Me sentía perdido, esto debería ser una pesadilla por lo horrible que se ve para pasarme a mí, pero no. Era real lo que estaba sucediendo, y lo peor es que cada vez se hacía más irreversible.
Se preguntaran como me paso esto, ni yo mismo lo entiendo, solo recuerdo que estaba tranquilamente descansando en mi dormitorio, con un extraño collar entre mis manos que me acaban de regalar, parecía muy antiguo, según David y Gustav, de la antigua cultura nórdica. Lo miraba como hipnotizado, era realmente muy raro, después de verlo un rato me quede dormido.
Desperté, me sentía algo incomodo y me incorpore un poco tratando de estirarme, mire a todos lados y me puse de pie asombrado. No se veía nada alrededor más que dunas de arena y pedazos de roca esparcidos por todos lados, me sacudí la ropa y seguí viendo todo con detalle, el color del cielo se veía de una extraña combinación de azul y verde, y el viento era algo frio.
- ¿Pero qué…?- exclame molesto a la nada- ¿Dónde rayos estoy y como llegue aquí?- cuestione confuso buscando una respuesta, aunque era obvio que nadie hablaría porque no se veía nada por ahí más que piedras y tierra.
Empecé a caminar, y seguía buscando algo que me pudiera dar una pista del lugar en que me encontraba pero ese lugar parecía desértico, a lo lejos alcance a percibir en un instante lo que parecían voces y hice un esfuerzo por acercarme al lugar de donde provenían, esas voces también se acercaban así que decidí ocultarme hasta ver quiénes eran.
Pronto pude verlos un poco mejor, cinco tipos altos que parecían gigantes vestidos con una especie de armadura y de complexión algo robusta y apariencia dura charlaban mientras andaban, riendo y bromeando entre ellos, traían en su manos algunas lanzas lo cual provoco que no se me ocurriera atravesarme en su camino. Me mantuve en mi refugio hasta que pasaron frente a mí, seguían en su charla hasta que uno de ellos silencio a los demás olfateando un poco, luego hizo señal de indiferencia y prosiguieron su camino. Suspire aliviado, pero eso fue un grave error porque volvieron a detenerse y otro de ellos volteo enseguida en mi dirección y corriendo a grandes saltos se posiciono delante de la roca en la que me ocultaba.
Olfateo unos segundos y luego levanto la roca, yo me sujete fuertemente tratando de mantenerme unido a ella, pero él la sacudió y caí justo frente a sus pies. No me moví, pensé que hacerme el muerto funcionaria, pero en lugar de eso me levanto colgándome en su hombro llevándome con él, por la fuerza del impacto y el susto no tarde en caer inconsciente.
En cuanto recobre la conciencia parpadeé abriendo ligeramente los ojos, unas mantas me cubrían y la luz del lugar era tenue, aun así el lugar era acogedor, suspire sonriendo levemente, por un momento creí que esas criaturas querían comerme. Apoyándome sobre mis codos me levante recargándome en el respaldo de la cama donde me encontraba y jadeé levemente del dolor por el esfuerzo.
- No hagas esfuerzos aun. Te diste un buen golpe hace rato, deberías descansar mas- escuche mencionar a un tipo alto, al parecer era uno de los que me habían encontrado.
- ¿Do…dónde estoy?- cuestione apenas nervioso.
- Descuida, estas a salvo. Él pronto vendrá reunirse contigo- respondió el gigante serio.
- Él, ¿quién?- exigí preocupado pero no me respondió ya que en ese mismo instante entro al sitio donde me hallaba otro tipo de esos seguido de lo que parecía ser un chico de cabello negro algo largo y ojos verdes.
Ambas criaturas se colocaron en cada uno de mis costados custodiándome, yo temblé un poco ya que ese chico me miraba fijamente a los ojos. Tenía que admitirlo, se veía atractivo con esas vestiduras negras y finas que portaba, y su forma de caminar tan sutil y elegante atrajo por completo mi atención, su cabello estaba peinado perfectamente hacia atrás y un adorno dorado en su pecho brillaba bajo el chaleco negro que usaba. De la nada me sonrió caminado hasta llegar a estar frente a mí y se sujeto traviesamente del borde inferior de la cama.
- Baldr- pronuncio- miren lo que tenemos aquí, el hijo mas sobreprotegido de Frigga- señalo el chico ojiverde sin apartar su vista de mí.
