche se estaba acercando y no era normal que los ancianos salgan hasta aquellas horas,  tal vez y solo tal vez tendría que ver con la esencia que sintió cuando cruzo las murallas del reino.


Suspiro algo abatido, con su rostro cansado bajó de su caballo para acercarse a la puerta, pudo escuchar las risas de los dos hombres, junto con la de Amroth y la risa sutil y contagiosa de Legolas, pero había una quinta, una quinta voz, una voz que no había escuchado hace muchos años.


Arathorn apresuro sus pasos por todo el pasillo, aquellos pocos metros que le tomaban para llegar a la sala principal, sintió como si fueran horas para llegar.


Las imágenes le pasaron por la mente como si fuera agua. Recordó en el momento en que llegó a Rivendel y aquel lugar conoció el verdadero amor; donde aquellos ojos de un color tan cobrizos llenos de lágrimas, con sus mejillas aun sonrojadas, donde sus cabellos negros se encontraban alborotados por haber corrido hasta el profundo del bosque.


Sintió como el alma salía de su cuerpo, el rostro que tanto conocía pero que había dejado de ver por muchos años, sintió un frio corriendo por su cuerpo, a pesar de los años su rostro se veía igual, fue acercándose poco a poco, sin llamar la atención de ninguno de los presentes.


Sus ojos algo rojizos y anaranjados formaban un brillo especial, aquella sonrisa tan sincera, su piel tan tersa, capaz de hacerle cambiar de ánimos en cualquier momento.


Y de un momento a otro sintió como algo tibio caía por sus mejillas, intento limpiar sus mejillas, aunque intento no hacer ningún ruido, sintió como los ojos verdes de Legolas le veían asombrado, haciendo que todos voltearan a verlo.


Después de más de una década al fin aquellos colores se volvieron a encontrar, los ojos de Elrond se abrieron a tope, soltando lágrimas inmediatamente, intento parar pero no pudo ya que sintió como los dedos algo callosos pero cálidos de Arathorn acariciando su rostro, sus mejillas, limpiando sus lágrimas.


Aragorn, Boromir salieron de aquella sala junto con Amroth y Legolas donde se empezaba a formar una atmosfera algo pesada.


Arathorn aún no podía creer que estaba tocando el rostro de su amada estrella, sutilmente acerco su rostro al cuello del elfo para poder oler el dulce aroma de frutos secos. Aquel aroma con el que tanto había luchado para olvidar.


Elrond acaricio sutilmente el cabello azabache del moreno y sonrió ligeramente al darse cuenta que el aroma a tabaco aún seguía existente en el Hombre. Sintió una especie de descargar en su columna vertebral cuando sintió que el Rey empezaba a repartir suaves besos por todo su cuello y su hombro.


Arathorn había cerrado sus ojos oscuros, había intentado detenerse y querer despertar de aquel sueño, pero la verdad era que no quería despertar, todas las noches soñaba estar con Elrond y esta parecía tan real.


Poco a poco los dos cuerpos fueron acostándose en el mullido mueble, el rostro sonrojado del elfo, sus labios hinchados y rojos, sus ojos de un color rojizo, era como lo recordaba, con sus dientes iba dejando sus marcas por todo el pecho desnudo del elfo, un suave quejido le hizo detenerse abruptamente.


Arathorn alzo su rostro y vio como finas lágrimas salían de aquellos ojos que tanto amaba, sin prisa posó suavemente sus labios por las mejillas del menor, borrando todo rastro de aquellas lágrimas saladas.


-Si esto es un sueño, no quisiera despertar. –Elrond intento calmar su agitada respiración, acarició suavemente las mejillas de Arathorn, sintiendo como la delgada capa de la barba le hincaban y sonrió despacio, besando tiernamente los labios del mayor.


-Yo… -Pero antes de que Elrond pudiera decir algo, Arathorn le callo con su suave beso.


-Tan solo no desaparezcas ahora, ni nunca. –Arathorn no espero su respuesta, tan solo empezó a atacar suavemente la piel de porcelana de Elrond.


Besaba cada milímetro de su piel, sus manos bajaron lentamente hasta llegar a su cintura delgada, sus labios bajaron un poco más, empezando a jugar con uno de sus ya erectos pezones, con su lengua, mientras con sus dedos acariciaba el otro.


Elrond intentaba callar sus gemidos, cubriendo su boca con su mano, pero las gruesas pero cálidas manos de Arathorn sobre las suyas, descubrió su boca, el mayor arrugó su entre cejas al darse cuenta que Elrond había lastimado su labio con sus dientes.


