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En la ventana por Risu

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Notas del fanfic:

Hello, my friends!

 

Lo sé, lo sé. Estoy consciente que ya ni se deben acordar de mí, pero, ¡hey!, soy Risu. Creo que con eso, basta y sobra, ¿no creen?

 

Wow~ Hace mucho que no hago esto, falta aceite, jaja.

Bueno, si a alguien se pregunta el porqué de mi larga ausencia, pues... ¿soy graduada y hago lo que quiera~♥? Jaja, no, gente, por eso no fue; sólo diré que estaba ocupada con el colegio (¡terminé quinto!) y quería aprovechar al máximo mi tiempo con mi girls~ Y ahora estoy de vaca-vaca, pero no lo parecen, pues estoy en la academia y debo prepararme para ingresar a la Universidad. Así no se puede vivir...

Sara: ¿No deberías decir algo respecto al one-shot?

¡Sara, te había extrañado mucho!

Sara: Yo, no.

Jejeje... ¡Ah, sí! Los personajes no me pertenecen, pues son de la propiedad exclusiva de Masashi Kishimoto, a quien, por cierto, no he dejado de imaginármelo con Sasuke♥ :3

Notas del capitulo:

¿Algo que tenga que aclarar sobre el único caítulo? Pues... ¡discúlpenme por el OoC! No sé por qué, pero siempre Sasuke me sale muy salidito de su personaje, ¿qué puedo decirles? Ese chico es muy difícil de ponerlo en situaciones bochornosas como la que están a punto de leer.

Con respecto a Naruto, pues tampoco sé, ya que él solía ser un tonto, pero en la guerra ha cambiado el chico. Sin embargo, no le resta a mi molestia, porque por su culpa, mi bebé Sasuke♥ se sintió inferior (una vez más, maldito Naruto) y le roba protagonismo. No puede ser, simplemente, no puede ser, señores.

Y una última cosa, si se dan cuenta, notarán que en lugar de poner sus rasgos, como "el moreno", "el rubio", "el de piel nívea", entre otros, uso sus nombres, pues he caído en la cuenta que en los libros no hacen eso, una vez a las quinientas, pero no siempre. Así que intenté cambiar, jeje.

Sara: ¿Ya?

Ahora sí: Enjoy the unique chapter♥!

Uchiha Sasuke es calculador, astuto e inteligente. El tipo de persona que piensa antes de actuar, que examina minuciosamente sus siguientes pasos para estar siempre un paso antes de los demás; su velocidad mental es sorprendente, puede realizar laboriosos planes en menos de un minuto con la certeza de su efectividad, teniendo en cuenta tanto los factores externos como internos. No es de sorprender que lleve el apellido Uchiha en alto, pues viene de familia aquel don admirable por sus compañeros y temido por sus enemigos. Su padre resalta sus logros y los puestos que gana sin dificultad alguna, de una manera menos sutil a comparación de su madre. Y él, cada vez que oye las respuestas bañadas de envidia disimuladas, infla el pecho, orgulloso.

 

Recuerda todo esto con cierto rubor en las mejillas. Ahhh... ¿Dónde está su loada inteligencia en estos momentos? Lo más seguro es que haya desaparecido, de lo contrario, no se encontraría en una situación tan bochornosa: atrapado en la ventana con medio cuerpo afuera, rendido de tantos intentos de subir la ventana y que esta no acceda. ¿Cuánto tiempo lleva ahí? Diez, veinte, treinta minutos, no está seguro, sólo está consciente de que por más que grite nadie vendrá a ayudarlo, pues es muy poco probable que alguien lo escuche desde el noveno piso. Y cualquier transeúnte que lo viese pensaría que está ahí porque quiere, y él no lo negaría, con tal de ahorrarse la vergüenza que pasaría si dijese la verdad. 

 

Nuevamente, el calor en su rostro le molesta. Ahhh... Podría estar ahí por mucho tiempo más, a menos que llegase su madre, aunque ella había salido a reunirse con sus amigas y no regresaría hasta que oscureciese. Sólo le queda esperar por su regreso.

 

—Oi, Sasuke, ¿qué haces ahí?

 

Tal vez estas palabras llegan a sus oídos como ecos lejanos, pero aquella voz es inconfundible, es chillona, ruidosa, problemática, igual que su dueño: Namikaze Naruto.

 

Baja su negruzca mirada y se topa con el puntito amarillo en la mancha naranja. Típico de Naruto, una vestimenta llamativa. Siempre anda preguntándose por qué su amigo no es más consciente sobre su apariencia, debería ser más como... él. Colores más neutrales, más maduros, más oscuros, más negro.

