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Entre luz y oscuridad por Pergra

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Notas del capitulo:

Espero y les guste la historia. Por el momento les dejo el pólogo y el capítulo 1.

PRÓLOGO

La obscuridad invadía la gran sala a la que había entrado. Con cuidado para no despertar al ser viviente que, dormía plácidamente en la parte central de la gran habitación, me acerqué hacia la gran mesa que adornaba el cuarto. Cuidadosamente abrí el libro que se encontraba reposando encima de esta y recité las palabras mágicas para hacer aparecer la pequeña caja con las joyas.

Este acto tan común para mí no me causó gran molestia ni sorpresa. Pero lo que si me sorprendió fue ver una de las joyas brillando modestamente, iluminando con un resplandor rojizo, junto con la vela que tenía en mi mano, el obscuro cuarto. Sorprendido quise tomar la joya, pero esta lanzó pequeñas ondas eléctricas que me impidieron tocarla.

No puedes tocarla, no es tu destino el de esa joya—escuché la voz de mi amo en mi cabeza. Se había despertado.

—Está brillando—le contesté al cuarto parcialmente iluminado por la vela y la joya luminiscente.

El destino de mis seguidores pronto comenzará a tomar parte de la historia.

—Entonces solo me queda esperar.

Tu destino, mi joven siervo, aún no empieza. Pronto, solo sé paciente. Recuerda que el camino de cada persona empieza en diferentes etapas de su vida.

 —Lo sé maestro—le dije mientras que, por medio de magia, guardaba nuevamente la caja con las joyas en el lugar donde le correspondía.

Con una inclinación hacia mi maestro salí de la habitación preguntándome cuánto más tardarían en acabarse los días interminables de guerras con los seres de la oscuridad que habitaban en el mundo. Pero no había que desesperar, ya que mi maestro había dicho que pronto el destino comenzaría a rodar hacia ese objetivo.

Cerré la sala donde dormía el cuerpo de mi maestro y me alejé de la ella con la esperanza de que el comienzo del fin llegara pronto. 

 

CAPÍTULO 1. RECUERDOS ANTES DE INICIAR EL VIAJE.

Me pregunto qué pasaría si tuviera a la persona que amo a mi lado en este momento. Cuál sería mi reacción ante la expectativa de verlo con aquellas ropas ceremoniales, cuyo significado era más profundo del que dejaban entrever. Cómo sería verlo con aquella sonrisa nerviosa tan característica suya ante la perspectiva de la ceremonia de matrimonio. ¿Su sonrisa sería solo nerviosa o tal vez también hubiera un poco de felicidad plasmada en aquella boca? ¿Yo estaría ansioso por unir nuestras vidas ante nuestros  pueblos en vez de iracundo por la inminente y forzada boda? ¿Cómo sería tener a Eileen a mi lado nuevamente?

Sentado junto al alfeizar de la ventana mis pensamientos vagaban a los recuerdos de cientos de noches en compañía de Eileen,  especialmente la noche en la que lo conocí. Todavía puedo recordar esa noche con tanta nitidez, que podría narrarla sin ningún temor a equivocarme.

Recuerdo ir al castillo de la Media noche para poder conocer a la persona a la cual había sido prometido desde antes de nacer para contraer nupcias. A pesar de que debía prestar  especial atención a Nox, mi prometido, cuando vi por primera vez a Eileen mis ojos y mente no tuvieron lugar para nada más. Con aquellos hermosos ojos de color azul cobalto, los labios tan rojos y carnosos, sus pequeñas manos delgadas y suaves, pero fuertes cuando las circunstancias lo requerían, y ese pequeño, delgado y tonificado cuerpo de 1.74 metros, no me permitieron centrarme plenamente en la presencia de mi prometido. Pero lo que me atrapó por completo, provocando que el recuerdo de mi prometido quedara fuera de mi mente esa noche, fue aquella melodiosa voz.

Aquel pequeño ángel se posicionó en medio de la pista de baile y comenzó a cantar con aquel dulce tono de voz  una canción, que en ese momento era irreconocible para mí. Sabía que estaba perdido. Perdido en ese largo y sedoso cabello dorado y sobre todo en aquella sonrisa inigualable que me regaló cuando acabó la canción.

