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Cambio por Zhena HiK

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Notas del capitulo:

Muchas gracias por el apoyo. Si no me equivoco, la cuenta de votos hasta ahorita va con Luffy a la cabecera con 5 votos y Law - 3 ... Esto contando algunos votos que dejaron también en ffnet, así que bueno, ya veremos como avanza el asunto. 

Disfruten su lectura.

Un agradecimiento especial a IsisDoll que se tomó la molestia de hacer una encuesta en internet, jajaja así los votos quedarán registrados de manera -legal- 

¿Law o Luffy? 

Es tú decisión, déjanos saber tu voto de manera clara. 

Primero un video y ahora una encuesta, wow, me hace sentir muy halagada, nunca habían hecho algo así por una de mis historias, jajaja te agradezco preciosa. Love you~ 

¡Voten por su favorito! 

Capítulo II
—V—

La noche cayó finalmente, Zoro seguía en la misma condición, aunque para Chopper era una buena señal que el espadachín estuviera peleando contra aquel fuerte veneno dentro de su sistema.

Los mugiwaras estaban dispersos a bordo de la embarcación, pero todos estaban atentos ante cualquier sonido que viniera de la enfermería donde ahora sólo estaban los doctores y el capitán, pues sabían que ante cualquier cambio que presentara Zoro éstos se los harían saber.

Era por ello que a pesar de siempre ser una tripulación ruidosa y alegre, ahora el silencio dentro del barco era abrumador.

— Vayan a dormir, yo me quedaré a cuidarlo. – avisó Law.

— Aquí me quedaré, ustedes vayan a dormir. – replicó Chopper que no estaba dispuesto a dejar solo a su paciente.

— ¿Estás seguro, doctor? – preguntó el de ojos grises.

Chopper se limitó a asentir amable con una diminuta sonrisa.

— Mugiwara-ya, vamos– habló mirando al capitán, que se había sentado en el suelo en un rincón de la enfermería.

— Aquí me quedaré.

— Pero Luffy, debes descansar… - regañó rápido el renito.

Las horas que habían pasado los tres dentro de aquella pequeña habitación habían sido bajo un silencio abrumador y una tensión aplastante, Chopper se sentía mal por no poder hacer nada más, y Luffy se sentía además de preocupado, culpable. Su rostro no se veía gracias a su sombrero, que al tener la cabeza inclinada al frente, le cubría todo el rostro.

— Aquí me quedaré. – repitió cual máquina, llevó ambas manos hasta su sombrero que aún ocultaba por completo su rostro, pero en su voz podían percibir la tristeza del capitán.

Ninguno insistió. Chopper se mantuvo al lado de Zoro inamovible. Law por algún motivo lamentaba demasiado la escena, pero serio como era su acostumbrado comportamiento, se dirigió hasta el lugar donde había dormido la noche anterior, o quizás lo hiciera en cubierta.

…A la mañana siguiente, Chopper que dormitaba en la incómoda silla junto a la camilla, cabeceó de manera brusca ocasionando que despertara por completo, miró a su lado el cuerpo de Zoro, aún inconsciente.

Se estiró para tocar el rostro del espadachín que sudaba a mares bajo la manta con la que le había cubierto la noche anterior. Su piel estaba caliente, más de lo normal pero no era de peligro.

— ¿Cómo está? – la voz de Luffy se escuchó de pronto, Chopper casi brincó al no recordar que el capitán ahí seguía, en la misma posición que el día anterior.

— Estará bien, Luffy, Zoro tiene fiebre. – dijo con un tono cantarino que confundió al capitán, quien a pesar de no ser médico, pensaba que la temperatura alta era algo malo.

El rostro de Luffy se elevó hasta mirar al doctor, que le sonreía.

— ¿Fiebre? – preguntó sin comprender.

— Zoro está combatiendo el veneno, quiere decir que su cuerpo ya lo asimiló como una amenaza controlable y lo está sacando por medio del sudor que le provoca la fiebre… - explicó alegre.

— ¡¿Estás seguro, Chopper?! – cuestionó cambiando su expresión en un segundo. El doctor se limitó a mover varias veces de forma positiva su cabeza.

El capitán se puso en pie de un salto y con ambas manos sobre la camilla miró a Zoro de cerca, el rostro de éste era inexpresivo debido a su inconsciencia, pero aún así Luffy le sonrió como si el espadachín pudiera verle.

— ¡Sabía que te ibas a recuperar! – le dijo contento, después salió de la habitación corriendo mientras gritaba. - ¡Zoro estará bien! – una y otra vez, entrando a la habitación de los chicos como un remolino y tumbándoles de sus hamacas, saliendo de inmediato hasta subirse a la cabeza del Sunny y con ambas manos hacia el cielo gritó una vez más aquella frase que le llenaba de gozo. Zoro estará bien.

