Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La Herencia por Lunita Shinigami

[Reviews - 44]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

LA HERENCIA

 

By Luna Shinigami

 

[Harry Potter]

 

Luchemos contra el plagio entre más seamos, más se escucharan nuestras voces, no dejemos que personas inescrupulosas se lleven nuestro trabajo… propuesta liderada por Katrinna Le Fay y adoptada por Luna Shinigami.



Si el fic no es de tu agrado, no te gusto el final, el comienzo o las notas de autor, no te gustan los personajes, ni te agrada la autora, por favor, a riesgo de ser grosera, no comentes, pero si tienes una crítica constructiva decente, soy toda oídos. Y tratare de mejorar. Este Fic contiene escenas de sexo y violencia no moderada, también posee escenas Gore no aptas para público sensible.

Atentamente Luna Shinigami

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o

 

Chapter One

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o

 

 

El mundo mágico no había sucumbido a la oscuridad, como habría de pensarse.

 

Dumbledore como actual director de la escuela de magia y hechicería, y todo por el bien mayor, ato los poderes de aquel mago poderoso, único y heredero de Slytherin a la magia del único heredero de los Potter.

 

Fue una noche de tormenta, un 31 de Julio de 1.978.

 

El grupo de Aurores entraron en la guarida de Lord Voldemort.

 

Muchos mortifagos cayeron ante las varitas de los Aurores.

 

Muchos murieron otros fueron capturados.

 

Finalmente estaban frente a Voldemort, aquel hombre con semi- apariencia de serpiente que había derrotado  a muchos Aurores y creía vehementemente en la sangre pura y la necesidad de enseñar a los muggles su último lugar en la cadena alimenticia.

 

Albus Dumbledore, le enseño esa noche que aún no había podido llegar al máximo de su poder.

 

No había destruido las partes de su alma, o al menos no en más de dos partes.

 

Un hechizo mortal fue lanzado a su cuerpo y convulsiono de forma cruel, pero total, él había liquidado aldeas enteras con muggles inocentes, con sangre sucias inocentes, con Squib inocentes, así que, de alguna manera, que se estuviera contorsionando de manera contra natura, no era doloroso para nadie.

 

Pero el gran mago, Dumbledore sabía que no podía ni debía asesinar a un mago como Lord Voldemort, lo mejor era controlar esa fuerza de la naturaleza y doblegarla.

 

Movió su cabeza y, encabezado por el líder de los Aurores junior, James Potter traía en sus manos algo resguardado.

 

El anillo de los Gaunt

 

Lord Voldemort lo vio, más la horrible sensación de sentir que sus huesos se estaban astillando no lo dejaron moverse.

 

Al lado de Potter, estaba el heredero de los Black.

Desenvolviendo el libro en sus manos.

 

El diario

 

Los dos únicos Horrocruxes que había podido formar, las dos partes fraccionadas de su alma.

 

Dumbledore se acercó a ellas y miro a los críos.

 

El prospecto burdo de hombre lobo comenzó a hacer figuras con la varita en el suelo haciéndolas brillar.

 

El dolor de Voldemort casi lo hizo enloquecer.

 

Las runas del suelo comenzaron a quemar su piel.

 

-Es hora muchachos- dijo el anciano Mago, que todo lo veía siempre por el Bien Mayor.

 

Los Horrocruxes fueron dejados cerca de Voldemort y los Aurores en pleno comenzaron a cantar, canticos antiguos que solo se habían escuchado en la época de Merlín y Morgana.

 

Cantos prohibidos y de origen oscuro.

 

-¡Maldito viejo!- grito Voldemort – odias la magia negra y….- tosió escupiendo sangre – me tratas de matar... ¡CON MAGIA NEGRA! HIPOCRITA- Escupió el veneno que llevaba atravesado en su pecho y lo que quedaba  de su alma.

 

-¿Matar?- pregunto Albus mirando al hombre hincado, bueno si se le podía llamar hombre – Tu final, “Tom”, será algo muy diferente- miro a los Aurores Junior - ¿Quién de ustedes será?-

 

James Potter dio un paso adelante y lentamente el alto muchacho cuatro ojos comenzó a desvestirse.

 

James Potter miro socarronamente al hombre y quedo desnudo por completo.

 

Voldemort sintió el dolor de nuevo de las runas activándose con el ruego maligno de los canticos, y  la luna queda sin brillo.

 

Albus Dumbledore se acercó a Lord Voldemort y sonrió sádicamente tomando los dos fragmentos de su alma, agarro el rostro casi escamoso y le obligo a abrir la boca para hacerle tragar el anillo, mientras susurraba un hechizo sin varita.

 

El cuerpo de Voldemort se agito con tal fuerza que su cabeza se azoto contra el suelo haciendo una herida honda y copiosa, el anillo, gracias al hechizo fue desintegrándose en su cuerpo, regresando ese pedazo de su alma a su cuerpo, atándola a su alma, causando un dolor doblemente visceral a cuando fue arrancada.

 

Sintió los dedos de su mano derecha partirse y luego sucedió lo mismo con los de la izquierda, se quebró cada una de sus falanges para volver a unirse con dolor, al sentir que el anillo se desintegro por completo, regresando a darle vida al cuerpo de Voldemort.

 

Sus bucles negros cayeron por sus hombros y la piel dejo paulatinamente de parecer escamosa y enferma… pero aún faltaba.

 

James Potter se acercó con el libro y lanzo el cuerpo de Lord Voldemort contra el centro del círculo, donde ya habían runas celticas dibujadas, con algunas irlandesas, producto de la descendencia del muchacho sangre pura que estaba desnudo a su lado.

 

Albus se acercó a James y comenzó a hacer cortes superficiales con la varita sobre su cuerpo desnudo, cortes que replicaba el muchacho de ojos avellana sobre el cuerpo de Voldemort, pero de forma profunda.

 

 

Uno a uno, los dos unidos, los dos juntos, por la ley de Merlín, por la ley de Morgana, por las leyes de la magia, somos uno, somos dos,  no somos nada.

