Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Siempre estaré junto a ti por Antigona Greenwood

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Descargo de responsabilidad: Naruto no me pertenece, solo lo uso para escribir mis retorcidas ideas.

Advertencias: Un poco de Ooc

El libro de Akatsuki



-Naruto, será mejor que vuelvas a tiempo esta vez, ¿me has escuchado?



Naruto pareció no escuchar. Gaara suspiró suavemente antes de devolver las cosas que había usado al botiquín de primero auxilios. Se retiró de su propio cuarto donde Naruto usaba su cama, aconsejándole moverse lo menos posible para evitar que las heridas de su espalda volvieran a sangrar. El rubio decidió entonces leer uno de los tantos libro que había en la biblioteca del hermano adoptivo de Gaara, Sasori, para pasar el rato. En el baño, el pelirrojo seguía preocupado por el bienestar de Naruto. Sabía que el orfanato en donde estaba no era de los mejor del mundo. Bah, para qué mentirse, ese lugar era peor que el mismísimo Inframundo. Con sus reglas tan estrictas en lo referente a conducta, horarios y entrenamiento ninja, Naruto las había desobedecido más de una vez. Y los castigos eran atroces a los ojos de cualquiera.



Volviendo a su cuarto, encontró a Naruto sentado en la cama y con el libro a un lado, con expresión abatida.



-Siento ser una molestia para ti y para tus hermanos, Gaara. En serio, no volverá a suceder.



El pelirrojo suspiró antes de sentarse a los pies de la cama



-No me refería a eso, es sólo que estoy preocupado. Llegas aquí muy malherido luego de pasar tu tiempo en "El Agujero".



El Agujero… Según lo que Naruto le había contado en una de sus visitas, era una versión moderna de la Doncella de Hierro. Pero a pesar de haber sido modificada para no ser un aparato de ejecución, seguía siendo utilizada como método de castigo.



-Ya me he acostumbrado, y ya te lo dije, no tienes nada de qué preocuparte – dijo Naruto con su típico aire relajado, pero fingido, cosa que no pasó desapercibida para el pelirrojo – Ahora ¿Me ayudas a buscar otro libro?



Gaara sonrió de manera imperceptible, alegrándose de que su amigo se recuperara tan pronto de sus estados melancólicos. Dado que el pelirrojo no le permitiría moverse hasta que sus heridas se cerraran, lo único que le quedaba para entretenerse era leer.



-Ya leíste todos los libros acerca del Inframundo y las Tierras Váltricas yésa es toda la colección de Sasori en esta bibloteca– explicó el pelirrojo, levantándose de la cama e inspeccionando los tomos ubicados en un pequeño al otro lado del cuarto



-¿Eso quiere decir que ya no quedan más libros? – preguntó el rubio. ¿Y ahora con qué iba a entretenerse?



-Dije que te terminaste la colección de esta bibloteca, no que no hubieran más libros – contestó, corriendo la pequeña biblioteca, dejando ver una puerta angosta y enrejada que dejaba ver dos estantes llenos de libros de diferentes formas y tamaños.



-Wau. ¿Y esto? – preguntó Naruto impresionado. Rápidamente apartó las mantas y corrió hasta la puerta, ignorando las advertencias de Gaara acerca de sus heridas.



-Es la colección privada de mi hermanastro – respondió el shinobi de la arena, después de suspirar y reconocer que no podría mantenerlo quieto por más tiempo



-¿Por qué Sasori querría tener estos libros bajo llave? – preguntó Naruto, tratando en vano de pasar un brazo a través de los barrotes.



-Estos libros sólo tratan de Akatsuki – contestó Gaara.



-¿Eh? ¿Akatsuki?



-Es el tercer Mundo de Brana, Naruto. ¿Lo olvidaste?



-No, pero casi no he oído sobre él – reflexionó el rubio.



-Eso es porque nuestros conocimientos acerca de Akatsuki son casi nulos – dijo una voz a sus espaldas.



