Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Castillo de Naipes por zraion

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Este fanfic es la edición de un proyecto original propio. Decidí adaptarlo a uno de mis Mangas/animes favortios ...

 

Personajes pertenecen a M. Kishimoto - Manga Naruto. Proyecto creado sin fines de lucro

 

Espero sea de su agrado!!!

Notas del capitulo:

A leer !!!!!!!!!!

CAPÍTULO I

CAIDA.

¡Corre! ¡Corre!, gritaba una voz en su cabeza mientras su cuerpo seguía moviéndose solo por inercia debido a su cansancio.

Era de noche,  y por uno de los callejones de Tokio podía verse a un chico corriendo desesperadamente. Tenía la apariencia de un chico de preparatoria. Se encontraba algo desorientado, solo esperaba poder escapar de sus perseguidores.

***** 3 HORAS ANTES *****

-          Que problema…. Mmm veamos ¿Qué haré para cenar?- pensaba un joven rubio haciendo gestos mientras se dirigía a la alacena – No!, no hay RAMEN- suspiró derrotado – No tengo tiempo, si Gaara-chan llega y no encuentra la cena…– se dijo tragando en seco – No, no, mejor me doy prisa – pensaba mientras hacia la lista para las compras – Por Shikamaru no me preocupo, es posible que solo espere a que prepare algo o simplemente se vaya a dormir con un vaso de leche en el estómago.

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

-          Creo que me distraje un poco en los videojuegos. Ah! es cierto…. – exclamó como quien hace un gran descubrimiento, mientras entraba rápidamente en el supermercado.

-          “Yo quiero comer ¡Ramen!, ¡Ramen!, yo quiero comer ¡Ramen!, ¡Ramen!, yo quiero comeeer Ramen!!!!” – cantaba un vals en voz baja mientras se dirigía a la caja registradora a pagar sus compras – creo que a Gaara no le hará gracia – pensaba mientras hacia un gracioso puchero.

-          Vuelva pronto – dijo la asistenta mientras le entregaba el cambio, despertando de sus pensamientos al rubio.

-          Arigato. Ahora hacia la fuente de soda –  decía, sin darse cuenta del suspiro y ese sonrojo en las mejillas de la asistenta.

-          Ah!!!!! esto está muy bueno – dijo mirando la lata con estrellitas en los ojos, como si fuera lo único que ha existido en su vida, a parte del ramen. – creo que…. ¿Ah?.... pero quien…. ¿Aló?

-          Naruto…. ¿Dónde demonios estás? ¿Sabes la hora que es? – silencio – escucho autos y movimiento… dime dónde estás o te juro que…. – habló severamente al otro lado de la línea un pelirrojo.

-          Ah! hola Gaara, también es un gusto hablarte – cortó sarcástico.

-          Llamé a la casa y no contestabas – habló pasando limpiamente de él – luego a tu celular pero tampoco, llamé a Shikamaru para saber si estabas en la preparatoria, pero ni eso porque hoy no tenías clases extra.

-          Jeje, lo que pasa es que la alacena estaba vacía y ya sabes que en el súper no hay señal. Y para ya, no creo que ¿mmm…? – decía poniendo un tono entre inocente y juguetón – ¿Te preocupaste por mí? Dime Gaa-chan.

-          No me llames así, BAKKA – gritó totalmente avergonzado el pelirrojo.  Es una suerte que no estés aquí para verme, pensaba – y cree lo que quieras – habló y “calmado” cortando al instante.

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

-          Idiota, y yo que me preocupo por él – musito un pelirrojo con aire nostálgico, mientras caminaba rumbo a casa.

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

-          Creo que alguien se enfadó un poquito ¿no? – Y se encamino a su casa con una sonrisa ladina en el rostro luego de su gran hazaña del día.

-          Gaara es un pésimo amigo, ni siquiera me dejo explicarle del todo lo que sucedió –  refunfuñaba el rubio acerca de lo “amable” que podía resultar su amigo con él.

-          Esta anocheciendo, creo que demoré  mucho en los videojuegos. – recordaba a un chibi-Naruto jugando Dream House y haciendo su pose kawai de la victoria, dirigiéndose hacia un callejón que era uno de los atajos que usaba para llegar a casa.