 

Dijo en voz alta Dumbledore.

 

Ceann ar cheann, an dá stát, an dá chéile, de réir dhlí Merlin, Morgana de réir an dlí, de réir dhlíthe na draíochta, tá muid ar cheann, tá muid beirt, tá muid rud ar bith.

 

Susurro en Irlandés James Potter en el oído del que fuera en otrora el que no debe ser nombrado y rompiendo cada una de las hojas del diario esparciéndolas por el cuerpo de este.

 

El grito se escuchó de nuevo en todo claro, pero esta vez de forma cruel y dolorosa, de forma que hasta las criaturas más oscuras, sintieron el dolor de este.

 

Los fragmentos del diario se introducían en su cuerpo como pedazos de vidrio afilados, haciendo daño a su carne, piel y huesos, atravesando sus órganos de tal forma que los destrozaba.

 

Los ojos de Voldemort pasaban de ser rojo fuego a unos pequeños ojos verdes.

 

El cuerpo sobre el claro convulsiono, mientras la sangre salía en forma de lágrimas, y saliva.

 

La sangre pugnaba por salir de aquel cuerpo que había cometido el pecado de haber querido separar su alma y ahora que esta era devuelta con un hechizo oscuro, dolía con premura, y lo peor,  Albus Dumbledore sabía lo que estaba haciendo.

 

Cada lágrima de dolor, cada convulsión, cada hueso quebrado para volverse a unir, cada órgano destrozado para volverse a formar, eran plenamente vistos por el viejo mago, con la sonrisa cruel de satisfacción.

 

El suelo se tiño de rojo, de la sangre derramada por Lord Voldemort.

 

Este parpadeo jadeando de dolor, hasta respirar le costaba, pero aún faltaba.

 

-Bienvenido Tom Marvolo Riddle- dijo el anciano y se separó para comenzar a lanzar canticos de nuevo al aire.

 

Este se enrareció.

 

Una niebla espesa apareció, haciendo que los Aurores temblaran del frio, pero estaban derrotando al mal.

 

Valía la pena.

 

El sacrificio era James Potter.

 

James desgarro la túnica negra que usaba Tom, hasta dejar su cuerpo completamente desnudo.

 

-este es el sacrificio del heredero de los  Peverell- susurro en el oído de Tom y abriendo las piernas de este, le penetro.

 

El grito fue oído de nuevo, hasta que el mismo dolor lo apago, hasta que la quemadura de sus entrañas le hizo cerrar la boca y gemir de dolor y de humillación.

 

Las embestidas crueles siendo presenciadas por aquellos hombres que le miraban con expectación y superioridad.

 

Y también porque negarlo, con algo parecido al maldito morbo de los seres humanos.

 

A él.

 

Al que hasta hace pocas horas era el que no debe ser nombrado.

 

Al que ni su nombre, podían mencionar por miedo y pavor, ahora era víctima de un muchachito que aparentaba diez años menos que él.

 

La sangre de su recto bajo hasta el suelo húmedo de sangre, lluvia, lodo y suciedad, para hacer un cultivo de infecta desolación.

 

Hasta que todo dio vueltas para Tom, de tal forma que su cabeza no pudo y solo decidió sufrir en silencio esta humillación de las cuales los Aurores eran testigos y solo ellos sabrían que Lord Voldemort había sido derrotado de aquella manera tan baja.

 

El heredero de Salazar Slytherin había llegado a su fin con las intenciones malignas de conquistar y heredar el mundo.

 

Nadie sabría tampoco que Tom Marvolo Riddle era en efecto el antiguo señor Lord Voldemort.

 

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o

 

 

Tom abrió sus ojos verdes muy despacio, esperando haber tenido una lúgubre pesadilla y movió su mano derecha esperando encontrar el cuerpo reptante de Nagini, mas no encontró más que una sábana de seda en una cama inmensa.

 

 

-debes estar agotado, “Tom”- dijo una voz despectiva a su lado que hizo que se sobresaltara, se sentó haciendo que la sabana cayera sobre su pecho desnudo.

 

-Potter- escupió su apellido como lo que era para él, un insulto.

 

-¿Potter?- se le acerco apenas cubierto con una bata el heredero de la dinastía sangre pura- ¿Potter? Tú deberías llamarme amo, aunque para la sociedad eres mi esposo y deberás comportarte como tal- dijo soltando una fuerte bofetada al cuerpo del mayor.

 

-Hijo de perra- se lanzó Tom contra el menor, ganándole el impulso primario de destrozarle la cara con todo y gafas, pero cuando trató de golpearlo, algo parecido al dolor de un Crucio, rodeo su cuerpo y lo atravesó, haciéndolo caer a los pies de James, que agarro sus cabellos con fuerza, levantándole la cabeza.

 

-No nos subestimes Tom, eres mi esposo y más allá de la fuerza de la sangre de Slytherin corriendo por tus venas, es mi descendencia de los Peverell en mi sangre lo que me hace más fuerte a pesar de ser menor, te comportaras o cada vez que me desobedezcas, no sentirás un Crucio, sentirás un desgarro en tu alma podrida- le aseguro, tocando las runas celtas que habían quedado en el pecho lampiño y pálido del mayor.

 

-tendrás… que matarme para que yo te obedezca- dijo jadeando.

 

-Morir para ti no es una opción, pero tienes dos más a tu altura – se acercó a su rostro – o aparentas ser buen esposo y obediente a mi lado o para domar este puto orgullo y este espíritu, te hare revolcar con una manada de centauros hasta ver que te destrocen y aun así no morirás, entendido, no creas que estoy contento de casarme con una escoria asesina como tu… con un bastardo sin sentimientos, eres mi esposo y te hare vivir un infierno- le aseguro y para corroborar sus palabras le dio un fuerte golpe en el rostro de nuevo saliendo de allí.