Quedé tan impresionado que los demás eventos de ese día quedaron desplazados a un confín obscuro dentro de mi mente. Ese día me mantuve en compañía de aquel pequeño hombre hablando de tonterías y cosas sin sentido. Pero a pesar de la conversación tan vana que tuvimos, fue la más satisfactoria para mí en ese entonces. ¡Oh! Cómo quería besar aquellos labios rojos, cuánto quería atraerlo a mi cuerpo, tomar sus cabellos de oro y pasar mis manos por aquellas hebras sedosas y largas. Explorar la piel lechosa. Pero la realidad se impuso ante mis ojos. Mi matrimonio sería con el hijo mayor del Rey Asbel.

Por un tiempo intenté centrarme en mi compromiso con Nox, pero los recuerdos de Eileen siempre retornaban . Sus gruesos y rojos labios moviéndose con sensualidad mientras hablaba y us dulces y pequeñas manos haciendo ligeros movimientos mientras. Aquellos ojos que parecían brillar de felicidad cuando se tocaban temas de interés para él. Simplemente no podía desvanecer a Eileen de mi mente, así que fui a hablar con el Rey Asbel con la intención de cancelar mi matrimonio con Nox. Sabía que a mis padres no iba a gustarles mi decisión, pero eso no me importaba. No, teniendo en cuenta cómo mi corazón se sentía en ese momento por un hombre inalcanzable para mí.

A hurtadillas y esquivando a los guardias apostados en la parte superior del recinto entré al castillo y busqué al rey para comunicarle mi decisión.. Recuerdo que se encontraba dentro de la oficina principal del castillo. La cara que puso el Rey al observarme entrar a su oficina sin que ningún guardia le hubiera avisado antes de mi presencia no tuvo precio. Pero a pesar de estar sorprendido por mi pequeña gran intrusión, él  se limitó a escuchar mi solicitud.

La sonrisa del rey me confundió, es decir, si alguien se colara dentro de mi castillo sin ser visto por ninguno de mis guardias, vagara por los pasillos como si fuera su casa y además de todo osara pedirme un favor no sonreiría.

Las palabras de rey fueron una gran salvación para mí. Esas palabras están tan grabadas en mi memoria que podría recitarlas tal cual las pronunció:

—Mi pequeño Eileen es uno de los seres más hermosos que he visto en mi  existencia y créeme que ha sido larga. Puedo comprender por qué es que tu interés se ha centrado en mi hijo más joven. Sin embargo, a pesar de su enorme belleza él no tiene la capacidad de tener descendientes. Mi hijo mayor en cambio posee esa habilidad. Por eso es que se te comprometió con Nox desde un principio. Pero puedo ver que Nox no podrá robar tu corazón como lo ha hecho Eileen.

Cancelaré el compromiso con Nox, y te prometeré con mi hijo más pequeño. Pero tendrás que darme un descendiente a cambio con mi hijo mayor. Claro que será enteramente  hijo y el de Eileen. Nox no intervendrá en su educación. Esa es mi única condición para cambiar el compromiso con mi hijo más pequeño. ¿Qué dices?

Ante las palabras de mi rey sentí que mi corazón comenzó a palpitar con mayor frecuencia. Sin dudarlo grité que sí. Sin más motivos para estar en el castillo y dándole un cordial y enorme “gracias” me dispuse a salir de su oficina para ir a buscar a mi pequeño ángel y darle la buena noticia. Pero cuando ya estaba a punto de salir el hombre me llamó por mi nombre suavemente y cuando encontré mi mirada con la suya él dijo:

—Ten en cuenta que si algo le pasara a Eileen tu compromiso se reanudaría con Nox, por lo que protégelo con todo tu ser, no puedo perder tan gran unión con tu reino. Cuento contigo Amarok portador del espíritu del gran lobo.

Y con esas palabras salí.

Las palabras “Protégelo con todo tu ser” que antes me causaban una infinita determinación, ahora solo dañan a mi corazón. Fallé en proteger a mi querido ángel de luz. Mi querido amante fue arrebatado de mis brazos tan rápida y limpiamente que no dejó nada a lo que aferrarme.

Unos elfos hijos de puta decidieron que la existencia de Eileen era innecesaria. Así que un día en el que me tuve que ausentar por culpa de las obligaciones con mi pueblo esos elfos se dispusieron a atacarlo. Recuerdo cómo el Rey se presentó ante mí en el espejo de comunicación que siempre llevaba conmigo y me dijo la devastadora noticia. Después de escuchar las palabras “Eileen está muerto” mis recuerdos se encuentran borrosos. Mi preciado Eileen estaba muerto ¿Cómo era eso posible? ¿Cómo podía continuar la vida sin él?

Lamentablemente la vida continuó, en ese entonces y aún ahora.

