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La pasión que me une a ti por Smile Gazerock

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Notas del fanfic:

Esta vez me anime a escribir un Aoi x Uruha, esperó que sea de su agrado ^-^ supongo que con un capítulo más estará listo.


Eso es todo, así que disfruten de la lectura <3

Aquel pueblo era uno muy tranquilo, característica que se daba gracias a que era de un tamaño bastante menor y que se encontraba algo alejado de la ajetreada ciudad. En este pequeño lugar habitaban ancianos, adultos y niños bastantes alegres que jugaban entre sí, sin embargo, había un niño que no jugaba con los otros, no porque fuera discriminado o algo así, simplemente él no compartía los gustos de los niños de su edad y prefería escuchar los sonidos de la naturaleza: el del viento al mecer las hojas de los árboles, el del agua corriendo por los arroyos, el canto de las aves, entre otros muchos ruidos que solían escucharse lejos del bullicio que emitían los demás niños.

 

Takashima Kouyou, ese es el nombre del pequeño niño que se encontraba en estos momentos caminando hacia otro lugar. Lo que sucedió fue que los padres de los niños quisieron comer en un lugar tranquilo cercano al pueblo, y de esta manera terminaron instalándose en el lugar que Kouyou solía utilizar para escuchar la naturaleza.

 

Durante su caminata, Takashima no podía hallar ningún lugar con las características semejantes al lugar al que siempre acudía, mas en el instante que iba a darse por vencido, una peculiar melodía llego a sus oídos. Abstraído en el hermoso sonido que captaban sus oídos, Kouyou empezó a caminar hacia, donde él suponía, estaba la fuente de aquella melodía, y entonces se encontró con un hombre que tocaba una guitarra.

 

Los ojos de Takashima se iluminaron, él adoraba las guitarras, pero sus padres no contaban con la situación económica para comprarle una, mas eso no fue un impedimento suficiente para que cada vez que en la televisión mostraran a alguien tocando la guitarra, él se quedara embobado contemplando los movimientos de los dedos de la persona sobre las cuerdas de la guitarra sin importar que fuera acústica o eléctrica, ya que Uruha presentaba una adoración a todo tipo de guitarra.

 

-por lo visto tengo un espectador- comento el hombre que se encontraba tocando la guitarra con una sonrisa en su rostro y que poseía cabellos negros al igual que sus ojos.

 

Kouyou no pudo evitar asustarse frente a la repentina aparición de la voz del mayor que era suave y tranquila, bajó la cabeza porque el nerviosismo lo invadió y comenzó a jugar con sus manos por esto mismo. También sintió algo de frustración frente a su timidez, le hubiese encantado poder pedirle que le enseñara a tocar la guitarra, pero ninguna palabra salía de su boca, estaban estancadas allí negándose a salir.

 

-vamos no te pongas nervioso, acércate un poco más para que puedas escuchar mejor el sonido de la guitarra, después de todo eres un amante de la guitarra como yo-

 

-¿Cómo lo…?-

 

-vamos niño lo tienes pegado en la frente- interrumpió a Takashima antes de que terminara su pregunta –por cierto me llamo Shiroyama Yuu, pero como tú eres un amante de la guitarra puedes decirme Aoi-

 

-mi nombre es Takashima Kouyou- comentó algo apenado el menor.

 

-¿y tú apodo?-

 

-n…no tengo un apodo-

 

-bueno eso se puede arreglar, vamos Kouyou necesito que me mires para ver que apodo darte- el menor asintió y elevó su mirada dejando al descubierto su rostro y tras verlo unos segundos Aoi exclamó –Uruha-

 

-¿he?-

 

-Uruha, te queda perfecto, eres muy bello después de todo, pero no como yo- comentó con una sonrisa de superioridad a lo que Kouyou simplemente sonrió un poco sonrojado.

 

Luego de las presentaciones, el recién apodado Uruha, se acercó a Yuu para observar cómo este tocaba la guitarra y quedo maravillado tras unas tres canciones que eran de la autoría de Shiroyama. Por otro lado el mayor estaba a gusto tocando para aquel chico que compartía su misma pasión por la música y las guitarras.