 

Tom se tomó el rostro y cuando el dolor dimitió supo que estaba perdido, el dolor era algo que hace mucho no había sentido.

 

Estaba encerrado en una pesadilla de servilismo y ahora, lo peor de todo, el mocoso Potter se había envuelto en esta, seguramente por las maquinaciones del mismo Dumbledore.

 

Maldito viejo todo era su culpa.

 

Todo era la culpa de ese hombre.

 

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o

 

 

La fiesta del ministerio era bien conocida, luego de dos años haber derrotado a Lord Voldemort, por fin la comunidad estaba en paz, y todas las piezas del ajedrez habían regresado a su lugar, es decir, con un ministro de mentiras cuyo poder se limitaba a las sabias y buenas palabras de Albus Dumbledore.

 

Así que  el ministerio había hecho una hermosa fiesta, donde los mejores magos estaban invitados y como no, el matrimonio que después del fallecimiento de Voldemort y la caída de su organización, había causado controversia en el mundo.

 

El Matrimonio Potter.

 

Y no, no conformado con la hermosa bruja pelirroja, que también estaba allí, sino con uno de los mejores estudiantes de su tiempo, diez años mayor que el heredero de los Potter, Tom Marvolo Riddle.

Aunque definitivamente, el mayor no aparentaba la edad que se presumía de tener y muchos envidiaban a James Potter.

 

-compórtate- le ordeno James tomando la cintura de su esposo.

 

-me lo advertiste toda la semana y me golpeaste el lunes por la mañana para ratificarme tu posición “esposo mío”- le recordó Tom alzando una de sus cejas –no te preocupes me quedare saludando a los altos funcionarios del ministerio, mientras tu buscas a Evans, te recomendaría el salo de abrigos para jodértela… pero sé que ella, no tiene tanta clase- y antes de que James explotara se soltó de sus manos y se acercó al ministro – Señor Ministro ¿como esta? ¿Y su esposa?- dijo con una falsa sonrisa, encandelillando a los mayores.

 

Era una de las armas de Tom, la candencia de su voz y la coquetería de sus pequeños ojos verdes.

 

James mascullo con fuerza y definitivamente fue por un trago.

 

Dos años de farsa por un matrimonio que contendría la maldad en ese jodido y pequeño cuerpo.

 

Tom seguía siendo una jodida serpiente.

 

Tom luego de los primeros meses de shock, negación, intentos de huida, intentos de asesinato y suicidio había optado por la forma de supervivencia.

 

Podía entrar en una multitud de aduladores, políticos y altos mandatarios como si su matrimonio fuera la historia de amor y no el cuento de terror que en verdad era.

 

Había aprendido a usar hechizos de glamour, cuando James se descontrolaba y le daba palizas justificadas según Potter, o cuando después de hablar con Canuto o Dumbledore, el zumbido del odio volvía.

 

Aunque no podía negar que también, debía usarlo, porque a pesar del “odio” y “asco” de James, este le tomaba todos los días sin falta, con la cooperación del mayor o sin ella.

 

Y ya no había hechizo, runa o maldición que lo obligara a hacerlo, simplemente era porque Tom era adictivo.

 

Escucho como la música suave empezaba a entonar e iba por Tom, pero sintió la mano suave de su amante y sonrió, Lily lo estaba invitando a bailar y él no podía decirle que no, a la mujer que aparentemente amaba.

 

-No te preocupes, el profesor Albus está bailando con él- le dijo la pelirroja en su oído, al ver como James a pesar de todo el odio que decía sentir por aquel sujeto, lo buscaba con mirada de halcón en el salón.

 

Lily no era tonta.

 

Sabía que el odio de James, ya no era odio.

 

Y que el amor de James ya no era amor, y ella no estaba dispuesta a perderlo todo.

 

-Voy a casarme con Severus- susurro la mujer ganándose la atención inmediata de james.

 

-¡Tú no puedes casarte con quejicus!- dijo enojado apretando la mano sobre su estrecha cintura.

 

-Mira James- suspiro – Severus me amaba, ciegamente, siempre lo ha hecho, es un excelente pocionista y seguramente con mi impulso lograra hacerse fama y dinero, renombre como fabricante de pociones, además- le miro – no le importa que yo no pueda darle hijos, pero eso no significa que….- le sonrió, pasando disimuladamente sus largos dedos por su pecho – tú y yo no podamos seguir juntos, me gusta estar contigo y te amo James, no quiero dejarte porque yo vaya a estar casada con un idiota útil que me ama mucho y tu bueno… con esa cosa-

 

James le sonrió de vuelta y pensó, ¿cómo no amar a esta mujer?

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o

 

Tom se sentía algo mal, y debió alejarse un poco del núcleo que lo habían encerrado los altos mandatarios.

 

Podía sentir de reojo las miradas de Lucius Malfoy, maldito cobarde que lo vendía por salvarse el pellejo, Lucius era un hombre que no era de confiar, al cual vendería a su madre y su esposa solo por poder.

 

Apretó las manos sobre el barandal cuando sintió una presencia conocida a su lado.

 

-¿James le soltó la correa a su perra personal?- pregunto el hombre

 

-¿y con esa boquita, tu enseñas a niños?- se giró para ver al anciano mago- si James soltó la correa, quería ver a la zorra, ya sabes Albus, colecciona animales- le sonrió con desdén.

