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Donde nace el sol por girlutena

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Notas del capitulo:

 


 


 


 


!!!!! *-*!!!!!

El menor de los elfos entendió que necesitaba hablar con el Adán, así que tomó todo el valor que le quedaba para poder verle al rostro sin que sus fuerzas flaqueen.


Aragorn se encontraba de pie detrás del pequeño, viéndole con detenimiento y pensando en cuales podrían ser las mejores palabras para explicarle lo sucedido.


 -Yo… -Los ojos azules del menor miraron abochornados al moreno, quien también había girado su rostro a otro lado, el menor sonrió tan ligeramente al verle nervioso, pero inmediatamente toda aquella burbuja se rompió al oír un estruendo junto con un fuerte grito.


Aragorn corrió rápidamente hacia dónde provenía el grito, Legolas llegó junto con él, viendo el cuerpo inerte de Faramir, siendo sacudido por los brazos de Elladan.


 Los dos se acercaron lentamente hacía donde estaba el elfo, viendo el rostro pálido del joven Adán, Legolas que yacía detrás del gran cuerpo de Aragorn, asomó su cabeza para ver mejor la herida de Faramir.


-Aún respira. –Aragorn viro el rostro hacia el menor, quien se había arrodillado al costado de Faramir, colocando levemente sus manos sobre las de Elladan, quien en ningún momento había soltado su cuerpo.


 -Elladan, necesita cuidados. –El mayor vio el rostro preocupado del pequeño príncipe, levanto el cuerpo en vilo de Faramir y lo coloco cuidadosamente sobre su caballo, para dirigirse a la casa de Bolsón.


 -Necesito buscar algunas hierbas para Faramir. –El moreno sin decir nada más, ayudo al pequeño elfo en recolectar las hierbas necesarias, agradecía los estudios que le había dado su Ada desde muy pequeño, para la medicina.


 -¿Estás seguro que no necesitas nada más?  -El menor negó levemente, ocultando su rostro entre sus rubios cabellos, Aragorn miró por segundos el cuerpo del menor, sabiendo que algo le preocupaba. -¿Qué te preocupa?


 -Es que…tengo miedo que lo que tenga Faramir no pueda ser curado con hierbas.


 -¿Qué quieres decir?


 -Hay veces que tan solo el poder de esa persona especial, puede ser la única medicina.


 Elrohir ayudo a Legolas a preparar la medicina, mientras que Elladan caminaba de un lado a otro, desesperado, se quedó quieto cuando vio la gran figura de Boromir entrar a la casa, junto con Frodo, y la sonrisa que permeancia en sus rostros desapareció.


-¿Qué ha pasado?


-Amigo. –Aragorn se sentó junto a Boromir, intentando encontrar las palabras. –Faramir está inconsciente, se calló del caballo, mientras… -Las palabras del príncipe quedaron en el aire, el cuerpo de Boromir se levantó de golpe, entrando rápidamente a la pequeña habitación.


Abrazó la pequeña y delicada mano de su hermano, acariciando sus cabellos, mientras intentaba calmar su respiración. -¿Qué es lo que podemos hacer?


-Legolas y Amroth están preparando la medicina.


-¿Y si eso no funciona?


Amroth se encontraba sentado al costado de Faramir, mientras que intentaba transmitirle un poco de su energía, Legolas alcanzó la medicina que había preparado, para colocársela sobre la herida.


Frodo ingresó sigilosamente a la habitación, viendo a los dos elfos de pie, esperando a que la medicina hiciera efecto, el hobbit se quedó de pie en el umbral de la puerta, viendo con temor el rostro de Faramir, Amroth percibió la penumbra en la energía del hobbit y se acercó para abrazarlo.


-Tranquilo todo estará bien. –Pero antes de seguir tranquilizándolo, se pudo escuchar los gritos de Boromir.


-¡Todo esto es tu culpa! ¡Si tú le hubieses rechazado al principio, mi hermano no estuviera así! –Elladan tan solo agachó su rostro, endureciendo sus puños, mientras que aquello le mataba por dentro.


-¡Ya basta! –Aragorn intento detener a Legolas, sabiendo que su amigo iba a desahogarse con el menor, pero este no le importo las advertencias del Adán y se acercó a los dos mayores.


 -¡Ya basta! ¡Faramir está débil y ustedes no hacen más que discutir! Elladan, tú conoces los secretos de los elfos. –El mayor levanto un poco su rostro para ver el rostro acongojado del rubio. –Tan solo tú puedes salvarlo.


