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Desde siempre lo supe por Kidda_sama

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Notas del fanfic:

Despues de tanto tiempo sin aparecer por aqui vuelvo con un one-shot que no salia de mi cabeza xD

Desde siempre lo supe. Nunca, nadie podría negarme que entre ellos dos existia algo, desde que entramos a Hogwarts lo noté. Pero como sabía que no me harían caso, nunca lo compartí con nadie. ¿Quieren saber cómo descubrí que el Gran Harry Potter tenía una relación amorosa con el perfectísimo Draco Malfoy? Pues síganme, no soy ninguna clase de mirón, ni nada por el estilo. Pero hay cosas que uno simplemente no puede ignorar.


Comenzando por su primer encuentro en Madame Malkim, yo estuve allí, no escuché mucho de lo que hablaron ya que estaba absorto en medirme mi propia túnica, pero lo que sí noté fue el interés con el que miraba el pequeño Malfoy a Potter, obviamente en ese entonces no fue algo sexual, sino más bien un interés como de un potencial amigo. Cuando salí de la tienda me quedé pensando un poco en eso, pero en cuanto vi la tienda de Ollivander todo eso voló de mi mente, estaba ansioso por tener mi primera varita.


Lo siguiente que vi fue su presentación a las puertas del Gran Comedor, ahora, cuando los recuerdo me entran ganas de jalarle las orejas a ese Mini-Lucius, pero qué se le iba a hacer, él solo se comportaba de la manera en que lo habían criado. Mi atención antes perdida volvió a ellos, y en cuanto Potter rechazó la mano del rubio supe que estaba perdido, había herido al chico , le había dicho a ese niñato engreído en su propia cara “Gracias pero no” ósea “me vale madres ser tu amigo o no” ¿Qué cómo lo sabía? Ya conocía al niño, desde pequeño íbamos al colegio, pero él nunca reparó en mí y ciertamente no me importaba.
Para mal o bien caí en Gryffindor, pero no compartía cuarto con- el- niño- que- vivió. Tenía mucha curiosidad sobre el Gran Harry Potter.


~0~0~0~0~


Al siguiente año entré algo asustado a Hogwarts puesto que habían corrido rumores en la comunidad mágica de que Baboso Lockhard estaría impartiendo clases como maestro de Defensa Contra las Artes Oscuras, yo le rezaba a cada santo y mago que conocía que eso no fuese verdad. Mi madre estaba loca por el tipo ese y yo ya tenía suficiente con mi hermosa madre alabándolo todo el día, y no era justo que para rematar lo tuviera que soportar también en el colegio. Mucha fue mi decepción al darme cuenta que los rumores eran ciertos, el ver su sonriente rostro en la mesa de los maestros me dio ganas de vomitar, pero me contuve.


Todo iba normal en el año, hasta una clase en el club de duelo… la mejor clase de la historia, recordarlo ya está haciendo que me entre la risa… y no lo digo por el hecho de ver a Potter hablar con una serpiente, eso me sorprendió, pero… ver al perfectísimo Mini-Lucius aterrizar sobre su aristocrático trasero en la mesa, me hizo destornillarme de la risa cada vez que lo recordaba, incluso ahora. Y sin mencionar la cara de Snape cuando Malfoy lo miró. Días después vi a un sonrojado Harry frente a Malfoy, quien estaba subido en una rama de un árbol junto al lago no me detuve porque…. ¿Les digo la verdad? Porque no tenía donde esconderme a espiar, porque ganas no me faltaban. Lo siguiente que supe fue que Lockhard había sido encontrado des memorizado… ¿habrán escuchado mis rezos?