 

-¿quieres tocar algo?- preguntó extendiéndole la guitarra a lo que Kouyou solo negó con la cabeza –vamos te mueres por tocar, lo veo en tus ojos-

 

-n…no, es que yo no sé tocar la guitarra- reveló completamente apenado mientras dirigía su mirada a sus pies.

 

-¡no sabes tocar!, pero que decepcionante, y yo que pensé que eras un amante de la guitarra- y tras decir estas palabras Aoi tomó su guitarra y el estuche de esta y comenzó a alejarse del lugar, por lo mismo Uruha elevó la mirada llena de miedo frente a la idea de que aquel que tocaba la guitarra se fuera.

 

-¡no!- gritó con pánico el menor mientras se posicionaba frente a Yuu y le impedía el paso.

 

–Jajajaja- se comenzó a reír de la nada tras unos minutos de silencio en los que no dejó de observar a Takashima de manera fría y distante –no puedo creer que te creyeras esa broma- y así sin más continuó riendo mientras que Uruha hizo un enorme puchero para luego darle la espalda al mayor.

 

-no fue gracioso- exclamó algo sonrojado y aún con sus mejillas infladas.

 

-vamos que eres inocente, ¿Cuántos años tienes?- le preguntó mientras le desordenaba el cabello al menor.

 

-tengo diez años ¿qué edad tienes tú?- le preguntó, esta vez, dirigiéndole la mirada.

 

-yo tengo diecisiete, así que trátame con respeto- le habló mientras agarraba una mejilla del menor entre sus dedos.

 

-el respeto se gana- comentó mirando la bella guitarra acústica de Aoi con una mirada ilusionada.

 

-ya sé cómo ganarme tu respeto Uruha-chan- habló con voz cantarina para luego dejar libre la mejilla de Kouyou.

 

-¿Cómo?-

 

-dime, ¿me ganaría tu respeto si te enseño a tocar la guitarra?- el menor solo abrió los ojos asombrado y sus mejillas se tiñeron de carmín.

 

-¿de verdad harías eso?- preguntó con una enorme sonrisa en su rostro frente a lo que Aoi simplemente asintió –muchas gracias y tienes más que mi respeto- habló Uruha mientras abrazaba al mayor que luego de la sorpresa por el repentino contacto, se decidió a acariciar la espalda del menor.

 

-bueno entonces comencemos de inmediato, no hay tiempo que perder-

 

Y de este modo comenzaron las clases para el pequeño Takashima Kouyou o Uruha. Los acordes que tocaban era fáciles pero de igual manera lo hacía muy bien para ser la primera vez que tenía entre sus manos una guitarra, este hecho fue el que dejó impresionado a Aoi quien de inmediato tuvo altas expectativas con Uruha, le veía un excelente futuro en el mundo de la música si seguía puliendo sus habilidades. Reforzaron los acordes por unos minutos más hasta que comenzó a oscurecer.

 

-supongo que lo dejaremos hasta aquí- comentó Aoi mientras guardaba su guitarra.

 

-Aoi ¿tú no eres de este lugar?-

 

-no, solo vine para quedarme una semana- frente a la aclaración del mayor Uruha lo miró asustado –tranquilo deja que te explique ¿sí?- Kouyou solo se limitó a asentir –siempre me encuentro viajando y me quedo una semana en cada lugar al que voy, me gusta sentirme libre y por eso viajo-

 

-¿habías venido antes a este pueblo?- preguntó con una enorme curiosidad.

 

-sí ya había venido varias veces, siempre vengo una semana por mes, es mi lugar predilecto-

 

-pero yo nunca antes te había visto- comentó con un puchero Takashima.