-Sasori – reconoció Gaara a su hermano adoptivo - ¿No se suponía que tu vuelo de regreso era dentro de una semana?



-Logré cambiarlo para llegar antes – dijo sacándose la bufanda roja de su cuello – Naruto – saludó al rubio, viendo que éste aún tenía su brazo entre los barrotes - ¿Estás interesado en mi colección privada?

-Pues, sí– respondió como niño pequeño al verse descubierto haciendo una travesura.

Sasori sacó de su bolsillo una llave, con la que abrió la puerta enrejada, dándole paso al rubio.



-¿En serio? – preguntó; el mayor asintió - ¡Wow, genial! – gritó el rubio entrando casi corriendo a la pequeña sala.



Estaba bien iluminada para ser solo un diminuto cuarto con una estantería, pero Naruto se sentía a gusto. Primero ojeó los títulos en las tapas gastadas de los libros, algunos grandes como diccionarios y otros pequeños como anotadores. Se sorprendió de que no todos parecieran antiguos, sino que varios tenían el aspecto de ser bastante nuevos. Según por lo que había escuchado, Akatsuki era uno de los Mundos de Brana más antiguos formados, junto con el Inframundo.



Siguió con su búsqueda de una nueva lectura cuando un libro llamó su atención. Era pequeño y delgado, más perecido a una libreta, y apenas era reconocible entre los grandes lomos del resto de los libros que ocupaban ese sector. Lo sacó, sorprendiéndose de ver extraños símbolos ilegibles en su tapa. Curioso como sólo él podría ser, se sentó en el angosto pasillo que separaba la estantería de la pared para leer el contenido.



En la primera página encontró un mapa desplegable del mundo de Akatsuki. Vio que la mitad oriental de ese mundo era un pueblo llamado con el mismo nombre del Mundo, que era controlado por humanos como los que habitaban la Tierra. Y que al final, en el extenso territorio occidental del planeta, se alzaba orgulloso el Imperio de Tygren, los Siete Reinos Vampíricos. Las fronteras apenas si se distinguían, sólo los títulos de Akatsuki y Tygren eran legibles por ser los más subrayados.



Naruto sonrió para sí, preguntándose cómo era posible una convivencia pacífica entre dos imperios tan distintos, pero supuso que la respuesta a su pregunta estaba en el interior de ese libro. Con impaciencia siguió por el resto de las páginas, molestándose al descubrir que, al ser un libro tan antiguo, estaba desgastado y la mayor parte de las páginas eran ilegibles. Siguió buscando, hasta que consiguió encontrar una parte en donde al menos podía ser leído si se concentraba.



.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.



-¡Esto no puede seguir así!... Una guerra civil ¡Es incomprensible! –gritó el Emperador exasperado, yendo de un lado al otro sobre esa tierra ennegrecida por el fuego- No sé en lo que estaba pensando nuestro padre al declararla.



El príncipe Orochimaru se mantuvo en silencio, mientras recorría con sus ojos dorados la extensión de la destrucción masiva que esa batalla inútil había ocasionado. Tanto Minato como él habían ido con capas oscuras para evitar ser reconocidos por soldados enemigos, debían ser cautelosos para no toparse con hombres rezagados.



-Jamás entenderé el objetivo de esta masacre… ni tampoco cómo pudo haber ocurrido – murmuró el emperador – Al menos ya todoha acabado.



-Cierto, pero no porquetú hayas declarado una tregua, Minato… sino porque de Tygren ya no queda nada – respondió Orochimaru a su medio hermano



-Eso es imposible – aseguró el rubio, viendo con odio a su rival por el trono desde que eran niños.



-Mira a tu alrededor, Minato,¿acaso ves a alguna criatura viva en este matadero? – extendió su mano, señalando el territorio devastado - Llegaste tarde para ponerle fin a todo esto y ya no puedes cambiarlo.



