Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Darte un beso {JongYu} por LeeMinYoung

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, hola~~ aquí vengo con mi primer JongYu *se siente orgullosa xD* esta es la primera parte y pues.. les cuento que nació de una mezcla de canciones: la que le da el título *que es de Prince Royce.___.*, Kiss yo de SHINee, Kiss, kiss de Kim HyunJoong y First kiss de Teen top *la mezcla rara jajajajjajaja*

Eso.. ahora pueden leer(?)

He perdido la noción de cuántas veces he hecho algo estúpido en tu presencia. O, bueno, al menos en varias ocasiones no me has visto, según yo.

Como cada vez que te veo, vas caminando con tu gracia habitual en dirección a tu salón, en una de las pocas clases que compartimos. Yo te sigo a unos cuántos metros de distancia, intentando no hacer el ridículo como casi siempre.

De pronto oigo que alguien me habla.

—Hola, hyung. ¿Qué haces?

—Bum. Me asustaste.

—Bu —hace caso omiso a mis palabras—. Estabas mirando al perro.

Aún sin saber a qué se refiere, por inercia te busco y ya no te veo. Eso me desespera. Debo encontrarte pronto.

— ¿Tú no tienes clases? —Le digo a mi amigo al retomar mi camino.

—Qué malo eres, JinKi—hyung. Sólo quería hablar contigo. ¿Es que acaso ya me olvidaste?

—Exagerado —me río de la forma en que actúa—. Tú te la pasas todo el día con MinHo y yo no te reclamo nada.

—Ok, ok. Sólo te digo que le confieses pronto lo que sientes. No sea que alguien se te adelante.

No me deja responderle cuando ya está lejos.

Eso es lo malo de que me conozca tanto. Y haberme quedado a platicar es peor porque voy a llegar tarde si no me apuro.

Por una vez tengo suerte y no me caigo. El profesor todavía no llega por lo que me da tiempo para acomodarme en uno de los pocos asientos vacíos. Cuando me da por mirar hacia los lados es que descubro que estás a mi lado, con tus grandes y hermosos ojos de cachorro fijos en la pizarra.

Mientras pasa la cátedra, no dejo de pensar en lo que Key ha dicho: 'Jjong, eres popular, todas las chicas suspiran por ti y he oído a más de algún hombre alabar tu bien trabajado cuerpo con algo más que envidia, casi con el mismo deseo que siento cada vez que te miro. ¿Y quién no lo haría? Estás para adorarte la vida entera'. Suena como si en mi cabeza estuviéramos los dos conversando en forma sincera cuando sé que parezco un loco.

Sí, definitivamente me traes de cabeza y tengo miedo, de ser sincero contigo y me rechaces o de que alguien haga un movimiento que no sea capaz de prever y no exista ninguna oportunidad para mí.

Tan concentrado estoy que no oigo que el profesor me pregunta sobre el tema que está tratando hoy. Me pongo más torpe al saber que te encuentras a mi lado y no sé cómo hacer para responder correctamente.

Al final, el maestro me reprende mientras el resto del curso se ríe de mí como todas las veces. Y quisiera tener el poder para desaparecer de allí, para que no veas lo rojo de mi cara ni tenga opción de oír cómo te unes al resto del grupo para burlarte de mis equivocaciones.

— ¿Te sientes bien?

El oír tu voz grave hace que levante mi rostro para mirarte.

— ¿Eh?

—Hyung, la clase ya acabó.

—Verdad. Debo irme si no quiero llegar tarde a la siguiente.

Me paro para salir de allí pero me detienes con tu mano en mi brazo.

— ¿Sucede algo, JongHyun?

—Me dejaste preocupado —respondes algo nervioso y no sé cómo responder. Jamás te he visto así antes—. Yo...

—Tranquilo. No pasa nada.

— ¿Tienes tiempo a la hora de almuerzo?

—Sí, ¿por?

—Tenemos que hacer un trabajo juntos.

Recién caigo en la cuenta. Siempre tan torpe, JinKi.

—Ah... eh... si quieres nos encontramos en el casino.

—Ok.

Salimos juntos del salón, separándonos luego para que pueda pensar con calma sobre lo que ha pasado.

