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Mi ex por HakudiNN

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Notas del fanfic:

Hola!!! Aqui traigo un one-shot, MxM! una de mis parejas preferidas, ñam ñam ñam.

Disclaimer: Death Note no me pertenece, escribo sobre sus personajes sin animo alguno de lucro.

La trama de este one-shot si me pertenece, NO ES PLAGIO, ya que esta subido en otra pagina también pero soy yo misma bajo el mismo nick.

 

Espero que les guste!

 

rr???

Notas del capitulo:

Espero les guste =D!

Abrí la puerta en cuanto el timbre retumbó por todo el departamento. Fingí desinterés total mientras le dejaba el paso libre para que entrara.
--Hola, Mihael—saludo con un exceso estúpido de solemnidad, expulsando el asqueroso humo del cigarro.
--Mail—respondí con indiferencia sin dirigirle una sola mirada al idiota.
--¿Puedo pasar?—quiso saber con el cilindro entre los labios; su tono se me antojo forzado.
--Solo si vas a apresurarte—taje, mordiendo mi barra de chocolate con desdén—Tengo cosas que hacer—rematé, dándole la espalda para adentrarme a la estancia.
Escuche como la puerta se cerraba. Me mantuve inmóvil en medio del salón, comiendo de mi dulce, sin intención alguna para mirar como mi ex novio me pasaba de largo directo a la cocina, el lugar más cercano de la casa….de lo que alguna vez fue nuestra casa.
Y es que en realidad es mía, bien, Mail ayudo mucho con las cuentas, pero aun así seguía siendo de mi propiedad: él se mudó conmigo hacía dos años.
Los primero y únicos años de nuestra vida juntos…
Lo conocí en la Universidad y tras una inseparable amistad terminamos por formalizar una relación más o menos seria…hasta que comenzaron los problemas; cualquiera que ha vivido con otra persona me dará la razón: la existencia se complica por completo.
La libertad se restringe y entonces la rutina se convierte en la única salida a los problemas, las peleas, discusiones, gritos y reproches, todas imprecaciones sobre la duración y más estupideces…sin embargo, a estas alturas no considero útil hablar de ello. Sobre todo ahora que Mail volvió al departamento para recoger sus cosas y simplemente salir de mi vida por completo.
Eso me hizo preguntarme algo: ¿A dónde se había quedado los anteriores tres días? Joder, eso NO me importa.
--¡Oye! Te estoy hablando—subió el volumen de la voz.
--¿Qué?—parpadee confundido reparando en que le había seguido hasta la cocina.
--No tienes que andar detrás de mí—exclamo ofendido—No voy a robar nada.
Una sonrisa socarrona cruzo mi rostro.
--Eso no puedo asegurarlo, perro. De ti puedo esperar lo que sea—me encogí de hombros.
--¿Nunca vas a olvidar que se me olvidara tu cumpleaños, cierto?—torció los ojos con fastidio.
--¡Cállate! Nadie dijo eso—me defendí—para la mierda que me importa.
No contestó, se limitó a revisar en las alacenas, eligiendo los artículos que le pertenecían y dejándolos dentro de su mochila.
Le contemple en silencio, mordiendo mi dulce.
Me ignoró en cuanto salió de la cocina, rumbo al cuarto que ocupábamos como oficina cuando necesitábamos estudiar a solas.
Fruncí el ceño ¿y ese quien se creía para ignorarme? Idiota, si soy su ex novio… Resople en cuanto me di cuenta de lo patético que eso sonaba.
Me eche sobre el sofá para distraerme y dejarle en claro a ese pelirrojo que no me era relevante.
--Mihael—llamó. Hacía tres días que terminamos nuestra relación (no de la mejor forma, dicho sea de paso), el mismo puto tiempo en el que comenzamos a llamarnos por nuestros nombres reales, dejando atrás todo atisbo de confianza o cariño…”Mello” y “Matt” habían desaparecido. Eso me fastidiaba.
--¿Qué?
--¿Borraste ya todos tus archivos de mi ordenador?—preguntó, a gritos.