~0~0~0~0~

Ya para el siguiente año todo se había vuelto bastante serio en el colegio, pues alguien había escapado de Azkaban y habían redoblado la seguridad en el castillo. Nuestra primera clase con Hagrid fue algo que no olvidaré, pero me sentí un poco celoso. ¿Por qué solo Potter? Yo también quería montarme en el hipogrifo, luego, días después tuvimos la clase con el profesor nuevo de Defensa Contra las Artes Oscuras, aunque me asusté cuando me tocó a mí, me gustó transformar a mi mayor miedo en una hiena que reía cómicamente. Luego de eso me crucé muy poco con el trío de oro. Dejé de hacer mis acostumbradas caminatas nocturnas, que necesitaba realizar antes de dormir y los escenarios alrededor del castillo eran preciosos tanto de noche como de día. ¿Qué pensaban? ¿Qué Potter era el único que se escurría de noche? Pues no, la diferencia entre él y yo, es que yo no huelo el peligro y si lo hiciera huiría de él, no iría como la abeja a la miel o para este caso como vaca al matadero.


Una noche no aguanté más y salí discretamente de mi habitación mientras mis compañeros roncaban en sus camas, encaminé mis pasos hacia los alrededores del lago, en lo que me perdía en mis pensamientos, escuché un fuerte aleteo y me escondí detrás de un árbol, me asomé despacio para ver algo que me dejó sin habla. Potter y Malfoy volaban sobre el Hipogrifo… ahora que la analizo fue una imagen muy bonita, Potter tenía una sonrisa enorme en el rostro, igual a la que tenía en cada partido de Quidditch cuando volaba a toda velocidad, supongo que esa era su manera de sentirse pleno, volar, Malfoy en cambio estaba gritándole a Potter… eso me hizo destorníllame de la risa… otra vez “¡Potter, Bájame de este pajarraco!” aferrándose mientras se aferraba al mencionado, un día creo que lo chantajearé con ello. Esa vez pensé vagamente que nada más podría sorprenderme, pero más tarde me di cuenta que con estos dos TODO era posible.


~0~0~0~0~


Al siguiente año todos fuimos sorprendidos ya que cuando el nombre de Potter había salió en el Cáliz de Fuego, era la primera vez que cuatro magos eran elegidos para participar en el “Torneo de los tres magos” después todo comenzó a volverse raro, como todos los años, casi todos los de nuestra casa ignoraban a Potter y los Slytherin atacaban)fuertemente al líder de los leones, recuerdo que todos llevaban esos estúpidos botones de “Potter apesta” eso me molestó realmente ¿Cómo podían sus “amigos” darle la espalda así? Por primera vez no me sentí parte de esa casa, no diré que apoyé a Potter, porque él ni siquiera sabía que yo existía, pero todo era mejor así.

En ese punto pensé que ya no había nada entre el León y la serpiente, los vi pelearse en el patio y como Malfoy era convertido en un hurón blanco, bastante adorable si se me permite decir. Y Potter no hizo nada, ni siquiera vi pesar en su rostro, su mirada volvía a ser la de antes, llena de odio. Pero como siempre, no era del todo cierta.


La primera vez que vi una expresión de preocupación en el rostro de Malfoy fue en el segundo desafío del torneo, cuando Potter no salía del agua, todos nos mirábamos preguntándonos por qué tardaba tanto, miré hacia arriba, donde se encontraban los Slytherin y vi la mirada de Draco clavada en el enorme lago, con los ojos, ¿algo aguados? No sé, se veían un poco brillantes, pero como estábamos algo distanciados no supe cómo interpretar eso. Más tarde cuando Harry descansaba en la carpa envuelto en varias toallas agrandadas, yo pasaba por ahí ya que tenía que ir con urgencia al baño, cuando vi a Malfoy entrar discretamente, como no me vio me acerqué lentamente tratando que mi sombra no se reflejara en la tela.


-Potter…
-Es un gusto verte, Malfoy. ¿Qué haces aquí?- Le dijo Harry, su voz se volvió más dura cuando mencionó lo último.
-Solo vine a asegurarme que no estuvieras muriendo solo, deberías secarte, en vez de quedarte mojado… ven te ayudo.
-Ya lo hago yo…- Potter se calló de repente, afiné el oído pero no escuché nada. Y como mis necesidades me llamaron no pude quedarme más.
Cuando volví a pasar por la carpa ya ninguno de los dos estaba ahí….