- ¿Qué? ¿Quién eres tú?- le interrogue extrañado cuantiosamente.
- No te atrevas a hablarle así, no sabes con quien estas tratando- respondió uno de los gigantes a mi lado.
- Ya, ya. Tranquilos todos. Por favor déjenme a solas con mi visita- les indico el chico y sus guardias lo obedecieron de inmediato- Bueno. Me presento. Yo soy Loki, de Jotunheim, y en mi descansa un glorioso propósito. No nos habían presentado oficialmente- aclaro llegando a mi lado derecho y se sentó en la cama.
- ¿Es esto una broma? Porque no le veo la gracia- exprese molesto, como es que se presentaba ante mi haciéndose pasar por un ser mitológico, era obvio que eso era una broma mas de los chicos- si piensas que me voy a creer esa estupidez vete olvidando de eso. Ahora dime donde estoy- le exigí furioso.
- ¿Disculpa? No sé de qué me hablas, a menos que el golpe que te diste en la cabeza te haya afectado, debes dirigirte a mí con más respeto- manifestó el sujetándome de la barbilla- el que debe darme respuestas eres tu Baldr. Dime ¿qué haces tú aquí?- me exigió con voz severa, y por la mirada que me dirigió me quede estupefacto, tal vez el sería muy buen actor o enserio yo había enloquecido y estaba soñando esto.
- Yo, yo no sé como llegue aquí- apenas balbuceé nervioso mirando a todos lados- Esperaba que alguien apareciera y me dijera donde estoy- confesé apenado.
- Muy bien, entiendo que perderse en este lugar es algo factible pero lo que no comprendo es como llegaste aquí- respondió ese chico llamado Loki más calmado volviendo su mano y apoyándola en la cama.
- Ni yo mismo lo sé, estaba en mi recamara mirando un collar que me acababan de regalar y me quede dormido, y cuando desperté estaba en medio de la nada hasta que me encontraron tus secuaces- le explique serenándome también.
- ¿Es ese que está en tu cuello ahora?- cuestiono él señalándome, mire hacia abajo y ahí estaba colgado justamente dicho collar.
- Sss… si, este- respondí tocando el articulo asombrado.
- ¿Quién te lo dio?- volvió a cuestionarme y el también lo toco mirándolo fascinado.
- Una chica, me lo obsequio cuando fui a presentarme a un evento- dije sin mirarlo mientras seguía observando el collar.
- Una humana, una mortal dirás. Aun no me explico cómo es que pudo obtener esto y dártelo- murmuro analítico.
- ¿Por qué lo dices?- pregunte aturdido apartando mi mano del objeto y mire al chico.
- Porque esto es mío, fue un regalo que me dio mi madre- explico el viéndome también.
- ¡Oh!- murmure- pues lo siento, no lo sabía- mencione curioso e hice ademan de quitármelo.
- No, consérvalo por ahora. Se te ve bien- dijo sonriéndome.
- Vale. Por cierto, ¿cómo me llamaste?
- Baldr, ese es tu nombre.
- No, me has confundido- le corregí- Yo soy Bill, Bill Kaulitz.
- ¿De verdad?
- Si, mi nombre es Bill, no Baldr. Así que no sé quién es Frigga, su nombre me suena.
- Frigga es mi madre. Baldr es mi hermano, el Dios de la belleza y la inteligencia según dicen los mortales. Disculpa mi comportamiento anterior, pero es que el parecido es tanto que creí que eras él.
- Descuida. Sabes, me gustaría descansar un poco si no te molesta.
- Seguro, no te preocupes. Seguiremos con esta charla mas tarde. Descansa.
Loki se fue dejándome solo en la habitación y yo suspire largamente, estaba muy confundido, al parecer ese collar tenía algo que me hizo llegar ahí, era la única explicación que encontraba.
Después de un rato me sentí mejor, así que me levante y salí de la habitación con la intensión de explorar un poco el sitio donde me encontraba. Uno de sus guardias me vio y se ofreció a llevarme a ver a Loki, tenia gran curiosidad por seguir hablando con ese chico, me intrigaba conocerlo más y tal vez el resolvería mis dudas.
