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Donde nace el sol por girlutena

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Notas del capitulo:

>como odio a todas aquellas personas en las que en sus paises esta nevando en estos momentos, mientras que yo....estoy sufriendo de calor (aunque ya sea de noche T_T)


 


Bueno...no espera actualizar hoy..pero ya que se 


acaba el año...decidi hacerlo...


sé que puede ser corto...o al menor a mí me lo parecio, espero que les guste


 y me dejen sus comentarios *-*


 

Según el calendario de los hombres aquella madrugada empezaba un nuevo año. Boromir se encontraba en su habitación afilando su espada de doble filo con una tela especial, al costado de su cama yacía una pequeña bolsa de tela de cuero con algunas de sus pertenencias y algunas afiladas empuñaduras.


El joven se puso de pie, dejando descansar su espada en su cama, el joven iba vestido con una malla de cuero cubriendo su pecho y su espalda, colocando sus botines de cuero duro, se acercó a su armario para buscar su túnica y ponérsela sobre sus hombros fornidos.


Los ojos de Boromir se notaban cansados, con sus pasos eran lentos e inseguros se acercó a la entrada de la Casa viendo la última escena de como la bella Arwen se acercaba a Aragorn para besarle castamente los labios, para unos segundos después ser rechazada “cortésmente” por el joven.


-¡Capitán! –La voz algo chillona de la joven obligó que Boromir salga de sus cavilaciones. Mientras que veía como la joven se le acercaba con una sonrisa en su rostro de marfil, recordó el día en que el Rey lo nombro Capitán de la torre blanca, con el único deber de proteger a la corona y a su futuro portador en este caso a Aragorn.


Sintió como Arwen colocaba su mano sobre su hombro, haciendo que Boromir la soltara, como si esta misma quemara, los ojos de la pelinegra se volvieron fríos y lastimeros, cuando levanto la mirada, pudo ver la espalda de su mejor amigo, viendo como este se adentraba al profundo bosque sin importarle la presencia de la morena.


-Princesa, es mejor que regrese con su abuelo. Yo iré por Aragorn. –Sin esperar a la contestación de la otra, Boromir se alejó de ahí a paso rápido. Sin ver la desagradable mueca que ponía la joven en su bello rostro.


Boromir llego hasta la mitad del bosque de los Trolls, cerró lentamente sus ojos sintiendo levemente la energía de su amigo. Agradecía haber pasado la mayor parte de su vida en aquel lugar, aprendiendo sus formas de lucha y también la forma de percibir las energías de todo ser viviente.


Abrió sus ojos para seguir caminando adentrándose aún más y poder escuchar el sonido del agua correr, aquel rio que los dividía del bosque de los Trolls.


Aragorn se encontraba de pie vislumbrando los tenues rayos del sol que traspasaban los grandes árboles, se podía escuchar la paz que habita aquel lugar, su mente se trasladó a unos años atrás, donde pequeños pasos eran escuchados, donde vio a un pequeño elfo ser perseguido por 4 Trolls, donde los ojos azules del elfo se encontraron con los suyos, tan negros, tan opacos, recordando que fue él quien le ayudo a recobrar aquella sonrisa que creía perdida.


-Aragorn. Ya es hora. –El joven se volteo a ver a su amigo y Boromir pudo ver como la cota de malla se ajustaba perfectamente a su cuerpo, Aragorn se acercó a él colocando en el proceso la capucha de su capa, para luego salir de aquel bosque.


Antes de salir de la Casa de Elrond, Elladan y Elrohir se acercaron a los menores, besando cariñosamente sus frentes y guardando un poco más de pan y agua en sus pequeños bolsos. Elrohir acaricio la mejilla de su hermano rezando mudamente por él.


-Regresen vivos. –Fue lo último que escucharon de Elladan, cuando ya se alejaron de la puerta.


Arwen se encontraba en el balcón, apoyando sus dos manos en la madera, con la mano de su abuelo encima de su hombro, dándole un poco de calma.


-Abuelo, no creo que el desee casarse.


-No es un deseo. Es una obligación, ya podrás enamorarlo cuando estén casados.


La morena escucho como su abuelo cerraba las puertas del balcón, dejándola sola, sintiendo el tibio calor del atardecer.


 


Se podían escuchar el sonido del aire como era cortado por una ráfaga aún más rápida, los pasos de veloces de Amroth, no podían oírse, era una de las habilidades que había sacado de su Ada. El joven elfo buscaba alguna energía por más mínima que sea de Legolas.


