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"Cielo, Gravedad, Nube" por RebornNatsu

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Notas del fanfic:

Hallo~

Aqui traigo este nuevo shot~ este surgió cuando leia el manga y pensaba "Rayos...quiero ver a Tsuna con Enma estos dos ukes se ven perfectos". No encontraba ningun fic o shot de este pareja que me agradase, y son escasos... Asi que me decidi por hacer uno yo misma~ 

Ya que tambien me gusta el 1827 me decidi por meter esta pareja~ aunque quedo mas como mención. Queria enfocarme en el 0027.

Sin mas habladuria espero que lo disfruten, este es el primer shot que me animo a escrbrir de este anime que me encanta~ 

Oh~ y ¡Feliz Navidad!

 

 

PD: Katekyo Hitman Reborn no me pertenece.

  En una amplia oficina se encontraba un castaño esperando por una persona. Tenia rasgos finos, una presencia que lo distinguía del montón y parecía estar rodeado por una esencia de armonía.

  El joven firmaba unos documentos y leía con atención cartas de suma importancia. Se notaba lo agitada que era su vida con tan solo 24 años. Antes de que este pudiese tomar el próximo documento que requería su increíble autógrafo como Vongola Decimo. La calma de la habitación fue interrumpida por un llorón joven de quince años que entró abriendo de golpe.

  Los papeles volaron en el momento en que este mismo se hizo consumido en el escritorio y pedía por la ayuda del joven castaño.-

-¡TSUNA! AYUDAME –decía entre sollozos el chico bovino.-

  El castaño suspiró y dirigió su vista hacia el agresor. Un pelinegro de aura asesina y tonfas en ambas manos entraba.-

-¿Y ahora porque estas molestando a Lambo, Hibari-san? –Interrogó el castaño a la vez que palmeaba la cabeza del chico. Esto parecía molestarle al pelinegro.-

-Dijo que te vio de nuevo con Enma –Escupió de mala gana, con el ceño fruncido. Sus palabras inquietaron al Vongola que esta vez miró con molestia al quinceañero, dejando así la compasión de querer salvarlo.-

-¿Tienes pruebas acaso? –Apartó el cuerpo de Lambo de su escritorio y coloco sus codos, recostó su mentón en los nudillos y adquirió así su pose de “mafioso”. Con los años enfrentar a su guardián de la nube no se había hecho tan complicado.-

-Si las tuviera ya te estaría mordiendo hasta la muerte, Sawada Tsunayoshi –admitió forzado y guardo sus armas.-

  Hubo un silencio y en este el pelinegro se acercó al escritorio del castaño, omitiendo a la miedosa vaca que aprovechaba la situación para huir. Tomó del mentón al chico y lo besó de esa forma posesiva.

-Estoy harto de que se junten ustedes dos herbívoros .-Volvió a reafirmarle a su pareja castaña, esta solo suspiro y asintió con su cabeza, Hibari podía llegar a ser tan posesivo.

  Pero, ¿Por qué a Hibari-san le inquieta que Tsuna y Enma se vean? ¿Acaso no son solo amigos?

  Es cierto que el pelinegro Hibari no tiene porque preocuparse, se supone que son solo un par de herbívoros, los cuales al juntarse hacen el dúo de inútiles. Más si se trata de una pelea real forman el “Hyper” dúo. ¿Entonces?

  Todo tiene que ver con que hace un mes descubrió una desagradable sorpresa. El había vuelto de una misión, una muy agotadora por supuesto. Era obvio que buscaría a su pareja y “jefe”, tanto para informar el resultado de esta, como para buscar un poco de relajación de tenerlo entre sus brazos. Pero terrible fue su sorpresa cuando en realidad otro se le había adelantado.

  En la habitación del Decimo, se encontraba este y un pelirrojo chico, los dos en la cama, desnudos y con sus manos entrelazadas. Kyoya de inmediato había entendido lo pasado entre esos dos. Con furia desenvainó sus tonfas, bajo la impresión de su pareja y el terror reflejado en el rostro del pelirrojo. Fueron mordidos hasta la muerte, de formas distintas.

