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Love is... por Tsukiyuki

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Notas del fanfic:

Muy buenas noches o/

Se que ya es enero ~ <.< 

Y segun esto seria para las epocas navideñas y eso... pero bueno cosas pasan u.u y no se pudo hasta el dia de hoy :))

Es un regalo para Yakumo *--*  

 

 

Notas del capitulo:

Yei~ 

Ya saben

Feliz navidad(?)

Muy atrasado xDDD  jajajaja 

Disfruten la lectura~ 

Dicen que el amor es torpe en ocasiones…

O eso cuentan las personas que lo han experimentado.

Kibum, lo sabía.

Jonghyun, lo sabía.

Al parecer solo Taemin nunca se enteró.

-¿Qué le sucede? – hablaba en susurros a Minho mientras sus palillos volaban en el aire para llevar un pedazo de huevo a su boca.

-Nada Minnie. No es algo grave. – le sonrió amablemente intentando disipar esa nube gris que ahora  se arremolinaba en los pensamientos del menor.

- Es algo como… amor. – Luna jalo una silla cerca de la mesa donde el par tomaba el desayuno, al cansarse de intentar sacar alguna plática decente de aquel rubio deprimido. Los ojos del menor duplicaron su tamaño al entender las palabras de la chica.

-¿Amor? – Los palillos cayeron a su fiambrera por la sorpresa-  ¿Kibum-Hyung está enamorado?- Luna soltó una carcajada burlona mientras el más alto solo le lanzo una mirada de ternura al más chico de los tres.

-¿Enamorado?  A ese niño no le basta esa palabra para poder explicar todo lo que le sucede. – Taemin entonces frunció el ceño demostrando lo confundido que estaba. – Kibum tiene el mal de Jonghyun- la chica miro con seriedad a los posos chocolate del menor explicándole la condición del rubio. – Veras. Sí, Kibum en un día cualquiera, solo lo ve pasar, el contendrá la respiración tanto tiempo que empezara a sentirse mareado por la falta de oxígeno en el cerebro, si, corre con la suerte y este  al mirarlo  le sonríe entonces Kibum  tendrá una inmensa taquicardia en la que la única solución  que buscara es correr a los baños más cercanos,  esconderse en un cubículo para sostener su pecho con fuerza y de esa manera tratar de calmar el dolor y si, casualmente Jonghyun no se cruza con él; Kibum caerá en algo que me gusta llamar  estado-de-coma-zombi, en donde solo se desparramara en su pupitre y gastara el día en suspiros tan fuertes que el lobo de los tres cochinitos quedara corto a su lado.

-¿Tan grave es eso? ¿No debería ir al doctor?- Taemin demostró verdadera preocupación pensando que quizás su amigo tuviera realmente algún tipo de enfermedad terminal a lo que los otros dos solo lograron reír con fuerza.

-No lo creo Taeminie, eso solo tiene una clase de cura, en donde graciosamente su enfermedad es su misma medicina. – termino la castaña de explicar. 

-Pobre Hyung debe ser muy difícil. – suspiro pensando  en las posibilidades en las que su Hyung podría desfallecer y volver a revivir en un solo día.

Sacudió la cabeza negando con fuerza por el miedo que le causo solo imaginarlo y Minho hizo que mejor se enfocara en aquella comida olvidada que descansaba sobre el pupitre.

~*~

El amor es torpe en ocasiones…

O eso dicen los que lo han experimentado.

Kibum, lo sabía.

¡Oh! sí que lo sabía.

Kibum no podía quejarse, gran parte de su milagro se había cumplido en aquellas fechas de navidad. Ahora Jonghyun  conocía su existencia, Jonghyun hablaba con el diario en la escuela, Jonghyun le sonreía cada que se cruzaban en los pasillos, Jonghyun… Jonghyun, si, ese era el problema Jonghyun.

Primero vieron cómo desarrollar su amistad, unas cuantas palabras, unas cuantas sonrisas.  Eran amigos desde aquel día, para mala suerte de Kibum, Jonghyun descubrió al inicio de clases la ubicación exacta de su casillero,  le sorprendió al verlo el primer día justo cuando intentaba cerrar la puerta, ahí estaba, su hermosa sonrisa, sus ojos de cachorro y un ‘buenos días’ salidos directamente de sus labios. En ese instante Kibum se vio a si mismo hecho papilla en las suelas de sus zapatos.

Oh, Jonghyun. Buenos días a ti también.