Al principio pensé que se trataba de un sueño, pero cuando vi su frágil cuerpo en aquella caja mortuoria me di cuenta que su muerte era real. Tan real que aún carcome mi interior.

Lo único que puedo recordar de ese momento fue gritar y llorar a los cielos por tan injusto castigo a una criatura tan pura y dulce como lo era mi amante. Pero ¿qué más podía hacer? Mi amado y pequeño Eileen se había ido para siempre. Mi ángel de luz no  volvería a estar en mis brazos. Lo único que me quedaba era casarme con su hermano mayor.

—Señor Amarok tenemos que empezar con la ceremonia pronto. Será mejor que esté preparado—dijo una voz de mujer desde el otro lado de la puerta de la habitación en la que me encontraba.

—Estaré listo en unos momentos, solo quiero otro poco de tiempo a solas conmigo mismo, si no fuera mucha molestia—le dije a la mujer intentando atrasar la inevitable boda lo más  posible.

—En-entiendo—dijo la mujer con un suspiro y un tono de tristeza en su voz.

—Muchas gracias—le dije a la dama sin abrir la puerta, pero antes de que pudiera adentrarme en mis pensamientos nuevamente la mujer habló a través de la puerta.

—Señor Amarok, creo poder entender cómo se siente por la pérdida de su amante y la inesperada boda con el príncipe Nox. Si bien debe sentirse molesto no solo con las personas involucradas en esta boda, sino también con la vida misma. Pero le pido con toda humildad que no cierre su corazón a las circunstancias. El príncipe Nox es una persona bondadosa y pura, solo que algo solitaria. Estoy segura que si le da la oportunidad podría…

—Si no me deja solo no podré estar listo a tiempo para la boda—la interrumpí no queriendo escuchar nada más de ese horrible hombre.

—Lo siento, lo dejaré solo para que se preparé. Solo… no le haga daño al príncipe, él no tiene la culpa de estas circunstancias—dijo la mujer antes de retirarse para por fin dejarme solo.

Sí claro, el príncipe Nox de corazón puro y bondadoso. Es no fue lo que vi en los tres años que estuve al lado de Eileen. Nox era un ser frío y de escasa amabilidad, y la poca que tenía nunca la demostró a su hermano. Ese hombre solo hacía sufrir de una manera constante a mi querido Eileen. Aún recuerdo las noches en la que sostenía a un lloroso Eileen. Y la causa de esas lágrimas era sin lugar a dudas Nox.

Nox nunca pudo aceptar a su hermano. Criticaba siempre a Eileen, desde cómo se comportaba hasta por cómo vestía o hablaba, e incluso por la manera de reír. Eileen admiraba tanto a ese imbécil que sus constantes críticas solo lo hacían entristecer. 

Para colmo de males, como había dicho el Rey Asbel en aquella noche cuando me adentré a su castillo sin permiso, tenía que casarme con ese estúpido. No importaba que todavía no tuviera yo la edad mínima de cuarenta y cinco años para casarme. Él si los tenía, además de que no querían arriesgarse a que algo malo pasara como con su hermano menor. Por tanto tenía que cumplir con mi obligación de contraer nupcias con Nox.

Muchas veces en los pasados tres años rezaba a la diosa Acca Larentia para que el tiempo pasara lo más rápido posible. Así podríamos tanto Eileen y yo cumplir los cuarenta y cinco años necesarios para poder contraer matrimonio. Lamentablemente Eileen murió dos años antes de cumplir su cuadragésimo quinto cumpleaños.

—Señor Amarok, la boda está a punto de comenzar ¿podría por favor salir ya de la habitación? Tenemos que comenzar la ceremonia lo antes posible—dijo una voz, esta vez masculina, desde el otro lado de la puerta.

—Está bien, en breve bajaré—le dije ignorando sus reproches. Metiendo y sacando todo el aire que pudieran soportar mis pulmones, intenté tranquilizarme para poder asistir a mi propia boda sin que mis sentimientos se mostraran en su totalidad en mi cara.

Con un gran y enorme nudo en mi pecho abrí la puerta de la habitación, sellando tal vez mi destino por el resto de mis días.

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La ventana, cuyas cortinas estaban abiertas, dejaba pasar la tenue y fantasmagórica  luz de la luna. Iluminando de manera sombría el cuarto. Sentándome en la cama admiré la luna rodeada de la oscuridad. Era tan hermosa. La noche en sí misma era hermosa. Si tan solo estos momentos fueran más felices.