Elladan era el único que se encontraba en la habitación junto con Faramir. La respiración del menor era tan irregular pero pausada, el elfo, coloco delicadamente su mano sobre el pecho del menor, donde estaba su corazón, percibiendo con fuerza como era que este órgano tan vital para los humanos, dejaba de latir lenta y dolorosamente.


-Vamos, Faramir, no puedes darte por vencido, no ahora. –El elfo coloco sus dos manos, intentando transmitirle un poco de su energía vital, era el único medio que había encontrado Legolas para que Faramir no muriera, el mayor cerro lentamente sus ojos recordando los ojos grises y brillantes del Adán, sabiendo que aquella sonrisa tan fina y orgullosa era lo que le había llamado la atención desde un principio y sin darse cuenta quedó prendado del menor.


De pronto una luz blanca rodeo el cuerpo del menor, haciéndolo brillar en todo su esplendor, el cuerpo inerte levito tan solo unos centímetros de la cama, mientras que Elladan intentaba no perder la conciencia, transmitiéndole su energía.


Ya habían pasado varios –demasiados- minutos, Frodo acariciaba delicadamente la mano de su amado, esperando transmitirle un poco de calma, Elrohir junto con Amroth y Aragorn se encontraban en silencio esperando a que Elladan saliera por la puerta.


-¿Qué pasa, pequeño? –Bilbo salió de su taller, cuando el cielo empezaba a cambiar de color, encontrando a Legolas sentado en una pequeña colina, con la mirada perdida sobre  el gran manto gris-azulado que empezaba a cubrirlos.


El menor le contó toda su historia, empezando desde el primer día en que conoció a Estel, el momento en que fue secuestrado, aquel sentimiento que sintió al ser besado por el Adán y hasta este preciso momento.


-Pues, si desea saber mi opinión, pequeño príncipe, yo de usted, le daría una oportunidad a aquel bruto de ese Adán, es muy seguro que no supo transmitir sus verdaderos sentimientos, pero tú, mi pequeño, deberías arriesgarte, si de verdad le amas, estoy muy seguro que serás correspondido.


-¡Muchas gracias, Bilbo! –El viejo hobbit limpio con lentitud las saladas lágrimas que recorrían las mejillas levemente sonrojadas del menor, Legolas abrazo con cariño al anciano hobbit, recibiendo unas amables caricias sobre su cabeza.


-Bueno y ahora es mejor regresar a casa, antes de que esos Hombres destruyan mi casa.


 


Su cuerpo le dolía horrores y lo peor era que esos golpes, le estaban empezando a pasar factura, intento moverse, pero sentía como todo su cuerpo pesaba, sus párpados, parecían estar pegados ya que no podía abrir sus ojos. Sintió un pequeño apretón en su mano derecha, se sentía tan cálido, que de pronto olvido todo el dolor que sentía.


Intento abrir poco a poco sus ojos, intentando acostumbrarse a la pequeña luz que se colaba por las cortinas, alumbrando tenuemente la habitación, otra vez aquel sutil apretón en su mano, viró su rostro y lo que vio le dejo sin hablar, por unos minutos.


Elladan había caído cansado sobre el cuerpo del Faramir, intento no cerrar sus ojos, pero el cansancio le ganó, le había transmitido casi toda su energía al joven Adán y necesitaba recuperarse.


Faramir intento mover su mano, pero una inaudible frase salió de la boca del elfo y eso le hizo sacar una ligera sonrisa, llevo su mano libre a su pecho, acariciando donde debería estar su corazón y le asustó al sentirlo débil y frio, casi imperceptible.


-Eso es normal. –Faramir giro abruptamente su rostro viendo como elfo se tallaba sus somnolientos ojos, pero aun sin soltar su mano.


-¿Por qué es normal?


Elladan acarició tiernamente la mejilla algo pálida del Adán, llevando sus finos y largos dedos a jugar con unos de los mechones que caían desordenados por el bello rostro de Su Adán. Faramir se había quedado estático al sentir aquella leve caricia, no sabía que debía esperar de ellos, pero sabía que no quería separarse de Elladan.


Y como si Elladan pudiera leer la mente, sonrió cálidamente atrayendo la cabeza del menor a su pecho, acariciando en forma de círculos su espalda.


-Nunca más te dejare ir, mi pequeño Adán. Te he transmitido la mitad de mi energía, eso te convierte en mi mitad, ahora soy tuyo, como tú eres mío. –Faramir se alejó tan solo un poco del mayor, viéndolo con sus ojos tan grandes y grises, Elladan acarició tiernamente la mejilla sonrosada del joven Adán, sus ojos grises brillaban al igual que su piel, sus cabellos y todo su cuerpo lucia reluciente.


-¿Por qué?


