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Cambio por Zhena HiK

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Notas del fanfic:

Los personajes aquí utilizados pertenecen a sus respectivos autores, esto es un escrito sin fines de lucro, sólo con el afán de mi entretenimiento personal, así como el de quien lo lee.

Después de mucho tiempo, me decido a escribir un bonito triángulo amoroso en el que habrá de todo menos drama en exceso -creo- sólo el necesario para hacer picante la trama. Los personajes involucrados serán Law—Zoro—Luffy el final aún no lo sé, aunque por mis otros relatos quizás puedan darse una idea. Pero no estén muy seguros, aquí todo puede pasar. Si te unes a la aventura, bienvenido, ésta travesía será corta, pero sé que no te arrepentirás. 

 

Nota* Basado en los acontecimientos después de punk hazard, no he mirado como termina esa saga, así que sólo escribí eso a mi imaginación y para efectos de la historia :D Gracias.

Notas del capitulo:

No puedo dejar de sonreír debido al pequeño video que me hizo mi queridísima Isis, se los comparto para que lo vean también, es sobre la historia pues ella ya eligió su bando...  


Law le trae ganas...


 


Disfruta tu lectura y al final, por favor hazme saber tu opinión.


 

Capítulo I
—I—

Tras conseguir finalmente la salida de aquella isla fría y venenosa, los integrantes de los Mugiwaras se encargaron de llevar a su isla a todos los niños que habían sido raptados por Ceasar para experimentar con ellos. Ahí los aldeanos les habían ofrecido una cálida y merecida fiesta de celebración.

Por supuesto que Luffy no había rechazado aquél ofrecimiento, el capitán de los mugiwaras jamás rechazaría una oferta a comer carne hasta que se sintiera totalmente lleno. Y sus compañeros claro que agradecían el hecho de tener un descanso que les permitiera relajarse… o eso es lo que intentarían.

Law, que aún viajaba con ellos tras formar una alianza con el capitán de los sombreros de paja, no era partidario de perder el tiempo en absurdas fiestas. En realidad, ¿Qué es lo que estaban celebrando? A su punto de vista no había mucho por lo que estar contentos, pero al decidir formar esa unión temporal con ellos, tendría que acostumbrarse a su extraña manera de hacer las cosas.

Así que sin ánimos de interrumpir o entorpecer la alegría de los presentes, se sentó en una parte retirada de la enorme fogata que era rodeada por la mayoría de los tripulantes, además de la gente del pueblo que ahora parecía feliz.

La celebración se había hecho en una parte donde terminaba el pueblo, evitando así molestar a la población que no quisiera ser parte del fandango, desde esa zona se podía apreciar un área boscosa por un lado, el otro extremo —y donde se llevaba a cabo dicho festejo había una montaña, con algunas piedras enormes cerca, que seguramente habían pertenecido a la mencionada cordillera y ahora yacían ahí. Desde ese punto también se veía el imponente Sunny, que ahora dormía anclado lejos de la costa, evitando las zonas rocosas que pudiesen lastimarle.

Law se situó arriba de una de las enormes piedras, desde ahí podía observar a todos sin ser parte del show. Pronto sintió una presencia acercarse y arrojarle un objeto que rápido detuvo con su mano, notando que era una botella.

— Al menos podrías beber algo. – mencionó el espadachín de los mugiwaras acercándose hasta Law. Aún desde debajo de la piedra, miró hacia arriba al shichibukai que le observaba confundido, hasta ahora no habían cruzado muchas palabras, por no decir que no habían entablado una verdadera conversación, ambos eran personas de pocas palabras y eso se podía notar.

De un solo salto, Zoro se paró junto al mayor mirando en la misma dirección que éste lo hacía, Law no se sorprendió de la habilidad del espadachín, —pues era una roca bastante alta la que acababa de saltar de un movimiento, aún así lo que le dejó algo desconcertado era su presencia ahí junto a él, miró la botella en su mano y permaneció sentado en donde estaba sin si quiera voltear a ver a Zoro, quien no tardó en tomar la palabra.

— Luffy es mi capitán y por ende sigo sus órdenes. – Zoro hizo una pausa y después prosiguió, no solía hablar mucho así que trató de acomodar sus palabras un poco. – Pero aún así nada me detendrá si tus intenciones son dañarlo de algún modo. No confío en ti.

La advertencia de Zoro era clara. No importaban las órdenes que Luffy diera, si él se atrevía a hacerle daño de alguna manera al mugiwara, tendría más de un enemigo, y eso Law lo sabía, pero nunca esperó que el espadachín se lo dejara tan claro. Eso le provocó una sonrisa.

Law sonreía y eso no se había visto. Zoro apenas volteó, notando la mirada del otro sobre él, así que elevó la botella que había estado bebiendo desde hacía rato y tras decir un apagado kanpai, de un brincose dejó caer al suelo para regresar junto a los demás.

— Parece que hay alguien muy apegado a su capitán. – sonrió de lado, en verdad Zoro le había tomado por sorpresa, eso había despertado cierto interés. Cuando Zoro decía que no permitiría que lo dañara de ningún modo, ¿Hasta dónde abarcaba esa advertencia?

Porque para Law sonó más allá de un daño físico. ¿Es que Zoro pensaba que estaba interesado en Luffy de otra manera?

Muy interesante.

Zoro estaba seguro que Law sabía leer muy bien entre líneas, pero poco le importaba que atara cabos o se imaginase mil cosas. Él había dejado en claro sus sentimientos desde hace mucho, quería de una y mil maneras a su capitán, y aunque no lo diría en voz alta y tampoco frente a nadie más, con el hecho de aceptarlo en su interior las cosas habían cambiado mucho para él.