 

-déjame pensar- hizo una breve pausa para luego continuar -¿habías venido antes a este sector?-

 

-no-

 

-es por eso, yo siempre me quedo en este sector nunca me muevo de aquí, incluso hay una casa cercana que es rentada por una anciana muy amigable y en esa me instalo-

 

De esta manera Uruha y Aoi siguieron hablando acerca de ellos hasta que llegaron a la casa del menor y Shiroyama se fue a la casa rentada. Así pasaron los días y Kouyou reforzaba los acordes ya enseñados y los nuevos. Tanto Yuu como Takashima se divertían en sus clases, pero lamentablemente la semana llegó a su fin, y junto a esta Aoi tuvo que irse y lamentablemente fue una despedida triste. No, Uruha no lloró y Aoi tampoco lo hizo, pero el sentimiento de tristeza se hizo presente en los ojos de ambos, sobre todo en el pequeño Kouyou que al fin se sentía comprendido, y aquella mirada en el menor fue la que obligó al mayor a dejarle su uñeta favorita, con la que había tocado por primera vez su guitarra, para que de este modo el más bajo tuviera la seguridad de que volvería.

 

Y así lo hizo. Al siguiente mes, una semana cualquiera, el pequeño Kouyou se disponía a ir a su escuela ya que las vacaciones ya habían terminado, entonces al salir de su casa se encontró con una espalda que conocía y que lo dejó sorprendido mientras que inconscientemente agarraba la uñeta que se encontraba en su pantalón. No emitió ninguna palabra solo se quedó observando la espalda que se encontraba frente a él no siendo capaz de creer que se encontraba en la realidad. ¿Cuántas veces no había soñado con lo mismo?, solo sabía que las suficientes como para ya no recordarlas.

 

-Uru-chan ¿te acuerdas de mí?- preguntó el mayor a Uruha quien se limitó a asentir con sus ojos abiertos desmesuradamente -vamos ¿qué sucede ya no quieres las clas-?- pero se vio obligado a callarse tras recibir el repentino abrazo del menor.

 

-¡volviste!- gritó entusiasmado sin apartar su cara del pecho del mayor.

 

-por supuesto que volví- dijo acariciando suavemente la espalda de Kouyou -pero ahora tienes que ir a la escuela- y soltó una pequeña risa cuando escuchó el bufido del menor.

 

-no es necesario que vaya, me quiero quedar contigo y tocar guitarra, pero antes ten tu uñeta- dijo extendiéndole el trozo triangular.

 

-la guardaste- comentó con una enorme sonrisa mientras observaba su preciada uñeta.

 

-por supuesto, era parte de nuestra promesa y además es un objeto muy preciado para ti-

 

-hablando de guitarras, te tengo una sorpresa así que cierra los ojos- y tras decir esto el más pequeño cerró sus ojos y esperó paciente -está bien, puedes abrirlos-

 

Uruha abrió lentamente sus ojos, estaba verdaderamente emocionado, amaba las sorpresas con todo su corazón como cualquier niño de su edad. Con una pequeña risita boba dirigió su mirada que se encontraba en sus pies al mayor y de esta manera sus ojos se abrieron enormemente con un inmenso brillo, mientras que su peculiar boca se abría lentamente y sus manos temblaban levemente debido a la sorpresa que significaba la hermosa guitarra acústica que se mostraba frente a sus ojos. Era simplemente fantástica y poseía un brillo particular el que se reflejó en sus ojos.

 

-e...es p...pa- intentaba articular alguna oración coherente pero nada salía de su garganta.

 

-es para ti- le dijo al percatarse que era lo que Uruha quería preguntarle, y entonces los abultados labios del menor se curvaron en una enorme sonrisa.

 

-gracias, gracias, gracias, Aoi muchísimas gracias-

 

-es una de mis novias favoritas y te la regalo solo porque sé que tú la cuidarás- le comentó con una enorme sonrisa -vamos a tocar la guitarra- propuso mientras le extendía su mano a Takashima quien feliz la apretó con la suya y se fue corriendo a aquel lugar donde habían comenzado sus clases de guitarra.

 

Al llegar al lugar comenzaron con la clase, Kouyou se veía muy entusiasmado y tocaba con gran dedicación la hermosa guitarra emitiendo suaves y dulces sonidos. Cuando el mayor creyó que las clases eran suficientes comenzó a contarle de sus aventuras por, prácticamente, todo el mundo. Mientras que Aoi hablaba Uruha tocaba suavemente la guitarra, cada vez que la tocaba era capaz de sentir una corriente eléctrica recorrerle toda su espalda, de verdad que ama tocar la guitarra con todo su ser y de esta manera tan amena se fue el día para ambos.

