Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Express Wife por ChizuruTakachan

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

5:00 am hora de México, y yo les traigo unas poquitas palabras más. 

¡GRACIAS A QUIENES SE ALEGRARON DE QUE ESTUVERA DE VUELTA Y ME LO HICIERON SABER! *3* Les dije que no me iba a tardar... AHORA LEAN. 

 

Chap. 3 “Las lágrimas de Kohara.”

 

~*~SHOU~*~

Una semana después, mi cara ya no estaba hinchada. Los moretones en mi cuerpo ya casi desparecían y tenía una habitación reconfortante, con una linda vista a un parque cercano. Trataba de no molestar a Ji Yong, las pocas horas que se encontraba en casa. La madre de él, venía un par de veces para cerciorarse de mi buen estado. Era una mujer muy amable, incluso me regaló un curso para aprender coreano, ella dice que para que pueda levantar mi demanda y se haga algo en contra de quienes me trajeron aquí. Obviamente no sabe que eso sería: demandar  a su hijo.

No sé por qué él, no ha dejado que me vaya. Supongo que su conciencia se lo impide.

Todos los días me levanto, me aseo, desayuno, aseo un poco la casa, duermo una siesta, preparo la comida, como, duermo otra siesta, meriendo y me voy a dormir. Detalles más, detalles menos.

Hoy me he quedado dormido mientras veía por la ventana, no sé por qué tendría Ji Yong una mecedora aquí, pero me ha servido de mucho.

—¡Ya tenemos hambre bebé!

A pesar de tener apenas y días, me he acostumbrado a hablarle a mi bebé. Descalzo como me encontraba, me encaminé a la cocina, ya me saboreaba un sándwich de pollo con mostaza y recién salido del horno tostador. Me encontré con Ji Yong y una muy guapa chica en el sofá, las luces estaban encendidas y ella de inmediato notó mi presencia.

—Yo… lo siento… no quise interrumpir.

—¿Él, quién es? No sabía que querías un trío… Mira que carita tan linda se carga. —Ella se irguió con una sonrisa perversa, orgullosa de que le viera en tal condición. Con el vestido caído hasta las caderas y el tórax completamente expuesto.

—¿Necesitas algo Kohara? —Él, se abrochó rápidamente los pantalones quitándose de encima a la chica.

—Yo… no, nada. Estaba dormido, no sabía que habías llegado. Con permiso.

Mientras corría a mi habitación, no podía dejar de pensar en lo linda que era la chica. Tenía unos senos perfectos y una cintura delicada.  Levanté mi camiseta frente al espejo, repasé con la mirada mis caderas, eran un poco más marcadas que las de cualquier hombre, seguramente por el tratamiento al que fui sometido. Mi abdomen sólo era plano, nada de músculos marcados y cuadrícula de six pack. Obvio yo no tenía senos, sólo un par de tetillas claras un poquito más hinchadas de lo normal, debido al montón de hormonas que me habían suministrado. Nunca había sido una belleza andando, ni cómo hombre, ni cómo mujer. Al menos no en comparación con esa chica.

—¿Puedo pasar Kohara?

—Sí. Adelante… —Acomodé mi camiseta y fingí estirarme con pereza.

—Supuse que te levantaste por hambre, —me sonrojé al ver que dejaba en la mesita un sándwich justo de lo que quería, acompañado de un gran vaso de jugo de naranja. —Come entonces, no te puede bajar el azúcar seguido.

—Gracias.

—El fin de semana iremos a hacer las compras de la despensa, así prenderás donde quedan los lugares cercanos, por si necesitas salir a comprar algo. Que descanses.

Son detalles como estos, los que valen más de lo que uno puede decir…

 

*~*~*~*

Doce semanas han pasado desde mi llegada. ¡Tan rápido! Llamé un par de veces a mi familia para hacerles saber que estoy bien. En cuanto a Ji Yong, lo había visto sólo una vez por semana. Tengo entendido que su negocio fue un éxito, por eso ahora además de un sueldo mayor, tenía más trabajo. Por mi parte, asisto a mis consultas puntualmente, no tengo mucho que hacer, así que para lo indispensable ya sabía moverme por la Ciudad. Y a estas alturas del camino, ya cuento con dinero para lo básico.

Ji Yong, sigue trayendo a sus conquistas con regularidad, optó por mandar a redecorar el ático, —aunque en realidad es el cuarto de servicio—, para que allí me quedará. Yo sigo sin entender para que me quiere aquí, bien podría mandarme de regreso a mi País y ahorrarse todos los inconvenientes. Él no tiene ningún acercamiento en cuanto al bebé se refiere, sólo se entera de las revisiones por los cargos hechos a su estado de cuenta, he llegado a pensar que sólo espera que nazca el bebé para quitármelo y mandarme deportado. Cada vez que pienso en ello, termino angustiado. Durante todo este tiempo, mi bebé ha sido mi única compañía, probablemente y si regresara a Japón, será el único familiar que me quede.

