Esa noche fue larga, también para Takasugi quien los había seguido sigilosamente hasta el motel pero cuando se atraso el retiro de Hijikata supuso que esa noche no sería la indicada para su venganza. Separó una vez más el kiseru de sus labios para exhalar el humo y salió del pequeño callejón frente al motel y se dispuso a regresar a su barco cargando al igual que su katana su profunda seriedad terrorífica.
Cada vez se acercaba más al embarcadero en donde lo esperaba su nave flotando dentro del infinito cielo nocturno. Se detuvo al llegar a la última tabla de aquel puente sobre el mar y de inmediato el barco comenzó a bajar hasta su costado para permitirle subir y nuevamente elevarse a los cielos.
El kiheitai entro despreocupadamente como cualquier día lo haría. Consciente de la hora no espero que nadie rondara fuera de sus habitaciones, así que camino hasta la suya sin hacer más ruido que el de sus pisadas. Pero cuál fue su sorpresa al recorrer la puerta de su habitación y encontrarse con su compañero del clan Yato postrado a mitad de la habitación abrazando una almohada y profundamente dormido.
-Oe Kamui.- le dijo empujando levemente con el pie al de pelo naranja, éste bufó en primera instancia pues interrumpían su dulce sueño pero aun no desistía en volver a dormir.- Oe! Mueve tu trasero y vete a tu cuarto!.- espetó lanzándole una patada más fuerte que termino por despertar bruscamente a Kamui.
-¿Huh? Okaerinasai~.- exclamó tallando su ojo derecho mientras que con el otro veía borrosamente la figura imponente de Takasugi frente a él.- ¿Cómo estás? .- inquirió con una enorme sonrisa al aclarar por completo su vista.
-No te hagas el tonto, levántate y vete a tu cuarto.- espetó echándole una mirada tanto cansada como molesta.
-Ya, ya entendí.- respondió el peli naranja mientras se reincorporaba de apoco.- Oh!.- dijo antes de salir de la habitación.- ¿Trajiste algo para cenar? Tengo hambre y ya no hay nada.
El mayor se encogió de hombros tratando de reprimir su ya acumulada rabia por no poder realizar su plan esa noche. Kamui respingo levemente, parecía haber comprendido.
-Uh, Olvídalo.- dijo dándose media vuelta para salir.- Iré con one-chan, puede que tenga algo y sirve que veré a ese samurái.- agregó dibujando una sonrisa en su semblante.- tal vez hoy si pueda pelear con él.- sonrió ampliamente una vez más.
-¿Tanta hambre tienes?.- mencionó con cierto tono lúgubre que llamo la atención del menor quien detuvo su retirada y se acerco de apoco a su salvador.- ¿Tantas ganas tienes de pelear con un samurái?.- volvió a decir pero ahora con una sonrisa demente que solo podía ser a causa de una idea lunática que estaba dispuesto a realizar en ese momento.
-Takasugi…- murmuró el de cabellos cítricos al inclinarse hacia el pelinegro, quien le tomo por sorpresa de la trenza y lo llevó hasta el suelo, justo entre sus piernas.
-Si tienes tanta hambre aquí tengo algo delicioso para ti.- sonrió egocéntrico mientras jaloneaba de los cabellos naranjas de Kamui quien forcejeaba en vano porque aun estaba algo débil por el sueño.- ¿Pelearas?...-sostuvo aun su sonrisa.- Uh! Entonces, estaré feliz de obligarte.
Dicho eso, se posiciono ágilmente sobre el menor y aprisiono ambas manos con solo una de las suyas.
-Mírame.- Aseveró tomando la mandíbula de Kamui y hacer que le mirase directamente al rostro.- Te mostrare de lo que es capaz un samurái.- declaró mientras sacaba de entre su kimono su miembro y lo restregaba en la boca del joven Yato.
Éste abrió rápidamente la boca, pero Takasugi se detuvo al advertir su salvaje semblante, era obvio que también él tenía planes para esa noche y no era dejarse del mayor.
-Solo te diré que, si te atreves a morderme…te mataré.- espetó Takasugi sin poder deshacer esa expresión en el rostro del peli naranja.- Psk! Maldito…-susurró irritado, pero no pararía ahí. Cambio su plan y fue primero por el tímido miembro de Kamui.
