“Ventanas rotas”
El sonido era estridente, los vidrios retumbaban fuertemente y los cuerpos se movían como si fuese el último día de sus vidas, rápido, lento, pegados unos a otros a pesar del espacio sobrante, los olores se mezclaban entre si, alcohol, tabaco y por algunos rincones sustancias más fuertes eran usadas.
La barra improvisada que había en la orilla de aquella casa abandonada estaba llena de corillas de cigarro, botellas vacías, vasos desparramados y alguna que otra pareja besándose ansiosamente, los gemidos y risas en el lado contrario de la casa resonaban al compas de la música, los hombres con dos mujeres voluptuosas a los lados, besando a cada una, besándose entre ellas haciendo juegos sexuales a vista de todos, sin embargo, no parecía importarles, hasta que aquello sonó.
Los vidrios de las ventanas estallaron lanzando miles de trozos hacia los presentes, hiriendo a algunos, la música paro y las luces se apagaron, los gritos comenzaron a llenar el lugar, las pisadas y el destrozo de la propiedad causaban el pánico, las piedras, balas impactando en todo el lugar, suelo, ventanas, los sobrevivientes habían salido despavoridos de ahí algunos con la suerte de irse otros con la de recibir unos impactos más, sin importar si se trataba de mujeres o de hombres, solo una persona se mantenía sentada llena de tranquilidad y con una sonrisa socarrona en su rostro, miraba fijamente la puerta del hogar, las luz se mostro por la ventana, los faros de aquella camioneta de gran tamaño enfocaban la silla que había ahí, intacta cargando al hombre de porte elegante y mirada profunda, soltó una carcajada al escuchar el romper de la puerta que se había cerrado tras salir el ultimo hombre corriendo
-¡¡T.O.P!!- un grito seguido de una carcajada retumbo llevándose el silencio consigo, el llamado no obtuvo respuesta, el contacto de la suela de aquel zapato lustrado contra el piso roído de buena madera se intensificaba para el hombre que aún miraba sin expresión a la bola de hombres que habían entrado detrás del primero, los pasos acabaron cuando todos esos hombres se pararon frente a el, frente a la luz del faro opacando sus rostros dejando ver la sombra de cada uno, hombres fornidos, con bates y cadenas en sus hombros, sonrió soltando una carcajada sarcástica
-¿Te parece gracioso?- aquella voz que reconocía en seguida le pregunto lanzando con un dedo su cabeza
-Algo- tomo su muñeca deteniendo el golpeteo de su dedo- ¿A ti no?- doblo su muñeca llevándola detrás de su espalda, escucho el quejido y soltó una carcajada
-¿Tienes ganas de morir?- le pregunto otro de los hombres- Sabes Choi me caes bien, pero eres un idiota- el bate que traía resonó en el suelo- Por dos simples razones- mostro el dedo indicie con su gran anillo en el- primera por meterte conmigo- levanto el dedo de en medio- por creerte mejor que yo- rio al escuchar el bufido como respuesta- Todo suyo- el crack del bate al caer dio comienzo a los golpes, la silla quedo libre, los golpes y quejidos era lo que se escuchaba, la sangre salía por doquier, se encontraba en el suelo y aún así permanecía con una sonrisa en el rostro
-¿Sigues riendo?- la voz del primer hombre que le había hablado resonó, coloco su pie encima de su estomago haciendo una leve presión
-¿Eres ciego?- rio escupiendo sangre, la presión aumento haciéndolo toser- ¿O estúpido?- lo miro arrogante
-¡Hijo de puta!- le grito pateándolo
-Tienes toda la razón- contesto Seung en un intento por levantarse se recargo en su brazo mirándolos fijamente- Mi madre es toda una puta- soltó una carcajada con dificultad
-Bastardo de mierda- fue lo último que oyó, la patada en su rostro lo lanza hacia el suelo, de nuevo, escupió sangre cayendo de golpe, su vista se nublo, el sonido de las risas cayo, todo comenzó a ser lento, el dolor desapareció, miro a su alrededor, la propiedad estaba destruida, los hombres rodeaban su cuerpo, en la silla estaba sentado su jefe, el maldito líder de aquel grupo de mafiosos, aquel al que le había robado gran cantidad de dinero y a unas cuantas de sus mujeres, miro la puerta destrozada por donde ligeros rayos de luz entraba, una sombra se mantenía ahí, firme observando la escena, su cara se ocultaba con la luz, se mantenía ahí parado sin mover un musculo, un golpe oprimió su abdomen regresándolo a la realidad, el aire salido de sus pulmones haciéndolo levantar su cabeza sin quererlo, un golpe más, dos, tres, las risas volvieron, patadas por todo su cuerpo podía sentir la suela de cada zapato estamparse contra su piel, el frio metal del bate y el sabor metálico de su propia sangre abarrotándose en su cavidad bucal
-Hasta nunca Choi- escucho el susurro y tras el jalar del gatillo el dolor y ardor de la bala atravesándole el estomago, un disparo más sintiéndolo en su pierna, su vista volvió a nublarse tosiendo intentado no ahogarse con su propia sangre, un disparo más y todo volvió a callar, cerro los ojos por primera vez, dejo de toser y de moverse por el dolor, simplemente se perdió.
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-¡Apresúrate!
-Pásamelo y ayúdame con esto
-Se esta desangrando
-Lo estamos perdiendo
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Choi Seung Hyun
Sobrenombre: T.O.P
Edad: 26 años
Familia: Padres y hermana mayor –Fuera del contacto-
Profesión: Desconocida
Estatura: 181 cm
Aficiones: Salir de fiesta, beber, y demás actitudes de libertinaje
-Eso es tuyo- la voz retumbo por todo el lugar
-¿Mío?- pregunto señalándose con duda
-Si, tenemos una misión nueva
-¿Qué es?
-Misión: Choi Seung Hyun- tomo un sobre entregándoselo- Ayúdalo, sabes lo que tienes que hacer- asintió sacando todos los papeles del sobre, miro la fotografía delineando el nombre
-Misión: Choi Seung Hyun- despego su mirada dirigiéndose al hombre anterior. ¿Esta todo listo o lo hare yo?
-Solo ve, esta listo- volvió a responderle dándole lo que al parecer era una moneda
-Esta bien- sonrió tomando el objeto saliendo de la habitación
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-¿Qué hay de nuevo?
-Un hombre pero nos están ganando
-Debes hacer algo- frunció el ceño- Acércate
-Ya lo han hecho o al menos eso note al acercarme al hombre
-¿Quién es?
-Choi Seung Hyun, tiene una historia peculiar- sonrió mirando la fotografía entregándosela al hombre frente a el
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Un quejido mato el silencio, los rayos del sol llegaban a sus ojos molestándole, quitándole el sueño, los abrió con pesadez acostumbrándose a la luz, ¿Qué había pasado?, miro alrededor, conocía esa habitación, era la suya, se levanto de golpe mirando a todos lados
-Despertaste- una voz cantarina con un tono ligeramente agudo le llamo sorprendiéndolo- Pensé que jamás lo harías- la pequeña carcajada lo hizo atormentarse
-¿Quién mierda eres tu?- pregunto observando al hombre frente a el, delgado, enano, parecía mujer, bufo mirándolo con desprecio
-Soy Kwon Ji Yong- sonrió estirándole la mano