Siempre lo supe jamás seria correspondido por mi amado Dante, siempre supe que llegaría este día en el que se enamorara y le entregara su corazón a quien sería el ser mas dichoso de la tierra. Estuve preparándome para este momento, lo sabía… pero eso no significa que no me duela… que no me mate por dentro…
Dos jóvenes observaban el cielo disfrutando de una hermosa tarde de domingo soleado y caluroso aun para estar en otoño. Ambos se mantenían en silencio l menor de hermosos cabellos castaños y ojos color avellana se preparaba para --- tras cortar es silencio incomodo que se había formado --- a confesarle algo al mayor quien estaba expectante e impaciente tras haber escuchado la petición de castaño “Gero tengo algo que decirte quiero que primero escuches y después de que termine de explicarte podrás juzgarme todo lo que quieras pero ahora solo escucha” le había pedido a su modo Dante. >>je je Dante-chan yo jamás haría eso… pase lo que pase siempre estaré protegiéndote, jamás te dejaré solo… porque te amo… << pensó el mayor sonriéndole a su primo y amor secreto, en señal de que continuase.
-yo… yo estoy enamorado… de otro chico – finalizó con voz que denotaba su tristeza y el temor a una reacción negativa de su primo, que al fin y al cabo era su confidente y alguien muy importante para él no quería perderlo – no… me odies… por favor- finalizó, haciendo un gran esfuerzo por no llorar. La reacción del mayor no se hizo esperar palmeo la espalda del menor en señal amistosa lanzando una risita traviesa que relajó al menor y le infundió confianza.
-eres realmente tonto y despistado si piensas que te dejaré de querer por eso tontito cabeza de novio - bromeo haciendo que el frio ambiente cambiara a uno más cálido – te quiero y eso jamás cambiará por más de que te enamores de una estatua primito… ahora cuéntame quienes el afortunado.
Totalmente sorprendido por la reacción positiva del mayor ---y la que menos esperaba--- ya no pudo contener sus lagrimas, esta vez de felicidad pura, y estas comenzaron a rodar por las mejillas arreboladas del menor; era tan feliz… su primo lo había aceptado e incluso aprobaba la relación…
Pero no todo era felicidad, Gerome mantenía su máscara feliz pero por dentro su corazón yacía roto en mil pedazos en parte por la confesión de su amado primo y en parte por ver a su niño adorado llorar… esa esperanza a la que se había aferrado se había desvanecido delante de sus ojos… >>mi niño… Dante-chan jamás me querrás como te quiero… jamás… que tonto y ciego fui… y lo peor de todo es que te amaré hasta que muera y moriré por tu amor… <<se decía Gerome envuelto en una tristeza y dolor insondables e intangible que ocultaba tras esa máscara de sonrisas cálidas y bromas que Dante conocía bien y que jamás este desenmascararía.
La charla siguió por mucho tiempo el menor le confesó con cara de enamorado sin remedio y entre suspiros que estaba enamorado del amigo de ambos Gabriel y que pronto se confesaría. Gerome lo animó a sabiendas de que el moreno de ojos ambarinos sentía lo mismo y lo correspondería. Luego de las bromas correspondientes y demás infantilidades por parte del mayor, Gerome se marchó a casa expresándole que siempre lo apoyaría pasara lo que pasara, así dejó al menor en compañía de Gabriel y se marcho excusándose de que tenía un asunto muy importante que resolver.
Deambuló por un parque disfrutando del atardecer, al cae la noche decidió hogar sus penas y dolor en alcohol entró a un bar y no salió hasta que el barman llamó un taxi y lo envió al domicilio que el mayor tenia escrito en la tarjeta de la billetera. Bajó tambaleándose del taxi, afortunadamente lo había dejado en la puerta de la casa de su Nii-chan, Robert su mejor amigo al que consideraba su hermano de la vida, la mayoría de la gente aseguraba que eran gemelos separados al nacer por su gran parecido físico y su forma de ser.
Tocó el timbre del portero eléctrico y le respondieron que esperara, de inmediato Robert bajó presuroso evidentemente preocupado por su Nii-chan, en cuanto sus miradas se encontraron Robert apretujo a su hermanito entre sus brazos sin mediar palabra, para luego ayudarlo a entrar al apartamento sin dar de bruces al suelo en el intento. Ya en la sala el pelirrojo preparó café y su bebida especial para la resaca.
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Ya hacían dos meses desde que su amado Dante-chan se había declarado a Gabriel y ya eran novios a escondidas de los padres de ambos siendo Gerome el cómplice en mantener oculto ese joven y caprichoso amor.
Para el mayor había sido una tortura, ver a su niño besando unos labios ajenos, susurraba débilmente “te amo” a alguien más. Realmente doloroso pero lo peor de todo aquello que lo atormentaba en las noches en sus sueños y en los días cuando veía la sonrisa de Dante-chan cuando recibía una mínima muestra de afecto por parte de él y lo era que sabía que Gabriel no amaba a su niño y que lo tomaba como un simple objeto para desfogo propio.
Caminaba por las calles débilmente iluminadas por los faroles en una noche fresca de otoño cuando sus pies lo llevaron hasta allí; un callejón cerca de un farol que titilaba. Allí vislumbró dos figuras de cuerpos que le parecieron besándose apasionadamente. Era ni mas ni menos que Gabriel.