Se mantuvo a una distancia prudente de los demás junto a la fogata, aún terminando lo último que le quedaba a su botella de sake, cuando Luffy volteó hacia él.

— Zoro, ven. ¿Dónde estabas? – preguntó mientras palmeaba el lugar junto a él.

El espadachín apretó los labios conteniendo esa sonrisa estúpida que a veces cuando estaba solo y pensaba en su capitán dejaba escapar.

—II—

Después de la fiesta, Law habló con Luffy, diciéndole que no era prudente permanecer en aquella isla, pues a éstas alturas seguramente la marina estaría enterándose de su ubicación y no era momento para una inútil pelea con ellos que sólo les retrasaría más. Muy a pesar de Luffy, quien deseaba permanecer en esa isla donde todos le regalaban carne y todo tipo de deliciosa comida, tuvo que aceptar que era verdad, aunque para él sería divertido otra pelea contra la marina, casi todos en su tripulación se quejaron cuando dio la idea, menos el espadachín, que sólo se limitó a sonreír divertido.

Como cualquier despedida fue emotiva, los niños les habían tomado mucho cariño y ellos también, sobre todo Nami y Chopper que fueron quienes más tuvieron contacto emocional con los niños.

Tras varias horas de haber dejado la isla, estaban completamente en altamar, el clima por fin estaba cambiando, como siempre era impredecible, aunque Nami se las arreglaba bastante bien para conocer todo ese tipo de variaciones.

— Estamos por entrar en un clima fresco, después la temperatura será sofocante, así que tenemos que prepararnos para una precipitación, no estoy segura qué tan fuerte será pero mis cálculos dicen que será una pequeña tormenta, nada de qué preocuparse. – anunció la navegante. Todos debían tomar precauciones y su tiempo para las cosas que quisieran realizar al aire libre.

Law era nuevo en el funcionamiento de aquella tripulación, pero dadas las circunstancias debería acoplarse a ellos. Franky como excelente carpintero que era, se había encargado rápido de acondicionar un lugar para Law en la habitación de los chicos.

No era precisamente a lo que el shichibukai estaba acostumbrado, ya que en su tripulación al ser el capitán solía tener un tanto más de… privacidad.

Pasadas unas horas la lluvia comenzó tal cual lo predijo la pelirroja, así que todos se refugiaron del agua, Luffy aprovechó para pedirle a Sanji comida, y aún cuando el rubio se rehusó, lo siguió mientras continuaba pidiéndole una y otra vez que lo alimentara.

— Roronoa-ya, ¿A ti te toca la guardia hoy? – se acercó el shichibukai, hablándole directamente al espadachín, que cerró tras él las puertas de la bodega donde guardaban las botella de sake.

— Sí. – contestó seco. Con los dientes arrancó el corcho que fungía como tapón para conservar el contenido de la botella. Law le miró, y Zoro le regresaba la mirada altanero, por algún motivo sentía que el mayor intentaba intimidarle, y eso, estaba lejos de suceder.

— Yo la haré por ti.

Zoro rió de lado.

— Claro que no. – dijo y salió caminando en dirección a la habitación, importándole poco mojarse en el trayecto a la habitación que en la parte más alta del barco, fungía como puesto de vigía.

— ¿Cuál es tu problema, Roronoa-ya? – la voz de Law se escuchó a su espalda. Zoro bufó algo harto.

— Hasta ahora, ninguno. Sigue así. – le felicitó con cierta burla. Law seguía sin entender el comportamiento del espadachín.

Tenía varias teorías para el trato que le dirigía Zoro. Una de ellas era la que resonaba más en su cabeza, estaba casi seguro de que el espadachín estaba celoso de su alianza con Luffy. Era evidente que los demás tampoco confiaban en él, y eso se notó desde el momento en que el capitán aceptó hacer la mencionada alianza, pero eso estaba lejos de importarle, a pesar de eso ninguno se había acercado a decirle las cosas de frente, suponía que era esa diferencia la que le había hecho buscar a Zoro para aclarar el porqué de su rechazo.

Zoro se acomodó dentro de la torre, sentado en un sillón por el que miraba hacia afuera mientras bebía, ahí dentro estaba algo fresco debido al clima y el agua que azotaba con fuerza el barco.

— ¿No te dieron un tour del barco? – preguntó Zoro sin voltear a ver al recién llegado.

— No, ¿Quieres dármelo tú? – devolvió la pregunta Law, cruzándose de brazos y sonriendo de lado.

Zoro giró a verle serio. El tono en que había soltado esa pregunta no sólo se refería al tema del que hablaban, eso estaba claro para el espadachín, que no era ningún tonto.

— La habitación de los chicos está bajo las escaleras de la cocina. – explicó bebiendo después.

— Si no te molesta, me voy a quedar aquí. – Zoro le miró desconfiado. – Por eso te dije que haría la guardia en tu lugar… - explicó.

— No confío en ti. Quédate donde quieras.

— ¿Qué relación tienes con mugiwara-ya? – preguntó Law, usando aquella muletilla que solía agregar a los nombres.

Zoro sintió un extraño golpe interior, pero estaba consciente de que Law trataría de leer entre líneas cuando le advirtió que no tratara de dañar a Luffy. Manteniendo la calma y su expresión de póquer, miró a Law unos segundos y regresó su vista al horizonte que se desplegaba fuera del ventanal.