Debió haber respondido de aquella manera tan calmada pero para su desgracia, la suerte nunca jugo de su lado y en vez de eso, la fuerza al cerrar la puerta fue demasiada y sus manos fueron también demasiado torpes agarrando las orillas.

-¡Demonios! – una palabrota salió de su boca, al sentir el punzante dolor en sus delgados dedos.   

Ese no era el primer saludo que le quería dar a Jonghyun, no, eso no podía ser. Kibum se dio la vuelta lleno de vergüenza y corrió lejos del chico de mirada confundida y un tanto preocupada.

Kibum paso el resto del día esquivando al moreno cada que casualmente se cruzaba por su camino, pero no todo fue como quería  pues su cuerpo estaba tan acostumbrado a buscar la magnética presencia del mayor que inconscientemente terminaba arrastrado a su órbita y cuando se daba cuenta soltaba otra palabrota y sus pies raspaban el piso con rapidez al correr lejos de ahí.

Tan vergonzoso.

Tan patético.

Tan Kibum.

Pero de los errores se aprende o eso le había dicho su abuelita cuando el apenas tenía unos seis años y había perdido  su peluche favorito y al igual que en ese entonces Kibum aprendió a ser un poco más cuidadoso….o  eso le gustaría creer.

Sus conversaciones evolucionaron de un buenos días o buenas tardes a un  Hola, ¿Cómo estás?... sin los constantes tartamudeos, bueno los tartamudeos de Kibum.  Aunque para eso realmente habían tardado unos tres meses.

Tres meses de torpeza  y tensa incomodidad.

-Bien.

-Qué bueno.-el silencio entre ambos ahora era un poco menos pesado que en un principio pero por fin podían mantener algún tipo de corta conversación.

-La clase de inglés estuvo un poco difícil ¿no es así?- Kibum intentaba que sus pasos sean pequeños para no llegar tan rápido hasta su casillero donde deberían separarse e ir por diferentes caminos.

-Sí, un poco- mintió-

-Realmente lo detesto, hay ocasiones en los que ni siquiera entiendo lo que dice la maestra.- el castaño se quejó, feliz de encontrar un tema de conversación. Kibum mordió su mejilla interior y miro avergonzado hacia el suelo pero no por la vergüenza de no saber inglés, sino por la manera en que ahora soltaba mentirotas de su boca.

-Lo sé. – fingió un suspiro de cansancio mientras el tono rosa se pintaba en sus mejillas por la vergüenza.  Mentiroso Kim Kibum.- es algo difícil la materia. – Jonghyun rio sin aguantarse la alegría y Kibum sintió una voltereta en el interior de su estómago.

-¿Sabes? se acercan los exámenes finales….- titubeo un poco, las manos de Kibum sudaron. Uno, dos, tres, cuatro, cinco… los segundos eran tan eternos…. Como minutos…. Como horas.- ¿Te gustaría que estudiáramos juntos?  - ahí estaba aquella presión desconocida, retorciendo su estómago y sacudiéndolo con fuerza. Kibum  inhalo fuerte y olvido exhalar. – digo si quieres… ya sabes,  se dice que dos cabezas piensan mejor que una- rio nervioso, temeroso. Pero Kibum había perdido su capacidad de hablar o tan siquiera pensar, solo había una cosa en su mente, una palabra. Dos letras.

SÍ 

Tan hermoso como puede ser una llovizna en primavera, de esa manera pensó Kibum que se sentía el tener a Jonghyun cada vez más cerca, fue sentir las ligeras gotas de felicidad tocar los pétalos de su corazón.

Mirar su sonrisa.

Escuchar su voz.

Y de esa manera Kibum llego al final de su segundo año de secundaria.

Aún más enamorado de lo que podía pensar.

 

~*~

Así como vienen, así se van.

Las vacaciones de verano llegaron a  su fin y Kibum finalmente sería un alumno de tercer año.

Habían sido dos meses, dos largos meses sin ver a Jonghyun.

Su calendario había servido después de todo. Aún recuerda la burla de Luna al verlo marcar los días que quedaban para el inicio de clases, tachándolo de loco pues ningún chico a sus 15 años estaría tan ansioso por eso.

Sus pies pararon en el patio de la escuela y mordió sus labios al prepararse para entrar al edificio.

Luna lo miro divertida y tomo su mano con suavidad.

-Es nuestro último año Kibum.- le aviso al rubio.

-Lo sé.- la ligera risa de su amiga se coló por sus oídos haciéndolo sentir un tanto turbado.

