-¿Minabe-san?- el rubio se quedó de pie mirando a los dos irse -¿Esto significa que fui rechazado?-
-Eso creo- una conocida voz se escucho a su lado, pero el rubio seguía viendo al frente.
-Lorenzo ¿Qué haces aquí?- su voz sonaba temblorosa.
-Olvidaste tu medicina para el estomago, así que, te la traje- de pronto, el chico del cabello plateado, se vio envuelto en un fuerte abrazo -¿Will?-
-Por favor, deja que me quede así un momento- el peliplata sonrió con ternura y lo abrazó.
Pasaron varios minutos y el rubio se separó –Disculpa por el abrazo repentino- se dio media vuelta –Yo… me voy. Gracias por la medicina- comenzó a caminar. El peliplata caminaba detrás del rubio siguiéndolo de cerca -¿Por qué me sigues?-
-Y pasaron todos los trenes, así que, quiero pasar la noche en tu casa- ambos se detuvieron –Puedo ¿Verdad?- el rubio asintió sin voltear y retomaron el camino.
Llegaron a la casa del rubio y entraron –Mi familia está de viaje. Si tienes hambre, hay curry de ayer- se quitaba la chaqueta mientras subía a su habitación.
-No te preocupes, comí hace poco- el peliplata lo seguía y, cuando llegaron al cuarto, dudo en entrar.
El rubio se sentó en la cama y lo miró –Entra, esta todo ordenado- el peliplata entró –Se que te reirás de mi, pero hoy tenía todo preparado- se mostraba cabizbajo –Viste toda la escena, así que, sabes de qué te hablo-
El peliplata se sentó a su lado y lo abrazó –No me reiré de ti Will- el rubio le devolvió el abrazó –Hiciste tu mejor esfuerzo. Ahora debes dar vuelta la página y enamorarte de alguien que sienta lo mismo por ti-
El rubio rió -¿Y donde encontraré a alguien que me quiera?- el peliplata lo tiró hacia atrás aun abrazándolo y sus rostros quedaron frente a frente -¿Lorenzo?-
-Solo debes ver frente a ti- el peliplata lo besó. Sus ojos se abrieron sorprendidos y sus mejillas se sonrojaron. El contacto duró un corto tiempo y cuando se separaron, el peliplata lo miró con intensidad –Aquí hay alguien que está loco por ti, Will-
El peliplata comenzó a descender con sus labios mientras quitaba de en medio la molesta ropa y la tiraba al lado de la cama. La razón del rubio se iba perdiendo con cada roce de aquellas albinas manos. Sus labios y sus cuerpos, se buscaban desesperados sintiendo el ardor de la excitación en ellos.
-Lo… Lorenzo… mas… fuerte…- las caderas del rubio, se movían buscando más profundidad en las embestidas del peliplata que besaba su espalda e instauraba un salvaje ritmo con cada movimiento -… así… Lorenzo… mgh…-
-Tu interior… se siente… tan caliente…-al sentir cerca su orgasmo, el rubio se masturbó hasta que su semen mancho el cobertor. El peliplata lo vio y decidió salir de su cuerpo y se masturbó para terminar sobre el trasero del rubio, ensuciando su blanca piel.
Se tiraron en la cama de lado frente a frente –Will…- sus respiración aun estaba acelerada -… ahora me dio un poco de hambre-
El rubio sonrió –Me iré a bañar y te calentaré curry- se levantó para ir a la ducha.
___
En la sala del consejo estudiantil, se encontraban los cinco integrantes haciendo sus respectivas tareas de comienzo de semana. De pronto, golpearon la puerta –Yo iré- se levantó el moreno extranjero para abrirla -¡Ooooh! ¡Minabe-senpai! ¿Qué lo trae por acá?-
-Necesito conversar con Satou-san- los tres chicos miraron al rubio que se levantaba de su asiento y, pasaba al lado del peliplata que leía un documento. Salió de la sala y se fue junto al peliazul a un lugar apartado –Lamento haberme ido sin siquiera despedirme-
-No te preocupes, Minabe-san- el rubio se quitaba las gafas y las guardaba en su bolsillo.
-Y respecto a su confesión…- el peliazul hizo una pequeña reverencia -… lo siento, pero yo estoy enamorado de Akira. Por eso no puedo corresponderle-
El rubio suspiró –Esta bien- el peliazul se volvió a erguir y vio la sonrisa del rubio –Espero que sean felices juntos-
-Gracias- el peliazul también sonrió –Sato-san también encontrara la felicidad. Solo tiene que mirar a su alrededor- el rubio se sorprendió por aquellas palabras –Nos vemos- se despidió con una leve inclinación y se fue.
El rubio volvió a la sala del consejo de Hima y solo se encontraba en ella, el peliplata parado a un lado del escritorio del presidente -¿Cómo estuvo la conversación?-
El rubio se acerco a su silla y miró por la ventana -Tranquila- veía a los integrantes del club de gafas salir de la escuela. El castaño se acercaba al peliazul y le tomaba alegremente la mano mientras el pequeño ojiverde lloraba arrodillado gritando el nombre del presidente del club y sus otros dos compañeros se sorprendían.
El peliplata lo abrazó por detrás y le dio un tierno beso en el cuello -¿Puedo quedarme hoy en tu casa, Will?-
El rubio ladeo un poco el rostro recibiendo un delicado beso en los labios -Sí- después de la respuesta, intensificaron los besos mientras los iluminaba el atardecer través de los vidrios de la escuela.
Fin