--¿Querías quedártelos?—dije sarcásticamente. No recibí respuesta, otra vez. Gruñí—Por cierto, te llegaron unos cuantos e-mails al mío.
--¿Podrías enviármelos?—oí su mala gana.
--No.
--No vine a pelear, envíamelos y te dejare tranquilo. Ya no te molestare más.
Eso fue un golpe bajo. Me encogí ante sus palabras, sin embargo, no le permitiría hacerme sentir mal de ninguna manera.
--No puedo. Ya los he borrado—replique con simpleza.
--¡¿Qué?!—salió del despacho, mirándome con molestia--¿Por qué lo hiciste? Eran míos.
--¿Y qué? Estaban en MI ordenador—repuse con autosuficiencia. Sus ojos verdes se enfurecieron.
--Es tu forma de vengarte porque perdí tu rosario ¿verdad? Que infantil—se echó a andar en dirección al pasillo.
--¿A quién le dijiste “infantil”, estúpido?—me levante de golpe, con el fuego subiendo por m cuerpo--¿Perdiste MI rosario?—le seguí por la casa.
De pronto la escena me pareció tremendamente familiar a los últimos meses.
--Me lo regalaste ¿no te acuerdas?—siguió andando, recogiendo una fotografía de la mesa de paso.
--¿eso te da el derecho de perderlo?—gruñí con ganas.
--Era mío—se encogió de hombros, tomando una consola portátil que olvido hace tres días, cuando se fue…--además—se volvió a mí—tampoco era la gran cosa: se te olvido nuestro aniversario y me lo diste porque fue lo primero que encontraste.
Cerré los puños, para mí era un buen presente.
--Supongo que eso es peor que olvidar un cumpleaños—ataque.
--¡Sabía que era por eso!—agito los brazos, dándome otra vez la espalda y echándose a andar dentro del dormitorio.
--¡Imbécil!
--No voy a pelear contigo, Mello—le escuche resignado. El que me nombrara de esa forma de nuevo me saco de balance por un momento—Oye…
--¿Qué mierda quieres ahora?—balbucee aun sin recuperar mi molestia.
--Esto lo compramos juntos—asomo su mano que sujetaba un reloj despertador.
--Quédatelo—me cruce de brazos, dándole otra mordida a mi barra, buscando el balance—la televisión es mía—agregue.
--¡También la obtuvimos ambos!—se quejó.
--¡Ya tienes el puto despertador!—rodé los ojos.
--¡Claro! Y un reloj iguala un televisor de plasma—ironizo.
--Llévate la cafetera…--ofrecí con burla—Y tus ceniceros—eso iba en serio.
Oí un crujido dentro del cuarto, me apresure a entrar.
--¿¡Que crees que haces!?—exigí saber.
--El DVD es para mí—respondió sencillamente, con el electrónico aun entre manos.
--¡No!—di unos decididos pasos en su dirección.
Ladeo el cuerpo para evitar que mis manos alcanzaran el aparato. El smog del tabaco se estrelló contra mi rostro ante la cercanía.
--¡Mierda, Matt! ¡Que puto asco!—abanique con la mano para alejar la molestia de mi cara.
--Antes no te quejabas—musito depositando el DVD sobre la cama, junto a la maleta en la que guardaría su ropa.
Eso fue cruzar la línea.
--Antes no podía decirte muchas cosas—sonreí malévolamente—como que el que fumes me repugna, que pareces un nerd con esos lentes…o que eres pésimo en la cama.
Detuvo sus manos que guardaban su ropa dentro de la valija. Alzo los ojos escondidos tras sus googles. A ver qué hacía con eso.
El insulto nunca llegó. Matt siguió contemplándome en completo silencio. Inconscientemente tamborilee los dedos contra mi barra de chocolate, quizás esta vez sí me pasé…¡No! El muy idiota se lo tiene merecido….¿y porque me va a importar si le hice sentir mal cuando ya no somos nada?...
--¿De verdad?—pregunto seriamente.
--¿Qué?—me burle--¿No me crees? Pues sí, lo eres. De hecho la cama no tiene gran diferencia si no estás.
--¿En serio no podías decirme tantas cosas?—retomo—siempre tan orgulloso
Entorne los ojos.
--Llévate lo que quieras…¡pero lárgate de una buena maldita vez!