-Shhh, vamos mi amor, déjame oír tus quejidos. –Elrond no pudo más y soltó un fuerte gemido cuando la lengua del Hombre penetraba su ombligo.


-Pe…pero…los niños. –La voz del elfo salía entrecortada por el esfuerzo que hacía por no gritar.


-Seguro que Aragorn los llevara a jugar a otro lado. –Elrond no pudo decir nada cuando sintió que la mano del mayor empezaba a masturbar su entrepierna por encima de su ropa. Inconscientemente empezó a mover sus caderas de arriba abajo.


-Yo…te necesito, Arathorn. –El Rey Arathorn era considerado como una persona  centrada y fuerte, pero tener a su amado bajo su cuerpo, verlo casi completamente desnudo y después de tantos años, era demasiado para su cordura.


Lentamente bajo hasta la pelvis del elfo y quito la última prenda de ropa, la erección del elfo se alzaba demandante pidiendo atención urgente, el moreno acerco lentamente sus labios a la erección del otro.


Escuchaba los fuertes jadeos que soltaba su amada estrella, sintió las manos de su pequeño sobre sus cabellos, introdujo uno de sus dedos en el interior de Elrond, para luego moverlo en círculos dando el ingreso a un segundo y tercer digito, a los pocos minutos se deleitó con la esencia dulce del elfo.


Cuando Arathorn subió su rostro para mirar fijamente a Elrond, vio que este mantenía una hermosa sonrisa en su rostro, se acercó a sus labios para darle a probar su propia esencia, fue un beso demandante por parte de los dos, Elrond tomo el cuello del mayor entre sus brazos, mientras que los brazos de Arathorn le aprisionaban su cintura.


-Te amo…te necesito.


-Te deseo.


Elrond cruzo sus piernas alrededor de la cintura del mayor para que así la penetración sea más profunda, fue un deseo de los dos, ninguno podía esperar, al fin aquellas dos almas por fin se encontraban juntas.


 


Aragorn saco a rastras a Legolas del castillo, por ningún motivo quería que su pequeño escuchara lo que sus padres estaban haciendo en la sala principal, estaba feliz, al fin sus padres se habían reencontrado, tan solo faltaba que sus hermanos estuvieran ahí con ellos. Sintió como las heladas manos del elfo tocaron las suyas, suavemente las iba alejando de sus oídos.


-¡Hey! ¿Ya puedes soltarme? –Aragorn miro el rostro sonrojado del menor y con una enorme sonrisa –que según Boromir describiría como “idiota”- le abrazo fuertemente, levantándolo del suelo.


-¡Bájame, idiota! –Boromir reía por como Legolas intentaba pegarle en la espalda al príncipe, pero este ni se inmutaba, en el poco tiempo que estuvieron juntos, se dio cuenta que a pesar de que Legolas sea tímido, podía comportarse de una manera extrovertida cuando se encontraba en una zona que él conocía.


En algún momento, Arathorn tomo entre sus brazos al cansado cuerpo de Elrond y sin antes revisar los alrededores, subió hasta su habitación, colocando muy despacio el cuerpo del menor sobre la cama, este iba a levantarse cuando la mano del elfo cogió su brazo.


-¿A dónde vas?


-Iré a decir que traigan una tina con agua. Nos daremos un buen baño caliente, mi querida estrella. –Elrond cerró sus ojos, cuando el mayor se acercó a su rostro para depositar suavemente un beso sobre su respingada nariz.


Sentir el agua caliente sobre sus cuerpos calientes y desnudos se sentía tan relajante, Elrond se encontraba entre las piernas del Hombre, sus grandes manos acariciando suavemente el plano vientre con su quijada sobre el hombro del menor. Elrond había apoyado su peso sobre el pecho del Rey.


Sus corazones latiendo fuertemente al mismo compás, Elrond pasó sus manos sobre las manos de Arathorn, cerró sus ojos suavemente, mostrando en su fino rostro una pequeña sonrisa. Aun no podía creer que haya tenido el valor de mostrarse ante el hombre que tanto amaba.


Había esperado tanto tiempo, el tiempo adecuado, pero nunca llego, llegó el momento en el que ya no pudo más, tenía que ver a su niño, a su esposo, sentir sus caricias, su aroma.


Elrond tomo un poco de jabón líquido entre sus manos, y las paso suavemente sobre el perfecto pecho del mayor, tocando aquella piel tan caliente y bronceada por el arduo entrenamiento bajo el sol ardiente. Tocar nuevamente aquel cuerpo que le vio crecer, aquel cuerpo con el que se sentía vivo, los fuertes brazos del Rey, aquellos músculos que se comprimían por cualquier mínimo movimiento. Luego sus manos fueron subiendo lentamente hasta el cabello azabache, pasándolos por todo su largo.