— Te lo dije, es mi capitán.

— Estoy hablando además de eso, obviamente.

— ¿Tienes algún interés especial en saberlo? – preguntó Zoro mirando a Law. Éste último se puso de pie y caminó hasta Zoro, sentándose en el sillón y dirigiendo su mirada hacia afuera.

— Quizás lo tenga. – la mirada divertida y cínica de Law aterrizó en la de Zoro, que no pudo evitar fruncir el ceño. – Eso es lo que estoy descubriendo ahora. – Se inclinó al frente para estar más cerca del rostro de Zoro, pero antes de acercarse demasiado sintió la empuñadura de una de las espadas de éste encajándose en la mitad de su pecho para empujarle.

Zoro no pudo evitar la sonrisa de lado que se dibujó en sus labios.

— Deberás cuidar tus movimientos, mis espadas reaccionan rápido a la cercanía de otros. Son muy celosas conmigo. – aseguró.

Law sonrió, dándose cuenta que ese día lo había hecho más de lo habitual en muchísimo tiempo. Tampoco pudo evitar darse cuenta que en cada ocasión estaba pensando en Zoro. No había puesto especial atención en el espadachín hasta ese día que le advirtió sobre su capitán, y ahora le causaba curiosidad.

—III—

Había pasado la noche sentado en una esquina de la habitación con su espada recargada a su lado sobre la pared, notaba que Zoro estaba tan atento como él, parecía dormitar pero el espadachín tampoco pudo dormir con su presencia ahí, era demasiada la desconfianza que le tenía.

Esa era oficialmente la primera mañana que Law pasaba como parte de la tripulación de los mugiwaras. Bajó de la torre bastante temprano y entró a la cocina, ahí le recibió el cocinero que ya trabajaba preparando el desayuno.

El shichibukai se sentó en uno de los banquillos alrededor de la mesa y miró al cocinero, no conocía a los miembros de esa tripulación, al único al que había tratado con anterioridad era a su capitán, Luffy. Aunque aquella vez, el capitán estaba muy lastimado, física y emocionalmente después de la pérdida de su hermano.

Sabía cómo eran físicamente pues ya los había visto el día en que esa tripulación fue separada, pero no les había tratado así que ahora pretendía saber cómo era el cocinero con respecto a Roronoa. ¿Sería igual de desconfiado?

— ¿A qué hora bajan los demás? – preguntó para iniciar una conversación. Incluso él mismo se sentía extraño tratando de iniciar una plática con alguien.

— En un rato más, ¿Tomas algo? – preguntó Sanji siendo cortés.

— Café está bien, Gracias. – pidió, más que nada para no rechazar al rubio, aunque debía admitir que había pasado una mala noche y quizás sería buena idea aquella bebida.

Law permaneció ahí, la plática se había cortado después de apenas un par de breves oraciones, el cocinero no parecía confiar en él, como todos ahí, pero no se había comportado como lo hacía el espadachín.

La primera en entrar fue Robin, que se sentó frente a él y le sonrió discretamente. Él se limitó a hacer un movimiento de su cabeza como saludo. Ahí vio al cocinero bailar alrededor de la chica ofreciéndole su acostumbrado café, a lo cual ella reaccionó con la misma sonrisa suave que adornó su rostro, riendo un poco ante las cosas que Sanji decía para halagarla.

Los demás tripulantes fueron llegando uno a uno, Brook siendo seguido por Franky, y luego los demás, el último fue Luffy, que al entrar en la cocina comenzó con el alboroto.

— ¡Sanji, comida! – gritó corriendo hasta sentarse en su habitual lugar. Luffy giró a ver a Law que estaba a su lado derecho. - ¿Y Zoro? – preguntó al no verle en su lugar, que ahora estaba ocupado por el de ojos grises.

Sanji comenzó a servir y la pregunta quedó en el aire.

— Ese marimo idiota, seguro se quedó dormido como siempre que le toca guardia. – se quejó el rubio, pues aún cuando se la pasara peleando con el espadachín, su alma de cocinero no le permitía dejar a alguno de los tripulantes con hambre.

Luffy estiraba sus brazos robando comida de todos los platos a su alrededor, Sanji le atacaba con un tenedor cuando se atrevía a acercarse al plato de sus damas, así que se limitaba a robarle a los demás a su alrededor. Law miraba incrédulo el espectáculo y cuando menos lo esperó, el capitán del sombrero de paja ya le había robado más de la mitad de su desayuno, al parecer para el chico no había distinción alguna entre él y los demás, por lo menos cuando de comida se trataba.

Zoro aprovechó que los demás estaban despiertos y se permitió dormir más profundo, toda la noche la había pasado prácticamente despierto al tener al otro tan cerca, y dudaba mucho que su sueño volviera a ser el mismo mientras ese tipo estuviera a bordo. Había algo en él que le dejaba muy inquieto, esa repentina alianza no le agradaba nada, pero no podía refutar una decisión de su capitán, así que lo único que podría hacer es vigilarle de cerca.

En ese momento el espadachín recordó cuando Robin se había unido a ellos, abordando el barco mientras no estaban y pidiéndole a Luffy que se hiciera cargo de ella pues no tenía a donde ir. Los días que siguieron fueron difíciles para Zoro, pues aún con la confiada naturaleza de su capitán, y el hecho de que se hubiera ganado a los demás con regalos y juegos, a él no había podido convencerle, no hasta que sus acciones hablaron por ella…

Roronoa Zoro siempre había sido desconfiado por naturaleza, pues desde pequeño la vida le dio los golpes necesarios para convertirse en quien era ahora, y no podía quejarse, al contrario, estaba agradecido porque todo le había llevado a estar en ese lugar, junto a esa persona.