Cerrando mis ojos me dejé caer en la cama, provocando un chirrido. La imagen de Amarok seguía llegando a mi mente. Su sonrisa, el brillo en aquellos ojos, su postura relajada y dominante, su notable felicidad. Una lágrima rodó por mi mejilla a causa del recuerdo de aquel hombre que amaba, feliz en los brazos de otro.

La primera vez que mi padre mencionó sobre el compromiso con aquel príncipe guerrero del clan de lobos la ira me invadió. Su falta de atención hacia mí era más que evidente. Pero cuando se trataba de intereses económicos y políticos mi presencia era más que requerida.

La atención de mi padre siempre fue dirigida hacia mi hermano menor, Eileen, que era hermoso, grácil, carismático y encantador. Con su innata habilidad para la pintura atraía a cientos de personas. En cambio yo era y sigo siendo torpe, introvertido, común y patético. Sin ninguna habilidad para reconocer. Mi hermano enamoró a cientos de hombres con solo su brillante mirada, en cambio yo no era mirado ni por asomo por hombres ni mujeres, no importando las gracias que intentase realizar para atraerlos. Mi hermano era perfecto. No era de extrañar que Amarok se enamorara de él cuando lo vio.

Cuando me enteré de que Amarok sería mi prometido y próximo consorte me puse a la tarea de investigar un poco sobre él . Saliendo a hurtadillas del castillo y vagando por la ciudad de la luna y el bosque me dediqué a buscar al hombre al que prometieron mi mano. Pasó un poco más de un mes para que pudiera encontrarlo. Los recuerdos de mi encuentro silencioso hace cinco años aún permanecen frescos en mi mente.

Recuerdo estar caminando descuidadamente en la ciudad de la luna  entre los arbustos que rodeaban lo que parecía una enorme mansión. No hace falta decir que estaban dentro de la propiedad de la mansión, por lo que básicamente estaba invadiendo propiedad privada. Cuando repentinamente un grito me sacó de mis pensamientos.

—Fenrir ¿Dónde demonios estás? —una voz resonó a través del lugar en donde me encontraba, haciendo que salieran disparados mis pensamientos nebulosos.

—Fenrir. Te lo advierto, si no sales tus permisos para salir a la ciudad se terminarán—volvió a gritar el hombre.

Sabiendo que estaba en propiedad privada me agazapé entre los arbustos intentando pasar desapercibido. Estaba intentado quedar en una posición más cómoda entre los arbustos cuando unas piernas invadieron mi campo de visión.

—Fenrir, puedo asegurar que estás entre los arbustos. Sal de una buena vez.

Ante la repentina declaración del hombre me tensé. ¿Cómo diablos me había descubierto? Gracias a la sangre de mi madre ninguna raza podía percibir ni mi olor ni mi presencia. Y eso incluía a los cambiaformas de lobo. ¿Tal vez había visto el movimiento de los arbustos a la hora de correr a esconderme en ellos?

—Está bien, está bien. Ya salgo—se escuchó una voz masculina, un poco más joven que la del hombre gritando.

—Fenrir, sé que no te gusta realizar tus deberes, pero no por eso tienes que huir cada vez tengas que hacerlos—dijo el hombre alejándose de mí.

Cuando se hubo alejado lo suficiente y pude ver su cara mi respiración se quedó atrapada en mi garganta. Cabello color blanco y lacio que llegaba hasta los hombros, que eran grandes y gruesos, haciendo un buen par con sus brazos y pecho musculoso. Sus ojos eran de un color gris azulado cautivador. Era la misma imagen que mi padre me había enseñado cuando se me informó de mi matrimonio con el segundo hijo del clan de la luna roja. Amarok.

—Oh, Amarok no seas tan cascarrabias. Sabes lo aburridas que son las lecciones impartidas por Hige, y cuanto más lo son sus deberes. No me hagas esto gran y venerable hermano mayor—dijo en una súplica el hombre más joven.

Ahora que Amarok no tapaba mi campo de visión, pude observar que el joven bien podría ser su hermano. El joven Fenrir prácticamente era una réplica de su hermano mayor, solo que era más pequeño y delgado por ser más joven. Su cabello blanco era mucho más corto que el de su hermano y sus ojos eran de un hermoso color ámbar.

— ¿Qué deberes son los que te dejaron? —preguntó Amarok con evidente curiosidad tanto en su voz como en su expresión.

—Son sobre las normas de etiqueta.