~0~0~0~0~


Todos los años en Hogwarts eran extraños y este por supuesto no fue la excepción, aun se sentía el dolor por la muerte de Cedric, pero ya más mitigado, aun se podía ver a Cho Chang llorar por los pasillos, pero yo no fui testigo de eso muchas veces, ya que ese año no teníamos muchas clases con su casa.


Y ni tardo ni perezoso comenzó a rondar el rumor del año, para casi todo el mundo Harry Potter estaba formando un ejército para el viejo maniático de los dulces, para mí era lo más estúpido que se le pudo haber ocurrido a cualquiera. ¿Por qué Potter armaría un ejército cuando ni estábamos en guerra ni el director lo necesitaba? Lo que si era cierto es que les estaba enseñando a un grupo de estudiantes en La sala de los Menesteres, ya que después de que la bruja rosa amante de los gatos había tomado el mando del colegio no estábamos aprendiendo absolutamente nada.
Pero como siempre, pocos entendían eso, para ellos Potter estaba formando un ejército para el director.


Yo no entré en lo del entrenamiento, porque a pesar de que amaba explorar la escuela como a Potter, sin embargo no amaba tanto arriesgar mi pellejo. A pesar de eso, sabía todo referente a la sala y cómo entrar.


Una tarde mientras caminaba sin rumbo decidí darme una vuelta por la sala, sabía que no había entrenamiento a esa hora por la tanto el guardia designado por la gorda rosada no andaría husmeando por ahí. Caminé tres veces frente al gran muro de piedra, pero nada sucedía, lo que significaba que había alguien utilizando la sala. ¿Aun estarían practicando? Me di media vuelta para volver nuevamente en un rato, escuché un ruido y me giré: una puerta se había comenzado a formar y rápidamente me escondí tras una enorme columna y me quedé pasmado al ver a quienes salieron de allí, tenía que ser una maldita broma. Tras un acalorado y rojo Potter salió un rubio con el gesto descompuesto y lleno de rabia.


-¿Es ahí donde te besaste con esa zorra?- preguntó el rubio tranquilamente señalando la sala.
-…si… pero eso no fue nada, Draco, te lo juro, fue un beso por pena… no significó nada para mí.
-Mira Héroe de pacotilla, si hubiera sido por pena mejor le hubieras palmeado la espalda… primero esa zorra y luego el otro imbécil, ¿tienes algo más que contarme, Potter? – Cuando Malfoy escupió su apellido con desprecio, tal como solía hacerlo en el pasado, el rostro de Harry se contrajo de dolor, parecía a punto de llorar.
-Draco, por favor perdóname… no fue mi intención… y es mentira eso de que me acosté con él, ¿cuántas veces te lo repetiré? A él solo lo quería como un amigo, igual que a Ron.
-No, no te voy a perdonar, encima de que me escondes esas dos cosas, también ahora es que vienes a decirme lo del E.D se ve que no confías en mi… que poco me conoces, ¡pero claro¡ pensaste que la serpiente traicionera iría corriendo a los pies del Lord a contarle que el cara-rajada se reúne en un salón del colegio a agitar la varita con otro montón de tarados. Me equivoqué contigo, hasta nunca Potter, esto se acabó.- Comenzó a alejarse y yo respiré aliviado al ver que giró en la dirección contraria a la que me encontraba , sabía que estaba enojado y no quería ser el blanco de su ira.


Cuando Harry finalmente se fue yo me quedé pasmado en el mismo lugar, estaba sorprendido, para que no se hubieran matado a hechizos el asunto era serio.
Dejé eso de lado para poder concentrarme en los E.X.T.A.S.I.S lo que más me alegró de estar en Hogwarts ese año fue el show de fuegos artificiales que nos dieron los gemelos Weasley y la desaparición de la bruja rosa.