 

Albus se hizo a su lado, admirando la luna – todo lo que paso fue tu culpa-

 

Los pequeños ojos verdes de Tom se cerraron - ¿Mi culpa?- sin mirar al hombre que le había arruinado la vida - ¿Mi culpa? Lo lamento, lamento tanto haber acabado con tu idílico mundo mágico, lamento tanto haberte sacado de Hogwarts para que vinieras a jugar a la guerra conmigo, lamento tanto no haber servido los placeres mundanos de un anciano senil e impotente-

 

Albus se giró con violencia a ver a Tom y lo sacudió con más fuerza de la que aparentaba realmente – ¿Qué demonios estas diciendo?-

 

La sonrisa de Tom se ensancho – que lo que tienes entre las piernas no te sirve, conocí a Gellert- le miro – fui hasta la prisión donde lo encerraste por un bien mayor,  pero fue por tus celos enfermizos, por que  no soportabas que nadie lo mirara o estuviera cerca de él, mataste a tu hermana por celos y condenaste a Gellert en la prisión por una guerra que tú mismo fomentaste, quedaste como el ángel salvador de estos imbéciles y todos te creyeron, como conmigo-

 

La mano de Albus se estampo en el rostro del menor haciéndolo caer al suelo estrepitosamente – No sabes de lo que hablas-

 

-claro que lo sé, y jamás lo he dicho Albus, tengo mis razones para no exponerte frente al mundo mágico como lo que eres, una maldita araña que tiene sus patas en todo el mundo mágico,  creando una telaraña de mentiras que sus pequeñas mentes no han podido dilucidar- sonrió levantándose y girando para no tener más que hablar con ese anciano miserable, se había ganado su regalo de navidad, ver la cara enfurecida de Albus –el pueblo se merece sus gobernantes, Albus-

 

Vio a James hablando con los imbéciles que tenía por amigos e iba a ir hasta allá, cuando sintió el jalón del brazo de Albus, cuando algo sucedió, que paralizo al salón del ministerio.

 

Albus quedo repelido de nuevo hasta el extremo de una mesa y si no fuese por el potencial mágico del anciano, seguramente lo habría derribado, Tom lo miro, esa no era su magia, su magia la habían drenado de su cuerpo y se la habían dado al anciano, su magia…

 

-¡Tom! – Grito enfurecido James y al acercarse a su esposo, este solo se desmayó en sus brazos – ¡Tom!- ahora su grito había sido de angustia.

 

Mientras Albus miraba al muchacho caer desmayado. Algo pasaba con Tom Riddle.

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o

 

 

Tom estaba acostado en su cama, demasiado pálido, demasiado frio, como si algo hubiera pasado en su cuerpo, que nadie imaginaba.

 

James pensaba seriamente que Albus le había hecho algo, pero no, Albus había condenado a Tom a estar con él y ahora, no podía quitárselo.

 

-Tranquilo cornamenta – dijo amablemente Remus- ahora baja el médico y te dirá que tiene Tom-

 

James suspiro y asintió, apenas se había desmayado, dio por terminada la fiesta y de inmediato se fue a su casa a llamar al medimago, sin ver que detrás de él, había llegado Remus, Sirius, Lily y el profesor Dumbledore.

 

-lo sé, pero es raro, jamás vi algo así además, no se supone que Tom pueda hacer ese tipo de magia- aseguro James mirando a Albus- o ¿le están regresando los poderes malignos?-

 

Albus negó – las runas drenaron su fuera y su magia, toda esta quedo guardada bajo llave en tu sangre James…- le aseguro el anciano cuando escucharon los pasos del medimago.

 

-¿Qué tiene mi esposo?- pregunto de inmediato James, demasiado ansioso para las miradas de los demás.

 

El hombre le sonrió, sin saber la verdad de aquel cuento macabro.

 

-Felicidades señor Potter, va a ser papa… el señor Tom esta encinta-

 

James abrió sus ojos avellana en su máxima expresión, sentándose en la silla más cercana, Sirius, bueno, Sirius lo felicito por haber puesto un huevo en la serpiente rastrera.

 

Remus también lo abrazo felicitándolo, de una u otra forma, Remus jamás quiso ser parte de esta historia y bien lo estaba pagando.

 

Albus se sentó y lejos de parecer disgustado, tenía una retorcida sonrisa de satisfacción.

 

Y Lily, Lily al ver la cara de James, supo que lo había perdido, el maldito de Riddle le había dado lo que jamás ella podría darle, y lo que más anhelaba James.

 

Un hijo.

 

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o

 

 

Tom tarareaba una canción a su vientre con suavidad, una hermosa canción que alguna vez le había escuchado a su madre.

 

Al parecer lo que le dijo Dumbledore, alguna vez en el colegio fue mentira.

 

Él fue creado sin amor, dado que su madre le dio una poción de amor a su muggle y sádico padre.

 

Pero no era verdad, prueba de ello, era el amor que sentía por aquel niño que estaba creciendo en su vientre, aun en contra de su voluntad.

 

-Harry, bebe, te amo- aseguro con ternura a su vientre y luego una débil patadita le hizo sonreír.

 

Harry era su razón de sonreír.

 

Harry era la razón para sobrevivir a este cuento macabro.

 

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o

 

 

Tom estaba recostado en una amplia cama, con un vientre más allá de su propia vista, los pies hinchados, odiosas nauseas que en ocho meses no le habían dejado y un insomnio remarcado en sus propias ojeras.

 

-odio esto- gruño enojado lanzándole una taza de té hirviendo a un elfo.

 

La puerta se abrió despacio dejando ver la austera figura del Master de Pociones más joven de la historia del mundo mágico.

 

-es normal cuando sus niveles de hormonas van en aumento debido a su notable embarazo- dijo acercándose a el hombre y mirándole.