Habían pasado unos días desde que Thranduil había aceptado que Amroth acompañara a Legolas al punto de encuentro con los soldados de Eärendil. El mayor no les había dado nombre de los soldados que escoltarían a su joven hijo, tan solo había dicho “Sabrán quienes son, cuando les vean”


Amroth y Legolas habían caminado por días, adentrándose a varias aldeas con las capuchas de sus capas sobre sus cabezas, para ocultar sus orejas, siendo tratados por la mayoría de personas con amabilidad, mientras que otros les miraban con desconfianza.


Habían pasado ya unos días desde que Legolas había desaparecido de su vista, regreso con pasos rápidos a la última aldea, pero todos negaron verle después de su despedida. Amroth intento buscarlo en todos los lugares que pensó encontrarlo y casi podía oír los gritos de sus padres al enterarse de la desaparición de su hijo.


 


Después de haber pasado casi tres días de viaje, recorriendo varios pueblos pasando desde Harad, donde pudieron admirar en todo resplandor a las hermosas estrellas, para luego alcanzar las llanuras de Rhun, su magnífica rapidez y su aguda vista, les ayudo para combatir contra los orcos y ayudar a luchar juntos a los Rohirrim.


Boromir pudo notar un cierto cambio a su alrededor, al mismo tiempo en que Aragorn hacía detener a Roheryn, un caballo velludo, pero fuerte y orgullos, regalo de sus hermanos, Boormir hizo lo mismo con Hasufel.  Las hojas habían cambiado de color, a un rojo vivo, muy hermoso y no tan lejos de donde estaban se podía ver la pequeña colina donde estaría Bree, una villa donde habitaban hobbits y hombres y el único lugar donde se da tal convivencia.


El sol se empezaba a ocultar y algunos hombres dejaban sus trabajos para acercarse a la posada “El Póney Pisador”, en ese lugar Aragorn y Boromir alquilaron una habitación para poder asearse y descansar hasta el día siguiente para continuar su viaje.


Ya era muy tarde cuando los jóvenes empezaron a despertar, la sutil luz de la luna podía colarse suavemente por las delgadas cortinas.


Aragorn pasó suavemente sus dedos por sus cansados ojos, levantándose pesadamente para lavar su rostro.


-Tengo hambre. ¿Vamos a comer algo? –Aragorn no tuvo que esperar la respuesta de su amigo ya que este salido casi corriendo al primer piso para probar una comida decente, después de tan largo viaje.


Un hobbit de nombre Bob se acercó con dos jarras de cerveza a la mesa mas alejada del lugar, sintiendo un poco de miedo al ver el rostro serio de los dos morenos, para luego seguirle su amigo Nob junto con una bandeja llena de suficiente comida para los hombres.


Ninguno de los dos dijo nada, mas Boromir empezó a comer seguido de Aragorn, el dueño de la posada, un hombre bajo, calvo, gordo y de cara roja, se acercó a la mesa de los forasteros con una sonrisa en su rostro entregándoles otras jarras de cerveza.


Antes de que alguno pudiera decir algo, las puertas de la posada fueron abiertas abruptamente y de ellas callo un cuerpo cubierto por una capa seguido de un hombre alto y algo corpulento, este mostraba una sonrisa altanera y un brillo algo extraño en sus ojos cafés.


El delgado cuerpo aun cubierto por la capa se puso de pie trastabillando con sus pies y retrocediendo rápidamente hasta una esquina. Desde atrás Aragorn veía la escena junto con Boromir, al parecer todos ya estaban acostumbrados a presenciar aquellas escenas.                               Los dos morenos se dieron cuenta de que el cuerpo del recién llegado estaba temblando, se podía ver como sus cabellos caían desordenados cubriendo su rostro


 -¿Y ahora que nos has traído, Bill? –Bill Helechal, un hombre alto y corpulento, sus cabellos de un gris opaco, con sus ojos de un color café algo oscuros.


-He encontrado a este elfo rondando en el bosque, así que he decidido divertirme un poco. –Boromir no supo cuando fue que su amigo se había puesto de pie para acercarse lentamente deteniéndose detrás del recién llegado.


Aragorn pudo ver mejor como los cabellos rubios y algo opacos del elfo caían en su golpeado rostro. Sin darse cuenta, Bill se acercó al elfo, tomándolo bruscamente del brazo para jalarlo a la escalera que los llevaría a los dormitorios, pero el elfo se separó bruscamente de él, siendo golpeado y empujado al piso por el hombre.