Mientras caminaba, sentía cierta incomodidad y un frio recorrió de forma súbita su columna,  por lo que empezó a apresurarse. Estaba a unas cuantas cuadras para salir del “laberinto” – como llamaban al callejón – y lo hubiera hecho de no ser por la “grata” compañía que lo detuvo. Luego de eso empezó a procesar todo en cámara lenta.

Dos hombres vestidos de forma extraña se le estaban acercando. Veía sus chamarras negras con destellos rojos. Uno era rubio de cabellos largos y el otro era pelinegro con una máscara extraña.

-          No  creo que sea adecuado que salgas de noche…. No sabes que pueden pasarte cosas malas – dijo el cubría su rostro con la máscara, mientras se acercaba peligrosamente al chico, quien retrocedía de manera instintiva tropezando con el otro tipo.

-          Pero que dices idiota – Habla el rubio mayor a su amigo, sin despegar su mirada del otro rubio – no le hagas caso encanto – se acercó suavemente por detrás del chico y posó una mano sobre el hombro de Naruto, haciendo que este se estremeciera – no te das cuenta que de suceder lo contrario, ¿no habría podido conocerme? – apretó suavemente el hombro del menor – lo dices en broma verdad ¿Tobi? – Preguntó con sorna a su compañero.

-          Eso… eso precisamente Deidara-senpai – el otro ignoró completamente a su compañero para poner toda su atención sobre su reciente “presa”.

-          ¿Te habían dicho que eres encantador…?  … disculpa ¿Cómo dices que te llamas? – le dijo melosamente haciendo el ademán de tomarle el rostro, pero Naruto instintivamente lo esquivó, tratando de detener sin mucho éxito los temblores de su cuerpo.

Durante todo ese tiempo ninguno de los tres se había percatado del pelirrojo que se les estaba acercando.

-          Ya déjenlo tranquilo… ¿no se dan cuenta que lo están asustando? – se oyó decir a otra persona, haciendo que Deidara se tensara al reconocerlo, sintiendo su mirada fija en él.

Deidara se alejó rápidamente del muchacho realmente mortificado, pero aparentando tranquilidad trato de hablar – Si… Sasori tiene razón Tom, lo estás intimidando.

-          Tobi no lo ve muy asustado – dijo el de la máscara mirándolo con atención.

-          De… déjenme pa… pasar – dijo al fin entre balbuceos.

-          Vaya, vaya. Parece que sabes hablar y yo que creí que eras mudo – habló Deidara – pero es una suerte… tu voz es preciosa – no dándose cuenta de la mirada furiosa que el pelirrojo le dedicaba.

-          No... Yo no… – Naruto hacia el esfuerzo de hablar, pero había un nudo en su garganta que se lo impedía; haciendo todo lo que podía por reprimir sus lágrimas ante la burla de sus acosadores.

-          Creo que será mejor que lo llevemos a casa – dijo finalmente Sasori dejando atónitos a Deidara y a Naruto; mientras que Tobi solo sonreía bajo la máscara.

-          Tobi piensa igual, puede pasarle algo malo.

-          Así es, no podría vivir con la culpa. – Dijo Sarcástico Sasori –  Miren, ¿Lo ven? Está a punto de llorar.

Cuando Sasori estuvo a punto de acercársele, el muchacho dio un codazo en el abdomen de Deidara que lo tenía sujetado, soltando en el proceso la bolsa de compras – donde tenía su móvil – empujando a Sasori para luego correr a todo lo que sus piernas podían. El pelirrojo enfurecido empezó a seguirlo, seguido por Tobi que pensaba una y otra vez “Esto tiene pinta de ponerse cada vez mejor”.

Deidara se hizo a un lado con las manos en alto, como diciendo “A mí no me interesa”, cediéndole el paso a Sasori, quien le heló con la mirada mientras iba de “cacería” y este solo atinó a desviarla apretando los puños fuertemente.

***** AHORA *****

A Naruto solo le preocupaba no poder perderlos. No recordaba haber pasado por una situación que lo llenara de pánico desde que… desde que su vida era tan parecida a lo que pensaba era el paraíso. No sabía cuánto más podrían resistir sus piernas.

-           ¡Estos tipos corren maratones o que, lo peor es que no puedo llegar a casa! – pensaba. Kuso, me están alcanzando. Por fin una salida – unos metros adelante pudo divisar un minimarket – Si todo sale bien, con un poco de suerte escaparé de ellos – pensaba – maldición – gruño por lo bajo al caer estrepitosamente contra el pavimento.