 

Tom bufo y luego soltó la risa sádica – viniste a verme, o a traerle a tu mujercita con un moñito a mi “esposo” para que hagan cosas sucias en su despacho- Severus bufo – no bufes, es desagradable, además porque sabes que lo que digo es cierto, podrá ser tu esposa, pero esa zorra pelirroja es la amante de mi marido-

 

El pelinegro se sentó elegantemente en el sillón - ¿piensas que no sé qué mi esposa, sigue viéndose con su ex noviecito de colegio?- le pregunto – Lily te odia, por él bebe en tu vientre, mi esposa es más seca que el cañón del colorado- y sabía que el hombre sentado con la mirada fría, entendería la referencia – es lógico, toda la vida aspiro a casarse con James Potter y vino usted de un día para otro y cambio sus expectativas-

 

-¿y tú te conformaste con ser el segundón del camino? – le pregunto

 

Severus se levantó, sacando de su túnica algo y  dejando una poción encima de la mesita –me conformo porque Lily es el camino a lo que realmente deseo- le miro – James Potter le da dinero suficiente para montarme el mejor laboratorio de Pociones del mundo mágico y hasta ahora lo ha hecho- le aseguro – no me importa si se acuesta con mi esposa, para que yo pueda obtenerlo-

 

Tom sonrió tomando la poción que bebía entre sus dedos y miro de reojo al pocionista que le ayudaba con su embarazo, por orden de Potter – eres una serpiente, Severus Snape-

 

-el valiente muere, el audaz sobrevive, y la idea es la supervivencia, mi lord Voldemort- le aseguro con una sonrisa que acentuó la de Tom y salió de allí.

 

Ahora Tom sabía que en ese maldito mundo perfecto, tenía un aliado.

 

Alguien que sabía que aún existía.

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o

 

 

La noche oscura del treinta y uno de julio, se ilumino con potencia, debido a los crueles rayos que atravesaban la mansión Potter.

 

 

La lluvia caía con fuerza contra los ventanales de la habitación principal y parecía que estas gotas fueran a penetrar la ventana.

 

 

Un grito despertó a James, a su lado estaba Tom con su cuerpo lleno de sudor sosteniendo con fuerza el vientre curvo, al mismo tiempo que un trueno dejaba ver ambas figuras en la cama.

 

 

-Tom- se levantó y llamo de inmediato al elfo, necesitaba allí al medimago, mientras le acomodaba mejor.

 

Mas con aquel torrencial temporal, el elfo no encontró forma alguna de salir de la mansión.

 

La magia parecía bloqueada por la tormenta.

 

La magia inesperada del hijo no nato de Lord Potter y Lord Riddle.

 

-ahhhhh!!!- grito de nuevo, sentía el dolor de sus entrañas encajándose, la magia de aquel nuevo ser que estaba queriendo ver la luz del día y la oscuridad que les rodearía- ¡Harry no…. Duele!- gimió de nuevo con dolor en sus entrañas

 

 

James supo que estaba hablándole a su hijo, como siempre lo hacía cada día, de cada mes desde que se enteró de su embarazo.

 

-estarás bien- le aseguro lord Potter acostándolo y retirándole las prendas de vestir, dejándolo solo cubierto con una batola- debes abrir las piernas, ya viene el medimago-

 

Tom negó agarrando con fuerza la camisa de dormir de James – vendrá ya... Por magia… el medico no vendrá- le dijo mirándolo con los ojos verdes brillando como hermosas jades – ayúdame… debes sacarlo con magia… - le ordeno – No dejes que muera-

 

Llegado un punto a Tom no le importaba su vida como la del pequeño en su vientre.

 

James se quedó quieto pero tomo su varita, de esta, salieron runas antiguas que iluminaron aquella habitación, y de paso impactaban en el vientre curvo de Tom que se iluminaba con fuerza.

 

-esa magia es poderosa…- dijo James con algo de temor.

 

-¡es tu hijo!- le grito Tom sudando y maldiciendo, tomando de nuevo la mano de James con más fuerza – yo no tengo casi magia, es tu hijo el que está en mi vientre… si cuentas- un dolor que pareció sacarle el aire – si cuentas como nació… como nacerá, Dumbledore le matara… con la excusa de que es mío… ¡pero también es Tuyo James!- le grito.

 

Estaba desesperado, y en este momento le daría su alma completa al diablo solo por salvar la vida de su hijo.

 

James miro la forma apasionada de Tom y maldijo, y dejaba de llamarse James Potter, si dejaba que Dumbledore tocara su niño… y a su esposo.

 

Los truenos se acrecentaron como el número de gritos y la fuerza de estos, desde la boca de Tom.

 

La noche  fue testigo del dolor de Tom, de la magia que circundaba en la mansión, rompiendo ventanas y espejos, destrozando todo a su alrededor y finalmente, la lluvia ceso.

 

Un suave llanto lleno la habitación y Tom recibió en brazos a un pequeño envuelto en mantas delicadas.

 

-Harry, bienvenido al mundo-  susurro Tom y James sonrió al ver a su esposo besando al tierna cabecita del pequeño que abría los ojos a un nuevo mundo, unos ojos verdes tan hermosos como los de Tom.

 

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o

 

-papi, papi mira- decía el pequeño Harry de cuatro años, seguido por su papi Tom, señalando un hermoso pavo albino de la mansión.

 

Su papi Tom era la persona más maravillosa del mundo, aunque muchas veces se quedaba entre las tinieblas mirándolo con la agilidad de un ave de caza

 

Harry había aprendido el sigilo y la sagacidad de su gestante.

 

Amaba a su papi por sobre todas las cosas, lo amaba tanto que siempre le dolía su pequeño pecho por él.

 

Amaba como se movía en la mansión y como miraba a los demás con desdén.

 

Amaba su sentido de la superioridad.

 

Y odiaba.

 

Si, Harry odiaba a su pequeña edad todos aquellos que se acercaban a su papi.

 

Odiaba cuando se acercaba esa mujer llamada Bellatrix, la misma que odiaba su padre James, con su mirada melosa y obsesiva con su papi.

 

Odiaba cuando se le acercaba el profesor de pociones y odiaba como esa mujer pelirroja que su padre le obligaba a llamarla tía, miraba con odio a su papi.

 

Odiaba todo aquel que se le acercara a su papi, porque simplemente su papi era suyo.

 

Sintió cuando su papi lo alzaba y lo abrazo con posesividad – papi mío-

 

Tom sonrió – Papi siempre será tuyo, Harry, siempre- le aseguro y le dejo de nuevo en el suelo.

 

Harry sonrió hermosamente y corrió por el jardín, hasta que tropezó y escucho una suave voz.