-Agh…- gimió levemente al sentir la mano de su superior sobre su entrepierna.
-Creí que no cambiarias de parecer.- dijo más satisfecho hurgando entre los pantalones para llegar a la lechosa piel del joven.
-A-ah….ah….T-Takasugi…-gimió al ser masturbado lenta y tortuosamente. Meneaba sus caderas tratando de no ser poseído por la seducción del Kihetai, pero parecía ser demasiado tarde para impedirlo, no podía negar que lo estaba logrando.
El terrorista sonrió al notar cuánto placer le provocaba al menor con solo tocarle, no podía imaginar cómo se vería al penetrarlo, estaba ansioso, podía notarse en su rostro así que no espero más y en cuanto logro la erección de su amante fue a lo que había sido su primer idea. Guió nuevamente la mirada de Kamui hacia él, pero ahora le tomo con más suavidad. El menor ya estaba complacido por el mimo de hace unos momentos que pensó en devolverle el favor a su superior. Abrió de nueva cuenta su boca pero sin ninguna intención maliciosa dejó entrar el miembro de Takasugi para ser bañado en segundo por su saliva.
-Aaah…-suspiró el de cabellos violeta sin despegar su vista de Kamui quien ahora lo hacía por su cuenta. No podía creer lo maravilloso que se sentía eso.- ah……- suspiró una vez más antes de hacer una movida. Soltó lentamente las delicadas muñecas del joven Yato dejando ya una notable marca en todo alrededor de estas sin embargo no le tomo importancia y se deleito unos segundos más viendo como Kamui le practicaba sexo oral, ¿Qué si era hermoso? ¿Qué si sentía increíble? Era más que obvio, y aun en la oscuridad podía notarse en el ambiente. El cuerpo del más alto sentía que ardía, no podía esperar más. Irguiéndose consiguió parar el labor del menor, pero aun sobre él adopto la postura de un felino a punto de devorar a su presa, En los ojos de la presa podía verse también como ansiaba que pasara.
Alzó su mano en un intento por llegar a donde cubrían los vendajes y con la intención de retirarlos pero eso estaba muy lejos de pasar, claro que Takasugi lo detuvo y en su lugar poso un beso en sus labios que instintivamente hizo amarlo como nunca. Continuaba mirándole mientras desabrochaba los botones uno por uno y aun cuando se deshacía de sus pantalones dejándolo completamente desnudo y a su merced.
-Takasugi…- susurró con una sonrisa mientras veía desde el suelo como éste se despojaba de su kimono y le dejaba ver aquel vientre tan excitante.
-Urusai….- murmuró algo nervioso volteando al peli naranja de pecho contra el suelo. Y sin más preámbulos penetró la entrada del menor.
-Aah….agh…- jadeó al sentirlo dentro, al parecer había sido más doloroso de cómo había pensado.- Ah…..aah….mmn…
-Ah…parece que después de todo si eres fuerte.- susurró jadeante cerca de su oreja.- Estas apretando mucho….- finalizó lamiendo su lóbulo y dando una estocada más fuerte.
-A-ah!.....agh…aah….- gemían ambos con más ímpetu en cada arremetida.- T-Takasugi….yo…- susurró temblándole la voz notoriamente.- A….Aishi….
-¡Urusai!- interrumpió invadiendo de nueva cuenta la boca de Kamui pero esta vez con sus dedos.
Kamui quedo algo desorientado por aquello, era obvio que Shinsuke no tenía idea de lo que diría, él solo sabía que le desagradaba que lo desobedecieran y por lo tanto continuaba con las penetraciones, pero ahora al joven Yato le invadía una sensación de tristeza que no pudo guardar para después.
Las lágrimas le comenzaron a brotar y desde ese instante comenzó a reprimir cada gemido en su garganta, detalle que noto en seguida el mayor y detuvo el vaivén.
Ahora en el profundo silencio del barco podía escuchar claramente el sollozo del menor.
-Estoy bien…-susurro Kamui entre llantos.
En ese momento Takasugi había sentido como un fuerte sentimiento le golpeaba el pecho, tan fuerte que le había quitado el aliento.