No sé qué será de mí si esa es su verdadera intención. Dice el doctor que estoy deprimido, yo sólo sé que no hay muchas razones por las cuales sonreír.

Amano-san es una buena persona, cada vez que llego del súper con mis compras me ayuda a subirlas, incluso hasta mi pequeña casita, como llamamos a mi cuarto en la azotea en broma. Apenas tengo una diminuta pancita, pero tener antojos estando solo, en el último piso, no es sencillo. He optado por guardar golosinas e incluso comida en el frigobar, para no toparme con las chicas de Ji Yong, una de ellas, incluso me hizo prepararle el desayuno pensando que era la servidumbre. Fue bastante grosera por cierto.

¿Me preguntó si a todos los que nos compran los tratan así? Tal vez mi amiga fue la aguja en el pajar y por eso a ella le fue bastante bien en la vida.

 

~*~JI YONG~*~

 

Sólo bastó que presentara el examen positivo, dos semanas después de que llegara Kohara, para que tuviera mi asenso oficializado. Se podría decir que todo iba a la perfección, hasta que comenzó a molestarme toparme con él por las mañanas. Noté como se veía más demacrado, incluso había bajado de peso a pesar de que siempre le veía comiendo. Así que mandarlo al ático fue la mejor opción. Es un lugar espacioso, redecorado para cubrir sus necesidades y en cuanto nazca el niño, podría atenderlo con tranquilidad.

Todo estaba saliendo perfecto.

— Ji Yong, muchacho… ¿Qué tú no descansas? ¡Ya es muy tarde!

—Claro que sí, Señor Lee, sólo era urgente que terminara con estos planos.

—Seguramente tu esposa detesta el despacho por robarle a su flamante marido.

—No. Al contrario, es una persona muy comprensiva, entiende perfecto que de esto comemos.

—Por cierto, no nos has mostrado ni una fotografía de ella, ¿tan hermosa es que no quieres que nadie la vea?

—Si es una persona hermosa físicamente, pero ha sido todo tan presuroso, que no estamos vinculados realmente.

— ¡Oh, vaya! Es una pena… pero son los riesgos al adquirir una esposa. Te comprendo, un amigo no terminó de compenetrarse, que termino por dejarla libre. Espero ese no llegue a ser tu caso.

—En este momento no lo es, pero tampoco lo descarto. Si más adelante no logramos llevarnos bien, no dudaré en quedarme con mi hijo, y dejarle volver a su País. Con el tiempo seguramente conseguiré a alguien más.

Lo tenía todo planeado, había revisado minuciosamente el contrato y no hay ninguna clausula en contra de los “divorcios”. Además tengo dos opciones:

Me consigo una chica linda de aquí a que nazca el bebé, y le hago pasar por su madre, o me deshago simplemente de Kohara, incluso puedo decir que me abandonó con nuestro hijo. La inversión puede no estar perdida del todo.

 

*~*~*~*

Odiaba Llegar temprano a casa, siempre encontraba a Kohara cantándole al bebé, él tenía que bajar a prepararse los alimentos y con su prominente abdomen, le era dificultoso subir y bajar constantemente de su habitación. Admito que al mirarle con atención, sus enormes ojos se veían más hermosos. Su cabello se notaba maltratado a comparación de la primer vez que lo vi, aunque ahora se notaba el sobrepeso en su rostro, las ojeras tan marcadas le hacía lucir demacrado y triste.

Kohara traía puestos los audífonos, cantaba suavemente en su idioma, se balanceaba perezosamente al ritmo de la canción, supongo yo. Con su mano izquierda sostenía el ipod, y con la derecha daba suaves masajes en su vientre. Le miré embelesado, él tenía casi 8 meses de estar en la casa, mismo tiempo que tendría de gestación, en todo ese tiempo no había hablado con él más que un par de preguntas, y eran escasos minutos los que le llegaba a tener enfrente. Estaba a punto de ser padre.

De pronto un escalofrío me recorrió. No había comprado nada para el bebé, tampoco sabría que hacer en caso de que Kohara entrara en labor de parto en este instante.

Tenía ocho meses de ser un joven y muy exitoso arquitecto, había asistido a las fiestas más lujosas como el soltero codiciado que era, había llevado a mi novia en turno, a los restaurantes más lujosos y al llegar a casa, tenía un Kohara que gustaba de cantarle dulcemente a nuestro hijo.