 

Cómo Takashima había entrado a la escuela, sus horas de ensayo y de las propias clases de guitarra habían disminuido considerablemente, hecho que lo deprimió bastante, mas no era razón suficiente para amargarle los momentos felices que pasaba en compañía de Aoi. Kouyou se sentía realmente feliz, el mayor había cumplido su promesa, le estaba enseñando a tocar lo que más le apasionaba y le regaló una guitarra. El menor no podía dejar de pensar que tenía una enorme deuda con Shiroyama y eso se lo dejaba saber siempre que se juntaban para las clases y le preguntaba, si es que ahora quería aceptar dinero por las clases que le daba, mas Yuu siempre lo rechazaba.

 

Nuevamente llegó el tiempo de la despedida, esta vez fue más tranquila ya que Uruha tenía claro que Aoi cumpliría su promesa y de este modo Yuu se fue a recorrer el mundo con la promesa de Uruha de que cuando volviera habría mejorado tocando la guitarra, para así no retrasar las clases.

 

Aoi iba cada mes al pueblo donde Takashima vivía por una semana en la cual no perdía tiempo en enseñarle nuevas cosas sobre las guitarras, ambos eran felices. De vez en cuando tocaban juntos unas melodías que Aoi creaba las que eran simplemente hermosas. Varias veces Shiroyama había alentado al menor a que creara una melodía, pero este siempre se rehusaba, alegando que aun no se encontraba listo para ello, y por esto mismo siempre estaban discutiendo.

 

La otra mitad del pequeño poblado conoció a Aoi cuando Uruha lo invitó a su casa a comer de la tarta que había hecho. La belleza del mayor no paso desapercibida y prácticamente todas las chicas se encontraron atraídas hacia Shiroyama acción que le molesto de sobremanera a Uruha, y más aun cuando el mayor empezó a coquetear con todas, así que le dijo que nunca más volverían a ir porque era muy ruidoso, cuando en realidad se encontraba celoso de que alguien más llamara la atención de Aoi.

 

Todo iba perfecto, las clases, la bella amistad que habían forjado Aoi y Uruha, la rapidez con la que Uruha aprendía y el ambiente que siempre los rodeaba, pero lamentablemente esta perfección tuvo que llegar a su fin de manera inesperada.

 

-Shima tengo algo que decirte- le habló al chico de ahora doce años.

 

-¿qué sucede?- le preguntó algo nervioso frente al tono serio usado por el mayor.

 

-siéntate- el menor se limitó a acatar la petición que le había hecho el mayor sin emitir ninguna palabra –antes de decirte algo, quiero que me prometas que te lo tomaras con calma-

 

-lo prometo, me lo tomare con calma, pero por favor dime que está sucediendo, porque está claro que esto tiene que ver con tu extraño comportamiento en los últimos días-

 

-como sabes, mi única familia es mi hermano mayor que se encuentra en un hospital- Uruha se limitó a asentir sin saber a donde quería llegar –y recordarás que yo gano dinero a través de la música- nuevamente el menor asintió –lo que sucede es que hace algunas semanas me contactaron para decirme que mi hermano necesitaba de otro medicamento el que era bastante más costoso, por lo que me vi obligado a encontrar un trabajo junto a él, en Estados Unidos-

 

La cara de Kouyou se descompuso, bajó lentamente su mirada hacia el suelo intentando procesar la información que hace segundos atrás Aoi le había revelado, y a pesar de que la frase se repetía una y otra vez dentro de su mente, Takashima aun no era capaz de comprenderla por completo. La desesperación poco a poco lo comenzó a inundar, la idea de encontrarse alejado de Aoi por un periodo mayor al acostumbrado le parecía simplemente descabellada, el menor ya se había acostumbrado plenamente a la compañía de Yuu y fue entonces que, movido por la desesperación, Uruha rápidamente se abrazó a Shiroyama, apretándolo fuertemente contra su cuerpo, como si de este modo lograse que no se fuese de su lado.