Mail, obedientemente siguió sacando su ropa de los cajones y gavetas, acomodándolas dentro de la maleta para vaciar de a poco la mitad del closet…su mitad…Se encontró con una playera que me pertenecía, debió confundirse la última vez que llevamos a lavar la ropa. La echo dentro.
--Es mía—dije seriamente.
--Se supone que puedo llevarme lo que quiera—respondió secamente. Gire el rostro con hastío. Malditos impulsos.
Clave la mirada en como empacaba su ropa, guardando nuestra vida juntos en una simple maleta…se estaba yendo en serio. Ambos retomaríamos nuestras vidas…no tenía a nadie a quien culpar ya…no le encontraba sentido en cargarle el paquete a Matt y francamente, tenía la razón: era orgulloso.
Tuve la desagradable sensación de que en cuanto corriera el cierre para cerrarlo…terminaría por los vestigios de lo nuestro…¡Mierda! Entre más se tardaba más me ponía nervioso.
--¿Sabes, Mello?—hablo, sacándome de mis pensamientos—Normalmente hablas y abres la boca solo porque naciste con una boca para hacerlo—dijo con calma—pero tus orales dan lastima.
Sentí las llamas quemarme el cuerpo en cuanto su insulto choco contra mis oídos.
--¡Repite eso, estúpido!—ordene acercándome hasta el pelirrojo de forma amenazante ¿Qué mis orales son malos? Puede preguntarle a cualquiera y le dirán está equivocado…espera…¡él mismo lo sabe! ¡Soy el mejor en el sexo!
Con la mayor de las calmas sujeto su maleta para salir.
--¡Matt…!—gruñí sujetándolo del brazo para obligarle a volverse. Nuestras miradas se encontraron a escasos centímetros…Lo único que escuche fue el ruido hueco de la maleta al estrellarse contra el suelo. De pronto sus labios chocaron contra los míos, exigiéndome un beso. Eleve los brazos entorno a su cuello, rodeándolo para atraerlo con fuerza, cerrando todo espacio entre nosotros.
Enrede los dedos en su cabello, tirando de los mechones para profundizar el contacto; su lengua se adentró en mi cavidad recorriéndola con su humedad. Sentí la firmeza de sus palmas ceñirse a mi cadera, sujetándola contra su cuerpo, despertando un espasmo que me recorrió la espalda.
Gemí contra sus labios, recibiendo como respuesta que sus dedos se encajaran a mi cuerpo por encima de la tela. El aire comenzaba a terminársenos, sin embargo, el sabor de su saliva era demasiado embriagante como para simplemente dejar de besarlo. Retrocedí atropelladamente trayéndolo conmigo hasta que mis piernas chocaron contra algo, provocando que me viniera atrás, junto con Matt.
Caímos sobre la cama, rebotando sobre el colchón; su cuerpo aplasto el mío por completo, acorralándome sin posibilidad de nada.
Sus dientes tiraron de mi labio inferior, se me escapo un jadeo ahogado, ansioso. Mi lengua delineo el contorno de su boca, lamiendo la comisura mientras gemidos roncos se estrellaban contra su garganta.
Flexione las piernas, retorciéndome debajo para tallar mi entrepierna con la de mi ex novio; bajo los labios hasta mi cuello, atacándolo con lamidas profundas y succionando la piel.
Giramos sobre el lecho, cambiando posiciones, esta vez estaba arriba y tenía completo control; me incorporé hincándome sobre su cadera, con las rodillas rodeando su cuerpo, el contacto le agito la respiración.
Sonreí de lado cuando su expresión lleno mi visión: sus expectantes ojos verdes que brillaban con ansiedad, sus labios entreabiertos, con un hilillo de saliva que se deslizaba muy lentamente hasta su barbilla.
Moví mi cadera adelante y atrás, excitándolo por encima del pantalón. Arqueo la espalda mientras guiaba con sus manos el movimiento de mi cuerpo, aferrando mis nalgas.
Una punzada me asalto en cuanto mi miembro despertó de golpe, respondiendo a la dureza debajo de él.
Me incline, recorriendo con mi lengua su mejilla, recogiendo la saliva y tragándomela. Matt me ponía a mil.
Sentí sus manos enguantadas deslizarse por debajo de la playera, exigiendo que me la quitara; estire los brazos para sacarme la prenda, arrojándola lejos.