-Cuando llegue hasta donde tu caballo te había tirado, tu corazón latía pausadamente, ninguna medicina que te dimo, surgía efecto y la única manera de salvarte, era que…tu otra mitad intercediera por ti.


Faramir miraba con emoción contenida a los ojos brillantes del elfo, y sin saber cómo poco a poco sus labios se juntaron en un pequeño pero emotivo beso. Elladan llevo su mano a la nunca del menor atrayendo aún más su débil cuerpo.


-Perdóname, amor mío. –Faramir derramó infinitas lágrimas al escuchar esas palabras salir del elfo, le abrazo con ternura, ocultando su lloroso rostro en el pecho del mayor, llorando aún más fuerte. –Nunca más estarás nuevamente solo.


-¡Hermanito! –Boromir empujo lo más lejos que pudo el cuerpo de Elladan, abrazando con sutil fuerza a su hermano, Faramir no pudo más que reír, correspondiendo el abrazo de su hermano, escuchando las burlas que iban dirigidas hacia Elladan.


Cuando la luna, yacía en lo más alto del cielo, alumbrando la pequeña habitación con una sutil y cálida energía, Frodo se sentó en un sillón al costado de Faramir, esperando a que terminara la sopa que el hobbit le había preparado.


-¿Dónde están todos? –Los ojos verdes del hobbit miraron al –ahora- medio elfo,


-Bueno…Boromir está luchando contra Elladan, él ha dicho que si puede vencerlo, usted podrá ser cortejado por Elladan.


Faramir miró con sus afilados ojos grises al menor, sonriendo. Sí su hermano quería fastidiarle, él también iba a fastidiarlo.


-¿A ti te gusta mi hermano, verdad?


-Yo…yo… -El joven hobbit empezó a jugar nervioso con sus manos, moviéndolas de un lado a otro, haciendo sonreír a Faramir. Si su hermano estaba dispuesto a intervenir por él, en el amor, él también lo aria. –Hace muchos años, cuando el príncipe Aragorn y su senescal viajaban con un pequeño ejército, ellos pasaron por aquí, yo tan solo era un niño y todos los demás se burlaban de mí, pero en ese momento cuando yo necesitaba realmente de alguien, apareció él, con su brillante armadura y con su gran espada, cabalgando a su corcel negro, él, ahuyento a todos, observándome desde lo alto de su caballo, tirado y cubierto de golpes.


Todos se hubiesen reído de mí, pero él me ayudo y curó mis heridas,, yo…pensé que tan solo era un sueño y que despertaría pero poco después o tal vez en ese mismo instante, yo empecé a sentir algo por él, algo que me hacía sentir nervioso pero a la vez ansioso.


Él dijo que yo tan solo era un niño y que aquellos sentimientos iban a hacer pasajeros, pero antes de que partiera, él, me dio un beso, fue un casto beso, pero eso sirvió para que yo nunca más pudiera olvidarlo, unos años después, pensé en partir a buscarlo, pero mi tío me dijo que tal vez aquel senescal ya estuviera muerto o casado, eso me entristeció mucho, pero entonces pensé que si él era feliz, yo también debería estar feliz por él.


 


Faramir miro anonadado al Hobbit, nunca pensó que su “héroe”, porque sí, Boromir siempre había sido su ejemplo a seguir, hubiese tenido un gran impacto en alguien tan pequeño.


Sabía que su hermano era demasiado guapo y varonil, llamando la atención de mucho, incluso de los mismos hombres, y viendo como Frodo hablaba de su hermano, le hizo recordar a él mismo, aquel día en que quedó prendado del “orgulloso” elfo.


Llevo su mano y acaricio juguetonamente los cabellos del Hobbit, para mostrarle una gran sonrisa.


-Estoy seguro que mi hermano no se ha equivocado contigo, pequeño hermano. –Frodo abrió sus grandes ojos, respondiéndole con una sonrisa, y se lanzó sobre el cuerpo del mayor.


 


Legolas se encontraba algo lejos del lugar donde Boromir luchaba contra Elladan, a él le parecía absurda esa pelea, pero Boromir era un gran caballero que amaba a su hermano, miro a lo lejos a su propio hermano, quien se burlaba junto con Elrohir de Elladan, pero se puso algo ansioso cuando no vio el gran cuerpo de Aragorn, poniéndose algo nervioso cuando sintió su esencia detrás de él.


-¿Qué haces aquí tan solo?


-Yo…pienso.


Aragorn se sentó al costado del menor, cruzando sus piernas para relajarse, acostó su espalda sobre la fresca hierba, sintiendo los suaves rocíos de las flores, aquel dulce aroma, junto con el de su pequeño, le hacía sentirse relajado y bajar su guardia.