Luffy sabía que su espadachín no podía sucumbir ante algo tan simple como el veneno de un animal, no importaba si todos los hombres que hubiera tocado antes murieron, él no era como cualquiera, Zoro era diferente y por eso era su nakama, por eso lo había elegido primero para que le acompañara en el recorrido más importante de su vida.

Law se asomó ante el escándalo del mugiwara, que aún sobre la cabeza del Sunny parecía contento después de liberar sus pulmones con aquel grito. Se permitió bajar del puesto del vigía, donde una vez más había pasado la noche, ahora en lugar de Usopp quien había subido para vigilar, pero a diferencia del espadachín, él sí había aceptado irse a dormir y dejarlo ahí solo.

Con aquel estruendo, la tripulación había vuelto casi a la normalidad, sólo faltaba ver al espadachín durmiendo en los rincones, entrenando como desquiciado, tomando sake, peleando junto a Sanji o cuidando de su imprudente capitán.

Sanji salió de la cocina, tenía como todos los días listo el desayuno a la misma hora, y aún cuando era un poco más temprano, sabía que Luffy estaría muriendo de hambre al haberse saltado la cena el día anterior, pues aunque casi nadie había querido comer, el capitán no se quiso mover de su lugar dentro de la enfermería.

— Luffy, el desayuno está listo. – le avisó saliendo del comedor. Desde que se había despertado temprano se asomó para ver la situación con Chopper y Luffy, notando al espadachín aún pálido, así que había preparado una sopa especial para cuando éste despertara, que esperara fuera pronto.

El resto de la tripulación dejó que el capitán desayunara primero, aún con el latente riesgo de que no alcanzaran a probar bocado alguno, pero sabían lo preocupado que había estado por su nakama, y aunque no era el único que se sintió inquieto por las recientes circunstancias con Zoro, sí había sido el más afectado, quizás por su sentimiento de culpabilidad.

—VI—

— Chopper, ¿Por qué no despierta? – habló Luffy sentado en la silla giratoria junto a la camilla del espadachín, sus pies estaban doblados como buda y sus manos permanecían sobre sus rodillas. – Zoro, despierta Zoro. – pedía Luffy mientras palmeaba una de las piernas del espadachín.

— Puede que el veneno lo dejase en coma. – dijo Robin que había acompañado a los chicos mientras leía.

— ¿Qué? – preguntó Luffy asustado.

— No, no creo, su cuerpo debe haber sufrido bastante en la lucha contra el veneno que recibió, pues por sus heridas en la pierna debe haber sido demasiado. Quizás tarde un poco pero estará bien, tranquilízate Luffy, va a despertar. – animó Chopper acercándose con su estetoscopio para poder escuchar el calmado corazón de su paciente, que ahora palpitaba de manera normal para una persona dormida, así que su oído animal no lo podía oír como cuando estuvo envenenado, eso tranquilizaba mucho al doctor.

Robin sonrió aún mirando su libro entretenida, Luffy a pesar de que pudiera sonar como una historia increíble, había pasado ahí los últimos dos días, sólo salía para comer cuando Sanji les avisaba que ya era hora.

— Doctor-san, Capitán-san, los veo muy cansados, deberían ir a descansar yo me quedo aquí.  – ofreció Robin. – Cualquier movimiento y les avisaré.

Y antes de que cualquiera de los dos pudiera replicar algo, Robin creó una fila de manos en el suelo que se encargó de sacar a ambos de la enfermería y una mano más que apareció sobre la puerta, la cerró con seguro. Sabía que para Chopper sería muy difícil aceptar algo como dejar a su paciente, pero la verdad era que la condición de Zoro era estable, ahora sólo dependía del tiempo que su cuerpo necesitase para sobreponerse a lo que había pasado.

La arqueóloga leía entretenida unos sus tantos libros cuando sintió la presencia de alguien más en la habitación, subió su mirada topándose con unos ojos grises que le vieron y después se posaron sobre el cuerpo del espadachín.

Law por medio de su habilidad se hizo presente en aquella habitación, ignorando de ésta manera el seguro que tenía puesta la puerta, pues para él no había cerradura que le detuviera. Miró a la chica observarle en silencio, él se limitó a devolverle la mirada unos segundos y después giró su vista a Zoro. Estiró su mano colocándola sobre la frente de éste último para revisar su temperatura, aún era caliente, pero como bien decía el doctor de aquella tripulación, no era nada de gravedad mientras no se elevara demasiado.

