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Candys & Cigarrettes por Fruit-Punch-Samurai

[Reviews - 21]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del capitulo:

Hii!~

¿Como estan? Lamento la demora, pero esta ocasion ha salido largo el capitulo *A*

Gracias por leerlo!

Arigatou gozaimasu!♥

Gracias Kaguraaaa por tu review! ^^ 

Y bueno, A leer~ :3

-Vaya susto nos dio.- suspiró profundo el comandante desde su asiento.


-Se lo merece, ¿Cómo se le ocurrió ir solo?.- agregó el castaño más despreocupado que nada.


-¿Cómo puedes decir algo así, Sougo?.- respondió su comandante  mientras se cruzaba de brazos.- No sabía que algo así ocurriría, quisiera saber que lo fue lo que paso dentro del barco…


-¡Comandante!.- exclamó un Shinsengumi acercándose por el pasillo.


-¿Qué ha pasado, Yamazaki?.- pregunto Isao desde la sala de espera a unos pasos de él.


-Me dijeron que está bien, a pesar de que sus heridas son graves, las superara.- contesto algo jadeante.- Si quieren ir a descansar yo me quedare con el vice-comandante. He ido por un poco de anpan, estaré bien.- dijo en forma de convencimiento para sus dos superiores.


Okita no espero más y acepto, al menos él no había tenido intensión de quedarse ahí desde un principio. Pero Kondou dudo por un momento, estaba realmente preocupado por Toshiro.


-Infórmanos si pasa algo.- ordenó mientras daba una última mirada a la habitación en donde yacía dormido Hijikata.


Hi!


Ahora que ya se habían ido, Yamazaki entró a la habitación y se sentó en el pequeño sillón a un costado de la cama, abrió con sutileza la bolsa de su amado bolillo esperando no hacer mucho ruido pero como eso era imposible decidió abrirla de un jalón terminando rápidamente con aquel fastidioso crujido. Hijikata gruño revolviéndose ligeramente entre las sábanas, el Shinsengumi alargo el cuello para ver el rostro de su vice-comandante y noto que aun seguía dormido, pero no estaba seguro del porqué su rostro aun permanecía con sensación disgustosa.


-Hijikata-san.- susurró mientras dirigía lentamente su dedo índice hacia la frente de su superior, y estuvo a punto de tocarla si no fuera porque este abrió sus ojos apartando a Yamazaki algo sorprendido, pero no fue mucho lo que paso para que  de nuevo sus ojos se cerraran y aparentaran volver a dormir.


-El vice-comandante debe estar cansado.- pensó mientras volvía a sentarse en el sofá.- ¿Contra quién peleo en ese barco para terminar así? ¿Podría ser el líder de los Kihetai…Takasugi? Pero, la manera en la que volvió fue…un poco rara.


*Flash back*


-Comandante, no puedo ver nada por la tormenta, parece que el barco se está retirando aun más.-dijo uno de los del Shinsengumi.


Kondo miraba el cielo tratando de ver alguna señal, pero era casi imposible, parecía que el barco se hubiera esfumado entre las nubes.


-Comandante, esto es imposible, ¿Por qué no esperamos a que pase la lluvia?.- exclamó Okita bajando la bazuca.-


-Si esperamos hasta ese entonces, no habrá solución.- respondió mientras se dirigía a un pequeño barco que estaba aparcado.


-¡Comandante no lo haga!.- gritoneó Yamazaki al ver la intención de su superior.- ¡No lo va a lograr!


-Tengo que hacerlo, no puedo dejar a Toshi solo, tengo que…


-¡Comandante! ¡Se acerca un bote!.- interrumpió uno de ellos.


Todos voltearon a ver la pequeña embarcación que se acercaba entre la oscura e inestable agua marina. Todos tomaron posición defensiva esperando que el enemigo saliera, pero algo los desconcertó al ver el bote llegar a la orilla chocando sin cuidado con el muelle una  y otra vez empujado por las olas. Fue entonces cuando el comandante Isao se acerco cuidadosamente encontrándose con su querido vice-comandantes hecho añicos.