-Pues aun no veo aquel romance de telenovela que me has prometido que vería desde hace dos años. – La pálida piel se fue pintando ligeramente con cada una de las palabras de su amiga. Un tinte gracioso, parecido al melocotón  se instaló en sus mejillas.

-¡Yah! Luna.- La carcajada escapo de su pequeño cuerpo al mirar la reacción de su amigo.

- Ya, lo siento… solo quería decirte que este debe ser tu año. Díselo. –

- Es difícil-

-Pues hazlo fácil-

Y de esa manera fue que comenzó su primer día como chico de último año. El juraba que estaba lleno de confianza, que los planetas se alinearían a su favor, que por fin las barreras serian derrumbadas ese mismo día volviéndose el día de su confesión.

Kibum estaba preparado.

Pero.

Las cosas nunca son como las esperamos realmente, siempre hay algún cambio de viento que hace que las nubes se arremolinen en el cielo para nublar ese azul celeste.

Y a Kibum le llego ese mal viento.

Nadie lo había preparado para lo que venía.

Nadie.

Nadie le dijo que Jonghyun ese día llegaría tomado de la mano de alguien más.

Nadie le dijo que tendría que mirar su sonrisa favorita dirigida a otra persona

Y nadie le dijo que esa persona seria su prima.

 

El amor es torpe en ocasiones….

Aunque también un tanto doloroso.

O eso dicen las personas que lo han experimentado.

 

Kibum no recuerda exactamente que paso en el momento en que sus ojos se cruzaron en el pasillo, cuando esos ojos chocolates le miraron directamente y atravesaron sus pupilas. Él piensa que le sonrió, aunque no confía mucho en sus  recuerdos. No sabe si lloro, no sabe si lo saludo o si quiera si corrió lejos de ahí.

Solo tiene el nítido recuerdo del vació.

Como si alguien metiera su mano en su pecho y abriera una llave que lo drenara por completo.

El recuerda eso.

Recuerda el dolor que sintió al tocar su pecho con la mano derecha y no sentir el tamborileo tan común en él.

No había nada.

-¿Cómo pasó? ¿Cómo rayos se conocieron?- Los sonidos de repente regresaban con lentitud, sus oídos dejaron que entraran lentamente. Primero su respiración, era rápida muy agitada como si hubiese sido parte de un maratón, después el viento, la ventana más cercana le traía el sonido de las hojas de los arboles al moverse y  los gritos de la gente, después le siguió algo más conocido; la voz de su amiga, su mejor amiga desde siempre  y para finalizar… un llanto. – Kibum cálmate.  Por favor- Los brazos de Luna se cerraron alrededor de su cabeza atrayéndolo a su pecho y acariciándole la espalda.  ¿Qué estaba pasando? ¿Cómo termino tirado en el baño de mujeres?-

-Lu…na- apenas fue consciente del sonido gutural de su voz, algo quebrada, quizás destrozada. – Luna –

 

- Lo siento Kibum. – Sus dedos se cerraron en la ropa de su amiga y sollozo, Kibum lo entendió afuera no llovía, el clima estaba más que seco en ese entonces, el cielo seguramente seguía tan azul como cuando lo vio esa mañana. Oh no, el tiempo seguía perfectamente pero esa agua, esa agua que ahora se encontraba en su rostro, era agua que había salido de su corazón.

 

~*~

 

Jonghyun piensa conocer muchas de las cosas de un adolescente común y corriente.

Sabe que en aquella edad te entra la rebeldía aun si lo quieres así como si no.

Sabe que para los quince años la mayoría de los chicos y chicas han experimentado su primer beso, él también lo ha hecho.

Sabe que lo último que llegan a pensar  es en tener las mejores notas en el colegio. Incluso él, quien solo se preocupa si su calificación en el coro baja a un 9.5 en vez de un 10.

Incluso sabe que el amor es torpe en ocasiones o los hace torpes a ellos.

Realmente Jonghyun cree saber muchas cosas a su ya corta edad.

Pero lo que Jonghyun no sabe, es como poder enfrentar aquella torpeza.

Si, Jonghyun ha dado su primer beso, pero nunca había sido tan difícil antes.

Jonghyun ha tenido incluso citas, varias de ellas. ¡Vamos! No lo pueden culpar, él es popular. Sin embargo para un chico que creía tener tanta experiencia, se sentía un completo torpe en la materia.  

Pues torpemente  había chocado con otro  chico en la noche de navidad.

Torpemente se dio cuenta de que aquel chico siempre estaba en la fila de enfrente de su casillero y nunca lo había visto.