El médico retiró la cobija que cubría el cuerpo de Zoro, dejándole descubierto totalmente, no era bueno para una persona con fiebre que su cuerpo estuviera arropado, sus manos descendieron con suaves roces sobre el cuerpo del otro, lo recorrió hasta llegar a la parte de su pierna en la que aún eran notorias las marcas rojas que le había dejado el toque de aquellos tentáculos venenosos. Con la vista buscó el ungüento hecho por el pequeño doctor y con cuidado aplicó una capa más de éste remedio sobre la parte afectada.

— Chopper es un buen doctor. – mencionó Robin sobre el ausente.

— Lo sé. – acotó Law.

— Entonces tu visita no es por dudar de sus habilidades como doctor…- mencionó Robin analizando la situación.

Law sonrió en su interior pero no dejó que la sonrisa llegara a su rostro, había escuchado historias sobre esa mujer que acompañaba a los mugiwaras, ya que tras la pelea en Enies Lobby miles de historias sobre el pasado de ella y el porqué la perseguía el gobierno tan afanosamente salieron a relucir, llegando hasta oídos de algunos piratas que ni siquiera la habían conocido.

Él sabía que era una mujer demasiado inteligente y peligrosa, pero no le preocupaba lo que estuviera pensando. Para ser honesto ni siquiera él estaba seguro porqué pero se había sentido bastante preocupado por el inconsciente Roronoa, así que aprovechando que el otro par no estaba ahí, decidió pasar a ver por sí mismo la situación, después de todo también era doctor.

— Iré por más café. – dijo la arqueóloga poniéndose de pie y saliendo de la enfermería.

Law se permitió retomar lo que hacía días antes cuando apenas había sucedido todo esto y Zoro estaba despierto. Con la yema de sus dedos delineó los pectorales y bajó hacia sus abdominales, debía admitir que el cuerpo del espadachín era muy llamativo, cada músculo marcado como si lo hubiera esculpido el mejor de los escultores, además las cicatrices que le cruzaban dejaban ver la vida que había llevado, y la fuerza de la que era poseedor, pues no cualquiera podría superar una herida tan grande y seguir viviendo.

La curiosa mano se permitió seguir su recorrido de forma ascendente hasta delinear con uno de sus dedos la clavícula desde la parte cercana al hombro hasta detenerse en el cuello por el que sin pensarlo subió, tocando ahora la mandíbula por la cual viajó hasta dibujar todo el contorno del rostro que tenía frente a él. Sus ojos habían estado siguiendo el viaje de su mano, cada parte que había tocado la analizó, pero ahora su vista se había permitido desviarse hacia otro punto, los labios del convaleciente chico, ¿Sería malo si él se permitiera… probarlos?

Sus labios formaron una sonrisa de lado, seguía sin comprender de dónde había salido ese extraño interés por el segundo al mando de la tripulación, era obvio que éste chico desconfiaba más de él que cualquier otro tripulante de esa embarcación, sin embargo, no sabía si era su constante rechazo el que le atraía más. Porque su fuerza y su físico ya lo conocía, había demasiados rumores sobre los mugiwaras, sin contar que Luffy y Zoro habían sido los primeros en salir a la luz por medio de los carteles de se busca que la marina dio a conocer.

Entonces podía deducir que su nuevo y creciente interés por Roronoa Zoro no se debía sólo a su físico y su fuerza conocida por el mundo, siendo éste chico parte de los famosos once supernovas al igual que su capitán, además del caos que desataron en la isla de Sabaody donde Luffy golpeó a un tenryubito y casi en cada isla que pisaban. Así que, ¿De dónde venía su interés?

Se inclinó hacia enfrente hasta estar a un palmo de distancia del rostro ajeno, su nariz rozó con la de Zoro, acercó un poco más sus labios hasta tocar los del otro en un suave contacto, apenas efímero, permitiéndose sentir la resequedad de estos ante la situación actual de su dueño, sacó su lengua relamiendo sus propios labios, humedeciendo también los contrarios gracias a la cercanía.

Tan absorto estaba en lo que hacía, que sólo cuando se iba a separar pudo sentir la mano que había subido hasta su cabello y había enredado sus dedos entre las hebras, cuando aquella extremidad se cerró con fuerza jalándole el cabello pensó que Zoro se había molestado, pero la fuerza que ejerció hasta atraerle a su rostro y chocar ambos pares de labios le hizo saber que estaba equivocado.

Tuvo que detenerse con ambas manos a cada lado de la cabeza del espadachín para no caer sobre él pues el chico le había jalado con tal intensidad, como si estuviera hambriento de aquel contacto en el que los labios de Zoro llevaban el ritmo, uno que inició suave como si quisiera reconocer el movimiento del otro, incrementándose hasta el punto de robarle la respiración, pero Law no estaba dispuesto a que eso sucediera, así que introdujo la lengua en la cavidad contraria permitiéndose tomar el control del beso que se había convertido en un campo de batalla, donde cada parte quería dominar.