  El chico de carmín cabello se había llevado tremenda paliza a pesar de las intervenciones y acciones para defenderlo de su “amigo” Tsuna-kun, y el mismo castaño había tenido que soportar otra paliza y noche de sexo violento. Esa había sido la peor ira del guardián de la nube.

  Con eso, se suponía que esos dos habían aprendido la lección. No tenia que volver a descubrir a esos herbívoros juntos. Pero estos eran simplemente demasiado molestos. Varias veces había descubierto a Kozato Enma en la oficina del castaño, el no tenia que ser un genio para adivinar que aparte de entregarle documentos importantes o hablar, había ocurrido un par de besos entre esos dos. Así como descubrir que salían juntos algunas veces y pasaban tiempo a solas. Todo bajo una excusa de amistad.

-¿Estas volviendo a pensar en eso? –Exclamó Tsuna, había llevado su mano al rostro del pelinegro y le estaba propinando una suave caricia, con mucho cariño.-

  Hibari solo estuvo en silencio mirando a su preciado herbívoro, si no lo amara con esa locura hace mucho tiempo lo hubiese mordido de verdad hasta la muerte. Tampoco aguantaría ese tipo de acciones adulteras de Tsuna. Aunque la mayoría surgía de sus divagaciones y algunos rumores. No tenia nada del todo concreto a parte de la noche que les descubrió en el dormitorio.

-Ya te dije que es un malentendido, no hay nada más que amistad entre los dos, Hibari-senpai –Susurró lo último de forma muy sutil al pelinegro, sabia que este le encantaba cuando le llamaba así, le hacia recordar los días en su preciada escuela Namimori, y como recién empezaba la relación con el pequeño Tsuna.

-No tenían porque estar desnudos y con sus manos entrelazadas –Contestó secamente y volvió a besarlo con la misma posesividad, robando todo el oxigeno del jefe.-

  Las palabras no salieron de Tsuna, no podían hacerlo debido a que la lengua contraria se infiltró en su boca, avanzando por toda su cavidad bucal y recorriendo sus dientes, no dejaba un solo rincón sin probar cada vez que entraba. Cuando el oxigeno faltó ambos se separaron. La puerta se abrió despacio, como si estuviese temerosa.

  Los dos hombres dirigieron su mirada a esta buscando al causante de eso, encontraron a Enma en el marco, con los documentos en mano. Saludó entonces con una sonrisa especial al castaño y con un asentimiento muy asustadizo al pelinegro.

  Hibari le miraba como todo un carnívoro, no se apartó de Tsuna, estaba defendiendo a su herbívoro de otro. Sawada suspiró y miró a su pelirrojo amigo haciendo un gesto de que podía acercarse.-

-¿Es el informe sobre el que hablamos? –Preguntó con calma mientras tomaba el bulto de hojas y las leía. El temeroso Enma asintió bajó la mirada de ese feroz depredador.-

  Sin embargo, no pasó mucho tiempo y Kozato se retiró, sabia que cuando su amado amigo se encontraba con la pareja oficial no podía pasar demasiado rato con él, tendría inconvenientes o podría ser mordido hasta la muerte por los celos de Kyoya.

-Me encantaría que dejaras de intimidar a Enma de esa manera –Comentó el Decimo con los documentos en sus manos. Con el tiempo ya no usaba honoríficos en el nombre de su amigo cosa que mosqueaba a Hibari.-

-Es culpa de ese herbívoro por ser tan patético –Recriminó Kyoya a la vez que tomaba asiento en el cómodo sofá de esa oficina. No había prestado atención a esos documentos, ni mucho menos a la pequeña carta escondida que había en ellos, la cual fue tomada por Tsuna y escondida rápidamente por miedo a su pareja.-

  Cuando la carta estuvo asegurada, el Decimo dejó los papeles y se levantó acercándose a su nube. Con los años su cintura se había hecho más ensanchada, había ganado altura y su cabello había crecido. Sus ojos se habían vuelto mas pequeños, ahora siempre parecía que tenia la última voluntad activada.

