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Los opuestos ¿Se atraen? por Aramis

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Se sentía el clásico ambiente de nerviosismo y ansiedad en la universidad entre miles de jóvenes que caminaban por ahí sin fijarse especialmente en nada ni nadie más que en ellos mismos, dentro de aquel océano de universitarios ajetreados se encontraba Mihael Keehl, un muchacho ligeramente insoportable, de rasgos finos, cabellos color oro y una actitud terriblemente egocéntrica.

Por otro pasillo, uno totalmente paralelo, se hallaba Mail Jeevas, un muchacho sencillo, un tanto desalineado, adicto a los videojuegos y al tabaco, con el cabello rojo fuego, y de brillantes ojos color jade.

-Un patético desadaptado social –Se burló Oliver, el engreído que siempre traía ganas de darle pelea al pelirrojo apenas verlo cruzar el umbral del aula de clases, así era todos los días, sin falta ni retardo.

Como siempre, el pelirrojo pasó de él como pasa de todos. Ignorándolo como todo un experto.

Con un suspiro y sin ganas de saber más, Mail Jeevas se sentó en la banca del rincón, en aquella que nunca nadie se fijaba, ese sitio que te permitía ser tan invisible como lo desearas, no había banca alguna que el pelirrojo haya amado tanto como a esta.

Dentro del aula 32, una muy lejana del aula 16 en la que se hallaba el pelirrojo, estaba un joven escandaloso, un chico que se mofaba de todo aquel que se le antojara, el centro de atención, presumido sin duda alguna, un rubio que se había dado a respetar entre gran parte de la multitud de jóvenes revoltosos que conformaban la universidad e incluso entre los profesores,  aparte de parecer intimidante de cierto modo, igualmente era admirado, pues un coeficiente intelectual como el de Mihael Keehl, no lo tenía cualquiera.

-Vamos –Dijo una chica de cabellos azabache, tomando por el brazo al rubio –Tú podrías partirle la nariz, o cualquier otra parte del cuerpo.

A pesar de que las peleas se le dieran muy bien a Mihael, él prefería mantenerse fuera de aquel tipo de problemas, los consideraba absurdos e innecesarios, sin embargo todo mundo sabía que cuando el rubio se proponía partirle, no, masacrarle el rostro a alguien, iba muy enserio.

Era un chico con mucha actitud.

Por otra parte, en el aula 16, se encontraba Mail, con la mirada clavada en el PSP como si se tratara de la cosa más valiosa de su vida –porque probablemente era así –Se sentía mejor al apartarse del mundo, de las personas, convivir no se le daba nada bien, y peor aún si se trataba de convivir con la clase de tipejos que hay en su aula, y en toda la universidad.

Oliver y su séquito de seguidores descerebrados se habían largado del aula hace menos de 3 minutos, eso explicaba la razón por la cual el pelirrojo se encontraba del todo tranquilo sin que nadie estuviese hundiéndole el rostro en el retrete  o amenazándole con lanzar por la ventana a su preciado PSP. Mail realmente agradecía momentos de tranquilidad como esos.

Aunque el pelirrojo pareciera estar siempre desentendido con el mundo y  la vida social, de algún modo se enteraba de todo lo que ocurría alrededor, entonces se guardó el PSP en el bolsillo y se puso de pie, algo interesante iba a ocurrir en las canchas de básquetbol, según se había enterado –gracias a los múltiples rumores –Alguien le rompería los dientes a Oliver ese mismo día, en este preciso instante, y Mail realmente anhelaba presenciar aquello sentado en la comodidad de las gradas. Sus pies se pusieron en camino sin demorar un solo segundo.

Minutos después más de la mitad de los estudiantes se encontraban reunidos alrededor de la cancha de básquet ball, gritaban tan fuerte que algunos casi se desgarraban las gargantas,  los ojos miraban atentos, sin parpadear, algunas bocas estaban atónitas, unos cuantos apostaban tentadoras cantidades de dinero a favor de uno de los dos sujetos que pretendían desfigurarse el rostro entre sí de un modo tan estúpido y quizás brutal, que incluso conseguía llamar la atención del pelirrojo friki.

*MAIL JEEVAS*

Esto resultaba casi tan apasionante para mí como un buen videojuego, moría por ver volar alguno de los dientes amarillentos de Oliver, ese sería mi sueño hecho realidad, una especie de venganza indirecta, realmente quería que alguien se atreviera a humillarlo tanto como él ha humillado a todo el mundo, tanto como me ha humillado a mí, anhelaba fuertemente verlo caer al suelo con lágrimas de dolor rodándole por las mejillas, simplemente estaba desesperado por verlo probar una gran cucharada de su propia y grotesca medicina. Quería que alguien lo hundiera hasta dejarlo muy por debajo de lo patético, muy por debajo de lo estúpido, lo suficiente como para que, todo aquel que lo vio caer, se sintiera capaz de burlarse y hacer bromas en su cara sin importar cuanto le fuese a doler, tal como lo hacían conmigo.

Era el momento. El corazón se me aceleró involuntaria mente y sentí que el ambiente comenzaba a acalorarse aún más cuando la presencia del adversario de Oliver aparecía en escena marchando entre la multitud hasta plantarse en el centro de la cancha de deportes, quedando frente a frente con Oliver Kings, el contrincante no tenía ni un solo rastro de temor en la mirada, y Oliver sí. Entonces, en menos de un segundo, ya sabía quién sería el ganador.

Notas finales:

Uf, disculpen si les ha parecido corto, agradecería cualquier comentario o sugerencia, mientras tanto estaré pensando en la mejor pelea que se me pueda ocurrir para no decepcionar a nadie.

Se agradece cualquier Review

~Aramis :)


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