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

-          Responde Deidara, donde están Sasori y Tobi, no vinimos hasta aquí para perder el tiempo – habló amenazante un peliblanco de cabellos largos. El mencionado solo intensifico su mirada.

-          Calma Hidan, estoy seguro que Deidara tiene una razón de fuerza mayor por la que guarda silencio ¿cierto? – Dijo un pelinaranja con total calma.

-          … Yo… - Balbuceo apenas audible apretando los puños. Suspiró como pidiendo paciencia – Ellos fueron de “cacería” – dijo finalmente, escupiendo la última palabra.

-          ¿Dejándote a ti? – pregunto otro, llamado Kisame con un claro rastro de burla.

-          Dejen las estupideces, y tú dime donde están ahora. – ordenó el pelinaranja más que molesto.

-          Ya se lo dije Señor, se fueron de “cacería” …

-          ……..

-          Bien. Tobi y yo nos encontramos con un chiquillo rubio. Quisimos jugar un poco con él, pero…. – su mirada se tornó melancólica, mas no su voz – llegó Sasori y luego el mocoso se escapó y fueron a atraparlo, parece que se enojó – dijo esto último con un deje de burla.

-          Vaya, veo que aún no supera lo…. – empezó diciendo Kisame.

-          ¿Hacia dónde se dirigían? – preguntó indiferente un pelilargo de cabellos negros, quien se mantuvo al margen hasta ese momento.

-          No lo sé… creo que hacia allá – dijo señalando unas calles adelante - ¿Por qué el interés tan de repente?

-          Porque deberíamos pasar desapercibidos. Esta es una “Zona Limpia”. Voy a buscarlos – y de un movimiento casi acrobático partió en busca de sus compañeros.

-          ¿Por qué tanto interés de pronto? – preguntó Deidara con curiosidad.

-          Es cierto – empezó diciendo Kisame – tú te nos uniste mucho después que él, así que no sabes nada…. aunque en realidad nosotros tampoco sabemos mucho – sonrió burlonamente – nunca menciona nada respecto a su vida. Lo único que sé es él vivió aquí

-          ¿…? – Deidara miró cansadamente a Kisame.

-          Vámonos – dijo de pronto el líder, sobresaltando a sus subordinados – no tiene caso seguir aquí, de cualquier modo saben dónde encontrarnos.

-          De acuerdo – dijeron al unísono sus hombres.

-          Así es – pensaba el pelinaranja, mientras fruncía el ceño.

 

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

-          Parece ser que el cordero volverá al rebaño después de todo ¿No, Sasori?

El nombrado solo miraba al pequeño rubio con una furia mal contenida, no iba a dejar que ese niño se burlara así como así de su persona. No tenía por qué haber seguido al rubio, pero por alguna razón debía descargar toda la rabia y tensión que tenía desde hace días. Se acercó al muchacho mientras este solo atinaba a retroceder – aún en el suelo – atemorizado por la mirada lasciva que le dedicaba el pelirrojo.

-          No tienes por qué huir, ni que te fuéramos a comer – dijo Sasori burlón. En su mirada podía verse brillar una alegría enfermiza.

-          …. – Naruto se encontraba completamente bloqueado, sin poder procesar lo que le estaba sucediendo. De un momento a otro fue levantado con fuerza y acorralado contra una pared, con lo que reaccionó finalmente.

-          ¡NO!, suéltame maldito bastardo, te voy a… - paró de súbito al sentir el puño del pelirrojo estrellándose en su vientre, momento que este aprovechó para besar la curvatura de su cuello hasta llegar a uno de sus hombros.

Tobi solo observaba la escena muy impaciente. Sasori siempre era así: doblegaba, luego se divertía y finalmente compartía las sobras. Así de sencillo. Era algo frustrante esperar, pero al menos se ahorraba algo de trabajo. El rubio pataleaba, forcejeaba pero la diferencia entre sus fuerzas y el tamaño de sus cuerpos era enorme. No podía hacer mucho.

-          Eres increíble… tu piel es… ¡demonios! – Naruto mordió la mano que se dirigía hacia su rostro.

-          Está bien. Si lo quieres del modo difícil, así sea.