-¡Toshi!.- exclamó apenas lo reconoció y fue corriendo hacia él teniendo el apoyo de sus demás discípulos para llevarlo a la patrulla e inmediatamente ir al hospital.


*fin del flash back*


-¿Cómo llego a ese bote? ¿Podría ser que  Takasugi quiera viva? ¿Por qué?.- continuó meditando mientras el ocaso estaba a punto de esfumarse.


-.-


 


-Regresare a mi casa por esta noche.- aviso el de lentes al tomar una paraguas y dirigirse a la puerta.- Mi hermana quería que cenara con ella, avísale a Gin-san por favor.


-Enterada, le diré cuando se levante.- respondió Kagura sin despegar sus ojos del televisor mientras saboreaba una tira de sukonbu.


Shinpachi dio una última mirada hacia la habitación del Yorozuya y luego se fue.


Al salir noto que la lluvia se había calmado un poco sin embargo aun no sonaba buena idea salir sin el paraguas. Bajo las escaleras y fue por el camino que solía tomar. Después de una caminata tranquila por las calles lodosas y solas llego a casa.


-Tadaima!.- dijo como costumbre después de despojarse de sus sandalias.- ¿Aneue?¿Estás aquí? .-  cuestiono al no recibir respuesta. Llego a una habitación y recorrió la puerta encontrándose con su hermana y una visita que mas que cotidiana se había vuelto molestosa.


-Oh, Shin-chan, ya llegaste.- saludo con una gran sonrisa mientras apretujaba la mano del Shinsengumi sin piedad.- Okaeri~


-A-aneue, ¿Qué haces con él?.- preguntó siendo testigo del dolor que sufría el pobre hombre.


-Solo hice lo que cualquier chica haría en estas circunstancias.- respondió despreocupada dejando de someterlo.- Solo es un gorila pervertido.


-¿Por qué dices algo tan cruel, Otae-san?.- lloriqueo Kondou dirigiéndose a gatas hacia la castaña.- Hoy te necesito más que nada, una de las personas que más quiero está sufriendo tanto y no puedo hacer nada ¿no puedes consolarme solo por eso?


-¿Una de las personas que más quiere?.- curioseó Shinpachi mientras se adentraba a la habitación.-


-Así es.- farfulló entre llantos siendo sus fosas nasales invadidas por los dedos de Otae violentamente.- Uno de mis chicos tuvo una pelea hoy, se sacrifico por todos y ahora está gravemente herido.- añadió tirándose arrepentido sobre el piso.- ¡Lo siento, Toshi! ¡Perdóname! ¡He sido un mal comandante! ¡Por favor perdóname!


-Vaya, estas sufriendo mucho, ¿Por qué no te ayudo  a acabar con esto?.- propuso maliciosa mientras se arremangaba el kimono.


-Espera.- interrumpió el joven Shimura antes de que su hermana le propiciara un buen golpe al gorila.- ¿Toshi? ¿Se refiere al vice-comandante Hijikata-san?


-Si....- respondió ahogado en lágrimas.- No pude evitar que saliera tan mal, ahora solo espero que se recupere, después de todo no pude hacer más que llevarlo al hospital general…¡Soy un humano inservible! ¡Por favor sálvalo! ¡Yo lo pagare, te lo prometo!.-


 -D-demo¿Cómo podría salvarlo yo?.- pensaba Shinpachi mientras el arrepentido Isao sujetaba su mano temblorosa.


-Vaya…- suspiró la castaña reacomodando sus mangas.- Con todo esto no creo poder desquitarme con usted, Gorila-san.- exclamó embozando una ligera sonrisa sentándose a un lado de la mesa en donde se mantenía la cena aun cociéndose.- Dejemos de hablar de eso y cenemos, si?