 

—¿Estás bien? Abre la puerta, teme.

 

Está que suda frío, mientras siente que su corazón quiere salirse de su pecho al escuchar un manojo de llaves revolotear y a Naruto intentando hallar la correcta para entrar. Mierda, mierda, mierda, repite mentalmente antes y después de oír a su amigo exclamar contento por haber encontrado la llave buscada; en cámara lenta es fiel testigo de cómo la manija gira lentamente a la derecha, pero no escucha: la desesperación ha tapado sus oídos y no siente sonido alguno más que un zumbido estresante.

 

Le ha llegado la hora a Uchiha Sasuke.

 

—¿Teme? ¿Qué estás haciendo ahí? —su mente en blanco destapa un mutismo delator que dura unos pocos segundos antes de que el recuerdo de sus clases de teatro venga a su mente y recordase cómo improvisar.

 

—Estaba observando el paisaje, tengo un trabajo de arte y necesito inspiración, así que puedes ir yéndote para no molestarme —se felicita internamente enalteciendo su capacidad por recuperar el control de la situación.

 

—¿Pues venir un rato, Sasuke? —no hay razón para voltear y encarar ese rostro canela, con sólo escuchar ese tono de voz ha notado la burla impregnada en cada sílaba y la satisfacción al decir su nombre—. No sé cuál es tu afán de intentar engañarme, aun sabiendo que soy tu mejor amigo y sé cuándo me ocultas la verdad, Sasuke.

 

—Sólo ayúdame a salir de aquí —abatido, ya no puede mentir más ni crear historias creíbles.

 

—Así que el gran Sasuke está atrapado en la ventana y pide ayuda al dobe de Naruto. ¡Ja! ¿Quién lo creería cierto?

 

—Cállate y sácame de aquí.

 

—¿Y cómo fue que te metiste en esta... situación? —se acerca con pasos firmes hacia el moreno que muestra su retaguardia desprotegida.

 

—Sólo quise ver por qué había tanto ruido afuera y luego ya no podía salir.

 

En parte, decía la verdad.

 

Había estado estudiando cuando escuchó cómo una pelea de jóvenes iniciaba, pero no fue ello lo que lo llevó a parar ahí, sino un lápiz, un maldito lápiz amarillo con desgastado borrador. Se había despegado de su mesa de estudios para cerrar la ventana, cuando la curiosidad de enterarse del motivo de la pelea lo mantuvo atento a la disputa que, en cierto modo, lo entretenía. No iba a negar que se había sentido estúpido por perder su tiempo en algo tan irrelevante. Después de que el bullicioso par se reconciliara bajo la atenta mirada de la policía, regresó a su asiento a seguir estudiando; unos segundos desperdició intentando encontrar su lápiz con el cual había estado trabajando, cuando se percató que estaba en la ventana. Lo siguiente, Sasuke lo sintió como una película de acción, donde el protagonista debe superar sus propios límites y rescatar a la chica linda, sólo que en lugar de una chica linda, él fue corriendo tras el lápiz que estaba siendo empujado fuera de la ventana por una repentina ráfaga, y a pocos centímetros de alcanzarlo, la ley de gravedad hizo lo suyo. Siguió con su mirada la caída del lápiz y suspiró pensando en la pérdida de tiempo que sería ir a recogerlo, pero al hacer el ademán de salir, se dio por enterado que estaba atorado.

 

—Sasuke, no te vayas a molestar, pero desde aquí te ves exquisito —suelta el comentario con diversión imaginando el sonrojo que habrá aparecido en las mejillas pálidas—. ¿Te importa si pruebo un poco de la mercadería?

 

—¿Qué crees que estás haciendo, idiota? —pregunta entre colérico y avergonzado al sentir las traviesas manos canelas recorrer su espalda y su no espalda.

 

—Me adelanto a los hechos y recordando los viejos tiempos.

 

A Sasuke no le agrada desempolvar los recuerdos de su relación amorosa con su amigo. La fallida relación había durado aproximadamente un mes entero. Un mes en el cual pasaron situaciones y problemas que no debieron haberse presentado hasta ya pasado un año de relación, y que, sin embargo, no arruinaron su amistad.

 

—Naruto...

 

—Sí, lo sé, lo sé —corta aburrido aquella anticipada advertencia—. Sé que te vengarás de mi trasero en cuanto salgas de aquí, pero tómalo como una represalia de la cena navideña.

 

—No estoy bromeando, imbécil. Si es que aprecias tu miserable vida, más te vale ayudarme a salir de aquí para matarte.

 

—Se nota que aún no estás consciente de tu ubicación actual —una radiante sonrisa, que muchos calificarían como zorruna, aparece en su rostro—. Por eso, ¡buen provecho!