  Ese cuerpo ganado por el castaño encantaba a su pareja, sabia que cuando Tsuna se acercaba de esa manera quería decir que venia una buena sesión de sexo. Los dos se deseaban en ese momento. Las manos de Kyoya se acentuaron en su estrecha cintura,  y sus dedos llegaron a rozar sus glúteos. El castaño se acercó lo suficiente hasta colocar sus rodillas en el sofá, cubriendo ambos lados del pelinegro sujeto.

  Una sonrisa apareció en los labios de Tsuna. Su guardián de la nube no tardó en actuar como un carnívoro. Recorrer el cuerpo de su jefe con sus manos y llenarlo de besos y feroces mordidas. Abrir las piernas del cielo y entrar en el. Embestir con fuerza a esa armonía de firmamento.

  Una nube tomando con firmeza a un amplio cielo. Regándolo con una lluvia blanca al final.

-¿Ya estas mas tranquilo? –Comentó el castaño en sus brazos, volviendo acariciar ese varonil rostro. Su pareja perdía los estribos cuando presenciaba a Kozato Enma cerca de Tsunayoshi.-

-Cállate herbívoro –fue su seca respuesta, no quería aceptar todavía los celos enfermizos que le provocaba.-

-Solo tu puedes tomarme Kyoya –pronunció de forma dulce el castaño y esa sonrisa volvió a dibujarse en sus labios, con verdadera tranquilidad como lo caracterizaba pertenecer al elemento cielo.-

  El pelinegro sonrió complacido, tomó la mano de su Vongola y la besó con un cariño que nadie pudiese creer en semejante tirano disciplinario. Tsuna sonrió y tras pasar el rato como una melosa pareja, llenándose de mimos, palabras románticas (principalmente por parte de Tsunayoshi). Hibari Kyoya se arregló la ropa y ayudó a su pareja con esa tarea también. Ambos tenían que seguir con su trabajo, Tsuna como jefe y Hibari como el asesor externo tenia varias cosas que hacer.

-Llegaré mas tarde esta noche –Comentó el pelinegro arreglándose su corbata.-

-¿Tienes mucho trabajo? –Tsuna caminó hasta su escritorio situándose de nuevo en esa cómoda silla.-

  Recibió un corto “Hm” de su pareja y este salió de su oficina. La sonrisa de Tsunayoshi volvió aparecer, de su cajón sacó la carta recibida por su amigo Enma leyéndola.

 

“Buenas Tsuna-kun.

Escuche que ya volvió Kyoya, eso solo supone malas noticias para mí… pero sabes que también me agrada. Me agradan todos en Vongola. Aunque se que no le agrado a tu novio.

Tengo esta noche disponible. Iré a visitarte.

Enma Kozato”

  Cuando terminó de leer la carta sonrió, acarició la firma de su amigo con cariño y guardó la carta en un cofre custodiado por la poderosa llama del cielo. Tenia mas cartas guardadas en el, todas de Enma. De Hibari nunca había recibido una, todas los escritos románticos y poemas eran pertenecientes a su fiel amigo.

  Antes de que el sol se ocultara totalmente, Tsunayoshi volvió a su habitación. Entró en ella, y antes de que pudiese buscar con su mirada la cama sintió como unas manos cubrían sus ojos. Eran unas muy suaves y delicadas, las conocía perfectamente.

-Enma –susurró con cariño ese nombre y acarició las manos que cubrían sus ojos. Detrás de él sentía la respiración de su amigo.-

  El jefe de Shimon sonrió y poco a poco hizo descender sus manos hasta el pecho de su amigo consiguiendo estrecharlo en un abrazo. Con los años habían crecido, pero siempre se habían mantenido con alturas iguales entre ellos. 