 

—Que JongHyun... ¿qué?

Como cada vez que necesito hablar con alguien, recurro a mi rubio mejor amigo en el receso.

—Cállate, Key —por una vez le demuestro que me saca de mis casillas, aunque sea en un susurro—. O habla más bajo.

—Ok. Es que...

—Es sólo un trabajo, Bummie—lo interrumpo.

No es nada del otro mundo.

—Pero deberías aprovechar la oportunidad.

— ¿Y si me rechaza?

— ¿No es mejor eso que quedarte con la duda? —Contraataca.

Sé que tiene razón. El punto es que habla con la persona más tímida que conozco, o sea yo.

—Hyung~ sólo inténtalo. Si no funciona... estaré a un ring de distancia.

Me sonríe con la clásica mueca que logra que ceda ante las peticiones más estúpidas. Como esa, por ejemplo.

—Ok.

—Ey. La idea tampoco es que te sientas obligado. Es tu decisión después de todo.

—Lo sé.

Y que Dios me salve porque aunque no lo esté, debo aprovechar cada momento que pueda contigo. Aunque sea por un ridículo trabajo.

 

La hora se pasa rápido. No me doy cuenta cuando ya debo ir a almorzar. Me da un no sé qué saber que pronto nos reuniremos, así que hago de todo para calmarme. Sólo te veré por cosas de la escuela, tampoco es una cita.

Cuando busco una mesa para poder sentarme a comer mientras te espero, sin querer mis ojos te ven y, como siempre, mi corazón se salta un latido. Por Dios, ¿es que acaso nunca podré controlarme? Parece que no, porque tú también me encuentras en ese momento, expandiéndose en tu hermoso rostro una sonrisa inmensa, como si hubieras encontrado a una persona especial. Vamos, sólo soy yo.

— ¡Hyung! —Gritas indicándome un rincón alejado.

Intento ocultar mi emoción y camino hacia ti. Juntos nos acomodamos ahí, empezando rápidamente a comer, al menos yo con la intención de llenar el silencio que se instala entre ambos.

— ¿Has pensado en la investigación que debemos hacer?

Toso mientras mentalmente me doy cuenta de que es lo último que me preocupa en estos momentos.

‘Cuánto has cambiado, Onew’.

—Lo siento, pero no.

Oigo entonces tu risa y me olvido por un rato de la vergüenza que siento.

—No hay problema, hyung. Eso lo podemos arreglar. ¿Sabes al menos de qué se trata?

—Lo cierto es que ni siquiera lo anoté.

Por un segundo recuerdo lo que pasó durante la clase y frunzo el seño. Desearía ser un poco menos torpe.

—Verdad… estabas muy distraído —sólo muevo la cabeza para no delatarme—. Hum… sé que no nos conocemos mucho pero… puedes contar conmigo, JinKi-hyung.

— ¿Eh?

—He visto cómo te tratan y que en nuestro curso no tienes amigos. Quiero ser alguien en quien te puedas apoyar cuando las cosas vayan mal o necesites un hombro amigo.

Aún shockeado, te miro como si te hubiera crecido otra cabeza u hablaras en un idioma desconocido para mí.

—Gra-gracias, JongHyun.

—Por nada.

Y ahora es tu sonrisa la que me deja sin habla. ¿Acaso no te das cuenta de cómo me pones con sólo mostrarme tu perfecta dentadura?

Pronto empezamos a platicar de otras cosas que me distraen de mis pensamientos cursis, hasta que el almuerzo acaba y es hora de regresar a las clases.

 

Oh. Creo que estoy viviendo en algo muy cercano al paraíso.

Desde el día en que empezamos a conversar casi no nos hemos separado. No hay trabajo en pareja que no hagamos entre los dos e incluso estudiamos juntos, compartiendo nuestros conocimientos. Aunque, claro, siempre me río de ti porque se nota que no te gusta mucho. Eres más fanático de los deportes o de tu gran afición que es cantar.

— ¿Por qué eres tan inteligente, Onew-hyung? —Dices con un puchero en la cara luego de que te explicara unos ejercicios.

—Bah~. Sólo presto atención.

—Mentiroso. Yo sé que es por tu inteligencia. ¡Eres el mejor de la clase!