Torpemente empezó una amistad con él.

Porque no tenía valor de decir que  torpemente se había enamorado de él a primera vista.

Oh, Torpe Jonghyun, también le habías roto el corazón.

Y esto último nunca lo notó.

 

Gwiboon era la prima de Kibum, una chica algo alocada muy platicadora con una chispa de energía, con la que llego a pensar que si no se hubiera enamorado de Kibum juraba que ella sería el tipo de chica con el que se casaría en un futuro.

La simpática Gwiboon.

Ella  se había cambiado de colegio y ofreció ayudarle en conquistar a su primo,  había suspirado incontables veces al notar como Kibum se volvía tan reacio a estar con Jonghyun así que uno de sus consejos como una chica experta en la materia fue algo simple: celos.

-Métele un poco de presión,  date un poco más a desear  -la voz de la chica salía algo chillona desde el otro lado de la línea.

-¿Tú crees que sea bueno?- la idea de un Kibum mostrando esa reacción de siquiera una pizca de celos  le estaba seduciendo.

-Definitivamente. Te vi durante esos días de estudio, siempre andas persiguiéndolo por toda la casa. ¿Sabes lo triste que fue ver como él te huía? – Jonghyun hizo una ligera mueca con la boca mientras recordaba la veces en que Kibum siempre esquivaba su mirada y que cuando le sonreía pícaramente,  Kibum tenía en su rostro una expresión  extraña como si sufriera de un dolor en el estómago  y sin olvidar el día que se le salió un “Eres lindo”  por equivocación, aún recuerda con claridad que Kibum  lo ignoro por tres días seguidos.

-Quizás solo... no le gusto.- suspiro pesadamente como queriendo retener esas palabras.

-Eso no lo sabes. Mejor hagamos algo al respecto.- la voz de la fémina sonaba astuta, Gwiboon término la conversación con rapidez sin darle tiempo al mayor de pedir explicaciones y no supo de ella hasta el primer día de clases. 

Esa mañana Jonghyun salió de su casa con los pies pesándole toneladas, llevaba meses sin ver a su amigo Kibum, primero por las vacaciones-familiares-forzadas en donde él hubiera preferido quedar un día con el menor y pasar la tarde en videojuegos o algo por el estilo, dándose cuenta demasiado tarde que ninguno de sus planes se llevarían acabó.

Llegando dos semanas antes del inicio de clases, Jonghyun no encontró ese valor para llamarle por teléfono e ir a visitar al rubio, el otro chico tampoco le había mandado ni siquiera un mensaje de texto lo cual le deprimió. Recordando en esos momentos la plática que había tenido con su prima Gwiboon y como de esa manera ahora pensaba que no le gustaba al chico.

Sus pies le llevaron mecánicamente hasta la puerta del colegio se había retrasado un poco y ahora solo quería que la campana sonase para que cerraran las rejas y de esa manera el ya no pudiera entrar a la escuela pero aun antes de dar ese paso vacilante, una suave mano se envolvió en la suya. Fríos dedos tocando su cálida piel.

-¿Gwiboon? – sus ojos duplicaron su tamaño al notar la presencia de la chica a su lado.

-Buenos días, honey~ - la castaña le guiño un ojo y entonces le jalo desde la muñeca adentrándolo a las instalaciones.

-¿Qué haces? – Jonghyun podía sentir la mirada de las personas que ahora se posaban en ellos, sabía que era más porque aquella chica que ahora le tomaba de la mano era más que guapa, pero aun así no se sentía muy cómodo con eso. Un perfume de frutas se coló en sus fosas nasales al tener la cara afilada de Gwiboon muy cerca de su rostro. 

-Ayudándote primito~- susurro, dejando a Jong aun perdido en sus pensamientos, caminando mecánicamente. - ¡Kibum! –saludo la traviesa chica y  solo eso basto para detener su corazón.  Jonghyun alzo la vista encontrándose con los gatunos ojos del menor y una urgencia por escupir una y mil explicaciones que ni siquiera el sabia,  le ataco.

- Ki…- El castaño se hallaba pegado al piso sin poder mover un solo musculo.

-Hola – su voz delgada y  una sonrisa algo forzada, Kibum desvió sus afilados ojos, mirando lejos de su Jonghyun. – Tengo que ir a… - Luna miraba preocupada a ambas partes, confusa y muy molesta. Los pies de Jonghyun por fin respondieron a su cerebro pero era ya demasiado tarde, Kibum ya había dado la vuelta y caminado rápidamente hasta doblar en uno de los pasillos.