Enterró los dedos en mi cabello, introduciendo la lengua en mi cavidad con desesperación; repare su aliento ahogándome con este…Incorpore el torso sin dejar el vaivén de mi cadera, sus manos acariciaron mi pecho, jugueteando con cada poro de mi piel; apoye los brazos tras mi espalda, echando la cabeza para atrás y seguí con la tortura, mi sexo está a explotar debajo de la ropa.
Me mordí los labios en cuanto el estremecimiento me invadió: su mano se abría paso por en medio de nuestros cuerpos para masajear, con mucho trabajo, mi extensión.
Gruñí volviendo la mirada a Matt, quien incorporó el torso para morder mi cuello, de inmediato volé las manos por su espalda, alzándole la camisa y quitándosela bruscamente.
Sentí como batallaba para sacarse las botas con sus propios pies, aquel vibrar me hizo temblar; busque sus labios, besándolos profundamente.
Sus dedos lucharon con el botón y el cierre, cuando logro su meta mi pantalón estaba flojo.
Rodamos otra vez, cayó sobre mi cuerpo deteniéndose con una mano, introduciendo otra por debajo de mi bóxer, apretando mi miembro ya duro, masajeándolo sin misericordia.
Un gemido se me escapo, un jadeo de pura desesperación.
Su hiperventilada respiración jugaba contra el lóbulo de mi oreja, mientras introducía el musculo húmedo en mi oído.
Sin pensarlo dos veces baje las manos por su espalda hasta su trasero, enterrando las uñas, buscando la forma de quitarle la molesta prenda. Y me vi desnudo frente a Matt.
Me miro atentamente, sus ojos llameaban contra mis pupilas, destellando con expectación y algo más que simple lujuria…me miraba tal y como me vio la primera vez que estuvimos juntos: una mezcla de deseo, pasión, perversión y…amor.
Fui incapaz de despegar mis pupilas de las suyas. No me di cuenta hasta que quedo desnudo también; un espasmo me agito cuando la punta de su miembro rozo en círculos mi entrada, jugando cruelmente a “entrar y no entrar”.
Tuve el impulso de gritarlo: “¡Ya perro, métela de una buena vez!”.
Su líquido pre seminal humedeció el orificio, Matt sujetaba su miembro tallándolo contra mi cuerpo, aprisionando con su abdomen mi sexo erecto.
Arquee la espalda en cuanto tres dedos entraron de golpe, saliendo y repitiendo la acción con fuerza, dilatando mi entrada. Me mordí los labios, mi respiración se agito violentamente, vibre debajo de su cuerpo…se sentía…demasiado rico.
Doloroso al principio, pero luego delicioso…
No pasó ni medio segundo cuando sus dedos salieron por completo que los reemplazó su sexo, entrando de una vez, hundiéndose en las paredes de mi cuerpo. Un jadeo acompañó la penetración, mientras que yo simplemente me abrace a su cuello, mordiendo su oreja.
--Perro…cuando quieras—jadee en un intento por sonar sarcástico.
El vibrar de su risa choco contra mis cabellos; y el juego comenzó: me embistió lentamente al principio, haciendo círculos dentro de mi cuerpo, mi respiración se agito al punto del infarto. Su sexo que invadía mi entrada y su piel suave pero firme que masturbaba el mío contra mi propio abdomen.
La cama se quejó con el movimiento, sus dedos tiraron de mi cabello para dejar expuesto mi cuello, lo mordió justo antes de incorporar el torso.
Le mire un momento sin comprender: Matt se hinco sobre la cama apoyando mis piernas sobre sus muslos, separándolas. No pude evitar que la sangre subiera a mi rostro, esa era una posición demasiado “expuesta” y “exhibicionista”.
Aferro mis pantorrillas con las manos para inmovilizarme y evitar que cambiara la posición, y siguió embistiendo. A veces se introducía por completo, aprisionado por mi estrecho cuerpo, y hacia círculos dentro, eso me hizo aferrar la colcha con las manos, desarreglando la cama.