 

Sasuke sabe que ha perdido esta batalla, no existe nada en el mundo (tal vez una sopa de Ramen Ichiraku —nunca pudo competir contra el plato preferido del Namikaze—) que impida el ultraje hacia su persona. Es en estos momentos que se arrepiente de haberse aprovechado de la nula tolerancia al alcohol de su amigo y el calentón que se le presentó al sentir un juguetón pie rozar con su entrepierna.

 

Siente cómo es despojado de sus pantalones negros —que la mayoría concuerda que son muy apretados para un joven de su edad— y de sus calzoncillos del mismo color con el abanico característico de su clan estampado en sus vergüenzas. Soporta las mofas de su amigo acerca de su ropa interior antes de que la mano canela estimulase su pene.

 

No gimas, no gimas, cierra sus párpados fuertemente y muerde su labio inferior para concentrarse en no dejarse ver vulnerable; pero cuando un curioso dígito comienza a tantear en espacio íntimo y se introduce a investigar, no puede controlarse más y deja salir un grito ahogado del cual no se siente orgulloso. No gimas… tan fuerte, maldice su abstinencia de más de dos semanas por culpa de los exámenes. Y por lo visto, Naruto también ha sufrido la misma privación de sexo, porque el sonido proveniente de los labios del Uchiha ha hecho que se excite aún más de lo que ya estaba, ocasionando que su erección le resultara dolorosa al estar sofocada por el pantalón blanco.

 

No le toma más de un minuto preparar a su amigo. No es que se tratase de algún virgen nervioso por su primera vez, sino del experimento Uchiha, que, después de su ruptura, no perdió el gusto por recibir salvajemente de vez en cuando. No obstante, Naruto tampoco planea partir a su amante, así que busca rápidamente con su mirada algún líquido que funcione como lubricante en el tocador del baño, y lo halla: un lubricante (con sabor a fresa). Piensa preguntar el porqué de la presencia de aquella sustancia, mas el temor de informarse sobre la activa relación de los señores Uchiha le gana.

 

Para no perder más tiempo, vacea el contenido por todo su falo, y, sin mayor demora, se introduce en la caliente entrada del moreno; obviamente no es igual de estrecha que una de un casto cuerpo que no ha sido corrompido por la lujuria, pero aquellas paredes incómodas por el intruso lo aprietan de manera gloriosa. Si no se hubiese acordado de la “violación”, habría esperado a que se acostumbrara a su intromisión, pero en su memoria todavía vive el recuerdo de la molestia que sintió en su trasero al día siguiente. Así que se retira sin cuidado de él, para luego arremeter con rudeza aquel  rosáceo anillo de carne, logrando sacar más gemidos en el proceso. 

 

Masoquista, Sasuke siempre tuvo esas tendencias sadomasoquistas —más sado que maso—. Durante su mes de enamorados, su madre creía que su hijo se había vuelto un buscapleitos de primera, por todos los moretones y magulladuras que aparecían diariamente en la piel bronceada. Debido a ese tipo de situaciones, tenían un acuerdo: si Naruto iba a salir lastimando en las relaciones sexuales, Sasuke sería el pasivo; aunque al finalizar las sesiones, parecía que los papeles eran al revés.

 

Mientras es embestido con una felicidad absurda y masturbado con dedicación, entre su nublada mente llena de placer cegador, Sasuke recuerda cuando Naruto era molestado por el tamaño de su pene, pues era el más pequeño de todos. Su primera vez, que fue mucho antes de que estuvieran formalmente, fue él quien se ofreció como pasivo, sabía que lastimaría a Naruto y que éste no podía ni intimidarlo con semejante longitud; ese día comprendió que el grosor es lo que en realidad importa. Tuvo que aguantarse el dolor de caminar recto para no delatar su posición en la cama, y sí que se vengó por aquella humillación.

 

—Sasuke, ahh... limite estoy...

 

—Mhh... Pero si yo recién estoy comenzando —logra articular ahogando sus gemidos que buscan escapar de su garganta.

 

—En ese caso... hora de la artillería pesada...

 

A Sasuke le recorre un escalofrío, pero no de miedo, sino de excitación y una sonrisa retorcida se asoma por sus labios. Ya viene lo que tanto anhelaba: dolor.

 

Naruto deja de mover su mano frenéticamente al rededor del miembro de su moreno amigo y esa misma mano se posa sobre una redonda nalga blanquecina, la soba con delicadeza, como si temiese lastimarla con algún roce brusco. ¡Paf!, ambos disfrutan aquel sonido que les resulta, uno más que el otro, estimulante. La respiración de Sasuke se vuelve entrecortada, añoraba esa sensación que ahora siente recorrer donde tiene marcada la varonil mano de Naruto.

