Se sentía como si no tuviese nada que hacer, a veces el mismo se perturbaba por tenerlo cerca, como si fuese solo un peón en su juego de ajedrez.
Sus peleas se hacían cada vez mas continuas, y su contacto físico se hacia en cosa de todos los días.
Le hubiese gustado que el contacto físico fuesen abrazos o algo así, pero el de lentes solo le gustaba golpearle, como si fuese un muñeco de trapo.
-Jean, acabas de cagar el juego –Dijo John, el hermano mayor de los dos, que tenia el cabello negro igual que sus ojos y lentes delgados, mientras veía fijamente la pantalla del computador donde el de cabello rizado jugaba con sus ojos entre cerrados.
¿Cómo no equivocarse?, su hermano no hacia mas que criticarlo, y mas porque ahora estaba al lado de el, poniéndolo nervioso. Y lo peor de todo es que eran hermanos.
El no era incestuoso, pero enserio le gustaría que las continuas peleas con su hermano se transformaran en leves caricias, y más porque ahora que se acercaban, sentía que su sangre hervía y que su corazón daba un vuelco.
John se acercaba mucho mas a el, pegando su codo por encima del de Jean.
Suspiro profundamente, y sus dedos comenzaron a temblar. No esperaba que su hermano se diera cuenta de aquello, ya que siempre era una persona bastante distraída.
-Jean –su voz sonó de la boca del otro como una cascada, seguida de una gran preocupación al ver que su hermano tomaba su mentón con delicadeza y rozaba rápidamente sus labios en los suyos.
John cerró los ojos, disfrutando el tacto de su hermano en su boca. Mientras que Jean no podía salir de su shock. Solo en sus más profundos y eróticos sueños algo así podía pasar. ¡Su hermano lo estaba besando!, si era un sueño, no quería despertar.
Jean sintió la suavidad en su espalda, característica del mullido sofá.
La mano de John se introdujo por debajo de la camisa color rojo con mangas grises de Jean, causándole un escalofrío que erizo toda su piel; endureciendo sus pezones en el acto.
John rió, bajando sus labios hasta el pezón derecho de su hermano menor, acariciando con sus labios y causando espasmos, seguido de la lengua acariciando la aureola de este.
Jean comenzaba a enrojecer a gran escala, ni siquiera podía creer que aquello estuviese pasando, pero no podía verlo bien, ya que sus espasmos hacia que sus ojos de cerraran como acto reflejo.
El de lentes –con la respiración agitada- se quito una de sus medias largas, cruzándola entre las muñecas del cuerpo debajo de el. Ya sin movilidad en las manos, solo le quedaba ver que hacia su hermano, haciendo que su cabeza fuese un gran lío.
John bajo por el abdomen, lamiendo por encima del ombligo, mientras su mano se encargaba de desabrochar el pantalón del menor.
Sus ojos se abrieron como platos, ni siquiera sabia que tanto iba a llegar su hermano con el.
-Esto esta mal –intento decir Jean; pero su hermano no le prestaba atención, tanto que sentía ciertos nervios, llegando a asustarle.
-Disfrútalo, Jean… -La voz resonó en su mente, sintiéndola cada vez mas distante, mientras que su visión comenzaba a borrarse.
-Jean… ¡Jean! –Abrió los ojos con rapidez, viendo a su hermano con los ojos en llamas, signos de rabia. Se paro de pronto, viendo la hora en el reloj de su celular, ya que se había extrañado al ver que John tenia la ropa de salida.
¡Siete y veinte!, ¡llegaría tarde!
John tenía dos años más que Jean, que estaba en ese momento en el cuarto año de secundaria.
Jean se estiro y se paro de la cama lo mas rápido posible, sintiendo pavor al ver a su hermano viéndolo de aquella manera dan fría.
No le pareció extraño cuando un puño se estampo contra su hombro, haciendo que se pegara bruscamente contra su closet color blanco, viendo como su hermano se acercaba, cerro los ojos por inercia esperando el próximo golpe, pero lo único que sintió en ese momento era un calido toque de aire en su nariz, ya que su hermano era levemente mas alto que el.
-Hiciste que irremediablemente llegara tarde –Dijo John mirándolo de forma de advertencia, que le hizo entender a Jean que de esa no se salía.
John se pego completamente al cuerpo de su hermano que había quedado lívido en su sitio; pero cuando sintió que John se pegaba completamente sus angustias regresaron, no se había dado cuenta de que una creciente erección se hacia presente en sus pantalones.
.- ¿Sabes que hablar dormido? –Susurro John en el oído de Jean, dejándolo cohibido y con los colores rojizos en su rostro. Para después apartarse bruscamente y salir del cuarto de su hermano.
-¿Un sueño húmedo?, ¿Enserio? –Pregunto su mejor amigo, Gustavo, que tenia ojos cafés y cabello rubio platinado.
Jean se cubrió la cara, estrellándola con su mesa en el salón de clases. Los profesores se habían retirado ese día temprano, por lo que tenían que esperar a que volvieran al menos dos de los profesores.
-Es muy vergonzoso. –Dijo Jean casi sollozando en el pupitre, ignorando la cantidad de barullo en el salón de clases.
-Por supuesto que lo es, debería avergonzarte –Gustavo se sentó a su lado, estirándose y abriendo las piernas como lo hacia normalmente en su casa.
-Que ánimos me das, Gus. –El de pelo castaño, casi rubio, se estremeció internamente. - ¡AH! –El frío recorrió su espalda, ese día parecía que tenían algo con su oreja, ya que Ren le había soplado levemente en ella.
Ren era uno de sus amigos mas íntimos, tenia sus cabellos negros y ojos claros que daban de que suspirar a las mujeres, además de que era el típico chico que podía sacar el aire de chicas y chicos. Le recordaba levemente a su hermano por la reacción que hacia tenerles a los demás.
Todos voltearon al ver que la puerta del salón de abría bruscamente, dando paso a un pelinegro con lentes que observaba molesto la escena.
El castaño casi se cae a bruces de su mesa al comprobar que el que entro en ese salón era su hermano, ¡¿Qué hacia allí?!
Pero lo que mas le parecía intimidante, era que su hermano se había dado cuenta del extraño comportamiento de Ren, que estaba inclinado sobre su pupitre, con la boca pegada a su oreja.
“Sálvenme”.