—No es para tanto, Jjong.

Utilizo el apodo que te di hace unos días en tanto intento esconder mi sonrojo. Nadie suele decir tales cosas sobre mí. Generalmente lo que oigo es que soy un torpe, un olvidadizo, una persona sin grandes habilidades que ni siquiera es guapa.

Y me abrazas, algo a lo que todavía no me logro acostumbrar. Me has dicho que adoras el contacto físico. Supongo que no me queda más opción que hacerme a la idea.

—Te quiero, hyung.

Mi corazón late como si fueran los últimos segundos de mi vida. Esas palabras… realmente quisiera que significaran otra cosa, pero sé que te refieres a un cariño de amigos, así que no hago más que responder:

—Yo también.

…sabiendo que es improbable que alguna vez sientas lo mismo que yo.

 

—Me tienes botado, pollo feo —oigo una voz a mis espaldas.

Me giro, realmente sorprendido.

— ¡Key!, me asustaste.

—No me importa. Si no me ignoraras tanto, no habría tenido la necesidad de venir a buscarte a l salón.

—Estás loco.

No es la primera vez que escucho este discurso. Creo que se le está haciendo rutinario reclamar mi atención.

Dejo que camine a mi lado mientras avanzamos hacia el comedor.

—Sí, claro. Ahora sólo te veo a lo lejos, riéndote y platicando con ese perro.

— ¿Perro?

—Ese feo JongHyun —explica a regañadientes, como si le doliera decir tu nombre.

—Ah.

Aguanto mi risa. No agrego nada porque sé que mi mejor amigo podría tener más ganas de asesinarme si es que eso fuera posible.

— ¿Ni siquiera vas a decir que lo sientes?

—Eh… no.

—Hyung~ —su voz de niño pequeño logra hacerme carcajear.

—Bummie.

Lo abrazo cariñosamente. En el fondo sé que está en lo cierto. Mientras más cercanos nos volvemos tú y yo, más me distancio sin querer de quienes siempre han estado a mi lado.

— ¿Me acompañarás al cine esta tarde?

—Key~ sabes que no me gusta ver películas. ¿Por qué no invitas a MinHo?

—Tiene práctica de fútbol hoy. Hyung~ Hazlo por mí. Si no, olvídate de que somos amigos.

Me separo de él y lo miro directo a esos ojos gatunos que parecieran escanear hasta mi alma.

—No estarás hablando en serio.

—Sabes muy bien de lo que soy capaz.

Quiero reírme otra vez y me contengo. Quiero rechazar su petición pero no puedo. Odio ser tan débil.

—Está bien —digo resignado—. ¿Nos juntamos a la salida?

— ¡Sí! —Se siente tan feliz que le da igual que los demás lo miren como si estuviera delirando.

Vamos, soy sólo yo.

Escogemos nuestra comida y sencillamente mi cerebro pierde conexión con mi boca. O supongo que así es por lo que digo a continuación:

—Siéntate a comer con nosotros.

—Ok. Quiero saber qué tan bueno es ese perro feo como para que llegue a ser tu novio algún día.

— ¿Qué? —Me detengo en seco—. ¿Acaso eres mi mamá?

—No. Pero me importas mucho y sé lo valioso que eres. Ningún cualquiera puede estar contigo.

—Va-vale.

Siento como si te fuera a presentar a mi familia cuando llegamos a nuestra mesa. Por un momento olvido cuál es el motivo por el que estoy tan preocupado: ahí estás, sonriente como siempre, pero luego transpiro frío al ver cómo Key en fase diva te evalúa de pies a cabeza. Tú luces cómodo, en tanto yo rezo para que todo acabe en este mismo instante.

 

—Tu amigo es algo raro, ¿no crees?

Me río por lo bajo. Es lo mismo que he pensado desde que lo conocí.

— ¿Te refieres a Key?

— ¿Así le dices?

—Sí. Es uno de mis mejores amigos, ¿sabes? Y supongo que el apodo de Key no lo tiene por nada. En cierta forma, es como una llave que me libera de las cosas malas y ha permitido que pueda abrirme más al mundo.

—Ah. Entiendo. Con razón tenía la impresión de que me estaba evaluando.