 

El dolor mezclado perfectamente con el placer, el paraíso del Uchiha.

 

Pero Sasuke quiere sentir más, y Naruto, como siempre, se lo concederá, aunque esta vez, en lugar de cumplirle el capricho, quiere hacerlo correrse antes de que él lo haga. Su mano izquierda, que reposa sobre la nívea cadera para que las penetradas sean más vigorosas, viaja debajo de su polo oscuro —como es de esperarse del Uchiha— hasta llegar a un accesible pezón que se encuentra completamente erecto, y, por ende, más sensible que de costumbre. Juega con él, lo rodea, lo jala, lo pellizca, lo presiona, y se complace con escuchar los roncos gemidos.

 

Pese a su esfuerzo, no es suficiente, no para el Uchiha que posee un aguante sorprendente, gracias a sus jueguitos de rol de amo-esclavo, donde obedecía fielmente su orden de no correrse; él, por otra parte, era resondrado por su eyaculación precoz que, a base de insultos y golpes, disminuyó con el tiempo.

 

Cuando unas terribles ganas de orinar aparecen son a causa de su límite que ya está llegando: unas embestidas más y su orgullo Uzumaki —por parte Namikaze, el orgullo no es muy apreciable, para su desgracia— sería pisoteado una vez más. Presionado por su propio límite, desliza su mano que se divierte con su rosáceo pezón hacia la zona erógena de Sasuke: su cuello. Nunca llegó a comprender por qué le causaba tanto placer aquella parte, unos cuantos besos o caricias eran capaces de provocarle una erección, y si seguía estimulando, hasta correrse podía. Se esfuerza estirándose lo más posible para alcanzar la nívea curvatura, la cual presiona con ligera rudeza con un único fin: asfixia erótica. En definitiva, Sasuke tiene un serio problema mental en la cama —o en este caso, en la ventana—.

 

Sin embargo, no sale lo planeado, pues aquella estrangulación ocasiona que de la excitación las paredes internas de Sasuke se contrajeran y lo apretasen con una estrechez virginal que lo obliga a liberar su semilla dentro de su amigo, quien al sentir aquella calidez en su interior, eyacula sobre la pared y parte de la ventana que lo tiene atrapado.

 

—Gané... de nuevo —jadeante saca en cara la victoria obtenida a su “violador”.

 

—La próxima vez... no cantarás victoria, Uchiha —resentido, sale sin cuidado y se dispone a acomodar su ropa para no levantar sospechas, aunque el olor a sexo y sudor que destila es más que suficiente—. Bueno, me voy.

 

—Naruto... —lo llama con un ápice de molestia por el despiste de su amigo—, ¿puedes sacarme de aquí?

 

—Verás, Sasuke... yo... yo no sé cómo hacerlo. Si me disculpas... —sin cavilar se retira de la habitación para evitar el juramento de venganza del Uchiha.

 

«Cuando salga de aquí... considérate hombre muerte, dobe».

 

 

Notas finales:

Bueno, eso es todo, amigos, jeje-jeje. ¡Aquí viene de dónde salió la inspiración! Tres... Dos... Uno... ¡Ya!


Estaba un día yo, jugando unos jueguitos hentai, cuando encontré uno de seguir una moneda con la mirada, y ésta está debajo de uno de los tres vasos. ¿El premio? Imágenes hentai, pero esas bien hot (aunque me decepcionaba con algunas, ah). Y en una de esas me encontré una de varias chicas siendo penetras, lo particular de esta foto era que las chicas tenían un cristal en la cintura que las volvía indefensas. De ahí la idea, jeje.


Algo más, algo más. ¡Ah, sí! Le di leves menciones de NaruSasuNaru, porque, no sé, últimamente estoy más open-mind, y creo-creo que Sasuke no dejaría que él fuera el único botton.


Por último, ¡me puse al día con Naruto Shippuden! Sí, Risu, la chica que no sabe leer mangas, terminó uno, aunque no está terminado, pero lo ha hecho. *Orgullosa mode on*. Ahora soy toda una master daster piece♥


Bueno, espero que les haya gustado, cualquier queja y/o corrección, por favor de hacérmelo saber, en especial con los verbos, porque me he trabado con el presente y el futuro. Y cualquier duda que tengan, también, respondo todo ;)


Andy love you♥!


Sara: Terminaste tu inglés y sigues cometiendo los mismos errores.


Ups, jejeje.


Andy loves you♥!


P.D: Intentaré actualizar los otros dos, si es que a alguien le importa mi existencia.


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