Sintió como el gran miembro de Arathorn se ponía duro debajo de él, lo tomo delicadamente entre sus manos, le beso, las manos del mayor se posaron sobre su cintura para alzarlo unos centímetros y lentamente introdujo sus dedos en el interior del elfo, mientras que este se removía entre las piernas del moreno.


Introduciendo, después de unos minutos, su erecto y duro miembro, sentía como las paredes del interior le apretaba con fuerza; Arathorn intento entrar lentamente, pero las manos del menor sobre sus hombros, sintió como se auto penetraba, soltando un fuerte gemido,  los movimientos eran coordinados, sus labios se posaron sobre los erectos pezones del menor, sus manos aun sobre las caderas, le ayudaba a moverse sobre su miembro, las manos del elfo sobre su rostro, le hizo separarse del pecho para subir su mirada para recibir el demandante beso del menor.


 


La luna estaba sobre el cielo oscuro, los grandes árboles movían sus ramas, las flores emanaban sus dulces aromas, las estrellas brillaban junto con la luna, se podía escuchar el suave sonido de los pequeños animales en los jardines.


Legolas se encontraba viendo todo aquello desde el balcón de su habitación, sus cabellos aun mojados se movían gracias al viento que entraba suavemente, sus ojos verdes se podían ver entre tristeza y determinación, algo le decía que toda aquella paz estaría a punto de cambiar, muy pronto.


No pudo escuchar el sonido de su puerta que se abría detrás de él, Aragorn pudo oler el aroma del menor, aquel aroma a miel que tanto le enloquecía, verlo en ese estado, tan pensativo, le hacía sentir débil, aun no podía hallar el modo de proteger a sus hermanos ni a su pequeña hojita, sabía lo que el menor pensaba. Pero él no permitiría que Legolas se separase de él.


Se acercó lentamente pasando sus brazos alrededor de la cintura del elfo, haciendo que este se asustara, acerco su rostro a la curvatura del cuello del menor, para besarlo suavemente. Sentirlo cerca, para calmar sus pensamientos.


-Si no te vistes adecuadamente, llegaras a resfriarte. –El menor se miró su ropa de dormir y tan solo estaba con un camisón que le llegaba sobre las rodillas.


-Pero hace calor. –Aragorn apretó un poco más el agarre, haciendo que el menor soltara un suave quejido.


-Bueno, pero ni se te ocurra salir de esta forma de la habitación. –El menor suspiro derrotado y beso cálidamente los labios del mayor.


 


En la habitación del Rey se encontraba a oscuras pero se podía oír dos agitadas respiraciones. La cabeza del elfo se encontraba sobre el pecho del mayor, sintiendo los suaves latidos de su corazón, mientras que los brazos del Rey se encontraban alrededor de su cintura. El menor sentía como la respiración que soltaba Arathorn le hacía cosquillas en sus puntiagudas orejas.


-Bóveda de estrella. ¿Por qué nunca me lo dijo? –Arathorn se había dado cuenta de que Legolas sabia sobre Elrond, pero nunca dijo nada, mas tan solo hablaba sobe una “Bóveda de estrellas” pero al parecer él estaba cegado por el dolor que no recordaba nada.


-…Yo le pedí que no le contara a nadie.


-Fui un tonto al no darme cuenta de tu energía.


-No, tan solo quisiste pensar que nada de esto hubiese pasado. –El menor alzo su rostro, sintiendo las manos del mayor sobre su rostro.


 


Cuando el sol se puso en lo más alto del cielo, los pobladores empezaban con sus trabajos, se podía escuchar en suave sonido que hacían los sirvientes en la planta baja.


Lentamente cada uno fue abriendo sus ojos lentamente, paso su brazo por el costado de su cama pero no pudo encontrar el cuerpo que le dio calor toda la noche, Aragorn abrió lentamente sus ojos oscuros, sintiendo como los rayos del sol que entraban por la ventana iba directo a sus ojos, paso su mano sobre sus ojos, mientras que intentaba ponerse de pie.


El moreno bajo hasta el primer piso buscando al elfo, pregunto a todos los sirvientes pero ninguno le pudo decir donde estaba el menor, salió al exterior, sintiendo como el aire fresco chocaba contra su rostro adormilado rostro, empezó a caminar lentamente saludando a los pobladores, se insertó al profundo bosque, sintiendo levemente la energía que desprendía Legolas.