 

-Uruha- dijo suavemente mientras acariciaba el suave cabello del menor –sabes que me tendré que ir, no se por cuánto tiempo me vaya y lo peor es que no se si volveré-

 

-no…no te vayas- pidió con voz entrecortada Uruha mientras que se aferraba más al cuerpo del mayor.

 

-debo hacerlo Uru-

 

-¿por qué me dejas?-

 

-porque mi hermano me necesita- dio un breve suspiro y continúo –si tu madre se encontrara enferma y necesitara tu ayuda ¿qué harías tú?-

 

-la ayudaría- susurro suavemente.

 

-lo mismo debo hacer yo con mi hermano-

 

-está bien, comprendo- dijo separándose de Aoi mientras limpiaba las lágrimas de sus mejillas con algo de torpeza.

 

-mira, te dejaré esto para que siempre me recuerdes- habló mientras depositaba en la mano del menor su preciada uñeta.

 

-n…no, no puedo aceptarla- dijo con la intención de devolvérsela a Shiroyama pero este se negó.

 

-es un regalo-

 

-p…pero- protestó Uruha mientras hacia un notorio puchero el que era un indicio de un futuro llanto.

 

-si no lo aceptas me enojaré-

 

Finalmente Kouyou terminó aceptando el preciado regalo que el mayor le estaba ofreciendo, para luego continuar hablando sobre cualquier tema a excepción de la despedida de Aoi. Ambos habían aceptado ese mudo acuerdo de no hablar del tema, de dejarlo de lado y disfrutar del momento que eran capaces de tener juntos, tocando sus guitarras en una suave melodía que lograba hacer más amena la charla que ambos estaban llevando a cabo.

 

La despedida llegó y esta vez Uruha lloró, y no solo el menor, Aoi también derramó un par de lágrimas al ver casi imposible la idea de volver junto al pequeño a continuar con las clases de guitarra. Ambos estaban uno frente al otro, observándose mutuamente, gravando en su memoria cada rasgo del otro para así no olvidarlo, pasaron largos minutos en la misma posición sin perder el más mínimo detalle del otro, minutos que a ellos le parecieron segundos, minutos que se vieron interrumpidos con la voz de la azafata rogando a los pasajeros del vuelo de Aoi que se acercaran.

 

Paralizados, así se encontraban el menor y el mayor, no eran capaces de mover ni un solo musculo hasta que la segunda llamada se hizo presente. Aoi movió lentamente sus pies, los que, según su apreciación, parecían plomo, con dirección hacia donde se encontraba el avión que debía abordar, cuando unas manos rodearon su cintura fuertemente a lo que él respondió posando sus manos en la espalda de Takashima quien se convulsionaba pocas veces por el llanto. Yuu intentó tranquilizar al menor con pequeñas caricias en la espalda y cabeza de este.

 

-debo...-

 

-debes irte, lo sé- dijo separándose lentamente del mayor mostrando sus ojos con rastros de lágrimas.

 

-quiero que te cuides y practiques con tu guitarra, porque cuando regrese quiero ser capaz de tocar una canción junto a ti- comentó con tristeza al saber que se encontraba diciendo una mentira.

 

-lo haré, me cuidare y cuando regreses te darás cuenta que seré un excelente guitarrista- habló con una triste sonrisa sabiendo perfectamente que el hecho de reunirse era algo que, posiblemente, no se llevaría a cabo, mas Uruha no quería perder su esperanza.

 

Un último abrazo y el menor vio como Shiroyama abordaba el avión, una mueca triste se formó en su rostro y las lágrimas nuevamente comenzaron a salir. El único que había sido capaz de comprenderlo se había ido, y lo más seguro es que haya sido para siempre. Caminó como un autómata hasta su casa sin importarle que golpeó a cinco niños, dos perros estuvieron a nada de morderlo y en tres ocasiones casi fue atropellado por un automóvil. Se sentó en el suelo alfombrado de su habitación y con la bella guitarra y uñeta de Aoi comenzó a crear una triste melodía.

Notas finales:

Mi orografía es horrenda, así que si se me pasa algún error me avisan, si les gusto pueden dejarme un review *///*, si no les gusto alguna crítica me serviría :’) eso es todo no l@s molesto más.


Bye <3


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