Legolas apretó aún más su pequeño cuerpo al cálido cuerpo de Aragorn, sintiendo su olor a canela, sin darse cuenta esbozo una leve sonrisa, sintiendo un poco de cosquillas al sentir los fríos dedos del mayor, acariciar levemente su rostro.
El rubio se removió un poco sin alejarse de esos brazos que le daban protección, suaves besos eran repartidos por su rostro, bajando lentamente hasta el largo de su cuello. Aragorn atrajo el cuerpo del menor hasta ceñirlo a su pecho, le encantaba aquel aroma del bosque que desprendía el elfo, se lo había prometido a Amroth, no tocaría por nada al elfo menor, pero la tentación era demasiada.
El moreno acaricio un mechón rubio que salía desordenado y jugó un momento con el, para luego llevarlo y pasarlo por detrás de la oreja puntiaguda de su adoración.
Por otro lado su mejor amigo, no estaba en las mejores condiciones. El pequeño Hobbit se removía inquieto en toda la cama, Boromir acostado intentando dormir, atrapo con sus fuertes brazos el pequeño y delicado cuerpo de Frodo, pero se arrepentido casi, inmediatamente al percibir el dulce aroma de su fragancia, el menor se removió aún más, golpeando, inconscientemente, su dura hombría, obligándole a soltar un leve jadeo, el menor se removió un poco más, haciendo que su espalda chocara con el fuerte pecho del varón.
Boromir pasó sus labios por el largo del cuello del más pequeño, volviéndose loco por su aroma, dando pequeños besos, para luego volverse más demandante.
-Mhh…Boromir. –El mayor intento detenerse, pero al oír aquella voz tan suave y armoniosa le hizo volar todos sus sentidos y regreso a su tarea de seguir besando la piel de su pequeño Hobbit.
Frodo, empezó a respirar agitado, pero no quería llamar la atención de nadie, pero fue en vano ya que soltó un leve jadeo, haciendo que el varón sonriera prepotentemente.
Legolas se abrazó fuertemente del cuerpo del moreno, percibiendo su varonil aroma proveniente del bosque, sus manos viajaban despreocupadas por el pecho desnudo de Aragorn.
-Pensé que nunca llegarías. –El Adán apreso la cintura del elfo para atrayéndolo aún más a su cuerpo, beso cálidamente sus cabellos rubios cabellos, percibiendo aquel dulzón aroma a miel que emanaba del menor.
-Te arrancaría de las garras de la muerte si fuera necesario, mi querido.
-¿Desde cuándo?
-¿Desde cuándo?, ¿Qué?
-¿Desde cuándo te diste cuenta que me amabas?
-Desde que te ví por primera vez, cuando cruce el muro que dividía los dos mundos, en ese momento en que vi tus hermosos ojos azules, algo en mi interior se prendió. ¿Y tú?
-Casi en ese mismo momento
-¿Casi?
-En realidad, yo también tenía prohibido ir a aquella zona del bosque, pero había tenido un sueño, donde aparecía un varón y yo…quise saber si mis visiones eran acertadas.
-Y fueron acertadas.
Aragorn se abalanzo encima del cuerpo del menor, empezando a hacerle cosquillas con su barba, mientras repartía dulces besos por todo el largo del cuello del albino.
-Aragorn. –El menor intento hacer uso de la poca cordura que le quedaba ante las caricias del varón, sus manos se detuvieron en el ancho y duro pecho del mayor, sintiendo toda aquella calidez, recorrer su piel.
-hhmm
-¿Vas a hablar con mis padres?
-Y con todos los que sean necesarios, amor mío. En ese momento te hare mío, por toda la eternidad.-El mayor, quien había ocultado se rostro en la curvatura del menor, alzo su rostro para mirarlo directamente, viendo sus mejillas levemente sonrojadas, esos labios entre abiertos, acaricio levemente su mejilla.
-Vallamos a dormir, amor mío. –Tan solo recibió un tierno beso por parte del elfito, para luego dormir depositar su cabeza en el fuerte pecho del mayor, sintiendo las caricias sobre su cabeza.
Mientras que Boromir ya se había encargado de desaparecer el camisón holgado que utilizaba el hobbit para dormir, el menor había escondido sus dedos en los cabellos azabaches y enmarañados del varón, intentando no soltar ningún gemido, mientras el mayor besaba y chupaba uno de sus pezones, mientras que con sus dedos apretaba el otro, cuando el varón levanto su vista, arrugo su ceño al ver como una fina línea de color carmesí salía de los labios de su amado.
-No lo hagas. –Y cuidadosamente retiro el labio de Frodo de sus dientes. –Si no deseas gritar puedes morderme. –Frodo llego a sonrojarse, pero asintió a la misma vez, cuando Boromir siguió con su tarea, Frodo hundió sus uñas en la espalda bronceada del Adán, mientras que sus dientes se clavaban en el hombro del mayor.