El elfo cubrió rápidamente su rostro son su brazos, cuando vio que el hombre levantaba su pie para darle otro golpe, pero este nunca llegó. Cuando el menor abrió sus ojos pudo ver como dos hombres atrapaban y golpeaban a Bill Helechal.


Aragorn se acercó lentamente al elfo, pero este se arrastró llegando a chocar su espalda con la pared, el mayor se arrodillo, poniéndose a nivel del menor. El moreno acerco lentamente su mano quitando la capucha, viendo como los cabellos dorados se veían opacos, el menor escondía su rostro entre sus rodillas y Aragorn podía sentir como empezaba a temblar aún más.


-Tranquilo, todo va a estar bien. –El elfo alzo su rostro, mientras que Aragorn quitaba sus cabellos del rostro, viendo como esos ojos azules que tanto lo habían enamorado, ahora se veían opacos y tristes.


-Legolas. –Aragorn lo jaló y lo apreso entre sus brazos y su pecho, sintiendo como el menor secaba sus lágrimas en sus ropas.


-¿Quién eres? –El rostro del moreno se descompuso totalmente al escuchar aquello del menor.


-Soy Aragorn. ¿No me recuerdas? –Pero el menor negó lentamente, volviendo apoyar su rostro en el pecho del mayor, quedándose dormido.


Los morenos se encontraban en su habitación, viendo como Legolas dormía profundamente en la cama de Aragorn. Boromir veía como su amigo se encontraba nervioso, moviéndose de un lado para otro, como si esperara que algo pasara.


-Tranquilo Aragorn.


-¿¡Cómo quieres que me tranquilice, Boromir?! ¡Si no me recuerda!...no me recuerda. ¡Maldición! –Sin darse cuenta, Aragorn golpeo su mano en la pequeña mesa tumbando un vaso con agua al piso, haciendo que el sonido de este despertara, alarmando al elfo.


Legolas veía con sus ojos bien abiertos el cuerpo corpulosos de los dos hombres que se encontraban en la habitación, rápidamente agarro una de las mantas, cubriendo su cuerpo hasta su cabeza, empezando a temblar.


-Por favor, por favor. No me hagáis nada. –Aragorn se acercó hasta él, sentándose al costado del menor, acariciando sus cabellos por encima de la manta.


-Tranquilo, no te haremos nada. ¿Por qué estás aquí y solo? –El elfo descubrió tan solo unos milímetros, dejando a la vista sus ojos azules, mirando con desconfianza al moreno.  


-Yo…yo no sé dónde está mi hermano. Me he perdido.


-¿Por qué no nos cuentas lo que te ha pasado? –Legolas miró ahora a Boromir y este sintió una pequeña descarga en su cuerpo, cuando la mirada de desconfianza volvía a mitigar en sus zafiros.


-Yo…iba con mi hermano hacia Eldamar. –Los morenos arrugaron sus pobladas cejas pero dejaron que el menor continuara. –En ese lugar esperaríamos a los que me llevarían con mi futuro esposo. Pero hace dos días que no encuentro a mi hermano.


Aragorn volteo a ver a su amigo y se dio cuenta que no era el único desconcertado.


-¿Este fue el último pueblo en el que estuviste con tu hermano? –El menor afirmo con la cabeza para luego verlos detenidamente, sentía algo fuerte en su pecho pero por mas que deseara recordar no podía.


-¿Cómo me conocen? –Los hombres voltearon a ver al elfo y este continuo. –Tú dijiste mi nombre, pero yo no puedo recordarte.


-Bueno…nosotros conocemos a tu familia. Mi nombre es Aragorn y el de mi amigo es Boromir. –El moreno le hizo una sutil reverencia y el menor se sonrojo levemente también moviendo su cabeza.


-¿Me van a ayudar a buscar a mi hermano?


-Claro pequeño. –Aragorn acaricio sutilmente los cabellos rubios del elfo, haciendo que este se sonrojara e hiciera un gracioso puchero, recordando aquella época en la que tan solo eran ellos dos.


Pero ahora Aragorn tenía que buscar a Amroth para que le explicara cómo era eso de que Legolas se va a casar, claro que él no podía reclamar en nada, pero no dejaría que su pequeño sufriera un matrimonio por conveniencia.

Notas finales:

 


Sin nada mas que decir


Feliz año nuevo!!!!!!!


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