-Ch-Chotto m-matte…- dijo con voz vibrante al girarse de nuevo y sin tener cuidado quedar debajo de Toshiro. Este comenzó a bajar lentamente hasta encontrarse cara a cara.
-Paako-chan, yo….quiero hacerte mia.- ronroneo en su cuello. Como si se tratara de un plato de arroz bañado en mayonesa, quería atiborrarse de él hasta que ya no quedara ni un grano en el tazón.
-Y-yamete Kudasai…- espetó sin poder seguir fingiendo su voz natural.- a-ah….- gimió interrumpidamente debido a las caricias en sus muslos.- e-espera….yo-agh!- de nueva cuenta el sonido se reprimía en su garganta. Las manos de Hijikata fueron de apoco desamarrando el obi del kimono. Las delgadas piernas del peli plata no podían dejar de temblar, “este es el fin” pensó cuando sintió como el kimono se abrió por completo.
-Kimi wa sugoku utsukushii… -susurró el morenomientras lamia su cuello.
El menor se estremecía de placer con cada caricia que el vice-comandante le daba, mas no sabía aun la razón del porque estaba así. ¿Sería a causa de su desdicha o del alcohol?
-O-oe, ¿Qué estás haciendo?.- atinó a decir cuando el mismo lo estaba disfrutando. Hasta sus palabras eras algo incoherentes pues estaba en condición de defenderse de un ebrio, más se limitaba a negar su placer con simples palabras.
-Dime Toshi.- exclamó poniéndose peligrosamente cerca de sus labios. El de mirada carmesí solo puso empeño en no tratar de hablar haciendo que el mayor aprovechara la oportunidad para propiciarle un ardiente beso.
-ngh….nng…..-gemía una tras otra vez sintiendo el calor del miembro de Hijikata rosar continuamente su entrepierna.- aah….-jadeó al separar sus bocas pero aun uniéndolas por un grueso hilo de saliva que se estiro hasta romperse mientras Toshiro se alejaba de la figura tan delgada del peli plata. Arrodillado frente a Gin, comenzó a desabrochar su cinturón y después su bragueta. Su deseo era tanto que, tan pronto como liberó su miembro se encorvó listo para penetrarlo.
-ah…agh….- comenzó a gemir previamente al sentir la punta del pene de Hijikata en su entrada, mas no parecía tan preocupado ya que estaba algo sedado por el licor.- T-Toshi…- susurró mordiendo la falange de su dedo índice. Los ojos índigo de Hijikata se abrieron en un chispazo antes de entrar rápida y completamente en Gintoki.
-Aaaaah….- soltó un largo gemido que no reprimió más. No pudo evitar que se le escaparan unas cuantas lágrimas de sus rojizos ojos. Fue demasiado rápido y brusco y no contaba con ningún tipo de lubricante; por supuesto que dolía, demasiado.
-Aaah….aah….ah…..- resonaba su voz al compas de las embestidas. Ni siquiera él sabia como había pasado, pero después de un rato el dolor se fue por completo, ahora todos los quejidos era solo de placer.- I-Ikuu….- Advirtió Sakata cuando sintió que estaba al borde de su límite. Toshiro lo escuchó, mas no detuvo las embestidas.- Agh…mnh….- seguía exclamando con lujuria aquel placer que sentía.
-P-Paako….- espetó saliéndose justo antes de venirse junto con el peli plata. Aquel liquido se derramo con ímpetu sobre el pecho de Gin alcanzando a llegar un poco a sus labios. Sin pensarlo mucho el menor lo limpió con su lengua. Fue la primera vez que había probado tal cosa, pero inesperadamente no tenia aquel sabor que muchos le atribuían, no. No era salino sin embargo era sabroso. Parecía alcanzar a percibir un sabor único, dulce pero era sutil. Ahora caía en cuenta que tenía un gran parecido a los caramelos que tanto le gustaban.
El moreno se inclino por un lado para mirarle.
-Tu maquillaje se ha borrado.- dijo pasando ligeramente la yema de su pulgar sobre los parpados del menor para quitar lo poco que quedaba pues el labial ya se había esfumado desde hace un buen rato.- Luces mejor sin maquillaje, Paako-chan….- agregó dándole un suave beso en la frente.
-Yo…tengo que irme ahora.- espetó entregándole al pelinegro una bella sonrisa dormilona. Parecía que el efecto del alcohol se le había pasado pero aun así no pudo pararse con tanta normalidad pues el ardor en sus caderas era algo intenso pero soportable para alguien como él. Puso su último impulso de fuerza para levantarse y reacomodar como pudo su kimono y sus coletas. Cuando ya estaba por irse, giro por última vez para ver a Hijikata. Sus ojos escarlata se sosegaron aun mas cuando lo vieron dormir con tal expresión de calma en su rostro que pudo irse dejando atrás aquel mal sabor de la tristeza del moreno.
Bajó el pequeño escalón y se dispuso a colocarse sus geta de vuelta pero apenas quiso pisar y el cordón del zapato derecho se rompió.
-Maldición…¿Por qué el tiempo tiene que ser cruel y luego amable?.- dijo para si mientras se agachaba a recogerlo y seguir caminando solo con uno puesto.-Ojala pueda olvidarlo mañana.- pensó apenas salía del cuartel no precisamente con una sonrisa en la cara…