El sexto año nos trajo una sorpresa a todos ¡Potter, se había vuelto, bueno en Pociones. Era aún mejor que Granger, y eso era mucho decir, la vi varias veces mirarlo con algo de odio, cuando las pociones del moreno salían mejor que las de ella. Muchos abordaban a Potter por los pasillos, para preguntarle su secreto, pero este solo sonreía y seguía su camino.


Una tarde me quedé pensando, que tal vez el León y la Serpiente, como solían decirle algunos, se habían reconciliado, y el rubio estaba ayudando al moreno en Pociones, fue lo más lógico que se me ocurrió, ya que no había otra manera de que Potter se volviera tan bueno de la noche a la mañana.


Pronto toda esa historia de reconciliación formada por mi cabeza se vino abajo. Ese año, según yo, como único conocedor de la relación que tenían esos dos, me tocó presenciar uno de sus peores enfrentamientos, hasta ahora nunca se habían lanzado hechizos que lastimaran seriamente al otro, pero ese día en los baños, solo se escuchaban hechizos y maldiciones de un lado hacia el otro, sin saber por qué, me entristecí, quería salir de allí, pero me encontraba en uno de los cubículos escuchando todo.


-¡Sectumsempra!…-Y fue todo silencio.


Me arrastré por debajo de los huecos de los demás baños, justo cuando iba a salir vi a Malfoy tirado en el suelo perdiendo sangre a raudales y a Potter mirándolo como si no entendiera qué rayos pasaba. ¡Se desangraba imbécil, no es tan difícil de ver! Salí corriendo de allí, tenía que buscar ayuda, y para suerte o desgracia me topé con Snape, y haciendo acopio de todo mi valor, sin decirle nada, lo jalé de la túnica, importándome poco sus protestas o improperios hacia mi persona.


Cuando llegamos Snape corrió directamente hacia el Slytherin y comenzó a susurrar algo mientras pasaba la varita por el pecho del rubio, solo vi al León ¿llorar? Y correr fuera del baño.


Días después me pasé por la enfermería para recoger unas pociones que necesitaba para uno de los compañeros de mi habitación, iba entrando y Potter venia saliendo, me miró con sorpresa, para luego decirme.


- ¿Tienes un minuto? –Su voz sonaba apagada y me di cuenta que tenía los ojos rojos y la nariz también, aunque trataba de esconder su cara mirando hacia abajo.
Comenzamos a caminar por pasillos desolados, eso me pareció extraño o Potter se conocía demasiado bien el castillo.
-Sabes lo de Draco y yo, ¿no?- Esta vez me miraba fijo.
-No… no sé de lo que hablas, Harry. – Quise mentir, pero soy muy malo para ello. – Si…
- Te vi, ese día fuera de la Sala de los Menesteres y también en el baño, escucha… no te daré explicaciones de por qué estoy con él, solo te pido que lo guardes en secreto. Si se llega a saber, algunas cosas en la guerra podrían cambiar y no estoy dispuesto a perder más vidas de las que ya sé que se sacrificarán y mucho menos someter a Narcisa y Lucius al dolor de la perdida.
Luego de esto se fue dando la vuelta. Y yo seguí hasta la torre de Griffyndor.

~o~o~o~o~


Con la reciente muerte de Dumbledore y la guerra en pleno, Snape se volvió el director del colegio. No volví a ver al trío de oro, ni en la estación Kings Cross, ni siquiera llegando de sorpresa días después, como había pasado en nuestro segundo año. Draco si estaba allí, se le veía ausente durante el almuerzo, ya no molestaba a nadie, incluso se le vio pelear varias veces con sus compañeros de casa y una de esas ocasiones alcance a escuchar Potter y Mansión Malfoy en la misma oración, miles de cosas pasaron por mi cabeza, ¿y si Granger y Weasley habían muerto y nuestro león había sucumbido a la oscuridad? ¿Y si Draco había entregado a Potter? ¿Y si había fingido estar enamorado de él, para poder llevarlo ante el Lord? Muchas cosas trágicas pasaban por mi cabeza, no tenía nada más que pensar pues no sabíamos nada, el colegio se había vuelto una oscura correccional, de esas donde vez al líder cuando decide salir de su despacho, que en este caso era Snape.