Sasori tomó las muñecas de Naruto azotándolo contra la pared, haciendo que el menor se arqueara por el golpe en su espalda; colocando sus muñecas sobre su cabeza con una mano mientras que con la otra acariciaba su torso por debajo de la tela de su playera. El rubio se estremeció ante el contacto por el miedo y repulsión que sentía. En ese momento dejo de forcejear, no quería que pasara lo que sea que estuviera por suceder; pero ya no podía hacer nada, simplemente se dejó hacer. Se entregó sumisamente a la inconciencia, transportando su mente donde esa pesadilla no pudiera tocarlo. Pero aun así las lágrimas caían de sus ojos sin brillo, dando un aspecto deplorable.

-          Bien… ahora Tobi también puede jugar – hizo el comentario al aire, mientras se acercaba hacia ellos al darse cuenta que el chico había dejado de pelear.

Sasori al percibir las intenciones de Tobi, dejó de lado el cuello del chico para alejarlo de la pared y cederle espacio a su compañero. Tobi se acercó sin prisas, tomando posición detrás de Naruto, quien se estremeció al sentir una navaja cerca de su cuello.

-          Sabes cariño, esto empieza a estorbar – dijo el pelinegro, refiriéndose a la playera del menor. Un hábil movimiento de su navaja fue suficiente para que la prenda desapareciese, convirtiéndose en simples retazos en algún lugar del suelo.

El pelirrojo aprovechó la distracción de su “amigo” para colar las manos dentro de los pantalones del rubio y acercarlo hacia sí, trayendo al rubio a la realidad.

-          ¡Ah! – gimió bajito el rubio, asqueado de sí mismo, intentando controlar las reacciones de su cuerpo mientras forcejeaba nuevamente.

-          Vaya, si hasta te gustó; y tu haciéndote de rogar – se burló Sasori dándose cuenta donde tenía que insistir. Ese rubio lo estaba volviendo loco.

Mientras el pelirrojo se entretenía sacando gemidos al rubio manipulando otras partes de su cuerpo, Tobi no paraba de dejarle marcas en el cuello al menor y pronto empezó a bajar sus manos hacia la parte trasera del chico.

-          ¡Ah! – gimió nuevamente Naruto – no, pare, ya no haga… eso – dijo el rubio entre jadeos vencido por el miedo.

-          ¿Qué? ¿esto? – el pelicorto empezó a rozar su lengua en el lóbulo del otro.

Sasori se estaba impacientando y Tobi no tenía prisa por dejar de jugar, así que de un ágil movimiento bajo los pantalones del chico, hizo un lado a Tobi y empujó a Naruto contra la pared, posicionándose detrás de él.

Los ojos de Naruto se abrieron impactados y todo su cuerpo empezó a temblar – Ahora es mi turno para disfrutarte como se debe, niño – susurro el pelirrojo, mientras sus manos se posicionaban en el vientre bajo del menor para llegar más abajo.

-          Para por favor – susurró el rubio – por favor no, que todo sea una pesadilla – pensaba el rubio.

-          Veo que tu perro ya no te es suficiente – dijo un pelilargo con parsimonia, recostado sobre una pared, aunque sus ojos destellaban de una ira aparentemente desconocida – aunque no sé si debe sorprenderme o no que los siguas eligiendo rubios, Sasori.

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

-          Ya tardó demasiado, no responde el celular – comentó nuevamente después de otro intento inútil de comunicarse con su amigo - ¿Dónde estás? – murmuró para sí, sin perder la seriedad de su rostro.

-          Tsk, esto si es un problema. Gaara saldré a buscarlo –  dijo un pelinegro de cabellos cortos dejando el libro que estaba leyendo.

-          Ie – negando con la cabeza – no sabemos dónde pueda estar, aunque puedes rastrear su celular en GPS. Después de todo “La Sombra” puede encontrar un alfiler escondido en toda la maldita ciudad – dijo irónico Gaara.

-          ¡Claro, Sherlok! – exclamó golpeando su frente con la palma de su mano – ¿Cómo podría haberlo olvidado? Ah claro, no lo olvidé. Solo que un imbécil destrozo mi antena satelital para armar su juguete – respondió enfadado.

-          ….. – le tiró un “celular” que por poco y el otro no alcanza a atrapar.

-          Esto puede servir, creo – empezó a examinar detenidamente el alcance del “celular”.