-¿Me extrañaste? –Susurro en su oreja el pelirrojo, sus manos se movían en su pecho como quien acaricia los de una chica.-

  La cabeza Vongola sonrió, su amigo era muy ocurrente, incluso en esas situaciones parecía que se gastaban bromas. En unos sutiles movimientos pegó su cadera a la contraria, parecía que usaran telepatía por la forma de entenderse, pues Cozart caminó junto con Sawada, moviendo las caderas de ambos, parecía el tren de baile.

  En la cama el primero en moverse fue Tsuna, tan acostumbrado a la forma de esa suave colchón que sus movimientos parecían los de una serpiente. Con habilidad se había colocado sobre su amigo, entre los dos había comenzado una húmeda lucha de sus lenguas.

-¿Traes aquello? –Comento Tsuna cuando la falta de oxigeno le había provocado separarse-

-Justo del tamaño que deseabas, querido –Exclamó el Shimon y de la bolsa de papel extrajo un consolador de doble cabeza.-

  Tsuna sonrió, su amigo sabia complacerlo, el juguete sexual era justo como el hubiese deseado. Era de color violeta con detalles rosados que simulaban lo rugoso. Construido con un grosor considerable, perfecto para alguien tan glotón como él. Con el empaque en sus manos lo abrió y saco ese “chico”. Sus manos comenzaron a frotarlo, era del estilo flexible, no tenia olor a ningún plástico o instrumento que hayan usado para fabricarlo, con una textura real. Esos detalles solo podían ser ofrecidos por la marca “Jelly” (el castaño era un gran conocedor).

-¿Y esto? –Preguntó, pues al momento de examinar el centro notó un interruptor que no había visto en otros de esa marca.-

-Es una sorpresa, este es un modelo nuevo… -Contestó su amigo, con un deje de emoción y malicia que no pasó desapercibido por el castaño.-

-Soy impaciente –Sonrió de lado.- No puedo esperar mucho a que me la muestres –Comenzó a retirar las prendas del contrario.-

  Actuaban con tanta confianza, incluso la timidez de Enma Kozato había desaparecido hace unos años, ahora era un hombre que quitaba sin pena las prendas de su mejor amigo y amante.

  Con el tiempo y tanto entrenamiento proporcionado por su guardián de la nube, Tsu-kun se había vuelto todo un profesional, la desnudez era tan natural que muchas veces había querido trabajar en su oficina desnudo. A diferencia de sus intimidades con Kyoya, estando con Enma se tomaba mas tiempo en los besos, mas saliva, mas danza con ese musculo. Su pareja oficial era hosco y no muy dado a pasar mas de cinco minutos tan solo besando a su pareja, muy distinto de Kozato, que parecía querer besarle eternamente.

  “Son demasiados besos” –tuvo que susurrar Tsuna para que pudiesen pasar a lo siguiente etapa, donde ambos acariciaban su zona erógena, esas que solo otro pasivo conoce, los dominantes muchas veces las omiten al no saber lo mucho que se disfruta. Por ejemplo detrás de las rodillas, en el calor del momento esta zona tiene una piel especialmente delgada y sensible, con los movimientos adecuados tu pareja estará ronroneando como un gato. Así era precisamente como le gustaba a Tsunayoshi.

  No paso demasiado antes de que un ansioso pelicafe tomara su posición favorita. El refrescante 69. Lo primero que sentían eran las caricias en el muslo inferior, subiendo lentamente y al mismo tiempo, tenían una sincronización cuando hacían esas cosas. Las lenguas se enrollaban alrededor de los miembros durante la felación. Y las succiones se escuchaban ruidosas debido a la saliva. “Es muy distinto, los vellos de Hibari-san son negros, los de Enma son rojos” Pensaba Tsuna a medida que adentraba mas el miembro contrario en su boca, sus labios rozaban ese vello púbico rojizo.

  Entonces, Tsuna pensó en su guardián de la nube, Kyoya enloquecería si lo encontraba en esa posición con Shimon. Una simple paliza no sería suficiente para ambos y lo sabía, pero eso lo hacia excitante ¿no?.

