La mañana comenzó como siempre, se levantó tan temprano como de costumbre preparo su café, leyó las noticias más interesantes del periódico y se dirigió sin retardos a la universidad en total tranquilidad pues sus días no parecían sufrir cambios últimamente, aunque esto no le molestaba, a pesar de todo Rivaille era un hombre solitario y apreciaba la calma.
Sin embargo y a pesar de la común mañana su día fue cambiando gradualmente, para empezar se había encontrado con su fastidiosa compañera la doctora Hanji una mujer adicta a su trabajo, veía el cuerpo humano con fascinación más que cualquier otra cosa, como si en ello residieran los secretos del universo o la fórmula de la vida eterna, por ello era peligroso hablar sobre la anotomía humana sin recibir mínimo 4 horas de clases sobre esta.
-¡Hey! ¡Hey! Rivaille ¿Lo sabias? ¿Lo sabias? Hoy llevaremos a los chicos a la morgue, ¡la morgue! A que es genial, no puedo esperar-
-Que interesante, ahora déjame en paz maldita necrófila-
-Vamos pequeño, si lo pides te puedo llevar-
-No me interesa en lo más mínimo ver cuerpos apestosos e inertes pudriéndose, ya he tenido suficiente-
-¿De qué hablas? ¿No eres solo un maestro de historia? tu solo lees sobre las muertes no las ves no sabes cómo lucen aquellas personas no conoces los detalles las pruebas de—
-Corta eso ya maldito freak- la interrumpió
-Si los alumnos supieran como eres no te respetarían tanto- dijo entre risas la mujer de rojos cabellos
-No me interesa…- gruño
-Vale, si te animas ya sabes dónde estoy- añadió riendo con más fuerzas antes de desaparecer por una esquina
Que mujer tan molesta pensó el hombre de ojos grises mientras revisaba algunos exámenes, la mayoría con calificaciones lamentables a excepción de un chico de nombre Armin Arlelt uno de los 3 chicos nuevos que habían ingresado o eso había escuchado en los pasillos, dio un trago largo al amargo café cuando entro por la puerta una chica de cabellos anaranjados.
-Disculpe… Rivaille el rector Erwin lo está buscando-
-Claro ahora voy, gracias Petra-
Entro a la habitación firme y decidido como siempre, imponiendo su presencia. A pesar de su baja estatura no era víctima de bromas respecto a ello como comúnmente suele pasar al dar clases a jóvenes y es que nadie se atrevía a enfrentarse a él, según rumores antes de ser el profesor que era había sido un delincuente peligroso y esos rumores se avivaban gracias a que aquel maestro solía andar por allí con el ceño fruncido nadie se metía con el nadie excepto esa cuatro ojos enferma.
-¿Qué pasa? Te vez de peor humor que de costumbre – le dijo el rubio levantándose de la gran silla para saludarle
-No es nada, ¿para qué me necesitas?- se sentó pesadamente sobre una de las dos sillas frente al gran escritorio de lo que parecía roble negro
-Es sobre este chico nuevo, Eren Jaeger está aquí gracias a una beca de futbol pero le va pésimo en lo académico, necesita un tutor o esa beca no le servirá de nada-
-En otras palabras ¿quieres que cuide del mocoso?-
-Solo será un tiempo enséñale todo lo que puedas-
-¿Por qué el interés en el chico?-
-No sabía que eras celoso Levi-
-Que molesto- chasqueo la lengua –Solo dime porque es tan importante y de eso dependerá que le ayude o no-
-Es el hijo de un buen amigo-
-Entonces es así, entonces ¿Por qué no le enseñas tú?- contesto agregando una de sus famosas miradas asesinas
-Escucha el chico está bajo mi cargo, el mes pasado sus padres murieron en un accidente automovilístico, me gustaría enseñarle pero tengo suficiente trabajo con los chicos que acaban de ingresar y las actividades que tienen que ser realizadas en este mes, tu más que nadie debe saber lo ocupado que estoy-
Rivaille sintió que el oji azul dijo esto tan fríamente no estaba seguro si era una artimaña para convencerlo o realmente le dolía la perdida, aunque al tratarse de ojiazul no importaba realmente sabía que en el fondo toda acción realizada por aquel sujeto tenía su finalidad, tal vez por eso se había enamorado de él eso o la magnífica forma en que siempre lograba obtener todo lo que quería
-Solo podría ayudarle con historia-
-Enséñale como se debe estudiar, tráelo de vuelta al mundo-
-¿Por qué no se lo pides a la estúpida cuatro ojos?-
-Seguramente le haría reventar el cerebro en el primer día-
-No soy bueno con los niños-
-¿Por qué estas poniendo tantas escusas? Es que te gusta que te ruegue ¿es eso?- dijo con una sonrisa en los labios
Ciertamente disfrutaba de aquello pero no era momento de juegos, justo ahora estaba viviendo tranquilamente y cuidar de un estúpido mocoso no traería más que problemas
-¿Entonces… Aceptas?-
-No tengo más remedio, solo por ser tu- suspiró –…acepto-
-Por cierto, ¿se podría quedar en tu departamento?-
-¿Porque tendría que?- contestó exasperado
-No estoy mucho en casa, si acaso solo voy a dormir y dejar a un chico de 18 años con la hormona a todo lo que da solo en casa… bueno eso no es cuidar, confió en que sabrás educarlo-
-Estas abusando de mí- cruzo los brazos y coloco una pierna sobre la otra, mientras se recargaba hacia atrás en la silla
-Solo un poco, pero te recompensare- dijo parándose de su lugar y comenzando a caminar, hasta estar detrás del peli negro
-Vale, pero si la caga lo tiro a la calle- accedió poniéndose de pie también, ya era bastante patético mirarlo hacia arriba como para quedarse sentado y mirarlo como una hormiga ve a un árbol
-Muy bien, eso me basta- contesto y alzándole el rostro lo beso en los labios
-El otro día fue en el auto ¿acaso ahora quieres hacerlo en tu oficina? Que tipo más pervertido-
-No- dijo riendo –no ahora, porque ahora te presentare a tu joven pupilo. Señor Jaeger Pase por favor- alzo la voz en esta última frase
La puerta se abrió tímidamente tras de ellos, tan natural como una cortina al ser empujada por el cálido viento de verano, un chico de cabellos marrones y ojos de un color que Levi no pudo distinguir entro a la habitación.
-Mi nombre es Eren Jaeger, encantado de conocerlo por favor cuide de mi- fue su comentario al entrar junto con una leve reverencia
Definitivamente este sería el fin de su tranquilidad y el inicio de sus problemas…