~*~

 

Jonghyun no tardó en darse cuenta de que había cometido un error… y uno terrible, pues días posteriores al incidente Kibum se hizo imposible de encontrar, quiso pensar que las clases se volvieron más pesadas y el chico simplemente estaba ocupado, pero sabía que solo se estaba mintiendo a sí mismo.

Intento hablar con Luna una vez que la vio pasar por la cafetería pero en respuesta solo obtuvo una penetrante mirada asesina así que desistió de aquella idea suicida.

El mes de Octubre estaba en curso  y el viento frio ya golpeaba las mejillas de los estudiantes, Jonghyun ya empezaba a sacar de su armario la ropa de frio.  El tiempo pasaba volando y de esa manera sin darse cuenta con mucho temor fue consciente del tiempo sin hablar con Kibum.

Dos meses.

Dos largos y tortuosos meses.

Jonghyun comenzó un rito realmente estúpido a su parecer,  algo que vio a una niña del parque hacer para conseguir un helado de parte de su padre, como si estuviera atrayendo la suerte con simples palabras.

Jonghyun creyó que quizás funcionaria en este caso también.

Aunque debía admitir que las circunstancias eran diferentes.

Muy diferentes.

Encontró una de las bancas vacías, en la entrada del colegio, ya todos iban de salida y por primera vez intento su estúpido rito,  cerrando los ojos con suavidad mientras sentía el viento frio golpear sus mejillas escuchando como las hojas secas al caer le susurraban lo ridículo que era.

Aspiro con fuerza, buscando su voz…

-Aparece, aparece, aparece…- este era el método, repetirse la misma palabra incontables veces a si mismo mientras imaginaba el cuerpo delgado de Kibum caminando a su dirección. – Aparece, aparece, aparece- la niña consiguió su helado ¿Por qué él no podría conseguir su deseo?  

Jonghyun se quedó ahí, repitiendo esas mismas palabras por más de media hora.

El piso dejo de crujir y los murmullos se empezaron a disipar.

 Y él no apareció.

Jonghyun no quiso abrir los ojos, porque si los abría y se daba cuenta de que en realidad no estaba, entonces eso significaba que el hechizo no funcionaba o que no estaba destinado a funcionar. Apoyo sus codos en sus piernas mientras con las manos sostuvo su cabeza, cayendo lentamente en la decepción.

En la tristeza.

-Soy un idiota- se regañó por milésima vez.

-Uhm… Si, un poco- Jonghyun creyó estar volviéndose loco, tanto que ya comenzaba a imaginar su voz. – pero que hacerle, así eres.  – el chico se encogió de hombros, los ojos de Jonghyun rápidos en la búsqueda de su presencia. Mejillas coloreadas, ojos afilados, cabello dorado y un tan adorable puchero.

Era él.

El estúpido hechizo había funcionado.   

 

~*~

Kibum sabe dos cosas, que el amor es torpe en ocasiones y que también vuelve torpes a los enamorados.

Y hasta ahora era que experimentaba ambas cosas.

Hacia unas cuantas semanas en las que Gwiboon había confesado su terrible error, lloro en la puerta de su primo mientras se acusaba dramáticamente de haber separado a una pareja demás adorable, condenándose con los peores castigos medievales.  Kibum termino riendo por las tonterías de su prima mientras al mismo tiempo  dejaba escapar el alivio en unas cuantas carcajadas.

Pero desgraciadamente después de limpiar el rímel corrido de los ojos felinos de su prima  se dio cuenta de que no había visto, ni hablado a Jonghyun en mucho tiempo.

Cosa que lo  había tenido exhausto y deprimido, pero lo peor era tener que buscar el valor de hablarle nuevamente, ese tipo de valor que no tuvo ni en el principio de lo que podrían llamar amistad. Suspiro pesadamente y trato de pensar en cómo podría recuperar aquella relación, aunque debía admitir que ahora se hallaba mil veces más nervioso, después de escuchar las palabras de su prima, soltando un: Le gustas y mucho, no lo dejes pasar.

 

Fue un 23 de octubre cuando pensó que todos se habían ido del colegio y decidió salir de su escondite, muy confiado de no toparse con el castaño. Sintió la brisa fría golpearle la piel y erizarle la columna vertebral como un aviso, haciendo que ajuste  un poco más su chamarra a su menudo cuerpo.