Aún con los ojos cerrados se permitió pensar un poco en su capitán, ese niño descuidado, de naturaleza confiada y despistada, que aún cuando para muchos podía ser un tonto más, él sabía que no era así, había podido ver más allá de lo que todos querían ver. Luffy era una persona decidida, que con su tremenda terquedad había conseguido que todos los que estaban ahí en esa tripulación se unieran a él, su sentido de la amistad iba más allá que el de cualquier persona que hubiera conocido anteriormente.

Tal vez por eso cuando se había dado cuenta de sus sentimientos por su capitán no había hecho nada por demostrarlos o intentar que fuesen correspondidos, la amistad entre ellos era demasiado fuerte y no quería arruinarla de alguna manera, prefería seguir hasta el fin al lado de su capitán, ese sería su modo de amarlo, ayudarle a conseguir su sueño, aún a pesar del suyo si fuese necesario.

Y ahí estaba de nuevo su estúpida sonrisa.

Una patada en su costado le hizo asustarse.

— ¡Hey, marimo estúpido! – le llamó tras patearle el costado. – No quiero imaginar en qué pensabas pero esa sonrisa tuya asusta. – dijo tras exhalar el humo de su cigarrillo. Zoro se puso de pie molesto y comenzó a desenvainar dos de sus espadas, listo para comenzar un pleito típico con el cocinero.

— ¿De qué hablas cocinero pervertido?

Y tras aquello comenzaron un pleito que los llevó a parar hasta cubierta, en donde Sanji se defendía con sus patadas y Zoro las contenía con sus espadas, como siempre aquel pleito no tenía la verdadera intención de lastimar físicamente al otro, en realidad ni ellos sabían qué finalidad tenía, tal vez divertirse un poco para no oxidarse en sus tiempos libres.

Una de las patadas de Sanji empujó a Zoro con tal fuerza que lo hizo golpearse contra el mástil principal de la embarcación, el espadachín agitó sus espadas y tras un movimiento de éstas fue el turno del cocinero de parar hasta el otro lado de cubierta, se miraron agitados, ya no recordaban ni por qué había iniciado la pelea pero siempre terminaban encendiéndose, quizás era el hecho de que ambos se reconocían como buenos oponentes, aunque eso jamás fuese a salir de sus labios, pero la simple idea de tener un encuentro contra alguien que está a tu nivel o cerca de él era emocionante. 

— Si rompen algo lo van a pagar. – regañó Nami gritándoles desde arriba.

Los chicos no se calmaban, al contrario, habían recorrido toda la parte baja de cubierta, Zoro incluso rompió las cuerdas del columpio y Sanji destrozó una silla que había en la esquina, misma que sus damas en ocasiones utilizaban para descansar y tomar algún refresco. Nami enfureció ante aquello. Eran desperfectos sencillos, pero si esto no paraba de una vez, la cosa terminaría siendo peor y todos lo sabían, pues ya conocían a ese par.

— Sanji, Zoro, ¡Deténganse ya! – gritó enojada la pelirroja, ninguno le hizo caso, ni siquiera Sanji había girado a verla, parecía que de algún modo se les había olvidado en dónde estaban.

Nami sintió la presencia de alguien a su lado, giró apenas la vista y se dio cuenta que era el nuevo inquilino en el barco. Law miraba la escena serio mientras pensaba ¿En qué me metí? Esa tripulación era todo un desastre, no había ningún tipo de orden por lo que podía apreciar hasta ahora, no sabía cómo habían logrado llegar al nuevo mundo. Aunque debía admitir que quizás se debiera a la fuerza que tenía cada tripulante y el hecho de seguir a su capitán de forma ciega.

Capitán que por cierto parecía estar… ¿dormido?

Nami giró su vista hacia Luffy y Usopp que habían estado pescando desde hacía un rato antes de que la pelea comenzara, el tirador giró su vista asustado en dirección a la pelea pidiendo al capitán con insistencia que se fueran de ahí, lo raro era ver a Luffy dando la espalda y sin aparente interés en mirar lo que sucedía.

— ¡Luffy, diles algo! – pidió Nami, aunque sabía que si a ella no le estaban escuchando, tampoco pondrían atención a lo que el capitán dijera, aunque Zoro siempre le hacía caso a Luffy, así que esa era la última opción que tenía o de lo contrario tendría que electrocutarlos para que se detuvieran antes de romper más cosas.

Sanji y Zoro seguían enfrascados en su propia batalla, los ánimos se habían caldeado y ellos no deseaban parar, pues para ambos era más que emocionante sentir aquella adrenalina. Sanji pateó el respaldo de la destruida silla, mismo que Zoro con un movimiento de su espada partió en dos evitando que aquellas piezas le tocaran, pero sin notar que tras él, su capitán era víctima de su narcolepsia y se había quedado dormido mientras intentaba pescar.

Usopp gritó y se agitó en la orilla del barandal donde estaba, cayendo primero hacia el mar seguido del aún dormido capitán, quien ni se inmutó ante el pedazo de silla que le golpeó en la cabeza, haciéndolo caer también. Zoro y Sanji se detuvieron y corrieron hasta asomarse por donde sus nakamas habían caído, ninguno salía y eso preocupó a los causantes viendo segundos después a Usopp que salió a flote asustado.