 

-¿he?- pregunto no encontrando a nadie y se metió hasta los matorrales, sus manos se ensuciaron con la tierra y abrió sus ojitos, encontró la voz -¿Quién eres?-

 

me llamo Coral” respondió la voz sibilina y la cabeza de la serpiente coral salió de los matorrales “eres mago, ¿Por qué conoces el lenguaje de las serpientes?”

 

porque es mi hijo” dijo con orgullo Tom alzando a Harry entre sus brazos y acariciando  la cabeza se la venenosa serpiente “y él habla parsel como yo

 

“¿parsel?” pregunto Harry

 

si amor, Parsel, y es un secreto entre los dos” le aseguro Tom a lo que Harry asintió con aquellos ojos verdes inmensos brillando.

 

Ahora su papi y él tenían un gran secreto de magos.

 

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o

 

 

James beso con fuerza a su esposo y lo giro sobre su cuerpo.

 

-No quiero James- susurro Tom tratando de alejarse de James, agarrando los hombros ajenos – Harry aún no se ha dormido, por favor, espera a que duerma- le rogo.

 

James le miro, las únicas formas que rogaba Tom era por Harry, solo Harry, siempre Harry.

 

-quiero ahora, Harry tiene siete años, debe saber que hacen sus papas- le aseguro, besándolo y abriendo las piernas de Tom, que solo giro su rostro para acallar las quejas que tenía al respecto.

 

La habitación de Harry estaba tan cerca y él no quería que su bebe oyera los gemidos del sexo.

 

Sintió como el miembro venoso de James entraba en él, sin causarle ningún daño, pero aun así, no le gustaba el sexo con James, no le gustaba que le besara con el olor barato de Lily Evans, o el suave  gusto a alcohol que compartía con Black y Lupin.

 

Odiaba saberse esclavo sexual de su marido, que lo único bueno que le había dado era su hijo.

 

James se movía su antojo y movió a Tom a su antojo, como siempre, siendo posesivo en sus besos y abrazos, para luego caer sobre el cuerpo desnudo cuando llego al orgasmo inundándolo sin ningún tipo de prevención.

 

James amaba la sensación de su pene húmedo por su semen dentro del estrecho canal de Tom.

 

-Tom, es fabuloso, eres fabuloso- le aseguro besándole la boca y saliendo de él, abrazándolo por la espalda.

 

Tom apenas gimió quedo y se quedó dormido, James drenaba su fuerza física.

 

El de ojos avellana le beso con suavidad los húmedos cabellos negros y le atesoro contra su pecho, para poder llegar al suave sueño de Morfeo, aun así, no duraría mucho.

 

El menor se sintió observado y abrió los ojos, debió usar toda su fuerza de voluntad para no pegar un brinco y despertar a Tom, allí, en la cabecera de su cama, estaba su hijo, con los ojos bien abiertos, con la mirada enojada y acariciando suavemente la mano de su papi.

 

James se quedó mirándolo y la mirada que le devolvía su propio hijo le dio miedo.

 

Y aquella no iba a ser la única vez que Harry entraba a la habitación de juntos, solo para ver a su gestante.

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o

 

 

-es simplemente, escalofriante- dijo James tomando un vaso de whiskey junto a Remus y Sirius- aparece donde no se ve, es sigiloso y lo más terrorífico, es verlo a la madrugada-

 

Sirius le miro enojado – es mi ahijado seguro no es nada James, estas exagerando, claro como ahora te obnubilas por esa asquerosa serpiente, recuerda que Riddle solo es tu prisionero James, nada más-

 

Remus coloco su mano sobre el hombro del temperamental canuto –Harry se la pasa solo con Tom en esa inmensa mansión, debe tener celos lógicos de tu relación, Tom es su “mama”, Harry debería convivir con más niños de su edad, para que aprenda a diferenciar las cosas y su espacio-

 

James miro a Remus - ¿he? No entendí-

 

Remus se sentó – Harry siente celos, y es normal que lo sienta, es hijo único y tu jamás le niegas nada monetario y Tom, así a canuto no le guste, Tom es un excelente papa, jamás niega un solo capricho de Harry, tu hijo necesita socializar, es solo la edad, nada que preocuparse- le aseguro el lobo y James sonrió.

 

-¡Harry entrara a una guardería mágica! Gracias Remus, muchas gracias… aunque también deberíamos traerle un hermanito a Harry-

 

Sirius miro mal a Remus – no debiste decir eso, ahora cornamenta querrá hacerle un hijo a ese maldito lord-

 

El lobo suspiro – debes aprender que ese “maldito lord” ya no existe y está ahora el esposo de tu mejor amigo, madura canuto, madura-

 

Sirius le miro absolutamente mal, él tenía sus razones para odiar a Riddle y era el amor que sentía por James.

 

Y Tom Riddle no se había dado cuenta que ya había enamorado a su amigo.

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o

 

-No quiero ir- decía el pequeño niño golpeando a uno de los elfos con rabia - ¿Por qué no puedo quedarme contigo, Papi?-

 

Tom suspiro y le abrazo contra su pecho – porque tu padre tiene razón Harry, necesitas convivir con chicos de tu edad, divertirte con niños de tu edad y aprender magia-

 

-tú me enseñas y hablamos con coral, no quiero ir- sollozo.

 

-amor, me partes el corazón que llores, pero te divertirás- le aseguro Tom besando su cabeza, mostrando el amor y cariño que no mostraba con nadie, solo a  su pequeño tesoro y solo en la seguridad de las habitaciones – aprenderás de magia y serás el mago más poderoso de todos los tiempos-

 

-Tú eres el mago más poderoso de todos, papi- susurro abrazándose a él.

 

Tom suspiro – sí, algún día lejano fui un mago poderoso, pero ahora mi magia está unida a la de tu papa, ya no soy un mago poderoso, pero tú lo serás Harry, el mago más poderoso y grandioso del mundo mágico-

 

-lo seré por tu papi- le aseguro besando los labios de su papi castamente y sonriendo, limpiándose las lágrimas y aceptando ir al mentado jardín para niños mágicos-

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o

 

Harry iba aferrado a su papi, mientras su padrino hacia juegos y risas, contando lo maravilloso que sería ir al nuevo jardín.