—No me di cuenta que ya había llegado. —Kohara se quitó los audífonos sentándose lentamente en el primer sofá a la mano.

—Sólo vine a cambiarme, tengo una cena importante. —Me dispuse a irme a mi habitación notando que Kohara me seguía casi corriendo.

—Yo… necesito hablarle… —se notaba muy nervioso— el bebé, falta poco para que nazca y yo siempre estoy solo… no es bueno que tenga contracciones de improviso y no me pueda mover…

—No puedo faltar a mi trabajo por ello. —Mentí.

—Lo sé. Nunca le pediría eso. Shinji el portero vive más cerca de la clínica, como sabe, yo no podría ir solo desde aquí en trabajo de parto, Shinji-san ha sido muy amable en acompañarme los últimos meses a las consultas en sus días libres, ¡ni siquiera me ha cobrado la gasolina de su auto! Se ofreció a llevarme, si me mudo este último mes a su casa, y… acepté.

—Así que sólo me estás informando.

—Yo… supuse que no le importaría, tal vez, si lo prefiere yo… podría irme de una vez.

—No. ¡Tú no te vas a ir a ningún lado! ¿Estás teniendo una relación con el portero?

—¡No! Shinji-san sólo ha sido amable…

—¡Amable porque espera algo a cambio! Tal vez se conforme con que le hagas una mamada, o que le dé un jugoso cheque por soportarte estos meses.

—Él, sabe que no tengo dinero. —Kohara lloraba pesadamente y sus mejillas enrojecidas le hacían ver un rostro infantil. —Me ayudó porque estuve a punto de desmayarme, cuando cruzaba la calle hace algunos meses, él sólo me tiene lástima porque sabe que estoy sólo. Es un buen hombre.

—¡Oh claro! Y piensa llevarte a su casita de criado y gracias a mi, van a tener preciosos hijitos japoneses… ¡Bravo! —Le gritaba tan enfurecido, que apenas y veía como Kohara apretaba los ojos asustado. —Pues no. ¡Dejarás tu inútil y asqueroso cuerpo aquí! Una vez que nazca ese niño, podrás largarte de puta con quién se te pegue la gana. ¡Pero mientras lleves ese niño con MI sangre coreana en tu interior, te prohíbo hables siquiera con el portero!

—¡Ni siquiera te importa mi hijo!

—¡Eso no es asunto tuyo! Pagué mucho dinero por él, y se harán las cosas como yo decida. ¡Fin de la puta discusión!

De un portazo cerré el baño. La ducha relajó mi cuerpo y enfrió mis pensamientos, ya había perdido mucho tiempo en la tonta discusión, así que debía apresurarme para llegar a la cena. Al abrir la puerta un extraño escalofrío me recorrió el cuerpo, amarrándome la toalla a la cintura caminé al corredor donde por poco resbalo con un extraño líquido en el piso. Kohara estaba sentado en los primeros escalones de la escalerilla del ático, entre lágrimas susurraba palabras en su idioma, al tiempo que acariciaba su vientre, su ropa y sus pies estaban manchados por un líquido extraño.

—¡¿Pero qué demonios…?!

Me vestí con lo primero que encontré y cubrí a Kohara con una manta que estaba a la mano, él estaba en trance, seguía susurrando para si mismo. Sentí que era un milagro cuando llegamos al auto, me desquiciaba escuchar cómo le hablaba a su vientre, hasta que pude entender una palabra claramente.

“Adiós”.

Le entendí perfecto porque lo dijo en coreano, un par de minutos en silencio y yo estaba a punto de ponerme a llorar.

—Ya no se mueve…

—No… No te preocupes, todo va a estar bien.

—Tal vez es lo mejor… Sabes… En la universidad estudiaba música, pero la bancarrota de la empresa de papá me obligó a abandonar.

—Shhh… No hables. Ya estamos aquí. ¡Una camilla… necesito ayuda!

—Con tu pago, ellos estaban felices. Nadie fue a despedirme al aeropuerto.

—¡No hables Kohara! Guarda fuerzas para el bebé…

—Ji Yong… Aunque ya no tengo un hogar al cuál volver, si me pasa algo, ¿podrías ayudarme a regresar a casa?

 

 

 

 

Notas finales:

 

Ajajaja yo creo que hasta mitad de semana les traigo otro cachito más. Eso si no me entretengo con alguna otra actualización, porque desvergonzadamente debo muchas. 

¡Pero aún así no tardare mucho! Ayose. *3* 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).