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Mensajes que matan. por Lili Wang

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Notas del fanfic:

bueno perdonen lo poca activa que ando...pero ya no más

Notas del capitulo:

los amo y espero que les guste ya que esto está basado en algo que me paso a mi.... y eso. los amo

Manuel leía el mensaje con un gran dolor  reflejado en sus ojos.

No esperaba un mensaje así, no, de hecho jamás lo espero.

“¡enamórate! Me decía a mí mismo. Quería confundirme, quería hacerlo!”

¿Qué significaba eso? Realmente. ¿Realmente era tan mal novio que Martín quería volver con Daniel? O es que jamás lo hizo y por eso mismo el argentino deseaba volver con el otro.

Ya se había hartado de todo.

“le iba a decir ´te amo´ pero no, no pude”

Te amo…

Esas palabras destruyeron a Manuel, porque  aunque el rubio no pudo decir esas palabras, las había pensado. Las había meditado y estuvo a punto de decirlas y eso ¿Qué significaba?

Significaba que el Tincho sentía algo, algo fuerte y verdadero.

“lucharé por ti”

Fue lo único que leyó el chileno antes de lanzar el celular fuera de su alcance y llorar en medio del cerro porque el pelicastaño se encontraba en el campo y en ese lugar no había  señal.

Por lo que el joven Manuel se había dispuesto a subir el gigantesco cerro con tal de dejarle un mensaje a su novio. Pero, lastima, se le habían adelantado. Dejando devastado al pobre Manu.

“lucharé por ti”

-si claro weón, ya las perdiste, voh querís al Dani exclamo en medio del llanto, tomando su celular entre sus temblorosas manos, tecleando con dificultad y lentitud. Respondiendo el mensaje de face a su amado novio.

“ay qué lindo, me dejó sin palabras. Gracias. De todos modos, tengo una pregunta ¿El Dani todavía anda detrás de tus huesitos?” y Manuel rezó porque no se notara su estado de ánimo, necesitaba saber si Dani estaba detrás del Tincho, porque de ser así el caso ¿para qué estorbar?  Les dejaría el paso libre a ambos para que se amaran sin reservas y disfrutaran al máximo el uno del otro. Para que ambos fueran felices…

Porque Manuel era feliz si Martín lo era. Bueno  obviamente no feliz al 100% pero sería feliz en parte. Aunque eso no le quitaría el sentirse miserable. Porque ¿Quién era completamente feliz al ver a la única persona que realmente habías amado con otro? Pues nadie.

Sobre todo si eres una persona poco sociable, una persona que todos consideran inútil, una persona que lentamente se había cerrado, un asco de persona.

Porque eso era Manuel, mucha gente se lo había dicho. Incluso sus padres y por eso mismo se había enamorado del argentino. Porque a él le había valido mierda todo eso y supuestamente… Se había enamorado, supuestamente había amado a Manuel.

-Que tonto fui

Susurro el ojicafé secándose las lagrimas. Enviando el mensaje y bajando el cerro. Ya revisaría el mensaje respuesta. Ahora no se encontraba con ganas de quedarse hablando con Martín. No, de hecho por una extraña razón no quería saber nada de él.

Absolutamente nada.

-…

Y así fue, Manuel no sintió nada. Nada más que dolor. Ni el amor lo sentía.

El antiguo Manuel había regresado, ese chico que pocas veces mostraba sus emociones, ese chico que  no parecía humano. Más  bien un robot-humano capaz de sentir solo algunas emociones, entre ellas, dolor y odio.

-¿Quién necesita esas emociones?

Se dijo a sí mismo con voz monótona, sin vida.

-Mandé a tantas personas a la mierda, incluso a las que más me importaban. Todo por tus celos. Pero voh no erís capaz de mandar  solo al Dani a la cresta. Es injusto.

´escupió´ con asco, con esas palabras cargadas de veneno. Porque era verdad. En cuanto a Martín le llegaba un ataque de celos, ahí tenía que calmarlo Manuel y si el rubio le pedía que mandara a la mierda a ´tal´ persona. Eso hacia el chileno. Mientras que cuando le daban celos a Manuel, lo cual era rara vez.  Martín  no hacía nada, dejando  que el chileno se consumiera, dejando que el veneno se incrustara aun más.