—Oh, eso es uno de los temas más aburridos. Me compadezco de ti mi pequeño hermano, pero no puedes escaquearte de los deberes así que…

—No quiero, por favor Amarok. Por favor—dijo el jovencito mirándolo indefenso.

—Está bien, le diré a tu maestro que te dé más tiempo para entregar tus deberes, pero tendrás que hacerlos. Ese tema es uno de los más importantes que tienes que dominar.

—Bien, si es todo lo que puedo conseguir lo tomaré—dijo Fenrir con disgusto.

—Vamos, no es tan malo. Cuando cumplas veinte años se irán todos los mentores y profesores y por fin podrás salir a la sociedad.

—Para eso faltan cinco años, es fácil para ti decirlo.

—Cinco años pasarán rápido. No te angusties. Bien, si me disculpas tengo que hablar con cierto maestro—dijo Amarok alejándose del jardín no sin antes revolver el cabello de Fenrir.

Cuando se hubo ido Amarok del jardín pensé por un momento que estaría a salvo de ser descubierto hasta que una voz me habló con cierta diversión.

—Puedes salir. Sabes me debes una y muy grande—dijo el joven con una enorme sonrisa en su rostro.

—Demonios, pensé que no me habían visto—Fenrir solo se rio.

—Te vi desde que entraste a los terrenos de la casa del clan. Pensé que serías una muy buenas excusa para evadir mis deberes. Tal vez te encontraría haciendo algo indebido, yo te atraparía y justificaría la ausencia de trabajo en los deberes con tu intrusión a la mansión—me dijo con una gran sonrisa en su rostro.

Peeeero lo único que hacías era caminar y parecer pensativo. A pesar de que podría atraparte por entrar en el recinto no vi la razón ya que no hacías nada malo. A lo que me pregunto ¿qué intentabas hacer?

—Vine a buscar a alguien, expresamente a tu hermano mayor—el chico alzó una ceja en señal de insatisfacción por la poca información que le estaba proporcionando.

 — ¿Y?

—Bien, yo soy el prometido de Amarok. Mi nombre es Nox—le dije resignado.

—Demonios ¿ eres el prometido de Amarok? Y ¿Se puede saber para qué diablos buscabas a mi hermano?

—Quería conocerlo—contesté.

—Ya veo, algo así como. “Quiero conocer a mi prometido para ver con qué tipo de persona me involucraré” ¿Cierto? —dijo tratando de agravar su tono de voz. Soltando una ligera risa le contesté.

—Algo como eso.

—Pues yo te puedo asegurar que Amarok es una persona sumamente amable. No creo que tengas que preocuparte por la actitud de tu futuro consorte. Sin embargo no me conoces, y dudo que mis palabras calen profundo en ti, así que hagamos un trato.

— ¿Trato? —le pregunté curioso por lo que me fuera a pedir.

—Sí, un trato. Yo te ayudaré a entrar al castillo del clan de la luna roja. Así podrás conocer a mi hermano de manera un poco más personal sin que este te vea claro.

— ¿Qué quieres a cambio? —le pregunté suspicaz por lo que el pequeño lobo pudiera pedirme.

—A cambio, me ayudarás a hacer mis tareas y a escapar del castillo cada vez que tenga necesidad de salir de este—me dijo con una enorme sonrisa plasmada en su rostro.

—Querrás decir, cuando tus caprichosos deseos requieran salir del castillo— dije haciendo que un pequeño puchero saliera de sus labios—Bien, te ayudaré.

Desde ese instante sellé el destino de mi corazón.

Me había puesto de acuerdo con Fenrir para visitar el castillo cada tercer día. Intentando prever posibles interferencias en mis visitas al castillo del clan de la luna roja le di a Fenrir un espejo de comunicación mágica. Con ello podríamos comunicarnos en caso que algún imprevisto nos abordara y no pudiéramos completar nuestro acuerdo.

Cada tercer día me escapaba del castillo de la Media Noche para ir al castillo de la luna roja. Y mi admiración por el hombre más joven crecía. Mi corazón caía más y más enamorado de Amarok. Mi cruel destino era grabado en piedra. ¿Cómo podría saber en ese entonces que el destino que se tallaba sería tan sombrío y desgarrador?

Su sonrisa, su risa, sus buenos y malos modales, su bondad, la pureza de su corazón, los actos piadosos hacia otras personas, los dones de su cuerpo. Todos y cada uno de sus actos llenó de un sentimiento extraño a mi corazón. Mi alma había caído enamorada de ese hombre tan cálido y gentil.