Minato dio la media vuelta, molesto con las palabras del albino, pero más molesto al saber que Orochimaru tenía razón.Había llegado tarde, ese legendario pueblo que había habitado Akatsuki por tantos siglos ahora había sido reducido a cenizas. Caminó con paso firme entre los cuerpos incendiados de los habitantes de aquella cuidad, sintiéndose impotente ante la situación.

-Es el destino – Había dicho uno de los miembros del Parlamento – y por desgracia no hay nada que puedas hacer.

El rubio sacudió la cabeza, tratando en vano de borrar esas palabras, hasta que escuchó las risas burlonas de un grupo de soldados. Los buscó con la mirada hasta dar con ellos a unos cuantos metros de un árbol ennegrecido por el fuego. Eran un grupo de tres, y parecían estar rodeando a un cuarto tendido en el suelo.

-Ya no eres tan atemorizante con el sello puesto, (coma) ¿eh, demonio?- se burló uno de los soldados del grupo.

Un estallido de risas sádicas irrumpió el aire de nueva cuenta, junto con el sonido del acero cortando una carne tierna. Otro sonido, mezcla de gruñido y grito, salió de un joven tirado en la hierba quemada, que a duras penas podía mantenerse sobre sus codos.

-¿Qué vas a hacernos ahora, monstruo? Ya no tienes la fuerza para mandarnos al Inframundo – dijo otro soldado

De nuevo el sonido del acero y el quejido del joven tendido. Minato sintió su sangre hervir ante esa injusta humillación.



-¡Basta! ¡Es una orden!

Los tres hombres abrieron los ojos de impresión al ser descubiertos por Minato, y el que tenía el arma la dejó caer, ocasionando un sonido agudo y estremecedor.

-Les ordené poner a salvo a los sobrevivientes. ¡No humillarlos! Ahora lárguense antes que decida deshonrarlos por desobedecer mis órdenes.



Ante las duras palabras y la inminente amenaza, los hombres desaparecieron en un santiamén.

Minato se acercó lo más rápido que pudo al joven moribundo, viendo sus ropas desgarradas y quemadas, reparando en las múltiples heridas ocasionadas por la espada que portaba el soldado anteriormente. Traía un poco de agua consigo, así que mojo un paño para limpiar los cortes, y de otra cantimplora le dio de beber. El joven de cabello castaño tragó con ansias el contenido que se le ofrecía, respirando agitadamente para recuperar el aliento.

-Gracias… por… defenderme – dijo entre jadeos.

-Sufrirán el castigo que se merecen- masculló entre dientes – Pero dime ¿Cómo te llamas?



.-.-.-.-.-.-.-.-.



-¡¿Por qué esta cosa no puede leerse?!



Naruto estuvo tentado a arrojar el pequeño libro contra la estantería que tenía en frente.Había tantas dudas que esas pocas páginas le generaron, como quién era el joven que el rey había salvado y por qué Akatsuki había eliminado a Tygren. Tal parece que la convivencia pacífica erasólouna treta de su inocente imaginación. Corrió varias páginas más hasta que volvió a encontrar otro pasaje que podía leerse.



.-.-.-.-.-.-.-.-.-.



Por otro lado, Orochimaru había decidido explorar las ruinas de un enorme castillo de lo que alguna vez fue la capital del reino.Dado que Minato se había marchado pateando piedras, él aprovecharía para buscar lo que había ido a buscar a ese lugar. Caminó con cuidado por los miles de escombros, absorto en sus pensamientos, hasta que un grito agudo lo sacó de ellos. Era el grito de una joven, a la que parecía que estaban azotando. Corrió en dirección al sonido hasta llegar a una habitación. La pesada puerta de metal estaba apenas abierta, y dejaba ver parte del interior. Se asomó y vio la espalda desnuda de una joven que era ferozmente azotada por uno de sus soldados.

-Siempre he sabido que las mujeres de este lugar no eran más que unas zorras – dijo un soldado con látigo en mano.

