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Coffee Shop por ArielHellishKoneko

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Cazadores de Sombras y sus personajes no me pertenecen, son todos obra de Cassandra Clare. 

Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. 

Notas del capitulo:

Hola! 

Este es el primer fanfic Malec que escribo y todo gracias a que ya va a ser navidad y a mi obsesión con la nieve. 

 

Espero les guste! 

19/12

 

 

Hoy tal vez iba a nevar.

Quería que nevara, era todo en lo que podía pensar. Observaba a las personas a través del cristal, todos llevaban chamarras gruesas y algunos otros unas cuantas capas de ropa delgada. La mayoría caminaba rápidamente por las calles. Algunos, supongo, iban tarde al trabajo o a sus clases y corrían esquivando a las personas. Era como un juego, tenias que evitar a todas las personas y si lo lograbas probablemente tendrías un premio.

La campanilla de la puerta sonó y yo deje de mirar por el ventanal. Mire hacia la entrada, un par de chicas acababan de entrar. Trataban de calentarse las manos mientras miraban el menú que estaba colgado en la pared y se acercaban a mí. Suspiré y limpie un poco el mostrador con un trapo que tenía en el mandil. Las chicas se acercaron mientras yo les sonreía amablemente.

-Buenas tardes ¿Qué van a ordenar?

Una de ellas me miró por un momento y dio media vuelta yendo en busca de una mesa vacía.

 -Un americano y un chocolate caliente, por favor- me dijo con una sonrisa.

-¿Para tomar aquí?

Asintió con la cabeza. Sus ojos eran verdes y brillaban.

-En un momento se los llevan.

Volvió a asentir con la cabeza y le dedique una sonrisa de oreja a oreja.

-Por cierto, tus ojos son lindos.- le dije sin dejar de sonreír.

Abrió los ojos levemente, agachó la cabeza casi enseguida y dio media vuelta sin pronunciar ninguna palabra. La vi llegar junto a su amiga y susurrarle cosas al oído, sonreí agachando un poco la vista. Ese tipo de chicas eran tan predecibles. Iba a voltearme para preparar las bebidas cuando algo golpeo mi cabeza y me cubrió los ojos por un rato.

-¡Deja de coquetear!- me gritaron con voz chillona.

Me quite el trapo que me habían aventado de los ojos y voltee a ver a mi atacante.

-¿Mary?- pregunté con el ceño fruncido.

-¿Esperabas a alguien más?

Negué con la cabeza recargándome en el mostrador.

-Tú no me dejas jugar nunca y encima me avientas trapos a la cabeza- reclamé frunciendo la boca – ¡Me cuesta mucho hacerme este perfecto peinado!

Rodó los ojos y puso los brazos en garras sobre su cintura.

-Eres el jefe, actúa como tal y deja de coquetear con niñas de secundaria.

Se volteó y comenzó a mover cosas para preparar un par de bebidas. La observe con los brazos cruzados sobre el pecho. Traía los mismos jeans deslavados de siempre, la playera morada de la cafetería, el mandil negro y el cabello recogido en una coleta alta.

-Mary- le llamé con voz dudosa – ¿Subiste de peso?

Dejo de mover las manos y se quedó completamente quieta.

-¿Qué dijiste?

-Te ves más gorda- le conteste sonriendo levemente –Deberías cuidarte, pronto serán las cenas de navidad y engordaras mas y así no conseguirás novio.

Soltó un gruñido enojada, volvió a mover los brazos para preparar la bebida. Tomó una charola y la puso sobre el mostrador casi azotándola, enseguida tomó la taza con la bebida que estaba preparando y la depositó sobre la charola, esta vez más suavemente. Alzó el brazo y apuntó hacia una de las mesas.

-¡Ve a entregar esto a la mesa 5, Magnus!

-No grites, querida- indique poniendo un dedo sobre mis labios –Hay clientes.

-¡Ahora, Magnus!

-No puedo, tengo que hacer un americano y un chocolate…

-¡Ahora, Magnus!- repitió esta vez mas enojada.

Sonreí, tomé la bandeja con la bebida y me dirigí a la mesa que me había indicado. Estaba aburrido y hacerla enojar y que hiciera las bebidas me daba un poco de diversión. La campanilla volvió a sonar sin que yo le prestara atención. Llegué a la mesa que me había indicado Mary. El señor que estaba sentado en la mesa escribía algo en su computadora sin poner atención a nada mas, deje la taza sobre la mesa y él apenas y me dio un leve vistazo.

Regresé al mostrador con la bandeja bajo el brazo mientras tarareaba una canción que había escuchado en la mañana. Mary acababa de poner unas bebidas en una nueva bandeja, dejé la anterior en el mostrador y le sonreí, aunque sabía que debe de estar un poco enfadada aun. Tomé las bebidas y me dirigí a la mesa de las chicas, deje las bebidas en la mesa y le sonreí a la chica de los ojos verdes, ella simplemente agacho la vista. Realmente es fácil jugar con chicas como ella. Cuando regresé de nuevo con Mary, ella estaba haciendo otra bebida.

-Mary- le llamé recargando mis codos en el mostrador

Ella se volteó y me miró dudosa. Tomé un mechón de mi cabello y lo jale con dos dedos.

-¿Acaso no soy el mejor y más sexy jefe del mundo?

-Lo que tu digas- respondió rodando los ojos y volviendo a su trabajo.