— Si hubiera sabido que así ibas a despertar… - apenas se separaron, Law habló cerca del rostro de Zoro, quien aún tenía sus dedos enredados en su cabello.

Los ojos de Zoro que habían estado cerrados durante todo el contacto, se abrieron rápido chocando con los orbes grises que tenía tan cerca, sólo pudo fruncir el ceño con molestia y con la misma mano que atraía a Law intentó empujarle por el hombro, pero parecía ser que su fuerza aún no volvía del todo.

— Por tu reacción podría adivinar que no pensabas en mí, Roronoa-ya. Eso me hiere un poco. – el tono de voz de Law era divertido, un tanto cínico. – Me pregunto con qué persona de cabello negro y un tanto alborotado me podrías haber confundido, quizás si hubiera tenido mi gorro puesto… - dejó la frase inconclusa y en un rápido movimiento se permitió besar al espadachín una vez más de forma suave. – Iré por mugiwara-ya. ¿O prefieres continuar lo que hacíamos? …Yo lo haría encantado.

Zoro no supo exactamente qué contestar así que giró su rostro al lado contrario aún con las cejas casi unidas debido a su expresión de molestia, pero no sólo estaba enojado por lo que el otro le decía, sino por lo que él mismo había hecho, debía admitir que era el culpable, pero no era lo que parecía, había estado soñando con su capitán y cuando entreabrió los ojos, con la vista aún nublada por la reciente inconsciencia sólo distinguió el tono de piel y la silueta de un cabello negro despeinado… nunca reparó en el hecho de que en esa cabeza no había un sombrero de paja.

— ¿Cuánto estuve dormido? – preguntó Zoro antes de que Law se moviera en busca de su capitán. Trató de sentarse pero sentía el cuerpo casi entumido.

— Éste es el tercer día. – contestó Law girándose hacia Zoro, no trató de ayudarle a sentarse porque sabía que sería inútil, seguro el orgullo del espadachín no le permitiría aceptar algún tipo de ayuda.

— ¿Qué me pasó? – volvió a cuestionar, logrando sentarse en la camilla con los pies aún sin tocar el suelo, una de sus manos se aferraba a la orilla del colchón y la otra cubría sus ojos y parte de su cabeza, se sentía mareado.

Law explicó de manera extendida lo que había sucedido, pues parecía que cuando todo eso comenzó, él ya no estaba del todo consciente y se había perdido de la explicación.

— ¿Por una simple medusa? – preguntó decepcionado, sintiéndose débil. Law se acercó hasta casi pegar su cuerpo con las piernas del otro. – ¿Cuál es tu problema con el espacio personal?

— ¿Sabías que en algunos cuentos para niñas la princesa siempre despierta con el beso de su príncipe?

Law elevó una de sus manos y con ella retiró la que Zoro mantenía sobre su rostro, buscando el contacto con los ojos verdes de éste. Verde y gris se cruzaron.

— ¿Qué pretendes? – la pregunta salió de los labios de Zoro que mantenía la mirada fiera hacia los ojos frente a él.

— Sólo estoy revisando que estés bien, abre bien los ojos. – le pidió colocando una mano sobre la mejilla del otro.

— Lo estoy, ya desperté. 

La mano sobre su mejilla se recorrió hasta su nuca y le jaló para besarlo, pero sólo fue algo fugaz pues Zoro fue rápido en apartarlo.

— No sé qué clase de loco juego estés pensando, pero no me hagas parte de él. – regañó empujándole del hombro. – ¿Dónde está Chopper? – indagó cambiando el tema.

— Se fue a dormir. Deben faltar unas horas para que amanezca. ¿Quieres que vaya por mugiwara-ya?

— No, no quiero molestar a nadie. Esperaré afuera. – Zoro por primera vez notó que le hacía falta su ropa, miró sus piernas descubiertas y sintió su pecho desnudo, sólo tenía puesto un bóxer. Law siguió la mirada del otro y sonrió cínico. Zoro subió su vista una vez más hacia el shichibukai. - ¿Tú hiciste esto? 

— No, pero podría comenzar a quitar lo que te queda puesto…

Ésta vez Zoro no pudo contener una diminuta sonrisa, no entendía por qué Law insistía en hacer ese tipo de comentarios o acercársele demasiado, al grado de violar su espacio personal, pero ya no sabía si reír o enojarse, y ésta vez le había causado gracia. Nunca alguien se le había acercado coqueteándole y menos tan descaradamente como lo hacía Law. Algo debía estar muy mal con ese tipo, sin embargo si le preguntaban, Zoro apostaría a que no se trataba de él en sí, sino de Luffy en quien aquel tipo seguro estaba interesado.