Pocas veces, Legolas le había visto con la guardia baja, pasando sus azules ojos por el fuerte y varonil rostro del mayor, quedándose prendido sobre tan bello y perfecto cuerpo, paso lentamente sus largos dedos por el rostro bronceado del mayor, sintiendo la áspera barba que crecía, aquella nariz tan refinada, y por un momento quiso ver los ojos brunos del mayor, también acaricio levemente sus desordenados cabellos.


Alejó sus dedos cuando el mayor movió levemente su nariz.


-No…continúa. –La voz de Aragorn sonaba somnolienta, le estaba ganando el sueño, sintiendo las tiernas caricias de su elfito. Pero lentamente fue abriendo sus ojos, recordando que lo había estado buscando.


Se sentó derecho percibiendo que el menor comenzaba a ponerse nervioso, acaricio esos suaves y sedosos cabellos rubios, atrayendo el cuerpo del menor hacia el suyo, Legolas se acurruco, acariciando levemente el pecho del moreno.


-¿Por qué me rehúyes? –Aragorn aprisionó un poco más el cuerpo del menor, pero sin lastimarlo, acariciando sus cabellos para que se tranquilizara.


-Yo no le rehuyó, es solo que…usted se deberá casar con la princesa Arwen y yo…


-¿Y tú? ¿Eso no te llegaría a matar?


-Yo soy feliz, si usted es feliz. –El menor escondió su rostro afligido en el pecho del Hombre, intentando que sus sollozos no sean escuchados.


-Legolas, mírame. –Pero como el elfo se negaba a levantar su vista, Aragorn acuno el rostro lloroso del pequeño, entre sus manos, levantándolo y dándole un casto beso.


-Yo no podría ser feliz, si tú eres infeliz. Te amo, entiéndelo, Melin le. –Legolas se dejó abrazar por el mayor, sintiendo su cálido calor y su aroma varonil, no pudiendo contener más sus lágrimas, también se dejó pronunciar aquellas palabra, que hace un momento le dolía pensar.


-Melin le, Estel. –El menor se acurruco en el fuerte pecho de su amado, derramando más lágrimas pero ahora de felicidad, de saber que su amor era correspondido.


Legolas se encontraba sentado entre las piernas del Adán, sintiendo las caricias de sus manos sobre su vientre, Aragorn coloco su quijada sobre la cabeza del pequeño, viendo divertidos la pelea de Elladan contra el “Gran y Poderoso Senescal”


-¡Ya ríndete, elfo!


-¡Eso nunca! –Elladan era muy bueno en las peleas, pero en algo le ganaba Boromir y era que este tenía más experiencia luchando en peleas de uno contra uno.


-¡Ya basta, ustedes dos! –Todos voltearon sus vistas a aquella voz, viendo como Faramir se encontraba de pie, lleno de vida, a los ojos de los elfos se podía notar una pequeña luz que irradiaba ahora el medio-elfo, haciéndolo ver lleno de vida.


Bilbo había dejado que sus visitantes preparan la cena, había visto como los Hombres sacaban algunas cosas de su casa, para preparar una parrilla.


Al final todos terminaron sentados alrededor de una fogata, los más grandes contaban sus historias en batallas, luchando contra los Orcos o Trolls, Bilbo contó su gran historia del anillo, mientras que los demás escuchaban embelesados.


Aragorn cargó despacio el cuerpo de su elfo, que había quedado dormido sobre su pecho, lo mismo hicieron los demás, Amroth le dio permiso al Adán para que durmiera con su hermanito, siempre y cuando tan solo durmieran.


El moreno, asintió levemente y un poco temeroso ante la mirada filosa del elfo, que cuando se molestaba si era de temer.


El moreno coloco suavemente el cuerpo del elfo sobre las finas mantas de seda, para luego sacarse su ropa y acostarse muy cerca del menor, Legolas se acurrucó sobre el tibio y desnudo pecho del moreno, sintió el latir de su corazón, el brazo de Aragorn se movió por la cintura del elfo, para cerrar y dormir tranquilo, como hace mucho no lo hacía.

Notas finales:

Bueno bueno ^^ disculpen la tardanza T_T, pero ya es mi segunda semana en clases, pero aun así seguire actualizando...tal vez los sabado, los domingos o los lunes *-*


Espero sus comentarios *-*


....a por cierto estoy pensando hacer en el proximo capitulo un lemon *-*...pero diganme ustedes de que pareja lo desean *-* o talvez si desean puedo hacer una de todas las parejas *-*....


bueno espero sus comentarios (:


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