Eran las dos de la madrugada. Desde hace un tiempo había aprendido a deducir el tiempo sin un reloj. Desde que mi padre me mando a un tipo de cárcel. Sabia que solo era cuestión de tiempo para que lo hiciera, pues, para la humanidad yo no tenia ni apellido, ni padres, ya que siempre me negaron. Pero lo que mas me dolió, fue el que me alejaran de mi hermano, Lyssandro. El era menor que yo por 2 años. al parecer el había nacido enfermo, su cuerpo era realmente débil, por lo que la mayor parte del tiempo se la pasaba en el hospital, lo que provocaba que casi nunca estuviera en casa, y cuando lo estaba Lyssandro tenia estrictamente prohibido hablar conmigo, lo único que hacíamos era mirarnos de lejos, y dedicarnos una que otra sonrisa que apoyo, y eso era mas que suficiente para mi, atreves de esas sonrisas y esas miradas, podía entender por completo a ese pequeño albino de ojos bicolor que también eran parte de su enfermedad, al parecer había nacido con "Heterocromía" lo que provocaba que sus ojos fueran de distinto color, pero desconocía las razones, Aun así yo lo quería, no, era mas que eso, e iba mas allá de un amor de hermanos, Yo me había enamorado de el, de esa persona tan tímida y en su interior tan tierna, y ese fue mi mas grande error, esa era la oportunidad de mi padre esperaba. Mi padre era un Oficial, y de un alto rango, así que cuando se entero de lo que yo sentían por mi hermano, se las arreglo para meterme donde ahora estoy, alejándome de mi hermano, alejándome de la persona que mas amaba. Lyssandro... supirando su nombre quede dormido.
-¡Despierten! - se oía llamándonos desde la puerta - ¡Tienen que empezar a trabajar!- y sin protestas, todos comenzaron a levantarse y a salir por la puerta.
-Tienes cara de haber dormido solo una hora- dijo un chico parándose a mi lado, lo mire, era Castiel, lo único mas cercano a un amigo que tenia.
- Parece que si - respondí cortante.
-¿ Otra vez pensando en... - hiso una pausa - como se llamaba el chico?
-Lyssandro - dije sonriendo.
-Lyssandro -repitió el - No es que me meta en tu vida pero deberías olvidarle.
- Lo se - Exacto, ya lo sabia desde hace mucho tiempo, pero no podía hacerlo, mas bien, no quería hacerlo, no quería olvidar a la única persona que he amado en la vida.
-...¿Qué te parece? - dijo Castiel sacándome de mis pensamientos.
- ¿Q-ue?, Perdona, no te escuche.
-¡Donde tienes la maldita cabeza Leigh! - me miraba irritado - Nos toco barrer, te decía que yo barría aquí mientras tu fueras por el alumbrado.
-¿Barrer otra vez?, Siempre nos toca barrer.
-Si - afirmo- pero yo ayer fue por el alumbrado, hoy te toca a ti- dicho dio la vuelta y comenzó a caminar yéndose de mi lado. Suspire dirigiéndome al alumbrado, y quede en blanco cuando vi lo que se encontraba del otro lado, allí se encontraba un chico mirándome fijamente, ese chico, era Lyssandro. El no hacia nada mas que mirarme, y yo igual lo miraba a el, no es que halla cambiado mucho a como yo lo recordaba, solamente, cambio su forma de vestir, el vestía como todo un caballero, y fue entonces cuando me di cuenta de la gran diferencia que había entre los dos. De seguro el era un hombre respetado, de alta clases, mientras yo solo era un sucio prisionero, mandado a la cárcel por su propio padre. Obviamente yo nunca podría estar a su lado, el se merecía algo mejor que yo. Y con ese pensamiento le di la ultima mirada, antes de salir corriendo. Se que el será mas feliz conmigo lejos de el.