Todo estalló cuando un día Neville nos dijo que nos tenía una sorpresa y llegó con Harry, gracias a Merlín mis suposiciones no eran ciertas, pues más atrás venían Granger y Weasley. Poco después nos mandó a llamar Snape, en ese momento Harry se mostró frente al director y comenzó un… por así decirlo “mini-duelo” entró la profesora Minerva y el director, fue algo demasiado épico para olvidarlo, incluso ahora lo recuerdo vivamente.


Cuando la batalla comenzó Potter desapareció “siempre lo hace” pensé, mientras corría por los pasillos en camino a buscar mi varita, porque desde que Snape había asumido el liderazgo habíamos blandido muy pocas veces la varita, en mi apresurado andar los vi, tirados uno encima del otro en medio de uno de los pasillos besándose como si no hubiese un mañana, en ese momento me detuve, tal vez sería la última vez que los vería, tal vez debería pedirle disculpas a Potter, al parecer Draco no se había dado cuenta que yo estaba allí porque su voz sonó de una manera que no había escuchado jamás, estaba ronca de llorar, y aferrado a Potter lloriqueaba un “voy a morir, Potter”, alzó su vista y al verme, su cara fue de sorpresa para luego pasar al desagrado y al odio. No podía pararse porque Harry estaba encima suyo, quien diría que Potter era el dominante allí, pensé entre toda esa mar de desesperación.


-Ah… lo siento, yo solo iba a mi sala común… - iba a seguir mi camino pero Potter me interrumpió.
-No importa, de todos modos tú lo sabías. – Harry se quitó de encima del otro, extendiendo su mano para ayudarlo a levantarse, para esto ya Draco tenía los ojos abiertos como platos hacia el ojiverde. – Si, él lo sabía, pero no importa. – dijo restándole importancia, limpiando con sus manos la ropa negra del otro, pero Draco las alejó de un manotazo y me miró como si quisiese degollarme allí mismo. ¿Qué hacía yo allí aun? No sé. Me sorprendí al ver a Harry besar otra vez a Draco y que este ni siquiera protestara porque alguien más estuviese allí. ¿Cómo podía sobrellevar el carácter de ese rubio? – Vamos. – dijo el moreno tomando al rubio de la mano y al pasar a mi lado apretó mi hombro.
Después de unos momentos de estupefacción seguí mi camino hasta la torre de Griffyndor , donde encontré mi varita rápidamente, aunque estuve tentado a quedarme allí resguardado hasta que llegara mi final, decidí salir a luchar, pertenecía a la casa de los leones, y era un luchador de por sí.


La guerra por fin había acabado, yo sobreviví. ¿Cómo? No sé, fue de puro milagro que uno de esos Mortífagos no me encontrara, pero esta historia no es precisamente de mo, por eso no tengo que decirte como salvé mi trasero, si no lo que pasó en el instante en que un Harry “muerto” llegó al castillo en los brazos del guardabosques, todos estábamos allí , a todos se nos encogió el corazón al verlos, todos tuvimos el mismo pensamiento “es nuestro fin”, todos vimos lo que pasó, pero solo yo pensé que la cara de Malfoy era de preocupación en parte por Potter, y por sus padres claro está…de un momento a otro todo el escenario cambió, Potter estaba con vida y se batía con el señor oscuro, comenzaron nuevamente las maldiciones a volar sobre mi cabeza, y de repente todo comenzó a oscurecer “¿moriré?” antes que por fin todo se apagara.