Dos años pasaron en un abrir y cerrar de ojos y pronto Amarok cumplió cuarenta años. Con esa edad mi padre consideró que Amarok era suficientemente mayor para conocer a su prometido. Así que mi padre el rey armó una gran fiesta donde podríamos conocernos mutuamente y ser presentados como pareja oficial ante todo el reino. Como era de esperar mi estado de ánimo mejoró con la sola mención de que pronto conocería al hombre del que me había enamorado en secreto. Oh cómo recuerdo haberme preparado tanto para ese día. La esperanza embargó mi cuerpo ante la perspectiva de mostrarle mi verdadero yo a mi prometido.

— ¿Podrías quedarte quieto por un segundo Nox? Me están mareando tus incontables vueltas—me dijo Fenrir que se había escapado del castillo del clan de la luna roja para venir al castillo de la media noche.

—No puedo ¿bien? No puedo. Estoy muy nervioso por conocer a mi prometido. Durante dos años he estado observándolo en secreto, y durante dos años he estado cayendo enamorado de un sujeto que ni siquiera me conoce personalmente ¿cómo crees que me siento? —le dije en un tono nervioso a Fenrir, lo cual solo hizo sonreír al joven lobo de diecisiete años .

—Tienes que relajarte, todo saldrá bien. Ya verás que mi hermano quedará cautivado por ti.

—Por eso mismo es que estoy tan nervioso. No creo poder captar la atención de nadie, ni siquiera de un perro—le dije con irritación.

—Sabes, si no te considerara un hermano mayor más. Te aseguro que me cautivarías con tan solo una mirada. Eres peculiar.

—Gracias—le dije sonriéndole.

—De nada. Ahora cálmate y termina de vestirte para poder ir a la fiesta. Yo me escabulliré para aparentar que vine directamente desde el castillo de mi clan. Nos vemos Nox y suerte—me dijo Fenrir saltando por la ventana de mi habitación. ¡Que estaba en un segundo piso!

— ¡Fenrir! —grité con alarma cuando el estúpido lobo se lanzó desde el segundo piso de mi habitación. Con preocupación me lancé hasta la ventana intentado observarlo entre la obscuridad de la noche.

— ¡Estoy bien! —me gritó.

— ¡No me vuelvas a asustar así! ¡¡Idiota!! —le grité, lo que provocó que una carcajada rasgara el ambiente.

— ¡Me voy, nos veremos en la fiesta! —y con un último saludo se perdió entre las sombras de la noche. Con la desaparición de Fenrir me di cuenta de que tenía que darme prisa, ya que pronto tenía que ponerme en marcha para llegar a la fiesta.

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Me acerqué a la puerta de entrada con la esperanza de observar la llegada de Amarok. Mientras esperaba la aparición de mi prometido pude observar la gente que asistía a la fiesta.

La fiesta estaba llena de personas importantes de todas las razas del mundo mágico. Desde humanos ataviados con sus ropas características de su región. Hasta espíritus de los elementos bailando y danzando, dando color al ambiente de la fiesta. Estaba tan entretenido observando todas y cada una de las razas que no me di cuenta de cuánto tiempo pasó antes de que pudiera escuchar los suspiros entrecortados de las personas indicando la llegada de los Shifters lobos. Con gran entusiasmo miré el lugar donde se concentraban las miradas de todas las personas.

A pesar de que las razas mágicas estaban compuestas por los más raros y extraños seres que la imaginación pudiera idear. Los shifters de cualquier índole, en especial los lobos, causaban mucha admiración entre el mundo mágico. Esta admiración, me suponía, se debía al hecho de que estos seres tuvieran dos identidades condensadas en un solo cuerpo. Además estaba también la maldición que su raza pudo vencer. Una maldición que se dice era prácticamente indestructible.

Un desfile de personas, cambiaformas, entraban ignorando las miradas de asombro de la población mágica reunida en el lugar. Ansiosamente empecé a buscar la figura conocida de Amarok, y pronto, para mi dicha, apareció entre las puertas de entrada. No pudiendo observar más me acerqué al hombre intentando parecer lo más encantador posible.

—Hola, mi nombre es Nox. Creo que yo soy a quien buscas—le dije en cuanto me acerqué a Amarok. Él me miró intensamente, intentando evaluarme con solo la mirada.

—Mi nombre es Amarok. Mucho gusto—me  dedicó una de aquellas sonrisas que tanto amaba, mientras extendía su enorme mano. Sin atisbo de duda la tomé estrechándola débilmente. Por fin, después de dos años, mi anhelo  tocarlo se estaba realizando.