Se mordió los labios echando el rostro hacia atrás.
Un espasmo me sacudió, sin embargo una punzada de dolor tiro de mi vientre, si no me complacía iba a doler más.
Lleve una mano directo a mi miembro, masturbándome al mismo ritmo en que me embestía, el placer se me subió hasta la cabeza, nubló mi juicio.
De la nada me vi girado sobre la cama, apoyado sobre rodillas y codos. Su sexo se introdujo de golpe, mientras su mano apretaba mi extensión, jugando con ella.
--¿Quién es el perro ahora, Mello?—balbuceo entre gemidos, apenas y logre entenderle.
Estaba demasiado excitado como para enojarme.
Su cadera golpeó contra mi cuerpo con más fuerza, aumentando la velocidad, sintiendo que si me descuidaba íbamos a caer de la cama…puesto que era yo quien soportaba el peso de ambos…y la fuerza de Matt.
El hormigueo sacudió todo mi cuerpo, expandiéndose por cada poro y espacio…explotando contra mi sexo, derramándome sobre la cama al tiempo en que mi garganta se rompía en un grito de placer.
Caímos sobre la cama, el encima de mí, mientras procuraba recuperar la respiración. Su extensión todavía caliente, húmeda y punzante todavía no salía de mi cuerpo.
Mis brazos me temblaron sin fuerzas cuando trate de recuperar la visibilidad nublada; sus brazos rodearon mi cintura para girarme otra vez, me recostó sobre mi hombro dándole la espalda.
Levanto una de mis piernas y siguió moviéndose esta vez de forma más lenta. Escondí la cara en la cama, jadeando otra vez…vibrando gracias a tantos espasmos en que volvían loco puesto que seguía sensible.
Oí claramente como si respiración se rompía hasta ser solo gemidos y jadeos ansiosos, satisfechos, una última embestida y la sensación de su esencia caliente lleno mi interior, pero fue más placentero escucharlo aullar mi nombre.
Nos relajamos juntos.
Me retorcí para alcanzar mirar su rostro, me sonrió cálidamente, el sudor perlaba su rostro.
Su mano rodeo mi mejilla, atrayéndome hasta sus labios, para besarlos suavemente, lamiéndolos con los propios, juntándolos una…dos…tres veces…
Abrí los ojos para contemplar como Matt también se aventuraba a mirarme. Le devolví la sonrisa con algo de diversión y resignación.
---Idiota—insulte moviéndome para que saliera de mi interior, no se opuso, es más, espero paciente, como siempre, a que toda su esencia saliera de mi cuerpo.
Me deslice por la cama hasta recostarme y tratar de recuperar fuerzas, escuche las sabanas revolverse en cuanto se me acerco; antes de nada abrió la cajonera y saco una barra de chocolate, me la extendió en silencio.
La acepte por supuesto. Matt me mostro un cigarrillo, asentí con fastidio.
Mordí mi dulce.
Encendió su tabaco.
Y se recostó sobre mi brazo, acurrucándose sobre mi pecho.
--Entonces...—insinuó---soy malo en la cama ¿eh?
Rodé los ojos. Lo oí reírse.
--Dilo.
--¿Qué diga qué?—pregunte malhumorado.
--Que no soy malo en la cama…--apoyo su barbilla en mi pecho y me miro con sus grandes ojos de apariencia inocente…
Desvié los ojos con irritación.
--No—masculle dando una mordida.
Sonrió ampliamente.
--Y no soy pésimo con los orales—taje de golpe.
--Eso no lo sé—se encogió de hombros—yo ya te demostré lo contrario.
Estúpido perro sabía cómo tentarme.
Me salí de debajo de Matt, deslizándome gatuna y peligrosamente por su abdomen, lamiendo su piel hasta llegar a su miembro…ni siquiera había empezado a hacer nada cuando su respiración estaba agitándose.
--Que quede claro que será rápido—amenace.
--¿Qué? ¿Por qué?—hizo un puchero infantil.
--Tienes que desempacar todo—sonreí de lado con astucia.
Me devolvió la sonrisa y se recostó sobre las almohadas para dejarme todo el trabajo a mí.

Notas finales:

Bshooos tronadhos!!!

 

<3 !


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