-H-hi.- respondieron al unísono tomando sus lugares respectivos alrededor de la mesa. Sorprendentemente la cena había sido tranquila, había logrado animar al menos un poco al comandante quien se retiro sereno después de haber terminado de cenar, Shinpachi y Otae lo despidieron en la entrada hasta esperar que éste se perdiera en la oscura calle. Ambos volvieron y cada quien fue respectivamente a su habitación directo a dormir, después de todo ya había llegado el final del día, sin embargo por alguna razón el pequeño Shimura no podía conciliar el sueño.


-Pobre comandante, estaba muy triste por lo que le paso a Hijikata-san.- pensaba mientras miraba el techo envuelto en su futón.-Hasta Aneue fue amable con él…No sé porque eso me hace sentir nauseas, me siento mal por él, pero…¡Gin-san!


Shinpachi se levanto de un brinco al haber recordado el pesar con el que había visto a su mentor antes de irse. Recordaba todas aquellas ocasiones en que le ignoraron y nunca recibió respuesta.


-Porque tendría que decirle, el fue muy grosero conmigo.- justificó mientras se reacomodaba dentro de la colchoneta, más aun persistía la molestia en su estomago. Se giro varias veces sin poder conseguir cambiar nada.- Odio ser tan amable con las personas que no se lo merecen.- murmuró molesto mientras se levantaba y vestía de nuevo su Hakama y keikogi de siempre. Corrió por el pasillo sin ser cuidadoso al hacer ruido y aun así Otae no despertó. Llego a la entrada, se puso sus geta y salió corriendo.


 


-A estas alturas…debería de rendirme.- dijo en su interior derramando una lágrima.- Este no es mi límite, sin embargo…siento que ya no aguanto más. Es todo, es esto todo lo que puedo hacer, gomen, Gin-san.


Llego rápidamente al Yorozuya, después de haber subido las escaleras se detuvo por un momento a recuperar el aliento antes de abrir la puerta. Fue cauteloso al entrar pero se sorprendió al encontrarse con el samurái acostado en el sillón.


-G-Gin-san…


El aludido levanto somnoliento la cabeza tratando de reconocer a Shinpachi entre la oscuridad de la habitación.


-¿Hi…Hijikata?.- parló con un poco de atropello, pero el de lentes lo escucho claramente abriendo como un reflejo sus orbes aun irritados.


-No…- suspiró acercándose un poco más al de cabellos claros.- Pero vine por eso.- añadió por fin siendo reconocido por Gintoki.


-¿Qué pasa, Shinpachi?- preguntó entre un bostezo.


-El comandante del Shinsengumi estuvo esta noche en mi casa.- respondió con voz seria.- Me dijo que Hijikata-san estaba herido y que lo habían llevado al hospital general, así que pensé que- se detuvo súbitamente cuando Sakata se levanto. Le miro para arriba asustándose de la expresión en el rostro del samurái. No sabía cómo explicarlo, simplemente entendió  que ese sentimiento lo último que llegaría a ser fuera una mentira. Saber eso lo había puesto algo triste sin embargo muy en el fondo sentía felicidad de poder haber hecho algo por el peli plata. Éste último ya se había marchado, pero el de lentes aun seguía paralizado en la misma posición.


-Hiciste bien, Shinpachi.- se dijo internamente dibujando una ligera sonrisa en sus labios. Desviando un poco sus ojos hacia el sillón, se encontró con una prenda desconocida, un yukata de azul oscuro.- ¿Qué es esto?


-.-


Gintoki corría con desesperación, pisando  los charcos de lluvia a cada paso que daba llenando sus botas de lodo y salpicando otro poco sobre su kimono. Jadeante, buscaba ubicar el hospital en la oscuridad de la noche. Vio una edificación diferente a las demás y supo con certeza que tenía que ser ahí. El lugar estaba bien iluminado, tal y como tenía que ser una clínica día y noche. Entro dejando huellas de lodo desde la entrada hasta lo largo del pasillo por donde caminaba, estaba tan ensimismado que sin importar los llamados de atención de enfermeras y doctores continuo revisando una por una las habitaciones. No pararía hasta encontrar al que tanto ansiaba ver.