-Que rosada… -Exclamó el pelirrojo a la vez que con sus dedos separaba esos redondos glúteos, dejando expuesta aquella entrada anal.-

-La tuya se ve un poco palida –Le respondió el castaño haciendo lo mismo que su amigo.-

  Ambos sonrieron y de nuevo emplearon sus lenguas, esta vez las deslizaban circularmente alrededor del agujero. Haciéndolo brillar con tanta baba, ni los suaves gemidos de los dos lograban distraerlos de esa tarea. Cuando la entrada se ponía tan mojada por fuera era más fácil hacerla palpitar con ansias. Era otro de los “tips” conocidos solo por pasivos.

  Al mismo tiempo, los dos hicieron frotar su dedo índice y con un jadeo hicieron entrar el primer dedo. El primero en sentir insuficiencia fue el trasero del joven Vongola, un dedo no era suficiente. Necesitaba cuatro como mínimo, eso lo entendía el jefe Shimon, así que fueron aumentando los dedos.

  Con cuatro dedos abriendo las entradas de ambos jefes, los gemidos de estos se desbordaban como el agua, inundando la habitación. Cuando se acercaba el momento ambos pasivos tomaron asiento uno frente al otro en la cama. Cada uno tomó un respectivo lado del juguete sexual.

-La última vez lo dejaste demasiado seco –Reclamó Tsuna antes de que empezase el proceso de lubricación manual. Su amigo solo sonrió de lado.-

-Esta vez lo haré bien.

  Los dos se sonrieron y luego entrelazaron las manos que estaban utilizando para tomar por el medio al consolador. Sus lenguas volvían hacer uso de su babosa agua producida por sus glándulas. La punta diseñada realistamente comenzó a brillar, semejante a sus agujeros anteriormente. Cuando la saliva comenzaba a deslizarse de la punta a los bordes, Enma pensó en la imagen de un helado derritiéndose, que llegaba hasta los dedos ensuciándolos con azucaroso liquido. La lengua del castaño se movió un poco más rápido y la cabeza de este ahora estaba concentrada en empapar los bordes y largo del artificial miembro masculino. Enma le siguió un poco después haciendo lo mismo.

  Cuando estuvieron listos ambos abrieron sus piernas y colocaron el lado que había sido ensalivado por otro. Enma el que preparó Tsuna, y el castaño el que dejo listo el pelirrojo Hicieron contacto visual, sus ojos se cristalizaban y sus pupilas se dilataban como si fuese una mirada de enamorados. Aunque el castaño  tuviese otro amor.

  “V-o-y a e-n-t-r-a-r” Deletreó con sus labios Enma y apoyando el extremo entre sus glúteos, lo empujo de tal forma en que el primero en sentir la penetración de la cabeza fue Tsuna, poco después le siguió él. Cuando lo hacían de esa manera se olvidaban de que era un consolador, parecía que de verdad fueron los miembros propios, para el castaño eso que entraba en él era Enma, no Hibari, ni ningún juguete sexual.

  Llegaron a la mitad del largo y se detuvieron, estaban jadeando, Enma a diferencia de Tsuna limitaba sus encuentros sexuales con su amigo, era de esperarse que no estuviese tan acostumbrado como Sawada, el cual ese mismo día había estado con Kyoya, pero pensar en eso dolía un poco para el pelirrojo. Un suave movimiento del castaño le hizo salir de sus pensamientos, este busco su mano y volvió a entrelazarla. Poco a poco comenzaban a moverse, lento al principio por hacer que el pelirrojo amigo tomara mas costumbre.

  Por el deseo del Vongola, la posición tuvo que cambiar, se voltearon quedando arrodillados, sus traseros seguían unidos por el mismo juguete. Enma escabulló su mano por debajo, buscó la de su amigo, cuando lo hacían tenia una desesperación por unir sus manos siempre, era la forma en que sentía estar más cerca del otro.

