Thor iba caminando por los anchos y bien decorados pasillos del palacio de Asgard, las cortinas rojas que hacían juego con los adornos dorados que colgaban de estas. Los amplios ventanales que dejaban ver las calles de la ciudad alumbradas por pequeños faroles, los lugares que frecuentaba junto a su hermano. Alzaba su vista y podía ver las estrellas de su planeta, cada una brillando de manera singular, pero la que más destacaba era aquella verde e intensa, la que le recordaba a su hermano, a Loki.
Caminó atravesando el salón del castillo, donde estaban los músicos ensayando para la presentación que tendrían por la mañana, el haber vencido a los Jotun merecía una gran, pero gran celebración. Aunque Thor no le creyera así.
Y de pronto escuchó la melodía proveniente del violín de uno de los músicos, la guitarra de otros, cada acorde y nota eran provenientes de su canción, la canción que compartía con Loki y no pudo evitar sentirse mal.
Mal por no haber evitado que Loki cayera.
Mal por descubrir que Loki nunca fue su hermano.
Mal, porque lo amaba y pero lo ocultaba de todos.
Cada uno de los recuerdos enseguida inunda su mente, cada nota musical es un doloroso momento que estuvo junto a Loki.
Recuerda a la perfección la ceremonia cuando estaban despidiendo a los soldados asgardianos que habían dado su vida defendiendo a su reino, cuando ambos se escaparon a los patios del mismo para poder hablar tranquilos y a lo lejos se escuchaba aquella canción.
“Esa será nuestra canción.” dijeron ambos.
Y ahora no puede evitar sentirse devastado, roto, sin salida.
Corre a su pieza, como si el viento que pega sobre su rostro borrara cada uno de los recuerdos dolorosos pero a la vez hermosos que tuvo alguna vez.
Corre y se encierra en su habitación, azotando la puerta con fuerza, gritando a todo pulmón y aventando todo lo que encontrará a su paso.
“¡LO SIENTO, LOKI!”
Y en el cielo las nubes grises se arremolinan, amenazando con desatar una gran tormenta. Y todos sabían quién era el causante de aquel suceso.
Cada grito que daba, era un relámpago que interrumpía la melodía con un estruendoso sonido.
Y recuerda. . .
“Te seguiré a donde quiera que vayas, hermano.”
“Thor, si muero, debes seguir adelante.”
“No me pidas que haga lo imposible. . . “
“Si me amas como dices hacerlo, no tienes que mirar atrás, tienes que sobrepasar cada problema que se te presente, después de todo, eres el gran Thor ¿No?”
“Lo soy, pero contigo.”
Y se pregunta ¿Cómo Loki pudo haberle pedido aquello? ¿Cómo, cuándo sabía que no sería capaz?
Ambos no tenían previsto lo que sucedería.
Y los gritos se convirtieron en llanto, un llanto desgarrador mientras que la canción aún hacía eco en su mente.
Su espalda se deslizó desde la pared hasta llegar al piso, recogiendo sus piernas y abrazándose a las mismas, lloró. Lloró como lo ha hecho ya dos noches seguidas, y pensaba que esa sola sería una noche más de las tantas que viniera.
Porque nunca superaría aquello.
Porque en su corazón algo se rompió y dejo un gran vacío.