Sus recientes coqueteos hacia él seguro eran para despistar lo que realmente pensaba hacer con Luffy, seguro era eso.

Robin entró viéndolos en una tremenda cercanía.

— Espadachín-san, me alegra que hayas despertado, capitán-san estuvo muy preocupado estos días. – dijo mirando de reojo a Law, que discreto dio un paso hacia atrás y se recargó en la mesa donde Chopper hacía sus mezclas.

 

—VII—

Cuando la mañana cayó, el primero en levantarse y entrar a la cocina fue Sanji, que por unos segundos cuando abrió la puerta se quedó quieto mirando al espadachín sentado en el lugar que ocupaba regularmente en el comedor. Estaba sorprendido y contento de verle despierto, pero eso no saldría de su boca.

— Al fin despiertas, marimo. – regañó, sacando de su bolsa el primer cigarro del día, ésta sorpresa le haría adelantar su primer cigarrillo. – Creo que haré más comida de la normal, seguro nuestro capitán querrá reponerse. – mencionó a propósito, dando a entender que Luffy no había estado comiendo en las proporciones normales para su estómago, todo debido a lo preocupado que estaba, pensando de pronto que Zoro no quería despertar.

Zoro sonrió girando el rostro hacia otro lado para que el cocinero pervertido no le viera. No estaba seguro si sus nakamas sabían sobre sus sentimientos hacia Luffy o sólo hacían ese tipo de comentarios por casualidad, pues también Robin le había contado lo atento que estuvo Luffy y lo renuente a separarse de la enfermería, que apenas esa noche le había podido separar de su lado pues tanto el doctor, como el capitán estaban muy cansados de dormir ahí sentados en una mala posición. Zoro había agradecido la atención y el que los hubiese obligado. Aunque no negaba que hubiera sido mejor despertar y besar a su capitán, no a Law.

…Recordar eso le hacía sentirse, extraño, así que trató de no pensar en eso.

Luffy, espera, Sanji aún no nos habla y sabes que se molesta si estás ahí… - la voz de Usopp se escuchó a lo lejos, parecía que recién habían despertado. Sin embargo no tardó mucho en que la presencia de Luffy cruzara la cocina gritando.

— ¡Zoro! – gritó casi al instante en el que entró.

El espadachín se limitó a verle y sonreír, cuando iba a decir algo sintió el cuerpo de Luffy chocar de forma brusca contra él ocasionando que ambos terminaran en el suelo. Zoro sobó un poco su cabeza ante el golpe que se acababa de dar, Luffy se acomodó en su pecho, envolviéndole con sus brazos y sonriendo abiertamente.

— Zoro despertó. – dijo emocionado.

— ¿Zoro? – preguntó la aniñada voz del doctor que recién había entrado a la cocina. - ¡Zoro! – gritó emocionado corriendo hacia el aludido. - ¿Por qué no me despertaste? ¡Déjame revisarte! – pidió Chopper casi sobre el cuerpo del otro.

Luffy seguía sin moverse, sentado sobre el cuerpo de Zoro y abrazándole fuerte por el pecho.

— Luffy, déjame revisarle.

Cuando los demás entraron, la escena les causó gracia, Zoro tirado en el suelo, Luffy recostado sobre él abrazándole con fuerza mientras Chopper se quejaba pidiéndole a Luffy espacio para revisar a su paciente. La negativa a separarse del cuerpo de Zoro era lo que más causaba gracia a todos. Zoro se limitaba a quejarse de que su capitán lo estaba asfixiando.

— El desayuno está listo. – anunció Sanji, todos estaban ya esperando en su lugar, el último en entrar fue Law, mirando a todos ya listos para comer.

Zoro estaba sentado en su lugar acostumbrado junto a Luffy, mientras era revisado insistentemente por un Chopper que no se le apartaba de su lado.

— Sanji, Zoro debe comer una porción pequeña, pero con mucha proteína y verduras. – pidió Chopper al cocinero, que asintió hacia el renito.

— ¿Pequeña? – Indagó - ¡Llevo dos días sin comer! – reclamó levantándose sólo para tomar una botella del lugar donde el cocinero guardaba el alcohol. Al instante Chopper se convirtió en su forma más humana y se la arrebató.

— Nada de alcohol estos días, Zoro. – regañó el reno, guardando la botella en su lugar.