— No puedo encontrar a Luffy, no lo veo. – dijo por lo que Zoro tiró sus espadas y zapatos, dando un clavado a lo profundo en busca de su capitán.

Sentía la sal del agua quemarle los ojos al tenerlos abiertos para buscarle, pero estaba acostumbrado a ello, siempre terminaba bañándose en el mar gracias a su capitán y sus buenas ideas. Como esos días en que se quedaba dormido a la cabeza del Sunny y de pronto resbalaba y caía. De hecho tampoco era la primera vez que se quedaba dormido mientras pescaba y caía, o bien cuando intentaba atrapar algún ave gigante, estirando su brazo y sin medir bien la distancia o la rapidez de dicho animal, terminaba hundiéndose en el mar. Zoro podía contar esas y muchas historias parecidas en la que gracias a su capitán terminaba dándose un baño para rescatarle.

Ésta vez a pesar de haberse arrojado poco después de la caída, sintió que Luffy se había sumergido un poco más profundo de lo acostumbrado, aún así nadó con rapidez y le tomó entre sus brazos, sintiendo el delgado pero fuerte cuerpo del otro, que además de dormido, seguro se había desmayado por la fuerza que ejercía el agua sobre los usuarios como él.

Luego de subirse, Chopper se encargó de reanimar a su capitán, que soltó el agua que había tragado y se sentó acomodando su sombrero sobre la cabeza una vez más, pues éste se le había caído y lo dejaron junto a él.

A Zoro poco le importó que todos estuvieran ahí, se quitó el abrigo verde que llevaba, aquel parecido a una yukata y comenzó a exprimirlo, quedándose únicamente en un pantalón negro que llevaba debajo de la demás ropa. Comenzó a exprimirlo ante la mirada de los demás, estaban acostumbrados a su exhibicionismo, ya que siempre que entrenaba andaba sólo con un pantalón puesto.

Pero Law era otra cosa, aún cuando el shichibukai estaba sentado en el mástil frente a la puerta que daba a la habitación de los chicos pudo ver al otro que pasó prácticamente a su lado para entrar al baño. Ahí no pudo evitar dar un vistazo al cuerpo del menor. Notó la cicatriz que atravesaba su pecho, se notaba que tenía cada músculo perfectamente trabajado, también pudo notar las cicatrices en sus tobillos, que sumadas a la de su ojo, eran las más sobresalientes en el cuerpo del espadachín, por lo menos en la parte visible.

Sanji que había estado fumando después de que interrumpieron su batalla, se levantó y subió por las escaleras hacia la cocina, cuando estaba a una distancia en la que sabía que el ojigris le escucharía, exhaló el humo en su boca y habló.

— Zoro es muy apegado a Luffy, demasiado diría yo, quizás estés mirando en una dirección equivocada. – Law se mantuvo imperturbable, no había notado que el cocinero le miraba, pero por su comentario era obvio que le había visto cuando se permitió apreciar el cuerpo del espadachín.

—IV—

— ¿Te sucede algo, Zoro? – preguntó el renito apenas entró el espadachín a la cocina para la hora de la comida.

Zoro le miró algo confundido, ¿Por qué le preguntaba eso tan de pronto?

— No me pasa nada, Chopper. – contestó y se acercó a la mesa, notando que el lugar donde solía sentarse junto a Luffy, estaba ocupado por Law, apenas se detuvo unos segundos y caminó hasta el otro lado de la mesa, quedando justo frente a Law.

Luffy ya esperaba la comida, Sanji estaba por servirla pero la pregunta que hizo Chopper apenas miró al espadachín llamó la atención de algunos, pero nadie dijo nada, quizás sólo se refería al hecho de que había faltado al desayuno.

— ¿Estabas entrenando? – volvió a cuestionar el pequeño reno. Zoro giró su vista a un lado, el pequeño médico estaba a un par de sillas de él pero podía verlo perfectamente.

— No, estaba durmiendo. – confesó de lo más serio.

— Sanji, comida. – pidió Luffy interrumpiendo.

— ¿Me dejarías revisarte cuando termines de comer? – preguntó para sorpresa de los demás.

— ¿Zoro está enfermo? – cuestionó Luffy dejando de pedir comida al rubio.

Chopper dudó un poco, quizás sólo estaba escuchando mal, seguro era eso, aunque debía admitir que era bastante inusual.

— Sólo, hay algo diferente en él. – confesó sin saber si explicar qué es lo que pasaba. – Quizás es que no lo vi en el desayuno. – dijo el renito tratando de buscarse una explicación y no parecer paranoico.

Los demás le miraron escépticos. ¿Qué tenía de raro no ver a Zoro en el desayuno? Normalmente el espadachín no alcanzaba a comer temprano debido a que siempre se despertaba muy tarde y Luffy se encargaba de arrasar rápido con la comida que hacía Sanji para el desayuno, así que no era nada extraño el hecho de que hubiese faltado.

Zoro restó importancia a lo que decía el médico, Chopper siempre había sido demasiado preocupado, aunque se le hizo un tanto extraño que de pronto le hiciera aquella pregunta. Él se sentía bien.

Tras varios minutos después del incidente, todos comenzaron a comer, menos el doctor, que parecía pensativo, y Zoro pudo notarlo.

— Iré a la enfermería terminando de comer…  - sabía que Chopper era demasiado sentimentalista y el hecho de estar preocupado le tuvo distraído, así que para que se tranquilizara prometió eso. Todos sabían que Zoro no fallaba a sus promesas.