Con una gran felicidad embargando mi cuerpo, no pude evitar preguntarle.

— ¿Quieres que te dé un recorrido por el salón de baile? —le pregunté estúpidamente.

—Por supuesto. Me encantaría—fue lo único que contestó.

Mientras caminábamos, iba enseñándole la estancia y presentándole a los invitados más importantes que asistieron al baile. Cuando hube acabado comencé a narrarle la historia del edificio donde nos encontrábamos. Pero cuando me disponía a enseñarle una escultura que en particular yo amaba, pude darme cuenta que Amarok ya no me seguía.

Alarmado comencé a buscar entre la multitud a mi prometido. No había terminado de revisar los alrededores cuando una dulce voz acalló las pláticas de los nobles que asistían a la fiesta.

Con un gran nudo en mi pecho me acerqué a la multitud que pronto se congregaba alrededor del portador de esa voz. Cuando me aproximé lo suficiente para poder ver a mi pequeño hermano cantar, mi sangre se heló al percibir la intensa mirada que Amarok le dirigía a Eileen. Con un intenso dolor en mi pecho me alejé de la multitud. Intentando lo mejor posible disfrazar mis lágrimas me dirigí a mi habitación. Cuando entré  me lancé a mi cama intentando por todos los medio detener las lágrimas que amenazaban con salir al exterior, pero a pesar del gran esfuerzo que puse en no dejarlas salir, ellas brotaron mostrando mi dolor a un exterior solitario.

Después de llorar por una hora decidí que ya no valía la pena regresar a la fiesta por lo que lentamente me quité el traje que con tanto esmero había elegido para que Amarok pudiera verme Pude notar mi alto y esbelto cuerpo proyectarse en el espejo que tenía enfrente.

Unas delgadas caderas junto con unos igualmente delgados hombros se mostraban en el espejo. Cabello de color castaño ligeramente largo y unos ojos  negros me regresaban la mirada. La oscuridad no permitía observar el color de la piel, pero yo sabía que de entre las sombras se escondía un color ligeramente moreno. Muy diferente a la blancura de la piel de Eileen.

Con nuevas lágrimas en mis ojos me vestí con ropa para dormir. Ocultándome en las sábanas intenté descansar, pero mi imagen en el espejo seguía atormentándome. Entre Eileen y yo no había comparación. Mi hermano pequeño era hermoso, un ángel, un rayo de luz entre tanta oscuridad. Yo en cambio era alguien ordinario, una sombra más en ese paisaje escuro donde Eileen destacaba. ¿Qué esperabas que notara Amarok en ti? ¿Tu gran belleza inexistente? ¿Tu hermosa voz que haría espantar a los pájaros? ¿Tu perfecto cuerpo inigualable? ¿Qué era lo que esperabas Nox?

Ocultándome nuevamente entre las sábanas lloré amargamente por mi cruel amor no correspondido. Qué iluso fui al creer que alguien podría amarme, más aún alguien como Amarok.

Repentinamente un extraño ruido en la ventana de mi habitación me sacó de mis cavilaciones. Con miedo salí de mi cama intentando ver entre las sombras. Un nuevo ruido en la ventana volvió a sobresaltarme. Rápidamente busqué algo que pudiera servirme de arma para defenderme de lo que fuera que hubiera en la ventana de mi habitación.

—Nox, maldita sea abre la ventana—gritó una voz que identifiqué como Fenrir. Con prisa caminé hacia la ventana abriéndola, revelando a un joven Fenrir, que por su expresión, parecía molesto.

— ¿Por qué desapareciste de la nada? —me preguntó con un gruñido.

—No tenía nada que hacer en ese lugar—le respondí cortantemente desviando mi mirada de la intensidad de la suya.

— ¿Qué paso Nox?

—Mi hermano, eso fue lo que pasó.

—Eso no explica nada Nox—me dijo mientras me apresaba fuertemente entre sus brazos y me atraía hacia su pecho. Con lágrimas que parecían nunca agotarse me recosté en su pecho sollozando, intentando calmar mi tristeza para poder explicarle lo que había sucedido.

—Mi hermano pequeño es tan hermoso—dije entre sollozos—era obvio que Amarok se enamoraría a primera vista de él—dije mientras nuevos sollozos explotaban en mi pecho.

— ¿Cómo sabes que mi hermano se enamoró de el tuyo a primera vista? —me preguntó Fenrir sin apartar sus brazos de mi cuerpo.