Escuchaba el eco de sus zapatos en los pasillos solitarios mientras caminaba con lentitud hasta la puerta principal, tarareando una canción de pop muy pegajosa. Dos pasos  más y un viento fuerte le golpeo el rostro haciéndolo parpadear y al mismo tiempo dibujar una imagen frente a él.  

El cuerpo en la banca se hallaba muy quieto, hubiera jurado que aquella persona se encontraba dormida, si no fuera por el insistente movimiento de sus labios. Kibum había parado de caminar sin darse cuenta, mientras mordía con nerviosismo su labio inferior.

Vamos.

Vamos, Kibum.

Recuerda… le gustas.

Una voz en su interior le animó.

Sus pasos fueron pequeños al acercarse a esa persona. Su corazón se hallaba incontrolable, ahogo un suspiro y apretó los labios con fuerza antes de asentar su cuerpo justo a su lado. Con mucho cuidado y sin ruido.

El murmullo era un poco inentendible así que concentro su mente en descifrar lo que decía.

-Aparece…- se quedó parpadeando estúpidamente mientras ahora entendía con claridad las palabras que salían de su boca, recordando que él había hecho algo similar en un tiempo atrás, contuvo su risa y de repente Jonghyun dejo de hablar, sus ojos aún se hallaban cerrados pero le vio suspirar fuerte, se movió tan rápido que Kibum se quedó rígido al verle cambiar de posición. – Soy un idiota.- Kibum sonrió y algo lo ínsito a responder. Aún no sabe si fue el parecido en sus  acciones o quizás el tono de su  voz, pero esa vez recobro su valor, miro enfrente el pilar a lado de un arbusto y hablo.

-Uhm… si, un poco. – sintió la mirada en su rostro haciéndolo enrojecer las mejillas con lentitud, hacía mucho que no sentía su mirada sobre él y era tan placentero. –

- Kibum…- el moreno exhalo el nombre dándose cuenta que apenas comenzaba a respirar, el menor sonrió al piso y entonces volteo con lentitud su rostro, mirando directo a sus ojos después de dos largos meses.

-Hola…- las mejillas de Jonghyun  tornándose en un rojo carmesí, la sonrisa de Kibum le había agarrado por sorpresa.

-Hola…- Jonghyun respondió con torpeza.-

 

~*~

 

El amor es… maravilloso.

Aun cuando sea en pequeñas porciones o eso es lo que pesaban ellos.

 

Entraron en una nueva etapa de esa extraña relación más-que-amistad-pero-no-novios. Kibum ya no huía de sus fuertes y retumbantes golpes en su pecho, aprendió a soportarlos  concentrando el fluir de su sangre en su pálido rostro.

Jonghyun empezó con lentitud una vez más, recordando que debería tener paciencia.  Ya no  iba a su casa después del colegio pero si lo acompañaba a caminar hasta la puerta de ella, aun cuando fuera con silencios prolongados y miradas tímidas, eso era más que suficiente.

Le esperaba fuera del colegio mientras apretaba la chamarra a su cuerpo y hundía sus manos en los bolsillos de la misma. Sonriendo como un idiota, reconocía las pisadas del rubio al acercarse a la puerta y siempre como si  le inyectaran adrenalina en las venas, saltaba frente a él y le sonreía traviesamente, caminaban un tanto alegres hasta que Jonghyun hacia una maniobra que hacia desaparecer la pesada mochila de Kibum de sus débiles hombros y terminaba cruzada en el pecho de Jonghyun.

Un acto de caballerosidad. 

Un acto de coquetería.

Kibum siempre rezongaba por aquella acción que a su parecer le hacía ver como una niña, pero Jonghyun  de igual manera  evitaba que le arrebate la mochila de nuevo. Incluso más de una ocasión  el rubio intento esquivar aquel movimiento de Jonghyun, sin embargo en esas ocasiones siempre terminaba con las muñecas atrapadas en sus fuertes manos y con las mejillas ardiéndole horrores al tener el rostro  de Jonghyun a centímetros del suyo, haciendo que la vergüenza ganara y entonces desistiera de evitarlo.

Pasadas unas semanas cuando en las calles podía apreciarse el olor del invierno cerca, Jonghyun invito a Kibum a dar un paseo un poco más largo antes de llegar a su casa. Tan solo deseaba un poco más de tiempo, pues de alguna manera parecía que las horas eran más cortas.

El solo quería un poco más.

Kibum mordió el interior de su mejilla en un acto de nerviosismo, encontrándose con aquel martilleo interno un poco más insistente de lo habitual, pero accedió.