Sonreí y miré de nuevo por el ventanal, la gente seguía pasando rápidamente, sin esperarse un momento a disfrutar su vida. Era un desperdicio vivir así. Un momento después volví a sentir que algo caía en mi cabeza, esta vez solo tapándome a medias, mi visión. Me quité el trapo de la cabeza y miré a Mary arrugando la nariz.

-¿Qué te dije sobre mi cabello?

Ella soltó una pequeña risa.

-Me vas a agradecer por esto- dijo poniendo una taza de café cappuccino en la bandeja –Mesa 8.

Ladeé levemente la cabeza mientras tomaba la bandeja y ella me guiñaba un ojo. Me dirigí a la mesa sin despegar la mirada de la taza que estaba rebosante. Cuando llegué a mi destino deje la bandeja con cuidado sobre la mesa y después miré al ocupante de esta. Era joven, delgado, piel pálida, cabello negro y ojos azules. Espectacularmente hermosos ojos azules. Lo miré y me miró por un momento antes de mirar la que sería su bebida. La tomó y la quitó de la bandeja. Seguí mirándolo por un momento, quería volver a ver sus ojos.

-Son hermosos- dije sin moverme ni un milímetro.

Él alzó la vista y me miró, ahí estaban de nuevo, esos hermosos ojos azules.

-¿Qué?- preguntó enarcando levemente una ceja.

Le sonreí levemente.

-Tus ojos son hermosos - le dije sin dejar de mirarlo –Son realmente perfectos.

Abrió un poco los ojos y desvió la mirada hacia la izquierda y luego hacia la derecha mientras sus mejillas comenzaban a volverse rojas.

-Disfruta el café.

Di media vuelta y me dirigí al mostrador con una sonrisa de oreja a oreja. Cuando llegué Mary se recargó sobre el mostrador y me sonrió insinuantemente.

-Soy la mejor, lo sé.

-Tu bono de navidad podría llegar antes- le dije mientras miraba distraídamente hacia afuera de nuevo –Ahora, largo, yo me encargo de atender aquí.

Se encogió de hombros sin quitar la sonrisa de su cara mientras se iba a limpiar alguna mesa. Me posicione en una parte del mostrador donde pudiera ver al chico sin ninguna molestia. Él miraba su celular de vez en cuando, a veces sonreía y a veces arrugaba la nariz, en pequeños ratos dejaba el celular en la mesa y sin despegar la mirada de la pantalla comenzaba a mover el café con la cucharilla. Un momento después alzó la mirada y se encontró con la mía, sus mejillas volvieron a colorearse y desvió la mirada. Sonreí de oreja a oreja.

-Un americano, por favor- pidió Mary interponiéndose en mi vista.

-Hazlo tú.

Bufó y se adentró para hacer el pedido. Seguí mirando al chico hasta que dejo el celular y se dispuso a tomarse el café, que ahora debía de estar frio. Unos minutos después la chica de ojos verdes y su amiga vinieron a pagar. Les sonreí levemente, les cobre y las despedí con un hasta pronto. Cuando dirigí mi mirada a la mesa del chico el ya estaba caminando hacia mí. Esbocé una sonrisa de oreja a oreja mientras él se acercaba, rápidamente dejó una tarjeta en el mostrador.

 -¿Disfrutaste tu bebida?

Asintió con la cabeza pasándome de nuevo la tarjeta. La tomé y me encargue de cobrarle mientras veía el nombre en la tarjeta. “Alexander Lightwood”. Le pasé la máquina para que pusiera su firma.

-Lindo nombre- le dije mientras firmaba.

Frunció levemente la boca y sus mejillas volvieron a colorearse.

-Mi nombre es Magnus Bane.

Apreté un par de cosas mientras se hacia el cobró a la tarjeta.

-No es muy original ponerle a un establecimiento el nombre de su dueño.

Sonreí de lado.

-Mi nombre se oye bien en cualquier parte.

Escuche que soltó una risa irónica. Tomé el recibo y escribí mi numeró de teléfono en el, lo envolví alrededor de la tarjeta y se la di.

-Ahora, tú.

Alzó la vista y me miró enarcando una ceja.

-¿Me llamaras?- pregunté señalando su tarjeta y el recibo.

Bajó la vista, miró el recibo y se dio cuenta de los números escritos en él. Incluso sus orejas parecían volverse rojas. Empezó a tartamudear cosas incomprensibles, sonreí y me incline un poco más para verlo de cerca. Cerró los ojos y guardo el recibo y la tarjeta en el bolsillo de su pantalón, se acomodó la mochila que llevaba al hombro y dando media vuelta salió del lugar lo más rápido que pudo. Lo seguí con la mirada hasta donde pude. Me apoyé sobre el mostrador y sonreí de oreja a oreja.

-Quita esa sonrisa de tu cara aun hay clientes para atender- me ordenó Mary tratando de zarandearme.

-Acabo de ver a la persona más sexy del mundo...

-Claro, claro.- me interrumpió bufando mientras comenzaba a preparar algo.

-…y los ojos más hermosos del mundo.

Volteé mirando de nuevo hacia afuera, aún no empezaba a nevar, pero ya no quería pensar más en eso. Había una sola cosa que estaba empezando a hacer estragos en mi cabeza.

Alexander Lightwood.

 

 

Notas finales:

Ese fue el primer capítulo. Mañana subiré el siguiente.

Espero les haya gustado. 

Dudas, Aclaraciones o felicitaciones son bien recibidas, si dejan un review me harán feliz. 

 

MUCHAS GRACIAS POR LEER


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