— ¿Poca comida y nada de alcohol? Ahora sé quién es el que quiere matarme. – se quejó. Los demás rieron ante su comentario, no podían culpar a Chopper que sólo estaba cumpliendo su trabajo como doctor de la tripulación, estaba cuidando al peor paciente que había tenido en su vida y eso sería muy difícil.

— Zoro, sólo serán unos días, tienes que recuperarte.

— Yo comeré por Zoro. – dijo Luffy golpeando su pecho con ambas palmas de sus manos, inflándose como si estuviera ofreciéndose para un acto de tremenda caridad.

— No hace falta, Luffy. – especificó Usopp desde su asiento.

Una vez que comenzaron a comer, Law que estaba sentado frente a Zoro, buscaba hacer contacto visual con el chico, pero el espadachín lo evitaba centrándose en lo que comía y de repente vagaba su vista hacia los demás de su tripulación que platicaban de forma amena, pero nunca miraba hacia enfrente. Aún así, la mirada gris estaba fija sobre el rostro de Zoro, que se sentía incómodo pero no quería hacer un alboroto frente a los demás, ya se cobraría las que Law le estaba haciendo pasar.

— ¿Qué pasó, Torao?, ¿Zoro está bien? – la voz preocupada de Luffy se escuchó, había notado que su aliado durante todo el desayuno no había despegado la vista del rostro de Zoro y quiso saber si todo estaba bien, ya que siendo también un doctor, temía que algo le hubiesen ocultado y su espadachín no estuviera del todo bien aún.

Zoro estuvo a punto de atragantarse con lo que masticaba en ese momento, sabía que su capitán no era ningún tonto, pero contaba con que fuese lo suficiente distraído para, a pesar de estar sentado a su lado, ignorar el hecho de que Law no apartaba la vista ni un segundo de su rostro, lo cual era bastante obvio e incómodo.

— Parece que su rostro está enrojeciendo, quizás le esté subiendo la temperatura otra vez. – Law aprovechó el comentario para estirar la mano y tratar de tocarle el rostro fingiendo preocuparse por su salud, pero la mano rápida de Zoro apartó la que pretendía tocarlo.

— Estoy bien. – acotó ante la mirada de los demás que ya habían puesto atención a la plática que recién había comenzado.

— Yo creo que estás bastante rojo. – dijo Law. – Deberías acompañarme a la enfermería, quizás necesites que te ayude a bajar la temperatura. – Law estaba divertido haciendo enojar al espadachín, sabía que era terreno hostil y que jugaba con fuego, pero su seriedad le daba credibilidad a sus palabras, aún cuando por dentro sonreía abiertamente ante sus comentarios en doble sentido.

Luffy miró a Zoro preocupado, Chopper que al igual que su capitán tampoco había entendido los comentarios en doble sentido que Law dijo, miró a Zoro con preocupación.

— Iré a preparar algo para la temperatura. – dijo, siendo detenido por Sanji que estaba sentado a su lado.

— Déjalo así, Chopper, estoy seguro que Law sólo está exagerando. – dijo mirando al aludido, que se limitó a devolver la mirada por el rabillo de sus ojos, cerrándolos después.

Law no dijo nada, aún así el doctor de los mugiwaras se quedó un tanto pensativo, seguro Zoro estaría bien, pero de igual manera se encargaría de prepararle una medicina contra la alta temperatura en cuanto terminara de desayunar, y de ser necesario le pediría a Luffy que le ayudara con Zoro para que tomara su remedio.

—VIII—

Horas más tarde después de la cena, Zoro se escapó encerrándose en el gimnasio donde normalmente era el único en visitar ese lugar, le halagaba que todos estuvieran atentos a su recuperación y aún preocupados por él, pero tanta atención le abrumaba, no estaba acostumbrado. Se quitó su abrigo verde y se dejó caer en la duela, como era costumbre iniciaría con una rutina suave de calentamiento, la cual comenzaba por hacer abdominales.

Llevaba unos cientos de abdominales cuando sintió una nueva presencia ahí.

— Tengo algo para ti. Pero tiene un precio. – aclaró el recién llegado.

— No tengo dinero.

— No pensaba pedirte dinero.

— Entonces olvídalo.

— Estoy seguro que después de esos días de inconsciencia, lo que más deseas es un buen trago de sake, uno que te queme la garganta. – dijo pasando al lado del chico que aún estaba recostado por completo en el suelo. Zoro miró al otro pasar con una botella en su mano.

La verdad es que la necesitaba y por más que había intentado robar una a lo largo del día, le tenían tan vigilado, sin contar que habían guardado todo el alcohol dentro de la alacena que tenía seguro contra su capitán, así ninguno podría tomar nada sin armar un desastre y alertar a los demás en el proceso.