Las mochilas colgaban de la espalda de Jonghyun mientras una de sus manos agarraba con fuerza la correa de una, de repente le sudaban ya las manos y se veía muy nervioso.

Kibum comenzó a hablar de las decoraciones navideñas que se iban expandiendo por la ciudad lentamente, pasaban las tiendas encontrando los decorativos  de la temporada y las luces captaban sus ojos curiosos.

Se ve tan lindo, pensó Jonghyun pero no lo dijo. Por miedo.

El tiempo no fue suficiente, o el camino quizás fue demasiado corto, no se podía decidir pero al final siempre fue igual. La casa de Kibum apareció frente a ellos, Jonghyun vacilo un poco más antes de devolver la mochila a su dueño, inhalo fuertemente y al pasar la correa a sus manos hizo un  movimiento que había estado en su mente durante todo el día, mentira durante todo ese tiempo, fue un movimiento rápido, apenas perceptible para quien  solo pasaba en esa calle por casualidad, pero demasiado nítido y duradero  para ellos dos.

Jonghyun  no espero su respuesta, se volteó y con una mano se despidió mientras caminaba con velocidad, solo rogaba porque al día siguiente las cosas no fueran más difíciles con el rubio.

En cambio Kibum se quedó quieto, con los pies bien pegados al piso pero en alguna parte de su mente volando demasiado lejos de ahí, en alguna nube muy esponjosa. Deslizo su mano por su mejilla, acariciando ese lugar como si de esa manera pudiera sentir el calor de sus labios de nuevo y  al darse cuenta sus labios se habían cuarteado por todo el tiempo que los estuvo triturando con los dientes.

 

 

~*~

 

Kibum había recibido tres diferentes besos, el primero que fue justo en la puerta de su casa, un pequeño rose de sus labios contra su mejilla, el beso que lo dejo como en un trance durante una semana entera y justo cuando pensaba recuperar el alma de alguna de las nubes más altas. Sucedió el segundo.

Estaban en la biblioteca, Kibum ayudaba a Jonghyun con unos deberes, de su boca fluían algunas explicaciones en las que Jonghyun trataba de concentrarse, pero solo lograba enfocarse en la brillante piel del rostro de Kibum, de cómo sus labios hacían un puchero cuando se concentraba y la manera en que ese hoyuelo salía a la luz coqueteándole descaradamente cuando sonreía. Jonghyun utilizaba todo su autocontrol, de eso no había la menor duda pero ¿Qué se le hace cuando todo movimiento facial le incitaba a darle un beso? Sus labios se vieron nuevamente contra la piel de Kibum pero esta vez fue en la comisura de sus labios.  Los ojos de Kibum duplicaron su tamaño y su sistema nervioso hizo desastres en su interior, este beso fue un poco más largo pues Jonghyun no estaba del todo consciente de sus movimientos, solo actuó conforme a sus emociones.  Y cuando el “crack”  del lápiz de Kibum se escuchó Jonghyun cayó en consciencia de lo que hacía.

-lo siento.-

Eso fue lo único que dijo antes de sentarse debidamente en su silla y con vergüenza comenzar a empacar sus cosas  para salir corriendo de ahí.

Kibum no recuerda que sucedió después,  ni cuánto  tiempo había  pasado, pero cuando volvió en sí, la biblioteca de la escuela ya se encontraba vacía.

 Su tercer beso fue el mejor.

Ellos habían quedado para salir un día antes del 24.

El colegio ahora estaba en vacaciones de invierno y Kibum planeo aquel día con mucha emoción, Jonghyun había tenido mucho cuidado con él durante esas semanas y Kibum lo había notado.  

Junto lo suficiente para un regalo decente y lo había adornado  con mucho cuidado,  dejando ese moño rojo resaltando encima de la caja.

Gwiboon aún le reprochaba su manera tan lenta de llevar las cosas de como aun no eran novios sabiendo que se gustaban  y pero su primo  simplemente se dedicaba a ignorarla.

Se encontró con Jonghyun en un parque, actuando como si fuera una cita.

Aunque había que admitirlo esta era una cita.

Los nervios estaban a flor de piel, carcomiendo su estómago  y mareándolo lentamente.

Kibum vestía sus mejores jeans, negros pegados y con unos cuantos cierres a los costados y una camiseta algo  holgada con un saco gris y unos tenis blancos con negro. Había puesto mucho empeño en su ropa, en su perfume, en el regalo, en todo. 