Por fin pudieron detenerlo entre algunos doctores apenas subió al tercer piso.


Las exclamaciones de los doctores, las enfermeras y las de Sakata retumbaban en cada pasillo llamando rápidamente la atención de Yamazaki quien descansaba en un asiento fuera de las habitaciones.


-¡Necesito verlo!¡ Tengo que saber si está bien! .- exclamó Gintoki tratando de zafarse de todas las manos que lo aprisionaban.- ¡Oe! ¡Hijikata! ¡¿Me escuchas?! ¡Oe!


Yamazaki se levanto rápidamente al escuchar el nombre de su vice-comandante provenir de una voz desconocida pero dicha con tanta preocupación que le hizo  correr hacia ella  para ayudarlo.


Giró por el pasillo encontrándose con la muchedumbre de trabajadores del hospital tratando de sacar fuera al samurái, pero aun siendo casi diez hombres, no podían detenerlo.


-Ano…- murmuró Yamazaki obteniendo la completa atención de todos y un silencio aterrador.


-¿Qué?.- preguntó una enfermera claramente estresada.-¿No me diga que lo conoce?


-Si.- respondió rápidamente.- ¿Podrían dejarle pasar?


Gintoki al igual que todos los doctores se sorprendieron terminando con el forcejeo y reacomodándose las ropas, rieron, para después marcharse dejando solos a los dos “conocidos”.


-¿De verdad te conozco?.- inquirió Sakata.


-Realmente no estoy seguro.- contestó con una sonrisa.- Ven por aquí, Hijikata está durmiendo.- añadió adelantándose por el pasillo. Gintoki le siguió de cerca hasta la puerta de la habitación.- Si quieres puedes ir solo desde aquí.- menciono haciéndose a un lado para que el samurái entrara.- Solo no hagas tanto ruido.- agregó sin mucha preocupación mientras se sentaba en su antiguo lugar.


El peli plata aunque confundido por aquella confianza estaba agradecido por la ayuda que le proporciono. Sin más giró la perilla de la puerta y entró. Apenas había puesto un pie dentro y pudo verlo frente a él, recostado sobre la cama, arropado con las blancas sábanas.


Respingó suavemente al darse cuenta de que Toshiro estaba despierto. Con un poco más de prisa se dirigió a él, ansiaba verle a los ojos más que nunca, sabía que de esa manera sabría que todo estaba bien.   


-H-Hijikata- mustió sin poderle despegar la vista de la ventana al pelinegro.- Oe…- reiteró su llamado oponiéndose a su vista pero aun sin causar efecto en él.- Oe! ¿Estás bien?.- exclamó cansado de la indiferencia del mayor. Se encorvó tomándole del cuello de la bata y lo haló hacia él plantándole un beso que lo desequilibro.


-¡¿Qué estás haciendo?!.- exclamó empujando a Gintoki lejos de él.-¡No hagas eso!.


Sakata se había quedado sorprendido por la reacción de Hijikata. Había conseguido tener su atención, pero no de la manera en que quería.


-¿Qué haces aquí?.- interpeló Toshiro.


-Vine por ti…- dijo mirándole a los ojos.


-Entonces vete.- espetó molesto.- ¡No quiero verte! ¡No quiero ver tu rostro! ¡Vete!


-H-Hijikata…


-¡Déjame en paz!.- interrumpió jadeante.-…vete.


Al escuchar eso Gintoki se irguió lentamente y abandono la habitación.


Cuando la puerta se escucho cerrar,  los sollozos comenzaron a escucharse dentro de la habitación.


-¿Por qué…por que dije eso?- pensó apretujando con coraje las sábanas.-...Usotsuki…¿Quien es el mentiroso aquí?¿Quien, Gintoki? ¿Quién?...

Notas finales:

Espero que les haya gustado y los espero el siguiente capitulo!

Aqui esta la imagen del cap:

http://data3.whicdn.com/images/106077299/large.jpg

 

Matta ne~ ^^


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