-          Tal vez encuentres algo rápido. Claro si no estás tan bloqueado como para pensar – atacó mordaz.

-          No tienes ningún …

-          No, tienes razón. Ambos estamos alterados.  Ahora lo más importante es encontrar a Naruto.

Bajaron escaleras hasta entrar a una habitación, para que uno de los chicos hiciera gala de todo su intelecto y así ubicar a la persona más importante en sus vidas.

-          Shikamaru… – empezó a decir Geb.

-          Urusai – le cortó el otro, sin dejar en ningún momento de digitar códigos en su computador – también estoy preocupado. ¡Rayos!, lo encontré pero…

-          …. – el pelirrojo miro el computador y sus ojos frunció el ceño – vámonos.

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

-          Oh!, vamos Itachi-kun. Nadie se enterará. Por favor es solo un chico, si quieres también lo puedes tomar, claro después de nosotros. Yo ya he esperado mucho. – dijo Tobi en un tono juguetón mientras caminaba hasta quedar a una distancia prudente del pelilargo.

 Sasori volteó al rubio, quedando el primero espaldas a la pared y recostando al rubio sobre sí, sin dejar de tocar algo más debajo de su vientre. Fijó su mirada en el pelilargo, volviéndola peligrosa debido a su comentario. El pelinegro apretó los puños bajo su abrigo en un intento de mantenerse sereno.

-         Vaya, parece ser que tienes un fetiche con mis juguetes. El que este niño este aquí– lamió la mejilla del rubio de manera lasciva – no es coincidencia. Si hasta le gusta – sonrió al sacar un gemido del rubio, sin percatarse que la mirada del pelilargo empezaban a cambiar a una más peligrosa.

El pelilargo dio la espalda a los implicados con el fin de evitar la escena… sobretodo evitar un asesinato.

-          Supongo que tienes razón. Te envidio porque no tengo la valentía de  obligar a un muchacho para acostarse conmigo. – respondió con sorna – pero como ya sabrás, son otros mis intereses – volvió el rostro por sobre su hombro para volver a hablar y afiló los ojos peligrosamente al ver que Sasori no tenía intención de soltar al rubio. Ahora estaba besando su cuello. – vinimos hasta aquí por asuntos que no tienen nada que ver con niños ni rubios, ¿cierto Sasori? – dijo burlón el pelilargo

-          Maldito – susurro por lo bajo – está bien – sonrió para si – si quieres ver como lo hago, pues bienvenido.

El rubio hasta ese momento se encontraba estaba estático. Esa voz, la voz de la persona que creyó seria su salvadora la había reconocido casi al instante. Y sintió que no tenía esperanza. Tal vez solo era un desvarío, pero ¿Por qué ahora? se preguntaba. Más despertó al instante cuando supo que el pelirrojo no se detendría.

-          Haz lo que quieras, el líder espera y es por lo que estoy aquí. Aunque si esto se debe a aquel incidente con Deidara puedo decirte que pierdes tu tiempo, no fue la gran cosa.

Se escuchó un grito de dolor, causado por la brusquedad de Serbek sobre la espalda de Naruto. – En cuanto tenga la oportunidad, acabare contigo. – pensó para si Sasori.

Dicho lo último, el pelilargo salió del lugar con el rostro endurecido y apretando fuertemente los puños. – Juro que pagaras por lo que has hecho Sasori – pensó  Itachi.

-          Y ahora que hacemos, Tobi piensa que es malo hacer enojar al líder. Además ya no es tan divertido ahora.

-          Esto es culpa de Itachi, ese bastardo solo lo hace para molestarme – cogió bruscamente el cabello del rubio y lo viro para que quede frente a él, besándolo con fiereza haciéndolo sangrar. Se acercó a su oído para susurrarle amenazante – esta no será la última vez que nos veamos, es una promesa rubio.

Los dos hombres partieron hacia donde suponían ya se encontraba su líder, dejando al chico en estado de shock haciéndolo ver aún más deplorable. Naruto resbalo por la pared casi sin conciencia llorando silenciosamente y recriminándose una vez más ser tan débil, sin poder controlar los temblores que daba su cuerpo. Deseando que no tuviera que volver a casa para mirar el rostro de Gaara o Shikamaru.

Estuvo en ese mucho tiempo en ese estado, siendo observado por un par de ojos negros.