Me desperté en San Mungo, vendado y con el cuerpo aun dolorido. ¿Qué me había pasado? Mire a todos lados, pero no vi a nadie, me incorpore quejándome un poco al parecer mis costillas se habían roto y no se habían recuperado del todo.


-No te muevas, tienes heridas muy serias. – dijo una voz conocida. “¿de dónde había salido?” pensé. -¿Qué haces aquí?
Escuché pasos caminar hacia mí y luego la cabeza de Potter apareció levitando a mi lado. ¿Cómo hacia eso? le miré confuso y él sonriendo un poco se quitó un manto de encima, no sé qué era pero al parecer le hacía invisible.
-¿Ganaste? – pregunté, teniendo miedo de que todo fuese una ilusión y yo estuviese en alguna especie de cielo donde los ángeles se parecían a Potter.
- ¿Estoy vivo no? – abrió los brazos y volvió a sonreír.
– En la batalla varios hechizos te dieron a la vez, tu cuerpo sufrió gravemente pero pudimos salvarte, tus costillas aun no sanan y tienes varias heridas.- comentó señalando las vendas – Yo he venido constantemente, porque quería agradecerte el que hayas guardado nuestro secreto, significa muchísimo para los dos. – miró por la ventana. – Seria agradable que cuando te recuperes vengas a visitarnos. – me extendió un papel con su dirección. – Estaremos encantados de recibirte. – se paró y me sonrió dándose la vuelta.

-Ocho años después-


Valle de Godric [Casa Potter-Malfoy]


-¡Hermano! No seas malo, dame helado, yo quiero helado. – Decía un pequeño rubio, semejante a Draco, extendiendo los brazos hacia un gran bote de helado que el mayor sostenía sobre su cabeza.
-Ya te dije que no, Scorpius, aún no está la comida. – dijo algo fastidiado, Draco caminando hacia la cocina, donde lo esperaba un sonriente Harry. – No seas quejumbroso, o le diré a mamá que te portaste mal y ya no te dejará venir. – amenazó en broma al pequeño.
-Está bien….-cruzándose de brazos e inflando los cachetes. – Tío Harry, ¿qué cocinas? – caminando hacia el otro jalando su delantal. – Hoy, comida japonesa, ¿te gusta el sushi, no? – miró hacia abajo, acariciando con su mano limpia la cabellera rubia del niño que le recordaba tanto a su Dragón cuando este era más pequeño. – Ve a lavarte las manos, ya casi llegan los demás.


El niño asintió sonriendo y se fue corriendo al baño extendiendo los brazos simulando las alas de un avión, Harry rió y siguió atendiendo la comida.


-No sé cómo te puedes entender con ese pequeño diablillo. – se quejó el rubio mayor, abrazando al moreno por la espalda y dejando un beso en su cuello.
- Pues no sé, amor, es un niño muy tierno, no le digas así. – se rio dándose la vuelta y atrapando los labios del otro con los suyos en una suave caricia.


Se escuchó un sonido proveniente de la chimenea pero ellos siguieron impasibles compartiendo un beso que se hacía cada vez más fogoso, aunque los años hubieran pasado, nunca tenían suficiente el uno del otro, por lo que se les podía ver fajándose donde fuera a cualquier hora.


-Asco. – dijo una voz. – tengan más respeto por la comida, Harry no volveré a comer tu comida, si me entero que follan sobre ella.


Draco se separó de Harry y miró al pelirrojo fingiendo enojo.


– Y tú deberías dejar de fisgonear en casas ajenas, te hubieras quedado en la sala. – Caminando fuera de la cocina – Bienvenido, Comadreja. – lo saludó abriendo los brazos para abrazarlo.
-Buenas tardes, Hurón.- correspondiendo el abrazo. - ¿Dónde está el pequeño angelito? – le preguntó al separarse.
- ¿Por qué todo el mundo insiste en que es un Ángel? Es un diablo, ¿qué no lo ven? ¿O solo yo puedo ver sus pequeños cachitos y cola puntiaguda? – dijo fingiendo aflicción.
- No seas dramático, Malfoy.- dijo otra voz desde la sala. – Lo quieres igual.
-Buenas Owen. –saludó Draco aun sin verlo, tomando a su hermano en brazos que había vuelto del baño, para caminar con él hasta la sala.