 El menor se había levantado antes de que saliera el sol y sin hacer el menor ruido posible, quito lentamente los brazos que lo aprisionaban del cuerpo de Aragorn y salió del castillo, aun el cielo se veía gris y se podían observar aún algunas estrellas.


Se había acercado hasta el otro extremo del bosque, exactamente hasta donde el reino del Rey Arathorn terminaba, le había tomado algunas horas llegar hasta ese lugar, pasó sus dedos por el gran muro de ladrillos, sintiendo tenuemente las energías de sus padres, el menor intento escalar el muro pero antes de que lo lograra una gruesa voz le detuvo.


-¿Qué se supone que estás haciendo? –Aragorn había llegado en el mismo momento en que el elfo estaba a punto de saltar al otro lado del muro.


-Yo…yo…-Aragorn se acercó al muro alzando sus brazos para tomar el cuerpo de Legolas y bajarlo de ese lugar.


-¿Qué es lo que pasa?


-…Nada… -Aragorn se extrañó por el comportamiento del menor y aun mas cuando este se separó de su agarre para salir casi corriendo del lugar.


El desayuno paso en si, tranquilo, Elrond tomo asiento al costado de su esposo, mientras que Legolas se sentó al costado de su hermano, extrañando a los demás ya que se le había hecho costumbre sentarse al costado de Aragorn.


El joven elfo picaba su fruta con el tenedor mientras que en su mente pasaban las imágenes de sus sueños. La neblina cubriendo casi todos los espacios posibles, su familia siendo torturada por los orcos, la destrucción de todo lo que él conocía, su casa, los pueblos que había visitado con su hermano.


Amroth noto como poco a poco los ojos verdes de su hermano iban volviéndose un gris opaco, su delgado cuerpo empezaba a temblar levemente a pesar de estar abrigado. La luz que entraba por las grandes ventanas poco a poco fue desapareciendo, siendo reemplazadas por grandes nubes grises y a los pocos minutos empezando una fuerte tormenta.


-Esto es extraño. –La voz gruesa del Rey se dejó escuchar por todo  el comedor, lentamente se puso de pie para acercarse al gran ventanal, sintió la calidez de Elrond posarse sobre su hombro.


Las personas del reino, empezaban a recoger sus cosas con prisa para que nada se les malograra, pero las pocas gotas empezaron a caer más deprisa, volviéndose casi una tormenta, de pronto el castillo se quedó a oscuras y un fuerte relámpago se dejó escuchar junto con la luz de un trueno, la luz ilumino por unos segundos la estancia y el fuerte sonido parecido a una explosión se dejó escuchar seguido de un fuerte grito.


Todos los presentes voltearon a ver de dónde provenía aquello y vieron que Legolas mantenía su cabeza sujeta fuertemente entre sus manos, sus ojos cerrados fuertemente, se podía ver que estaba derramando finas lágrimas, sus manos hechas puños sobre sus cabellos, intentando arrancárselos.


-¡Legolas, ya basta! –Amroth intento calmarlo, pero el menor no soltaba sus cabellos, gritando más fuerte y en un momento casi de desesperación le abrazo. Paso sus brazos fuertemente, rodeando el cuerpo de su hermano, sintiendo como temblaba,


Legolas sentía como sus ojos le ardían, casi como si se hubiese echado algún acido sobre ellos, su cabeza le quemaba casi sintiéndola que explotaría en cualquier momento. Intentaba comunicarse con su hermano, pero sentía como todo su cuerpo empezaba a pesarle y de pronto vio todo negro, ya no sintió nada más, se sintió ligero, sin ninguna preocupación y se dejó vencer por el cansancio.


Todos corrieron a ayudar a Legolas, Amroth sintió como el cuerpo de su hermanito se volvía mas frágil y liviano, intento soltarlo pero su cuerpo parecía gelatina. Aragorn intento tocarlo, pero Elrond se le adelanto, acaricio su frente cubierta por una fina capa de sudor.


-Está ardiendo en fiebre, será mejor llevarlo a la habitación, necesitare algunas hierbas. –El elfo miro fijamente a Arathorn dándole a entender que aquello no era nada normal.


Amroth cargo entre sus brazos el frágil cuerpo de Legolas para depositarlo suavemente sobre las frescas sábanas. El menor se movía inquieto sobre esta, su pecho subía y bajaba agitadamente, la fiebre iba en aumento y parecía que con nada podía controlarse.

Notas finales:

 


No sé porque cuando lo escribo en word me parece largo....pero cuando lo subo por aquí...me parece taaaan coooortoooo T_T


Bueno espero sus comentarios 


(:


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