-          Perdóname Naruto – susurro al viento, mientras veía al rubio marcharse del lugar con mucha dificultad.

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

-          Maldición, no es posible que no hayamos podido encontrarlo. Algo malo, en serio muy malo tuvo que haber pasado. ¡Demonios! si hasta habían rastros de pelea. – hablaba con preocupación Shikamaru, cosa muy extraña en él.

-          Ya lo sé, tú eres el de las ideas así que piensa – respondió Gaara abriendo la puerta de la casa.

-          Está bien, creo tener datos de algunas personas que podrían ayudar. – dijo Shikamaru subiendo las escaleras hacia su habitación.

-          Sí, yo hare algunas llamadas – dijo   Gaara, caminando hacia la sala, quedándose estático por la sorpresa –  ¿Naruto? ¿Qué demonios?, Shikamaru trae el botiquín de emergencia – gritó Gaara desesperado, corriendo hasta donde se encontraba el rubio, quien estaba sentado en un rincón de la sala con las piernas flexionadas hacia su pecho cubriéndose los ojos con un brazo.

 

Naruto había llegado a  casa cerca de las diez de la noche. Cuando aquel tipo lo arrojo sobre esa pared, no sabía que sentir exactamente. Estaba aliviado porque esos tipos lo hubiesen dejado, pero no sentía ese “alivio” dentro de su pecho, de hecho conocía esa sensación. Cuando finalmente las lágrimas dejaron de recorrer su rostro, aspiro algo de aire y se dio fuerzas para caminar.

La gente se limitaba a mirarlo de reojo tratando de evitarlo, pues nadie quería problemas de más. Las personas son egoístas, solo piensan en los problemas que otros te pueden ocasionar y jamás piensan en el alivio que pueden dar a quien lo necesita.

Estaba como en trance. El aire helado golpeaba sus mejillas con fuerza, como si tratase de revivirlo sin lograrlo por completo. No sabía  si había caminado por horas o solo unos cuantos minutos, ni siquiera se había dado cuenta que se dirigía a casa. Tal vez solo era la costumbre. Y de pronto recordó por quienes seguía en pie y se preguntó si lo mirarian igual.

Se sentía sucio, vacío y con la sensación de asco recorriéndole todo su ser. No había nadie en casa, a pesar de que las luces del recibidor se encontraran encendidas. No quería que ellos lo  vieran así, pero se sentía vencido y sin fuerzas. Tan solo entrar en la casa se quedó arrinconado en una esquina de la sala, tratando de dejar de temblar, darse fuerza y sobre todo protegiéndose.

-          ¿Qué fue lo que te sucedió Naru? – La voz de Geb lo sobresalto. Era extraño aunque de cierta manera reconfortante la dulzura con la que le hablaba mientras levantaba su rostro.

Gaara ahogó un gemido de sorpresa al ver el hematoma en sus labios, además de no traer  nada cubriéndole el torso. El deplorable estado de sus pantalones, algunos moretones por algunas partes del cuerpo dándose cuenta que no todos eran producto de golpes – dime Naru, respóndeme por favor.

-          ¿Gaara?... Dé… dejame – susurró con algo de dificultad mientras trataba de incorporarse, sin poder lograrlo ya que temblaba copiosamente.

-          No, no te dejare. Estamos muy preocupados Naruto – El pelirrojo solo veía que Naruto tenía la mirada desenfocada. – Maldita sea,  Shizze date prisa. – gritó desesperado.

-          Que sucede, ¿para qué? ¿Qué rayos sucedió? - pregunto al ver el estado en que se encontraba Naruto, mientras abría el botiquín y separaba algunos medicamentos

-          ¿Qué fue lo que sucedió? – pregunto el pelinegro mientras tomaba una pomada para aplicarla cerca del cuello.

-          No me toques.  – grito de pronto Naruto, atemorizado.

Gaara se encontraba en blanco, suponía que había sucedido pero no quería creerlo. Esto no podía estar sucediendo, no le podía estar sucediendo. No podía dejar de culparse por lo que imaginaba le había sucedió a su rubio, sobre todo porque no tenía clases extras y decidió quedarse a despejar su mente. Pero tenía que ser racional; ya que aunque se pudo haber evitado no pasó así. Tenía que enfocarse en Naruto, lograr que se desahogue y saber cómo ayudarlo; para dar con el responsable y cuando lo encuentre… cuando lo encuentre ni las hormigas podrían encontrar sus pedazos.