Chopper sonrió ampliamente, y entonces se dejó llevar en la pelea que era la hora de la comida, esa batalla campal por evitar que te robaran la comida.

Luffy al igual que en la hora del desayuno estiró su mano hasta el plato de Law y le robó un trozo de carne que había, pero para sorpresa del mugiwara, antes de llevarlo a su boca desapareció de su mano y volvió a aparecer en el plato del shichibukai, la primera vez no lo notó, pero la segunda vez que intentó robarlo y volvió a desaparecer de su mano giró su vista al plato del doctor y ahí estaba intacto el pedazo de carne que había estado queriendo devorar.

— Sugoooooi~ - gritó maravillado, sus ojos iluminados por la sorpresa que le causaba eso que había hecho el mayor. Luffy era bastante impresionable, y eso todos lo sabían, Zoro estaba acostumbrado a ver a su capitán emocionarse con la habilidad de sus oponentes y nunca le había causado el malestar que ahora sentía al ver los ojos de Luffy brillar mientras mira a Law, aún cuando sólo fuese por el uso de aquella habilidad. - ¿Cómo hiciste eso? – preguntó emocionado.

La respuesta de Law fue mirarlo, levantó su mano y la extendió apareciendo en ella el plato de Usopp, que era el más retirado en la mesa.

— Wooow~ - ahora al coro de sorprendidos se sumaron Usopp y Chopper, que emocionados le pedían que hiciera más demostraciones.

Luffy aprovechó el momento en que le robó el plato al tirador para robar y comer la comida en él.

— ¡Hey, Luffy! – reclamó el narigudo. Los demás se rieron de la situación.

— Dejen de jugar con la comida, si no van a comer… - comenzó Sanji a amenazarles, ya que lo que más le molestaba después del maltrato a una dama, era el desperdicio de la comida. 

Luego de la amenaza la comida continuó sin percances, Zoro terminó de comer y como había prometido caminó hasta la enfermería para esperar a que viniera el pequeño doctor que había ido por unos libros a la biblioteca.

Se puso cómodo como siempre lo hacía cuando el pequeño doctor iba a revisarle, se quitó de nuevo el verde abrigo que cubría la mayor parte de su cuerpo y se relajó quedándose únicamente en pantalones, Chopper solía siempre revisarle las viejas heridas, la presión y un sin número de cosas que hacía para asegurarse después de una batalla que todo estuviera bien, aunque seguía sin comprender el porqué estaba ahí si no había peleado… Tal vez, ¿Sería por la pelea con Sanji? Dudaba que se tratara de eso, ya que siempre peleaban y nunca antes Chopper había demostrado esa preocupación por él.

Zoro se recostó en la camilla que tenían ahí, aunque fueran cinco, diez minutos, lo que fuese, él podría dormir tranquilo mientras el otro regresaba.

— ¿Te duele algo? – preguntó una conocida y tranquila voz.

Zoro se limitó a contestar sin siquiera abrir los ojos.

— No, sólo cumplo mi promesa. – explicó, aunque estaba seguro que Law sólo intentaba sacarle plática, pues estaba frente a él cuando le dijo a Chopper que vendría después de la hora de la comida.

— También soy doctor, puedes confiar en mí.

— No necesito doctores, esto lo hago por Chopper. – Law miró la respiración profunda de Zoro, parecía de alguna manera… algo, forzada.

Se acercó y colocó la palma de su mano sobre el pecho de Zoro, éste al sentir el contacto se tensó y subió una de sus manos hasta la que le tocaba para retirarla.

— ¡¿Qué estás hac…?! – intentó incorporarse ante la sorpresa del toque, pero la cercanía del doctor le pasmó y sólo pudo fruncir el ceño. – Recuerdo haberte advertido sobre cuidar tus movimientos… - regañó Zoro apretando la mano del mayor para separarla, pero éste aplicó fuerza para evitarlo.

— Espera, Roronoa-ya – pidió serio. – Recuéstate otra vez y relájate. – volvió a pedir.

— ¡Claro que no! – con movimientos entorpecidos por el cuerpo de Law que intentaba contenerle, terminó sentándose en la camilla, la cual estaba bastante alta y dejaba sus pies colgar a unos centímetros del suelo. – Pon tu distancia. – advirtió sintiendo el cuerpo del mayor pegado a sus piernas que aún colgaban.

— Sólo déjame escuchar tu ritmo cardiaco. – volvió a solicitar. – Sólo permíteme hacerlo. – repitió al ver a Zoro sorprenderse ante la petición.

Zoro no contestó que sí, pero tampoco se negó.

— No pienso recostarme. – sentenció, aceptando en silencio.

— Está bien, cierra los ojos y relájate, imagínate que soy alguien más… piensa que soy uno de tus nakamas si te sirve para alejar la tensión. – Zoro cerró los ojos y bufó por la tontería que dijo el doctor. – O si los capitanes son lo tuyo, ¿Sabes que tengo mi propia tripulación, cierto?

— Eso fue suficiente. – dijo Zoro poniéndole ambas manos en el pecho al otro, pero Law tomó ambas manos deteniéndolas en su cuerpo y en vez de irse hacia atrás por la fuerza que ejercía Zoro sobre él, dio un paso para acercarse más, acortando de manera peligrosa la distancia entre ambos. - ¿Por qué…?

Zoro no pudo entender por qué no tenía la fuerza suficiente para empujar a Law, estaba seguro que en una batalla donde sólo se necesitara fuerza física él sería el vencedor. Los ojos verdes de Zoro se clavaron en sus propias manos, que extendidas sobre el pecho de Law, eran detenidas por las tatuadas manos de éste último para que no las retirara.