 

Le sonrió por compromiso, sabía que una sonrisa a su padrino siempre lo enloquecía y de esa forma Black hacia lo que quisiera Harry.

 

También estaba su tío Remus, con la sonrisa amable y suave de siempre, una sonrisa que Harry odiaba, mas sin embargo jamás lo demostraba.

 

Harry sabía manipular bien a los adultos a su antojo a pesar de su escasa edad.

 

Suspiro cuando vio a la profesora – Pórtate bien- dijo James.

 

-eres el mejor – le aseguro mesuradamente Tom, besando su mejilla.

 

Harry respiro profundo y entro al jardín de infantes, realmente no era un jardín como tal, sino que separaban los niños por edad y potencial mágico, pero les enseñaban caligrafía, lectura, escritura, poesía, historia, matemáticas entre otras áreas que no verían a fondo en cualquier escuela mágica.

 

Entro a paso suave y la profesora lo presento a su aula, todos niños y niñas entre los siete y ocho años de edad.

 

Los habían grandes y fuertes, blancos y morenos.

 

Harry no había visto jamás tantos niños y eso que podía perfectamente contar quince niños.

 

-niños, viene nuevo un compañerito sean amables, preséntate por favor- le pidió la tierna bruja.

 

Harry miro a los niños – Me llamo Harry James Potter Riddle, mucho gusto- dijo con dulzura, detallando cada uno de los rostros que vio, hasta que su mirada esmeralda terminó por caer en la mirada acerada del más hermoso niño de su salón.

 

Se acercó despacio hasta el niño y los chiquiticos contuvieron la respiración – Mucho gusto Harry-

 

El pequeño niño rubio le miro abrazando con fuerza su dragón de peluche – me llamo Draco- dijo con voz suave y demasiado baja para un niño de su edad.

 

Harry le miró fijamente mas no trato de tocarlo siquiera, veía como el pequeño se colocaba como si fuera un protego al peluche – bonito peluche, es muy lindo, mucho gusto peluche me llamo Harry-  estirando la mano hacia el dragón.

 

Draco sonrió quedamente – se llama Sevy- se lo presento y tomo con cuidado la pata del dragón para juntar la patita de peluche con la mano de Harry.

 

Potter sonrió de nuevo y juro que Draco era suyo.

 

Pronto todos en el salón y los otros salones sabían que el dragón Malfoy era propiedad de Harry Potter y si querían acercarse a él, debían pedir su permiso.

 

Pronto Harry se convirtió en el príncipe de aquel colegio, pero en el rey de su salón.

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o

 

Su corazón estaba revuelto con alevosía y ventaja, sus inmensos ojos verdes se humedecían de lágrimas a medida que la profesora dictaba la lección. Lo odiaba, lo odiaba con toda su alma. Los adornos de la pared empezaron a moverse y la profesora se giró a verle, era impresionante la magia que manejaba Harry en estos momentos, nada que ver con la magia accidental que mostraban muchos niños.

 

Su magia.

 

Su poder estaba descontrolado.

 

-Harry, cariño ¿estás bien?- pregunto la suave mujer, cometiendo el error de colocar una mano sobre el hombro de Harry que inevitablemente la mando a volar contra las estanterías.

 

El pequeño abrió los ojos de manera exagerada y salió a correr al ver lo que había hecho y los ojos asustados de los demás niños, exceptuando el de su mejor amigo.

 

Draco vio  a la profesora, pero su prioridad era Harry y sabia donde se escondía, así que agarro su dragón de peluche y salió hasta el armario debajo de  las escaleras donde las profesoras guardaban los juguetes.

 

-Harry- pregunto entrando despacio - ¿Qué te tiene molesto?- pregunto el rubito sin soltar a su eterno amigo de fieltro y peluche.

 

-lo odio, lo odio- dijo de nuevo golpeando la pared con sus pequeños puños cerrados – lo odio-

 

Draco suspiro y se sentó - ¿Por qué odias a tu padre… esta vez?-

 

Harry le miro de manera contrita, con sendos lagrimones en sus ojos esmeraldas- dejo encinta a mi papi, puso un bebe en sus entrañas, me va a traer un hermanito- sollozo- quiere que comparta mi papi con otro estúpido niño- golpeo de nuevo las paredes.

 

Draco lo miro de nuevo –papa, le da a beber acónito a mi mama cuando viene otro estorbo- Harry le miro, aquellos ojos platas decían  tanto sin decir nada.

 

-tú no eres un estorbo Draco, piense lo que piense tu padre.- se acercó a su amigo y lo abrazo - ¿dónde yo conseguiré acónito? Los niños no tenemos acceso a ningún mueble de pociones, Dragón-

 

El rubio sonrió – se te olvida que mi padrino es el mejor  pocionista del mundo y yo si tengo acceso a su armario de pociones- le sonrió – mañana te traeré acónito pero ten  cuidado, papa solo le pone dos gotas en la bebida a mi mama, con eso hace que los estorbos se vayan, mama enferma un poco, y sangra en las piernas pero luego padre es feliz, porque no habrán mas estorbos como yo-

 

Harry sonrió pero aun así le dio un suave y casto beso en los labios – Dragón no eres ningún estorbo y algún día se lo demostraremos a tu papa-

 

-No importa Harry, lo importante es que tu papi no traiga estorbos para ti, sabes que haría cualquier cosa por ti- le aseguro el rubio, que  debido a su propia crianza pocos estándares de moralidad tenia.

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o

 

Tom gimió de dolor, agarrándose el vientre con fuerza – Tom ¿Qué sucede?- pregunto James acomodándose las gafas y viendo a su esposo curvado sobre la cama.