—Perdón. Suele querer saber cómo son las personas con las que me junto.

—Eso está bien. Yo también lo haría, créeme.

¿Cuántas veces he muerto gracias a ti este día? Creo que ya he perdido la cuenta.

No respondo a tus palabras y me detienes al estar en la puerta del salón.

— ¿Tienes algo que hacer hoy en la tarde?

Vale. Me esperaba otra cosa.

Maldigo internamente a Key y su habilidad para convencerme de hacer cosas que no quiero.

—Lo siento. KiBum ya me ha invitado al cine.

—Oh~ debe haberte extrañado mucho, ¿no crees?

—Sí.

—No te preocupes —revuelves mi pelo antes que entremos y busquemos nuestros asientos—. Mañana podemos ir a un karaoke.

— ¿Un karaoke?

—Pensé que querías escucharme cantar.

—Sí, pero…

—Vamos, por favor~

Y es entonces que tu cara de cachorro abandonado resurge para hacerme sentir como la peor persona del mundo.

—Eso es injusto, JongHyun.

—Pero hyung…

¿Qué hice en mis vidas pasadas como para que la gente pueda dominarme a su antojo?

—Iré sólo porque me haces sentir culpable.

—No seas así.

— ¡Pero si te dije que sí!

Hablo un poco más fuerte que de costumbre y todos me quedan mirando.

—No quiero que vayas obligado.

Suspiro. De todas formas saldré contigo, así que ¿cuál es el problema?

—Ok.

Te sonrío y me devuelves la mueca mostrándome cuán feliz te hace mi respuesta.

 

A las diez de la noche estamos entrando al pub que elegiste.

—Este es el bar al que suelo venir. No siempre, pero cada vez que tengo un espacio en mi agenda.

—Ah. Se ve... bastante bien.

¿A quién engaño? No me agradan mucho estos lugares. Soy más bien del tipo que se queda en casa descansando.

—Como digas.

Te ríes, por supuesto, de mi vano intento por mentir mientras me tomas del brazo y me llevas hasta la barra.

En realidad no parece un sitio desagradable. La música suena suave y las personas están sentadas junto a pequeñas mesas conversando alegremente. La luz es tenue pero permite ver cada detalle, incluso el escenario ubicado al fondo, listo para quien quiera subirse a cantar.

— ¡JongHyun! —Te saluda un barman—. Creí que no volverías tan pronto.

—Hola, DongHae-hyung. Quise venir antes pero la tarea no me soltaba. Te presento a un amigo. JinKi-hyung, él es DongHae.

—Gusto en conocerlo.

Extiendo mi mano que el tipo sujeta y estrecha con energía.

—Tranquilo, aquí somos todos como una gran familia, así que no me hables tan formal. Además, si eres amigo de JongHyun, entonces también lo eres de nosotros.

—Okey.

— ¿Qué quieres tomar? —Me preguntas, contento de que me reciban bien, o eso creo.

—Un jugo de mango.

— ¿No bebes?

Tu tono es de asombro. Pero… Dios me libre de volver a hacerlo.

—La vida me ha enseñado que es mejor que no lo intente otra vez.

Me miras con los ojos entrecerrados, como esperando más explicaciones.

—Vale. Lo dejaré pasar… por ahora.

Niego y ocupo un asiento para beber un sorbo del jugo que DongHae ha puesto delante de mí.

— ¿Cómo estuvo la película de ayer?

—De lo más entretenida —hago una mueca.

— ¿En serio? —Alzas una ceja pareciendo el hombre más sexy del planeta. Bueno, para mí lo eres al menos.

—No. La verdad no me gusta ver películas, ni en el cine ni en ninguna parte.

—Así como no te gusta ir a un bar, ¿verdad?

—Eh… —te miro por un segundo—, no.

—No te preocupes. Este no es como los demás. Es tranquilo así que seguro te gustará. Si no, no te habría traído.

—Ya veo.

No puedo negar que tu preocupación por mí me enternece demasiado.

Me revuelves el pelo en tanto sigo consumiendo mi jugo. Comenzamos a conversar como siempre, hasta que se anuncia la apertura del karaoke. Tu sonrisa se ensancha de inmediato.