- Antes de presentarte ante mi señor debes lavarte, será más cómodo para ti- índico el guardia haciéndome pasar a lo que parecía ser un baño- ahí está todo, te dejo a solas un momento- dijo saliendo.
- De acuerdo- concedí procediendo a despojarme de mi ropa.
El agua estaba tibia y agradable, me lave tranquilamente, me seque con lo que parecía ser una toalla y al rato apareció nuevamente el guardia ofreciéndome un atuendo muy parecido al estilo de la ropa de Loki.
- Usa esto, al señor Loki le agradaría que lo trajeras. Te espero afuera- dijo serio.
- Muy bien- respondí tomando el vestuario entre mis manos y mirándolo con detenimiento y el guardia volvió a marcharse.
Me mire en el espejo, no podía negar que me quedaba bien esa clase de vestimenta, verifique por última vez que luciera bien y sonriendo ampliamente salí de ahí.
- Loki te espera. Vamos- dijo el gigante al verme y yo asentí sin dejar de sonreír.
Algo estaba a punto de suceder, me emocionaba presentarme ante el vestido de esta manera, tenía un buen presentimiento de lo que pudiera ocurrir. Sonara extraño también, pero me entusiasmaba aun más el saber que lo vería de nuevo, creo que algo en su mirada me atraía y quería averiguar porque.
Llegamos a una gran puerta de madera y el guardia la abrió, era una habitación muy grande, Loki estaba sentado en un extraño sofá y en cuanto me vio me invito a sentarme a su lado.
- Hola. Te ves muy bien así Bill- me alabo él cortés.
- Hola. Gracias- murmure algo apenado- disculpa si te interrumpí, pero quería verte, sigo sin entender donde estoy- dije tímidamente.
- Bueno, esto es Jotunheim, es el mundo de los gigantes. A ellos no les simpatizan mucho los humanos, pero no te preocupes, estas a salvo conmigo- explico él con una sonrisa.
- Vale, ¿y este collar es especial?- inquirí interesado.
- Así es, con el puedes viajar en el tiempo, entre mundos, es muy particular. Mi madre creyó que si me lo daba yo comprendería mejor mi pasado y seria más agradecido con lo que tengo, pero yo eso claro que lo valoro, solo esperaba aceptación por parte de mi padre, que él fuera el que entendiera lo que soy- respondió poniéndose serio.
- Oh si, el siempre le dio preferencia a Thor- murmure recordando.
- No menciones su nombre frente a mí, por el estoy aquí, ocultándome- expreso con voz pesada.
- Lo siento, no quise molestarte.
- No, está bien. No es tu culpa.
Ambos sonreímos y nos quedamos mirando, nos fuimos acercando despacio, nuestros rostros casi se rozaban al igual que nuestros labios, no sé cuánto tiempo paso pero ese momento fue interrumpido cuando un gigante entro, llego hasta nosotros y le hablo a Loki en el oído, él volvió a ponerse serio y le ordeno que se fuera.
- ¿Todo bien?- indague en un murmullo.
- No. Alguien debió haberte visto, mandaron una tropa de Asgard por ti- dijo Loki entrecerrando los ojos- como siempre, no me dejan tener visitas- bufo molesto.
- Les diré que yo quiero estar aquí- exprese seguro- Espera, ¿saben que estas aquí?- medite confundido y Loki asintió- ¿entonces porque te ocultas aquí?
- Les interesa mantener la paz con los gigantes, así que aquí no pueden tocarme- índico calmándose.
- Qué buena idea. Pues vamos entonces y saquemos esas tropas de aquí- lo alenté sonriéndole.
- Quisiera hacer más que eso, darles una buena lección, pero ahora no es buen momento- contesto más animado- ya veremos qué pasa- finalizo con voz decidida y se puso de pie, yo lo imite sin dejar de sonreír.
Salimos de la recamara, caminamos hasta la salida de ese extraño castillo, afuera ya estaban varios gigantes haciendo valla entre la tropa asgardiana y el palacio. Loki miro a sus visitantes expectante, puso una de sus manos en mi hombro y sonrió.
- No te dejes intimidar, no son tan rudos como parecen- me susurro serenándome.
- Temo por ti- dije sincero.
- Yo estaré bien. Los demás podrán no hacerlo, pero tu confía en mí- dijo serio mirándome a los ojos, yo asentí levemente y el volvió a ver al frente.