 

-du..e..le- le dijo Tom aferrándose a él con fuerza, cuando sintió algo, una humedad en sus piernas que no estaba – ¡James!- se agito y James quito el tendido viendo la inmensa mancha de sangre que caía por las piernas de Tom.

 

Como pudo lo alzo y se fue hasta la chimenea para ir a San Mungo.

 

Tres horas después, Tom ya estaba en casa, aferrado a Harry como una tabla de salvación, había perdido a su bebe de apenas ocho semanas de gestación.

 

Se sentía Tom terriblemente mal, James estaba tomando en el estudio con absoluta depresión, su bebe había fallecido sin siquiera formarse, debido seguramente a la edad del gestante.

 

Nadie vio la sonrisa de victoria de Harry aferrado a su papi Tom

 

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o

 

-Harry, él es Ron Weasley- le presento James a un niño robusto y mal vestido- va a entrar a estudiar contigo en el jardín, se bueno-

 

Harry inmediatamente movió su vista hacia su papi y vio como este asentía, así que sonrió – Mucho gusto soy Harry James Potter Riddle y tengo siete años-

 

Ron se sintió cohibido por el niño fino – soy Ronald Bilius Weasley, también tengo siete, espero que seamos amigos- le dijo con afable mirada el pelirrojo.

 

-claro- le estrecho la pequeña mano – Vamos te presentare a mis amigos – le jalo la mano – todos pueden ser tus amigos también, pero Draco es mío- le aseguro.

 

-¿Draco? ¿Dragón?- pregunto el pelirrojo.

 

-sí, Draco es Dragón pero me pertenece, puedes jugar con todos cuando quieras, pero si quieres jugar con Draco debes pedirme permiso, él es mío-

 

Ron asintió varias veces, entrando al salón de juegos viendo a todos los niños sangre pura, todos ellos parecían levitar cerca a Harry, siendo este el centro de todo, exceptuando por el pequeño niño rubio que tenía un dragón en brazos de peluche y con la mirada acerada.

 

-él es Draco- dijo señalándolo un pequeño niño regordete- yo soy Neville…- le sonrió – Draco es de Harry, si quieres hablar con él, primero pídele permiso a Harry, y cuando lo hagas, no lo toques, a Draco no le gusta que lo toquen- Ron miro a Neville y asintió.

 

-Yo soy obediente- le aseguro Ron- es muy bonito, parece una muñeca de la tía Muriel-

 

Neville sonrió – Draco es hermoso, muy bonito como dice Parkinson- le seguro – ven te voy a presentar a los demás- dijo mostrándole a los niños del jardín.

Goyle, Parkinson, Crabe, Nott, Finnigan. Thomas, Zabini y algunos otros.

 

-Yo soy Draco- se presentó el rubio y el pelirrojo quedo prendado de los ojos tormenta de aquel niño rubio.

 

-¿puedo hablar con él?- pregunto Ron a Harry que estaba a su lado y se ganó una sonrisa tanto del rubio como del moreno.

 

-sí, puedes hablar con él, te lo dije Draco- le miro al rubio que se acercó.

 

-eres una buna adquisición a nuestro grupo, Ronald- le aseguro el rubito llevándose un dedo a la boca y luego yéndose de nuevo a su esquinita con su peluche.

 

 

 

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o

 

 

-Draco- le acaricio con ternura Harry el cabello – no llores-

 

-lo quemo Harry, quemo a mi Sevi- dijo sollozando Draco – quemo a mi dragón, el que me había dado mi padrino, dice que su heredero no puede ser un maricon- se aferró a Harry y todos los de aquel jardín, al menos el grupo que gravitaba alrededor de Harry, odio con más fuerzas a Lucius Malfoy.

 

El maldito bastardo había quemado lo que más amaba el rubio en esta vida.

 

-Algún día tu papa pagara- le dijo Ron acercándose despacio – algún día Draco y yo te juro por mi mama, que le hare pagar-

 

-Has fila, Malfoy padre es mío primero- dijo Harry con rabia – cada lagrima que te ha hecho derramar Draco, tu padre la pagara- le aseguro besando sus lágrimas y de paso su boquita- no llores-

 

Draco asintió aun así, por la palidez de su rostro y la piel blanca, la nariz y los ojitos estaban completamente rojos.

 

-Draco, te está buscando alguien- dijo la profesora viendo a su grupo “especial” y como ellos cercaban al rubio, y este alzo su cabeza.

 

Sus ojitos se abrieron grandemente – Pa.. Padrino!!- grito y soltó a Harry lanzándose contra su padrino, sintiendo su pequeño corazón como un diapasón– padrino, padrino-

 

El austero hombre alzo a su razón de vivir en brazos y beso sus cabellos,- tu madre me llamo mi dragón- suspiro- no llores, mira que pareces una lagartija y no un dragón- hizo una mueca de sonrisa- mira que te tengo- le dejo en el suelo, mientras los demás niños veían entre miedo y fascinación el padrino de Draco y como sacaba de sus negras túnicas algo- el hermano de Sevy-  le mostro un hermoso Dragón nuevo de peluche – pero debes dejarlo en el jardín-

 

-sevy dos!- grito Draco sonriendo y abrazándose al peluche que tenía en cada una de sus fibras el dulce aroma de su padrino, entre hierbabuena y Amortentia.

 

-sevy dos- le sonrió a su niño y se levantó mirando fijamente a los niños.

 

Era un un grupo singular.

 

-gracias padrino- dijo quedito el rubio.

 

-tu eres mi razón de vivir Draco, jamás se te olvide eso- le susurro y se dio la vuelta haciendo que la túnica se levantara teatralmente.

 

-Tu padrino da… miedo- susurro Ron – pero es…-

 

-Genial- completo Longbotton

 

-sí, y es mi padrino amado- dijo riendo  el rubio, por el regalo de su padrino.

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o

 

Continuara:

 

Advertencias, No es Drarry, Harco o Snarry!. Jaja y son solo tres a cuatro chapters xd!! Espero que les haya gustado

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).