Gaara observó a Naruto detenidamente solo para darse cuenta que estaba emocionalmente desestabilizado y sería muy difícil que superara llegar a él en este momento. Naruto sabia darle una sonrisa a los problemas, desgraciadamente presentía que esto sería la excepción. – No sé lo que sucedió, solo lo encontré en un rincón respirando agitadamente, ni siquiera puede decir algo coherente. Está muy asustado. – respondió con preocupación, mientras se sentaba en el sofá observando a su amigo tratando de lidiar con el rubio.

-          Shikamaru prepara la tina, yo me hare cargo.

El pelinegro solo asintió con la cabeza, dando a entender que haría lo que se le pedía. Gaara se arrodillo frente a Naruto y le empezó a hablar de una manera dulce y complaciente. – Escúchame Naru, no sé qué sucedió pero podemos ayudarte – hizo que el chico que aún continuaba en el suelo se levantara hasta sentarse en el sofá, abrazándolo y reconfortándolo haciendo que  finalmente el chico sollozara silenciosamente – Yo estoy contigo Naru, Shikamaru y yo siempre estaremos contigo… resolveremos esto como siempre. No te dejaremos, lo prometo.

Gaara dejo que Naruto se desahogara, repasando mentalmente todo lo que le haría a ese perro cuando lo encontrase. Suspiró imperceptiblemente para centrarse en Naruto, confortándolo muy suavemente logrando que dejara de llorar, aunque aún temblara ligeramente.

-          ¿Podrías decirme que pasó, Naru? – preguntó Geb, al ver que había dejado de llorar.

-          Gaara… Él volverá Gaara, me lo dijo. 

-          ¿Quién Naru? ¿Dime quien fue? – hablo el pelirrojo de manera fría.

-          … no… no quiero. Tal vez mañana, por favor. Solo quiero olvidarlo.

-          ……………

-          Gracias, gracias por no dejarme solo – El rubio empezó a llorar de nuevo, pero con una aspiración profunda se limpió las lágrimas – creo que solo estaba algo impresionado. ¿Qué tonto, cierto? ¿Asustarme por unos tipos raros?... Siento haberlos preocupado Gaara – quiso bromear el rubio dando una sonrisa forzada.

-          No me gusta que finjas lo que no sientes, tonto. Lo único importante es que estas aquí, con nosotros y a salvo; pero mañana hablaremos de esto. Ahora tomaras un baño y mañana te dejaremos en la preparatoria como siempre, ¿de acuerdo?

-          Está bien porque quisiera descansar un poco, siento que corrí la maratón– trato de bromear e hizo el ademan de ponerse de pie, pero se desvaneció siendo atrapado por Geb en el proceso.

-          Estaba fuera de sus límites, me sorprende que haya resistido tanto. – hablo el pelinegro que había estado observando la escena mientras estaba en las escaleras.

-          Ya lo conoces, siempre queriendo hacerse el fuerte. Voy a llevarlo a su habitación, quiero ver que tan grave es esto mientras le doy un baño. Ya sabes lo que tienes que hacer. – subió escaleras arriba con el rubio cargado en brazos, pasando de Shikamaru quien lo  observaba fijamente.

-          Solo espero que tú sepas lo que haces Gaara. Si lo buscas, no habrá manera de mantenerlo en oculto por mucho tiempo – mencionó el pelinegro.

-          Se lo que tengo que hacer desde que lo conocí Shikamaru, pase lo que pase.

-          Espero que no hagas más daño del necesario Gaara – pensaba  Shizze, cuando dejo de ver a su amigo por las escaleras.

 

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

En un lugar apartado lejos de la ciudad, se ubica una residencia de estilo tradicional japonés. Esta es una casa de té abierta recientemente por un joven matrimonio llegado recientemente a la ciudad. La llamaron WhiteLion.

Dentro de una de estas habitaciones un joven pelinegro – recostado sobre su cama –  reflexiona acerca de los últimos acontecimientos ocurridos en su vida.

-          Te he extrañado todo este tiempo, pero he vuelto…. Pequeño Naru.

 

 

Notas finales:

Espero haya sido de su agrado. Dejen sus pensamientos al respecto.

Hasta otra!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).