El sonido del látigo estrellándose contra la piel era estremecedor, al igual que los alaridos de la joven. Vio que el látigo tenía varios jirones de cuero en la punta, y en los extremos de dichos jirones habían grandes púas de acero cubiertas de sangre. Debía detenerlo, salvarla para al menos tener a un aliado a su favor cuando diera el golpe final contra su medio hermano.

Con cuidado, pero rápido para que no volviera a azotarla, Orochimaru se deslizó por la habitación hasta llegar a la espalda del soldado. Con habilidad desenfundó su espada y la clavó en la columna del hombre, atravesando la armadura y cortando en dos su médula espinal.

El soldado cayó sin vida a los pies del príncipe, quien se apresuró a liberar a la joven de la cama a la que estaba atada. Su espalda sangraba y su vestido estaba hecho un desastre. Temblaba de pies a cabeza, haciendo ondular su cabello negro y que las lágrimas salieran de sus ojos.



.-.-.-.-.-.-.-.-.-.



-¿¡Acaso no pueden escribir algo como la gente!? – el tener que interrumpir su lectura le sacaba de quicio, más aún cuando ese tal “Orochimaru” parecía tener un plan para derrocar a su medio hermano y reclamar el trono.



Nunca se caracterizó por su paciencia, así que cerró el libro y lo volvió a abrir a la mitad de éste.



.-.-.-.-.-.-.-.-.



Ya había comenzado. Los Shinobi de Akatsuki no parecían ser grandes oponentes contra la Guardia de la Noche. Una lucha sin sentido era la que teñía los grandes campos de entrenamientos de un intenso color carmesí. Ambos ejércitos a las órdenes de un mismo rey se enfrentaban con furia y destreza dentro de los territorios del palacio. La luna brillaba con intensidad en una circunferencia perfecta, y parecía alentar a los Guardias de la Noche a tomar el control total sobre el palacio.

Muchos metros sobre el campo, el ruido de las espadas chocar despertó al rey Minato, sacándolo de su pesado sueño. Temiendo una invasión, corrió hacia los ventanales de su cuarto, viendo el espectáculo a sus pies. Se quedó sin habla durante breves segundos, tratando de procesar el motín que estaban organizando la Guardia de la Noche.



Quedarse ahí parado y mirando no era una opción.



Sin siquiera ponerse la ropa de protección, Minato tomó la katana que tenía siempre a un lado de su cama, listo para emplearla en caso de ser necesario. Abrió la puerta de su recámara de una patada y salió a toda velocidad por los numerosos pasillos para llegar al campo principal. Rectas, giros y contra giros por el camino hacia el campo lo llevaron a un pequeño recoveco, en donde dos personas mantenían una conversación privada.



-La orden está siendo ejecutada a la perfección. Denos unos minutos y obtendremos la victoria total.



Era una voz aguda, femenina, que el rubio emperador reconoció de inmediato.



-Excelente – Minato se petrificó al reconocer al hombre que dio la respuesta – Hoy por fin obtendrás la venganza que reclamas.



Minato por fin reaccionó, saliendo de su escondite y blandiendo la katana con un grito de guerra brotando de sus labios.



-¡TRAIDOR!



.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.



-Otra vez no – gruñó Naruto.



Siguió buscando, pero no encontró textos completos. Sólo frases sueltas.



.-.-.-.-.-.-.-.-.-.



"… La sangre tiñó su armadura del mismo carmesí de las rosas en primavera…"



"…esto es solo el comienzo y se pondrá cada vez peor…"



"…si regreso al palacio, no hay forma de evitar una condena mayor…"



"…las ansias de poder pueden convertir al hombre más justo en una bestia salvaje…"



"…todo aquel que rompe el juramento de un Guardia de la Noche debe ser condenado a muerte…"



"… esta venganza no estará completa hasta que los haya aniquilado a todos…"



"…el joven heredero será mi sacrificio a los dioses por mi victoria…"



"…¡ESTO NO ERA PARTE DEL PLAN!.."



"…sin sangre derramada, no hay perdón…"

Notas finales:

Y? Qué les parece?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).