—La mirada que le dirigió, es casi la misma que te da a ti o a su familia, solo que esta estaba llena con algo de admiración y deseo— dije hipando por las lágrimas —Esa mirada nunca se apartó de Eileen. Amarok nunca podría verme de esa manera.

Mientras lloraba y maldecía al destino por mi mala suerte, Fenrir solo me abrazaba y consolaba. Cuando por fin mis sollozos parecían mermar él, con voz entrecortada dijo:

—Lo siento, mi hermano mayor es un gran idiota. Y yo también fui un idiota. Tontamente te aseguré que mi hermano era la mejor persona de todo el mundo, pero mira lo que resultó—dijo con un deje de tristeza y rabia mientras retiraba un mechón de cabello de mi rostro.

—No fue mentira lo que me dijiste aquella vez. Tu hermano es una de las personas más amables que he conocido. Tú y tu hermano son las personas más amables que he conocido en los cincuenta y dos años que tengo de vida. No me mentiste.

—Lo hice, mi hermano te lastimó. Y eso es un acto imperdonable para mí.

Abrazándome fuertemente se recostó en mi cama y siguió consolando mi desolado corazón.

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Un golpeteo me sacó de mis recuerdos. Intentando limpiar mis lágrimas lo más rápidamente posible me levanté de la cama y me acerqué a la ventana, abriéndola para dejar pasar a un Fenrir de dos metros a mi cuarto.

—Nox ¿Cómo te sientes con respecto a la boda? — me preguntó antes de incluso entrar por completo.

Fenrir no había cambiado prácticamente nada. Tal vez solo la altura había sido lo más significativo de todo. Pero las demás características de  Fenrir habían prevalecido todos estos años. Intentando sonreír le contesté:

—No tengo voz en este asunto

—Lo sé. Pero quiero saber  qué te parece toda esta situación.

Intentando controlar el temblor de mi voz le contesté honestamente a mi pequeño gran amigo.

—No quiero casarme, no con los sentimientos que sé que tiene hacia mí Amarok.

—Mi hermano es un idiota, no sabe lo que tiene—gruñó Fenrir mientras se sentaba en mi cama.

—No soy la gran cosa—contesté mientras miraba el cielo de la noche.

—Te desprecias demasiado, si no hubiera encontrado a la persona destinada para mí. Yo te habría tomado desde hace años como mi consorte. — dijo con expresión seria.

—Deberías concentrarte en tu relación, en vez de meterte en el inútil amor unilateral que tengo hacia tu hermano ¿por qué no has hecho nada para ser feliz?

—Porque todavía no es tiempo de hacer movimientos. Además la persona que más me necesita en este momento eres tú —dijo mientas acariciaba mi mejilla.

—Joven amo, la ceremonia estará a punto de empezar. Por favor ¿podría dirigirse hacia la sala de ceremonias lo antes posible? —dijo una voz femenina a través de mi puerta.

—En un momento bajaré, por favor espere abajo—respondí.

—Ya es la hora—me dijo Fenrir con una triste sonrisa.

—Lo sé—contesté imitando su sonrisa.

Suspirando me acerqué a Fenrir dándole un gran abrazo amistoso.

—Muchas gracias por preocuparte por mí, pero lo único que quiero para ti es que seas feliz. Por favor, sé feliz por los dos—le dije mientras nuevas lágrimas amenazaban con salir.

—No seré feliz, hasta que tú lo seas, Nox—fue lo último que dijo antes de salir nuevamente por la ventana.

—Lo siento, no creo poder ser feliz. No en esta situación. No a menos que los sentimientos de tu hermano cambien por completo, lo cual dudo que suceda—dije en la habitación vacía.

Con gran tristeza me coloqué las ropas ceremoniales, que consistían en una túnica y pantalones de seda blanca con adornos en rojo y verde. Los adornos estaban colocados en las mangas y perneras  anchas, en la espalda y en el vientre, todos ellos formaban dibujos intrincados y sutiles, dando un significado oculto de bienestar, armonía, libertad y por sobre todo fertilidad.

Una vez ataviado con las ropas caminé hacia la puerta con la intención de salir. Cuando abrí la puerta miré hacia el exterior todavía indeciso por dar el paso que cambiaría mi vida por siempre. Con una sonrisa de resignación di el paso que sellaría mi destino, y el de muchos otros.

 

Notas finales:

Espero y les haya gustado. Por favor comenten ya sean críticas u opiniones favorables. 

Sobre la publicación, será conforme al tiempo que tenga, no pondré fecha determinada por mi Universidad. 

Nos leemos luego.


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