— ¿Qué pasa, Roronoa-ya? ¿Sigues sintiéndote bien? – preguntó buscando los ojos que fieros se encontraron con los suyos.

— ¿Qué me hiciste? – acusó.

— Yo no he hecho nada, creo que es esto por lo que se preocupaba tu doctor. Ahora sé bueno y haz lo que yo te diga. – no supo porqué había dicho eso pero incluso Law se había sorprendido a sí mismo bromeando con Zoro de esa manera.

— Llámale a Chopper. – exigió.

— También soy médico…

— Pero no confío en ti, tú me hiciste esto. – reclamó apretando los ojos, ahora podía escuchar su corazón latir y eso no era una buena señal, sin contar que poco o nada tenía de fuerza en su cuerpo.

Law le ignoró y con ambas manos extendidas sobre la piel del espadachín comenzó a recorrer su pecho de manera lenta.

— Espero que no le tengas mucho aprecio a tus manos… - amenazó Zoro. – porque no estaré siempre en ésta situación y cuando… me… sienta… me.jor…. – la fluidez en sus palabras fue disminuyendo, sentía que el aire comenzaba a faltar si hablaba, así que decidió callar.

Law no podía negar que estaba divertido con la situación, pero al mismo tiempo estaba preocupado ya que por los síntomas que estaba experimentando Zoro, parecía que el veneno estaba avanzando rápido y eso no era bueno.

— No seas idiota, te estoy revisando, ¿No sentiste algo extraño cuando entraste al agua? ¿Una punzada? ¿Algo parecido a un piquete? – preguntaba el médico pasando las manos hacia la espalda de Zoro por debajo de sus axilas como si de un abrazo se tratara, se asomó por sobre el hombro de éste para ver la extensión de piel que tocaba por si había algún área enrojecida o inflamada, aunque nada parecía salirse de lo normal.

— No… creo… que - comenzó a renegar con la voz aún apagada, tomando aire para terminar su frase. - …esto sea… necesario. – Ignorando los reclamos le obligó a recostarse.

Law no podía evitar notar lo suave que era la piel del espadachín a pesar de tener varias cicatrices que aunque eran poco notorias, se podían sentir al tacto. Se culpó por su poco profesionalismo en una situación tan delicada como esa, si el animal que él pensaba en verdad había dejado su veneno en Zoro, esto se complicaría bastante y al parecer de forma muy rápida.

— Voy a quitarte el pantalón. – anunció tomando con ambas manos el botón de dicha prenda para retirarla, entonces sintió un par de débiles manos sobre las suyas que trataban de impedir que eso sucediera.

— No. te. atrevas. – habló respirando apenas entre cada palabra.

— Roronoa-ya si esto se trata de lo que pienso en verdad puede ser muy peligroso que tardemos tanto.

Escucharon tras ellos la puerta abrirse, y Zoro pensó que era el otro médico, pero apenas giró la vista se topó con la mirada de Luffy, se notaba que estaba desconcertado, parecía no entender del todo la situación, incluso se había quedado callado manteniendo aún en su mano la perilla de la puerta.

— Lu.ffy. – le llamó Zoro con su voz cortada como la tenía.

— Pensé que Chopper estaría aquí… - se disculpó sobando su cabeza con una mano y sonriendo, de un modo diferente al que usualmente lo hacía, su sonrisa por algún motivo parecía ser un tanto forzada. Pero eso no cualquiera podría notarlo. – Iré a buscarlo. – avisó y tras reírse bajito salió cerrando la puerta con más fuerza de la necesaria si le preguntaban a Law.

— Busca a Chopper… - murmuró apenas con aliento, Law le miró serio y pronto con la habilidad que tenía creó su room y desapareció, regresando segundos después con un asustado renito que no terminaba de entender, no había tardado ni quince minutos, o eso había calculado él, pero el que de pronto apareciera Law frente a él diciéndole que Zoro lo necesitaba le puso paranoico.

— ¡Zoro! – gritó asustado. - ¿Qué sucede? – preguntó desconcertado.

— Parece que tus preocupaciones eran ciertas. – explicó Law que había deducido por las preguntas que le hizo el reno a Zoro cuando entró a la cocina, que Chopper con su oído animal logró escuchar el acelerado corazón del espadachín, por eso cuando él había entrado a la enfermería y le vio recostado el veneno había tenido más tiempo para avanzar más y ahora su respiración era un tanto irregular, mientras discutieron, el efecto se fue extendiendo hasta hacerlo perder la mayoría de su fuerza e incluso la capacidad de respirar correctamente.

— ¿Crees que se encontró con una medusa…cubo? – preguntó Chopper apenas terminando la oración, asustado. Apenas con un par de minutos que llevaba ahí, el pequeño médico analizó la situación, Zoro estaba respirando a duras penas, su corazón había estado acelerado desde antes de iniciar con la hora de la comida, su piel comenzaba a palidecer un poco, la temperatura corporal le estaba bajando y el sistema respiratorio comenzaba a colapsar.

Esa medusa era un animal que vivía en el agua, con una apariencia viscosa y transparente, tenía miles de tentáculos delgados y transparentes que con sólo tocar una parte descubierta de la piel humana podían causar un efecto instantáneo con su veneno, dependía de la fuerza que tuviera la persona para resistirse al envenenamiento.