—Dame un momento.

Desapareces de mi lado. No sé qué es lo que pretendes, pero pronto te veo sobre la tarima, agarrando el micrófono.

Sí, vas a cantar.

Sí, voy a oír por primera vez tu melodiosa voz.

Sí, creo que estoy a punto de morirme.

Suena entonces la melodía de una canción que me parece conocida.

—Buenas noches —saludas al público y varias personas te aplauden—. ¿Cómo lo están pasando? ¿Bien? Excelente. Esta noche cantaré algo especial para alguien especial —me buscas entre la gente. Me encuentras, me miras y… sí, estoy muerto—. Para todos ustedes, “Kiss, kiss”de Kim HyunJoong.

El bar entero aplaude y yo me incluyo. Aunque sienta una extraña punzada en el pecho —sé que son celos pero no lo quiero reconocer—, me gustaría saber a quién le dedicas tan bella canción.

Me dedico a oírte, observarte, a absorber cada uno de tus movimientos y palabras que llegan directo a mi corazón.

—Oh, I won’t stop… loving you~ —dices y yo daría cualquier cosa porque eso sea para mí.

No sé cómo ni cuando, ni tampoco el por qué. Pero estás aquí, delante de mí.

Reacciono y me doy cuenta que has terminado de cantar. En el escenario hay otra persona, por lo que no tengo motivos para seguir mirando.

Suspiro al perderme en tus ojos de cachorro.

—¿Qué te pareció?

—Buena. Me gustó bastante.

—Genial. Creí que sería muy empaloagosa, pero parece que no.

—Hummm... tal vez sí.

Te quedas observándome hasta que me río.

—Mala persona.

Me lo creo si no te carcajearas con lo que acabamos de decirnos.

—Creo que es buena hora para que regresemos a casa. ¿Qué crees, hyung?

—Sí. Estoy muy cansado.

—Okey.

Pides la cuenta y no importa cuánto alegue, no me dejas ayudarte argumentando que es una invitación.

Junto a ti es como el tiempo no avanzara y si lo hace, es una eternidad.

Por eso creo que ha pasado un siglo cuando llegamos a la Universidad, más exactamente frente a mi dormitorio.

Me siento como si fuera un adolescente que regresa de una cita, en este caso, con el chico que le gusta. No sé qué decir porque no quiero que te vayas pero no te puedo retener tampoco. ¿Qué voy a hacer?

—Entra, que hace frío —me dices.

Recién me doy cuenta que estoy tiritando.

 —Ok. ¿Nos vemos mañana?

—Claro que sí.

Con tu sonrisa y la inocente ilusión de que te veré al día siguiente, me despido y cierro la puerta.

No pasan ni dos minutos y mi teléfono ya está sonando. Ni siquiera alcanzo a decir algo y tú me hablas.

— ¿Quisieras besarme?

Trago grueso. Mis manos transpiran y acaso puedo respirar.

— ¿Qué?

—Olvídalo.

Me cortas y creo que voy a morir por el tono en que has dicho esa palabra. Sin pensarlo abro la puerta. Estás ahí, mirando el celular como queriendo obtener algo de él.

—Jjong.

Alzas la cabeza; pareces asombrado de verme.

—Hola.

Me acerco sin perder conexión con tus ojos, como exigiendo que me des una explicación.

No quiero que nos vean, así que te agarro de la mano para entrar juntos a mi cuarto.

Sigues nervioso y por una vez creo necesario ser yo quien hable.

— ¿Lo dijiste en serio?

—Yo... creo que me dejé llevar por la situación.

Ah. Ya.

—Con eso no se juega, Kim JongHyun.

— ¿Me disculpas? Prometo que no volverá a suceder.

Suspiro. Después de todo hice bien en no ilusionarme.

—Vale. Ve a dormir, tienes que descansar.

—Sí. Hasta mañana, hyung.

Te sonrío y dejo que te marches. Ahora podré llorar tranquilo y asumir que tal vez lo mío esté destinado a ser un amor unilateral.

Notas finales:

No tengan miedo que aún no se acaba xD recibo comentarios de todo tipo.. sólo espero que les haya gustado aunque sea un poquito jajajaj annyeong~~ :*


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).