Harry y Draco habían decidido vivir en una pequeña casa y no una mansión, ya que una mansión era demasiado grande y ellos querían estar siempre cerca y si algún día adoptaban un niño querían que este se criara en un ambiente donde siempre pudiera estar cerca de los dos, rodeado de amor y calor familiar.


- ¡Tio Owben! – Gritó Scorpius removiéndose en los brazos de su hermano, para que este lo bajase e ir a abrazar a su tío.
-Hola pequeño. – saludó, riéndose porque aun el niño no decía su nombre correctamente, tomó al niño de brazos del rubio y lo alzó en el aire unos momentos para luego dejarlo en el suelo. - ¿Cómo estás?
-Bien. – infló los cachetes. – Pero Draco no me deja comer helado. – se veía tan lindo.
-Después de la comida. – sonrió sentándose en un mueble cercano.
-Oh miren quien llegó, es el fisgón. – dijo el pelirrojo entrando en la sala, con unos cuantos rollos de sushi en la mano.
- No soy ningún fisgón, Ronald. – se echó a lo largo del mueble cerrando los ojos, estaba algo cansado.
-Sí, claro, como usted diga. – ofreciéndole rollos de sushi a Draco, el cual solo los miró en su mano y negó.
- ¿A qué hora llega Hermione? – entró finalmente Harry en la sala, recostando la cabeza de la espalda de Draco, estaba algo cansado.
- ¿Estás bien, Harry? – preguntó Draco, dándose la vuelta despacio para abrazar a su novio.
- Estoy bien, solo me siento un poco cansado. – El trabajo de Auror no era algo fácil, casi siempre estaba de servicio y era muy poco el tiempo que descansaba.
- Ella llegará en unas horas, se le presentaron unos problemas en la oficina, por lo que podemos esperar para comer, y así tú descansas. – ofreció el pelirrojo.
-Es verdad, Harry. – dijo Owen. – Draco puede terminar de cocinar.
-Si amor. –dijo besando su frente. – Vamos, te llevo a la habitación y luego termino todo.
-Pero…-quiso protestar Harry.
- Pero nada, Potter. – Dijo el rubio soltándolo y tomándolo de la mano para conducirlo a la habitación.
-¿Qué le pasa a Tío Harry, tío Owben? – preguntó el niño curioso, mirando a los adultos mientras hablaban.
- Está cansado e irá a dormir un rato. – Abrió los ojos y se palmeó las piernas para que el niño se sentara con él, acción que el infante ejecutó de inmediato.
-Tío….-dijo el niño, cuando el mencionado le respondió a su llamado éste preguntó - ¿Qué es un fi…fisgón? – aún se le hacía difícil pronunciar palabras nuevas.
- Es una persona que escucha cosas y ve cosas sin el permiso de los demás. – intervino Ron sentándose también en un mueble.
- ¿Y por qué el tío owben es un fi… eso…? – dijo el niño algo enfurruñado por no poder decir la palabra bien.
- Pues…. porque tu tío, fue el primero en darse cuenta que Harry y tu hermano se querían.


Draco bajaba de dejar a Harry acostado a regaña dientes, pues este alegaba que se reunian muy poco y quería compartir con ellos, pero Draco lo amenazo con hechizarlo a la cama si no se tranquilizaba, le dio un beso y bajo a la sala, para escuchar eso, de boca del pelirrojo.


- De fisgón a parte de la familia, que demonios…- Dijo el rubio dirigiéndose a la cocina sin detenerse.
-¡Que no soy ningún fisgón por Merlín!

Notas finales:

Espero les haya gustado


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