  Tsuna se movía con fuerza, embistiéndose de tal forma que sus traseros chocaban salpicando líquidos. Se aferraba a la mano de su amigo y se impulsaba en una estocada donde los dos se movían, cuando sus glúteos se golpeaban era como recibir nalgadas, su piel se enrojecía un poco. Engañar a su pareja de esa forma había dejado de remorder su consciencia desde hace tiempo. Moviendo sus caderas contra su amigo se olvidaba del pelinegro.

  El pelirrojo sonreía debido al placer, llevó su mano libre a un pequeño interruptor del artefacto, y lo presionó. Los ojos del castaño se abrieron de asombro cuando notó lo que provocaba ese botón.

-So-son… -Clamaba con la respiración agitada y retorciéndose.-

  El pelirrojo solo sonrió jadeante, lo que activaba ese pequeño botón era las pequeñas “espinas”, con punta redondeada y con rasposos “pelitos”, en el cuerpo del consolador. Incluido un movimiento rotatorio, el cual encantaba a su castaño amigo, ¿Y porque mentirse? A él mismo le encantaba también. Sus paredes anales eran rascadas por esas espinas emergentes. Se exageraba, pero para ambos era como si el largo de ese aparato fuese a llegar al intestino.

 -Enma…Enma….

-Tsuna-kun… Tsuna…

  Se llamaban los dos cuando estaban cercanos al orgasmo. Un par de movimientos mas y la blanquecina sustancia salió disparada de sus miembros como un chorro. Sus respiraciones estaban agitadas, sus cuerpos con finas gotas de sudor, sus manos seguían entrelazadas y aun no daban señal de querer soltarse.

-Tengo miedo… -Confesó Tsuna luego de una pausa.-

-¿Por Kyoya?

  El castaño asintió y prosiguió hablando.

-Tiene una personalidad difícil… se que una paliza no bastara ahora, ya me lo ha advertido muchas veces…

  Hubo otra pausa, al mismo pelirrojo le atemorizaba un poco. Después de cinco minutos se movieron y sacaron el juguete. Los dos se llenaron de mimos y luego el pelirrojo entendió que debía irse. No querían algo como aquel día en que fueron descubiertos.

-Nos vemos luego –Se despidió este después de levantarse y vestirse.-

-“Buonanotte”  -Acompañó su despedida con el movimiento de sus dedos en un coqueto gesto y sonrió. Esta sonrisa se borró cuando su amigo salió por la puerta.

  Después del calor del momento podía pensar con mas calma, esperaba que nadie viese salir a su amigo, o tendría de nuevo que aguantar una discusión con Hibari, o soportar a su guardián del relámpago que metiera de nuevo la pata. Suspiró.

¿Por qué ese no podía ser un secreto entre Enma y él?

  El castaño se levantó y tomó una ducha, no quería correr el riesgo de ser encontrado en esa sospechosa forma por el pelinegro, si se daba el caso de que este llegase pronto. Al salir vio en el paquete del consolador algo que no notó la primera vez. Atribuyo eso a que antes se concentró mas por sacarlo.

  Tomó el sobre entre sus manos y lo abrió, había una carta en el interior. La leyó en voz alta, era un poema nuevo escrito por su amigo:

“Quiero que esto solo lo conozcamos tú y yo, mi amor

No quiero que haya rumores de terceros que lo mancillan y lo hacen ver como algo sucio,

Quiero que las criticas desaparezcan.

Que el agua se convierta el vino y

Que lo nuestro deje de estar en costante peligro.

Quiero poder decir abiertamente “Ti amo”,

Dejar de temer por el lobo feroz.

 

Para: Sawada Tsunayoshi”

 

  Una pequeña y nostálgica sonrisa se formó en sus labios, tener a dos personas enamoradas no era algo de juego o fácil.

“Creo que decepciono al primo… soy un desastre en mi vida amorosa”

  Pensó antes de quedarse dormido. Al fin y al cabo, Kyoya llegaría tarde esa noche.

Notas finales:

¿Les ha gustado?

Haganmelo saber con un review~ Me sirve de animo para seguir escribiendo~

 

PD: No acepto criticas destructivas, no sirven de nada.


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