— ¿Cuál es tu precio? – preguntó sentándose, dándole la espalda al doctor invitado.

— ¿Qué ofreces, Roronoa-ya? – devolvió la pregunta, en un tono algo divertido. Zoro se giró aún sentado en el suelo para encarar a su interlocutor.

— No mucho, no te emociones.

Law rió por la honestidad, después lanzó hacia el otro la botella aún cerrada. Zoro miró el objeto ahora en su mano y elevó la mirada hacia el otro.

— No pienso hacer nada extraño contigo. – avisó y después destapó la botella, dándole un trago largo como a él le gustaba, sintiendo ese ardor en la garganta que le obligaba a aclararla, y cerrar los ojos por unos segundos, era una sensación abrumadora que nunca dejaría de disfrutar. - ¿Qué pretendes? – cuestionó Zoro iniciando una plática luego de unos minutos de silencio mientras él disfrutó de la mitad del contenido de la botella.

— ¿A qué te refieres, Roronoa-ya?

Law se mantuvo alejado, estaba sentado en el suelo recargado contra la pared, mientras Zoro permanecía sentado en medio de la habitación.

— No finjas. Todo esto de la alianza… no confío en ti.

— Pensé que hablabas de mi interés hacia ti, Roronoa-ya – confesó descarado.

— Tengo mis teorías sobre eso. – dijo Zoro, dando después un trago largo a su botella.

— Me gustaría escucharlas.

— Primero quiero escucharte hablar sobre mi capitán, ¿Piensas usarlo como carne de cañón? Porque si estás pensando en mandarlo contra un Yonkou y dejarle abandon…

— Tienes ideas muy retorcidas sobre mí, Roronoa-ya, pero no me conoces, te estoy dando la oportunidad de conocerme, acércate, conóceme hasta donde quieras… - insinuó estirando ambos brazos hacia los lados, ofreciéndose.

— Deja todo eso de las formalidades innecesarias, llámame Zoro. – pidió. – Y basta de tus comentarios. – regañó apuntando con un dedo amenazador.

— Yo sólo estoy haciendo una invitación a que me conozcas, Zoro. – Law sonrió de lado al saborear la manera en que salía el nombre del espadachín de sus labios.

— Eres tan extraño. – dijo Zoro sin comprender. - ¿Hasta dónde estás interesado por Luffy? – continuó Zoro con su interrogatorio, aprovechando la oportunidad que tenían al estar solos.

— Mugiwara-ya es fascinante. – comenzó a describirle. - …pero hay algo que me fascina más en ti. Si me dejas descubrir qué es…

— ¿Zoro? – una voz tras ellos les interrumpió, Zoro trató de esconder la botella.

— Luffy, pensé que dormías. – confesó.

— Te estaba buscando para irnos a dormir, ¿Chopper te dejó entrenar? – preguntó viendo a su segundo al mando en el gimnasio y a medio vestir, como solía estar cuando entrenaba.

— Sólo vine a hacer algunas flexiones para desentumir los músculos.

— ¿Vas a ir ya a dormir? – preguntó.

— Iré primero a bañarme, después te alcanzo, Luffy. – Zoro se sentía extraño ante el comportamiento de Luffy, ¿Desde cuándo el chico le buscaba para irse a dormir?

— Buenas noches, Zoro. – se acercó y le regaló un beso en la mejilla al espadachín, Law no pudo evitar sentirse divertido por la situación. – Buenas noches, Torao. – se despidió saliendo de ahí.

Zoro seguía sintiéndose extraño, ¿En verdad ese era su capitán? Porque si se lo preguntaban a él, alguien lo había cambiado por otra persona. ¿Qué sucedía con Luffy?

— No puedes culparle, estuvo preocupado mientras estuviste inconsciente. – aclaró Trafalgar los pensamientos que casi se podían leer en los ojos del espadachín.

— No has respondido mi pregunta. – Zoro trató de desviar la conversación del rumbo que estaba tomando gracias a la repentina presencia de Luffy. Si hubiera estado solo, seguro se habría permitido disfrutar ese dulce y suave contacto de los labios de su capitán sobre su rostro, ya que nunca antes había sucedido algo parecido, pero para su mala fortuna, Law había sido testigo y eso le impidió detenerse a pensar en lo ocurrido.

— Hiciste varias.

— Olvídalo, aún cuando me respondas no te creeré. – soltó con sinceridad que lejos de sorprender al otro sólo le causaba gracia.

— Tu capitán confía en mí, ¿Por qué tú no lo intentas? – cuestionó.

Zoro se tomó un segundo en responder pues estaba bebiendo.