Era muy extraño encontrar ese tipo de animales, sin embargo, sólo podían deducir que fue cuando Zoro se arrojó al mar por Luffy que le había pasado esto, así que el veneno tenía varias horas en el cuerpo del espadachín, quien tras haberse resistido tanto tiempo, ahora estaba colapsando de manera acelerada.

Los médicos hicieron su trabajo, buscaron por todo el cuerpo del espadachín, le retiraron el pantalón buscando en sus piernas la fuente del envenenamiento, encontrando en la parte posterior del tobillo, cerca de la cicatriz que tenía ahí, una línea roja que ya se había hinchado un poco sobresaliendo de la demás extensión de piel a su alrededor.

Mientras Law se encargaba de limpiar la herida, Chopper había comenzado a preparar el único antídoto que le podían dar para ayudarle un poco, pero de antemano ambos doctores sabían que hasta ahora nadie había descubierto la cura para aquel tipo de veneno, siendo en un alto porcentaje de los afectados, mortal.

— ¡Aquí está! – dijo Chopper acercándose en su forma humana hacia Zoro, quien había perdido la consciencia minutos atrás. 

— Inyéctale, de nada servirá que lo ingiera. – regañó Law notando las intenciones del menor, se notaba que el estar tratando a un nakama al borde de la muerte le estaba afectando al pequeño.

Chopper estaba consciente del índice de mortalidad que ese veneno tenía, y eso nublaba su juicio. Tras inyectarle todo el antídoto sabía que no podía hacer más por él, pero no se apartaría de su lado hasta verle estable, sabía que debía avisarle a los demás pero no podía simplemente dejar a su paciente ahí, no cuando éste aún estaba en un riesgo tan latente.

Law miró la situación y comprendió que por lo menos el capitán debía estar enterado. Salió de manera convencional de la enfermería y caminó en busca de Luffy, encontrándolo sentado en la cabeza del Sunny.

— Mugiwara-ya. – le llamó apenas subiendo un nivel la voz.

Luffy le miró serio.

— Deberías venir, Roronoa-ya está muy mal, no estamos seguros que… - hizo una suave pausa, notando el cambio de actitud del capitán. – Deberías hablar con tu doctor. – corrigió. Luffy se puso de pie asustado y estirando sus manos se lanzó hacia dentro del barco, chocando con todo lo que se cruzó a su paso mientras corría de manera desgarbada hasta entrar ruidoso a la enfermería.

— ¡¿Qué le pasa a Zoro?! – preguntó elevando considerablemente la voz.

— Luffy, Zoro está envenenado.

— ¡¿Quién lo hizo?! ¡¿Quién fue?! – gritó al borde de perder la cordura.

— Fue cuando cayó al agua, hay un tipo de medusas que son extremadamente raras, pero su veneno es mortal, sólo hace falta que uno de sus tentáculos haga contacto con tu piel para que mueras casi al instante. – explicó Law apenas llegando a la enfermería, recargándose en la pared junto a la puerta. – Revisa la pierna de Zoro, pude notar que tiene varias heridas a causa de los tentáculos que seguro le envolvieron, pero una es la más grande, quizás él pensó que se trataba de un alga en la que se enredó.

Luffy se acercó hasta el espadachín, aún se sentía en shock por lo que le estaban diciendo. Con la yema de los dedos tocó alrededor de la herida que ahora tenía un ungüento transparente en abundancia.

— Cualquier persona hubiera muerto en cuanto le tocaron. – la suave y calmada voz de Law se escuchó de nuevo.

— Zoro no es cualquier persona. – corrigió. – Él no va a morir. – declaró frunciendo el ceño y mirando a ambos doctores. Chopper se sintió culpable por no poder hacer nada más para ayudar a su nakama.

— Luffy, Chopper, ¿Qué sucede? – preguntó Sanji que junto a los demás apenas iba llegando tras escuchar los gritos de su capitán.

— ¿Qué pasa? – preguntó Nami acercándose más al notar que Zoro permanecía inmóvil sobre la camilla, apenas vestido con su ropa interior. - ¿Zoro? – murmuró incrédula al ver la pálida piel del moreno.

Chopper les explicó de manera breve al igual que lo habían hecho con Luffy cuando llegó, todos merecían conocer la verdad sobre la situación.

— ¿Zoro va a…mo…? – Usopp abrió los ojos grande sin atreverse a terminar la pregunta.

— ¡ZORO NO VA A MORIR! – Gritó Luffy asustando a los demás que vieron la mirada molesta de su capitán que parecía otra persona, él no estaba triste, él estaba enojado, estaba furioso, pero más que nada estaba molesto consigo mismo. Sus ojos estaban rojos conteniendo las lágrimas y su mandíbula apretada parecía hacerse daño a sí mismo.

Acomodó con su mano su sombrero sobre su cabeza de manera que cubriera sus ojos y con ello todo lo que sentía en ese momento, todo el coraje contenido contra sí mismo. Se suponía que había pasado dos años entrenando de manera incansable para evitar perder a otra persona importante, para proteger a sus nakamas y ahora por una tontería como la suya uno de ellos estaba sufriendo al borde de morir.

Él era el culpable de que Zoro estuviera así y ni siquiera era capaz de ayudarle.

.:: Continúa ::.

 

—¤ Žhenα HîK ¤—

 "(...) porque sin buscarte ando encontrándote por todos lados, principalmente cuando cierro los ojos." 
Julio Cortázar

 

Notas finales:

Al final, me pregunto, ¿Qué bando elegirás?. ¿Será Luffy o Law?


De antemano gracias por leer y también por tu comentario.


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