Sin saberlo muy bien, aquello llegaba a excitar en demasía al mayor, quien no pudo más y sin que el hobbit se diera cuenta le quito su ropa interior, tanteo lentamente la entrada del menor, hundiendo su primer digito en él, Frodo no pudo más y soltó y fuerte jadeo, arañando la espalda del mayor.
-Relájate, amor. –Boromir, apreso los labios del menor, ahogando sus gritos en un beso apasionado, mientras introducía el segundo, llegando al tercero, para moverlos en círculos.
Frodo había soltado los labios del mayor, moviendo sus caderas, hundiendo su rostro avergonzado, ahogando sus gemidos en el hombro del mayor.
-Yo…yo…quiero
-¿Qué es lo que quieres, amor?
Frodo le dio un leve golpe en el hombro al mayor, pero sin mostrar su rostro, le susurró al oído.
-Yo te quiero…dentro.
Boromir intento controlarse, por tener al viejo hobbit y a sus amigos muy cerca de su habitación, pero no podía, había perdido toda su cordura, acostó suavemente el delgado cuerpo del menor sobre el mullido colchón y empezó a repartir suaves besos por todo su cuerpo, llegando hasta la zona baja de su pelvis, donde engullo toda la excitación del menor, quien al instante soltó un fuerte jadeo, hundiendo sus manos en los cabellos del mayor, indicándole el ritmo de la felación.
-Boro…Boromir. –Sí, para el mayor era oír su nombre como un canto en los labios del mayor, no paso hasta que el menor se corrió en su boca y él se tragó parte de la dulce esencia de su hobbit, se acercó a los labios del menor, para darle de probar y con el resto lo repartió por la entrada del menor, para hacer la penetración más suave.
Frodo ahogo un grito al ver la prominente hombría del varón, tan grande y venosa, sus ojos se abrieron desorbitados y sin darse cuenta sus manos fueron a parar sobre la hombría del mayor, quien jadeo al sentir el suave tacto del menor.
-Yo…todo eso…entrara…? –El mayor quiso reír, pero tuvo que aguantarse, le beso los labios.
-Lo hare despacio. ¿Sí? –El menor asintió levemente, mientras que Boromir metía la punta de su miembro en el pequeño agujero del hobbit. Frodo hundió sus uñas en la espalda del mayor, mientras que mordía el hombro, cuando Boromir hundió su hombría de un solo acto.
El mayor, hundió su rostro en la curvatura del cuello del menor, mientras que sentía como gotas saladas corrían por su espalda, suavemente se alejó del menor, limpiando con sus dedos las lágrimas del menor.
-Lo lamento mucho. –Frodo escucho la voz del Adán, algo agitada y nerviosa, mientras que él intentaba detener su llanto. -¿Te duele mucho? ¿Quieres que lo saque?
Pero el menor negó rápidamente dándole un tierno beso en los labios del mayor, para tranquilizarlo, volvió a hundir su rostro sonrojado en el cuello del menor, mientras que inconscientemente empezaba a mover sus caderas, dándole permiso al mayor para que se moviera.
Boromir empezó a embestirlo lentamente, pero el menor arrojo sus manos al cuello del mayor, atrayéndolo a sus labios, haciendo más profunda la penetración y las embestidas más rápidas.
Frodo gemía el nombre de Boromir, mientras que el mayor gemía el nombre del hobbit, de un momento a otro el varón se vio acostado sobre la cama, mientras que el pequeño cabalgaba sobre su endurecida erección, agarro con su mano las caderas de Frodo haciendo más rápidas y profundas las penetraciones.
-Boromir…ya…ya no puedo. –El mayor tomo entre sus manos, suavemente el miembro del mayor para excitarlo haciendo que se corriera entre sus vientres, el mayor sintió como las paredes del interior se empezaban a contraer, pero aun así obligo a darle unas tres embestidas más fuertes para terminar en correrse en su interior.
El cuerpo del menor cayó sobre el pecho del varón, quien lo cubrió con sus fuertes brazos, saco su miembro del interior de su hobbit, besando sus cabellos y su frente algo sudada, sonrió inconscientemente.
Nunca había imaginado hacerle el amor a aquel pequeño hobbit. ¿Quién lo diría? Aquel pequeño hobbit, pecoso, que encontró un día llorando, le robaría su corazón y su cordura.
Frodo, quien había caído en un profundo sueño, casi inmediatamente, se aferró al cuerpo, al calor del mayor.
Mientras que en la habitación donde se encontraba Legolas junto con Aragorn, el elfo, había ocultado su rostro sonrojado en la curvatura del mayor, mientras que el Adán intentaba pensar en otra cosa que no sea violar a su pequeño elfo.
Y aquellos pensamientos tenían todos sus compañeros, quienes se les estaba haciendo difícil conciliar el sueño.