Cuando Jonghyun apareció del otro lado con una bolsa enorme en sus manos, Kibum creyó estar en uno de sus tantos sueños, derritiéndose por la manera en que caminaba Jonghyun hacia a él con una hermosa sonrisa cubriendo su rostro y ojos de cachorro mirando solamente a su dirección.

Pensó en su situación hacia un año y en la manera como estaban ahora quedándose muy impresionado con todo lo que aquel año les había traído y a pesar de aquellos agrios momentos sacudió su cabeza y despejo sus pensamientos para disfrutar ese día.

Fueron a comer, pasaron por un helado, al cine realmente iban a donde se les ocurría en ese momento, solo dejaban que la corriente los llevara.

Durante la película Jonghyun había dejado su brazo con la palma hacia arriba en una abierta invitación para que Kibum la tomara si quería. El rubio se estuvo debatiendo entre si debía o no tomarla por lo que no pudo ver más de la mitad de la película, al estar muy ocupado con sus voces interiores.

Jonghyun dio un pequeño brinco en su asiento al sentir el contacto en su mano izquierda, como aquella aterciopelada mano se deslizaba casi con miedo encima de la suya y  tomo nota en como delicadamente se envolvieron en los espacios de sus dedos, llenándose de un gran aire de felicidad en  el pecho, Jonghyun cerro sus dedos en su mano y la apretó con fuerza, con las mejillas pintadas en un dulce carmesí, Jonghyun tuvo la mala suerte de enfocarse solo en las sensaciones que le traía tomar la mano de Kibum, así que nunca se enteró de como acabo la película.

Eran las siete cuando la función dio su fin,  la pareja salió sin soltarse las manos pero también sin mirarse los rostros, aún muy tímidos.

Kibum parpadeo al notar los adornos del centro y se fascino del juego de luces que hacían, su cuerpo fue jalado con poca fuerza al otro lado llevándolo cerca de unas fuentes.

Su mano aferrada a la contraria.

Demasiado necesitados del contacto ajeno.

-Esto es para ti- Jonghyun ofreció la gran bolsa que tenía en la otra mano y Kibum la tomo algo tímido para asentarla en su regazo mientras sacaba una caja negra de su saco gris. 

-Y este es para ti. – El moreno le sonrió de lado haciendo que el corazón de Kibum diera una voltereta en su interior.

En el interior de la cajita negra había un reloj negro con las manecillas brillantes y muy hermosas, Jonghyun sonrió y agradeció con suavidad el regalo. Kibum muy satisfecho con su reacción empezó a abrir el suyo, encontrando una de las gorras que habían visto unas semanas, sus ojos iluminándose de emoción.

-Gracias – susurro Kibum, ya había pensado en unos atuendos que quedarían perfectos con aquella gorra.

-Aún hay más- el rubio lo miro confuso y cuando hundió su rostro en la bolsa adopto un color rojo intenso en su rostro. Jonghyun no pudo evitar soltar su risa ante la expresión del menor. – No es cierto, es una broma. – Los ojos afilados lo miraron con reproche por la broma. La sonrisa de Jonghyun se volvió un poco más pequeña pero la mantuvo en su rostro aun tímido – algún día – miro sus manos unidas y  envolvió esa sedosa mano entre las dos suyas. – Tú… me gustas mucho. – susurro, quizás era solo para recordarse lo mucho que lo enloquecía aquel rubio o quizás era una confesión repentina.

-Jonghyun.- el nombrado alzo la vista y se sorprendió. Las mejillas coloreadas del rubio y sus ojos cristalinos, con la gorra en el regazo y con su mano sosteniendo encima de sus cabezas aquel objeto color verde,  que le hizo enrojecer. – ahora está encima de nosotros. – casi le creerías la confianza en su voz si es que sus mejillas no estuvieran a punto de arder de vergüenza. La sonrisa de Jonghyun se ensancho enternecida por sus acciones y no espero a que el otro se arrepintiera, debía hacerse cargo de sus acciones. Tomo su mejilla con la mano derecha y acerco lentamente su  rostro al contrario, los ojos de Kibum cerrándose con mucha fuerza.

-Feliz navidad, Kibum- los labios de Jonghyun sellando sus sentimientos con los de Kibum en un beso. Cálido, tierno y amoroso.

El tercer beso de Kibum fue… el inicio de su relación.

 

Se dice que el amor es torpe, doloroso, maravillo y sobretodo hermoso…

O eso dicen aquellos que se han enamorado.

 

 

Notas finales:

Yei!

Para los que alguna vez tuvieron curiosidad de que paso con esos niños(?) <.<

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