— Porque a diferencia de mí, mi capitán confía en cualquiera… - Dio el último trago a su botella y se puso de pie, caminó en dirección a Law que no le perdió de vista hasta verle pararse junto a él y después tomar su ropa, la cual yacía a su lado. – Iré a bañarme. – anunció regresando sus pasos hacia la salida.

— ¿Es eso una invitación, Zoro? – dijo Law mirando al aludido.

— Tendrías que tener demasiada suerte. – fue lo único que contestó Zoro ante los coqueteos de Law, aunque en su camino al baño se regañó mentalmente porque en vez de partirle la cara, se estaba acostumbrando a los comentarios en doble sentido que Law hacía, algunos incluso le causaban gracia.

—IX—

Era la décima vuelta que daba Luffy sobre su hamaca, ahora su cuerpo estaba boca abajo, dejó colgar sus brazos a cada lado al igual que sus piernas, miró hacia abajo, Usopp dormía profundamente al igual que los demás en la habitación, Sanji no estaba puesto que le tocaba la guardia, cuando su rostro se desvió hacia el sillón que estaba en el rincón, notó que éste también estaba vacío.

— …Zoro.

La suave voz de Luffy salió de entre sus labios, formulando el nombre de su nakama sin darse cuenta.

Tenía ya un buen rato que había ido a dormir y el espadachín no había entrado para nada a la habitación de los chicos, Luffy lo sabía porque por algún motivo se sentía inquieto y para su sorpresa no podía conciliar el sueño, incluso había intentado contar ovejas como le había dicho Usopp que hacían en la isla de la que él era nativo.

Luffy se volvió a girar mirando hacia el techo de la habitación, no sabía qué le sucedía pero la sensación de vacío en su estómago era extraña, pensó que tal vez estaba enfermo, o quizás necesitaba comer más. Cerró sus ojos intentando dormir, si iba ahora a la cocina y trataba de robar algo de comer, Sanji seguro se enojaría mucho con él, además que el alboroto que se armaría le traería como consecuencia un buen golpe por parte de la navegante. Ya le había sucedido muchas noches antes.

El capitán no entendía del todo lo que sentía pero podía asegurar que no era hambre, era algo más que le hacía pensar en su espadachín y la reciente cercanía con su aliado Law, quizás era sorpresa, pues conocía a Zoro y sabía sobre su naturaleza desconfiada, así que verle platicar con su aliado Torao le resultaba extraño, seguro era cuestión de acostumbrarse. Aún así no podía alejar sus pensamientos de Zoro, esos últimos días sólo podía pensar en él, pero nadie podía culparle, era su amigo y había estado al borde de la muerte por su culpa, así que era bastante normal que él lo tuviera todo el día en sus pensamiento, ¿Cierto? Después de todo él quería a sus nakamas.

Tras varias vueltas más, se dio por vencido, bajó de la hamaca tropezándose debido a la oscuridad de la habitación, cayendo sobre Usopp y tumbándole hasta el suelo, el tirador cayó de frente y sólo murmuró un “Mamá, cinco minutos más” y se acomodó sobre el suelo entrando de nuevo en la profundidad de la inconsciencia.

Luffy caminó hasta el rincón donde había un sillón largo del cual Zoro se había apoderado como su cama personal, así que nadie se atrevía a usarlo. El capitán se acercó y miró el lugar vacío, después se recostó abrazando la pequeña almohada que había ahí, aspiró profundo el aroma de aquella pieza y entonces después de unos segundos, cayó dormido.

Lo que Luffy no comprendía, al menos aún no era consciente de ello, es que después de varias noches durmiendo junto al cuerpo de Zoro cuando le vigilaba en la enfermería, su aroma se había hecho necesaria para estar tranquilo. Pues de esa manera aún en su sub consiente se sentiría protegido.

.:: Continúa ::.

 

—¤ Žhenα HîK ¤—

"Siempre me vas a querer. Yo represento para ti todos los pecados que nunca has tenido el coraje de cometer"
Oscar Wilde

Notas finales:

Gracias por leer. Me dio un gusto tremendo recibir cada uno de los comentarios que dejaron, y por supuesto me gustaría recibirlos otra vez. 

Como comentaba en la otra página donde publico, espero poder actualizar la siguiente semana, sin embargo no estoy segura que pueda, ya que será semana de exámenes y trabajos -que son indispensables para tener derecho a presentar exámenes- pero en fin... ¡Quería estudiar una ingeniería! ahora me aguanto jajajaja 

Ahora sí los dejo, el siguiente capítulo ya pasarán más cosas, será espero más entretenido que éste que fue más de transición. :) Recuerden no es por chantaje, pero no hay nada que te inspire más, que recibir muchos comentarios ;) besos.

< Y tú, ¿Sigues estando del mismo lado? >


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