Y Manuel aguantaba, como siempre. A Manuel le tocaba aguantar. Mientras que Martín disfrutaba, porque Manuel mimaba a Martín, Manuel le hacia los gustos, Manuel lo calmaba y le regalaba cosas.

Manuel… Era el que ponía en pie la relación.

Era un juguete.

Eso era y eso le dolía, le dolía a horrores.

El día se le hizo rápido a l chileno con tanta cosa que hacer en el campo, se encontraba bastante ocupado pero aun así dejo eso de lado para ir a ver la respuesta del argentino. Con calma subió el cerro, tomándose su tiempo, descansando de cuando en cuando, admirando el paisaje y cuidando que nadie lo siguiera, porque en esos lares encontrarse con un violador era de lo más normal. Por eso antes de cumplir los 16 años el pelicastaño tenía prohibido subir el cerro solo, aunque este siempre ignoraba la advertencia. Siempre ignorándola y dándose unos pequeños aires de grandeza, siempre respondiendo que sabía dominar bastante bien los palos de la cercanía. Porque era verdad, desde pequeño, cuando iba al campo se concentraba  en entrenar con el palo, dándole vuelta y practicando con algunas plantas y malas hierbas, haciéndolas caer.

Cuando al fin termino de subir ese desgraciado cerro, apagó su celular, un nokia c-3 (lili: ese tengo yo /o/) esperando un par de segundos antes de encenderlo para que se actualizara y recibiera la señal.

No quería ningún  inconveniente, necesitaba saber la respuesta. Porque a pesar de la indiferencia que trataba de mostrar, tenia curiosidad y a pesar de que se había reprochado a si mismo que nadie necesitaba esos estúpidos sentimientos.

El chileno quería que nada acabara, quería seguir sonrojándose al escuchar algún piropo del rubio, deseaba temblar al sentir la cercanía del rubio, anhelaba sentir que todo estaba bien, que el mundo estaba en sus brazos. Porque estaba abrazando a Martín.

Quería seguir sintiendo tantas cosas… Que le llego a parecer ridículo, ridículo y cursi. Dos palabras que el chileno odiaba pero que ahora era lo que necesitaba. Por eso mismo con la desesperación  que jamás creyó tener abrió el navegador que le proporcionaba internet gratis (lili: eso me pasa a mi) revisando el historial  y presionando ´click´ en donde decía ´Martín Hernández´. Espero a que cargara la página ya que una de las desventajas del navegador era su lentitud y que apenas alcanzabas a mandar un mensaje y ya se cerraba el navegador. Era un cacho, pero bastante eficiente.

 Después de medio minuto de espera, la página termino de cargarse  y Manuel pudo leer su contenido

“No, no trates de engañarme diciendo que lo encontraste lindo, sé que te hirió. Lo sé por tú respuesta, tú jamás responderías de ese modo. Perdóname. No era mi intención, te amo a ti y solo a ti. Si no fuera así, no habría dejado de ser un mujeriego y me habría rendido con mis notas. Tú eres mi presente y futuro. No me rendiré ya te lo dije y si, parece que sí.

Por eso mismo traté de decirlo que lo amaba y de hecho lo hice, pero lo amo como a mi hermano menor. De todos modos las cosas entre nosotros (el Dani y yo) no habrían resultado porque.

Te amo.

Y esa es la pura verdad, espero que vuelvas pronto, no me gusta tenerte lejos. (Sabes a que me refiero. Quizás no nos podamos ver por las vacaciones. Pero me encanta hablar contigo)

Duerme bien.

Te lo vuelvo a repetir.

Te ama el groso yo”

-…

Silencio era lo que había en el lugar, Manuel había pensado que solo interfería en una relación.

Se preocupo tano…

Tanto…cuando en realidad Martín  estaba loco por el

-realmente soy un tonto…

Rió antes de llorar de pura felicidad sin antes mandar un “fleto culaio…”

Y Manuel fue feliz, porque al final se dio cuenta  que ese rubio egocéntrico de verdad lo ama.

 

Notas finales:

¿les gusto? espero que si..los amo !


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