-¡CHICOS HOLA! – gritó un chico detrás de ellos, asustandolos y haciéndolos voltear. Al girar se encontraron con un chico delgado, de piel clara, cabello castaño y unos electrizantes ojos azules.
-¡Oh Merlin! ¡Alexander!- dijo Hermione emocionada y corrió a abrazar al chico
-¡Hermione, Ron, Harry! – dijo el chico correspondiendo los abrazos.- ¡Los extrañé muchísimo!
-Nosotros también amigo, ¿donde estabas? No te vimos en todo el dia ni ayer en la cena.- dijo Ron
-Acabo de llegar, hablé con McGonagall antes de empezar el curso y recibí el permiso de llegar un dia después. Estuve lejos con mi familia para evitar represalias de los Mortifagos.- explicó el ojiazul mientras recorrían el ultimo tramo para ingresar a la Sala común.
-¿Represalias?- Los Mortifagos están… ¿vengándose?- dijo Harry
-Eso parece, a mi familia le llegó un anónimo diciéndonos eso, por eso decidimos huir- respondio el chico.
-Bueno, pero en Hogwarts no pueden entrar, es decir, después de la guerra las barreras y protecciones fueron reforzadas y el armario evanescente se destruyó con el incendio en la Sala de Menesteres.- dijo Hermione. Los chicos siguieron platicando hasta bien entrada la noche y al dia siguiente la noticia ya se sabia la noticia. El Trio dorado ahora era el Cuarteto. Christopher Alexander chance había regresado a Hogwarts a cursar su ultimo año junto a sus mejores amigos.
En cuanto a Draco, se sentía celoso… pero solo un poco, lo normal en un Malfoy… lo que para el resto de la comunidad mágica es muchísimo. Al enterarse del regreso de Alexander, prácticamente había destrozado su habitación privada. Las semanas siguientes tuvo un humor horrible, el cual no mejoró al ver en las comidas y las clases a Harry, SU HARRY siendo abrazado por el ojiazul. El siempre tuvo sus sospechas acerca de la relación del chico con Harry, sus dudas se habían disipado cuando mantuvo su fallida relación con Potter, pero ahora regresaban mas fuertes que antes.
-Draco, carño, ese filete no tiene la culpa de nada. – le dijo Pansy un dia en la cena. Draco estaba acribillando al pobre filete con un tenedor los últimos 15 minutos inconscientemente mientras mantenía la mirada fija en la mesa de Gryffindor.
-¿Eh?- preguntó el rubio confundido.
-Que ese pobre filete no tiene la culpa de tu mal humor.- le repitió la chica. Draco bajó la mirada y vio su cena hecha puré.
-Lo siento, no me di cuenta.- dijo seriamente.
-¿Qué tanto veias Draquito?- preguntó Pansy curiosa.
-Nada que te interese. -respondió el rubio apartando su plato y sirviéndose un filete intacto.
-Dejame adivinar, - dijo Blaise sentándose a su lado.- estabas viendo a Potter, llego su amiguito Chance a abrazarlo y te pusiste celoso.
Draco se sonrojó un poco y fingió estar muy interesado en cortar adecuadamente su comida.
-Draco, Draco, Draco… en vez que acribillar filetes, deberías pensar en como harás para reconquistar a Potter. -le decía el italiano.
Faltaban pocos días para Halloween y el equipo de Gryffindor se encontraba saliendo de los vestidores conversando animadamente sobre su victoria, todos, excepto Harry, quien se encontraba debajo del chorro del agua. Estaba concentrado en sus asuntos, recordando lo sexy que se veía cierto rubio de ojos grises sobre la escoba. Hacia semanas que había decidido dejar de lamentarse y llorar, poco a poco, había dejado de dolerle el hecho de que el rubio lo hubiera lastimado así. Sumado a eso, el rubio había terminado con su novia, lo cual lo había alegrado, aunque no lo reconocería frente a sus amigos. Alexander era mas cercano que antes, y era su mayor soporte, ya que Hermione y Ron se dedicaban mas tiempo desde que eran pareja y lo habían dejado un poco de lado.
Cerró la llave del agua y salió envuelto en una toalla dispuesto a vestirse. Cuando de hubo puesto su túnica del colegio metió la mano en el bolsillo para depositar su varita, cuando sus dedos rozaron un pedazo de pergamino. Lo sacó y lo leyó nerviosamente.
Tus Ojos son dos esmeraldas preciosas, en los que me gusta perderme
Tus labios, son la puerta al amor que quiero saborear
Quiero que tus oídos escuchen mis “Te Quiero” y tu piel sienta mis caricias…
Cada vez que te veo, mis latidos se aceleran y cada noche, antes de dormir, pienso en como sería mi vida si te tuviera junto a mi, mi pequeño león.
M.J.D.
Cuando terminó de leer sentía su cara arder… Un anónimo… romántico… su sorpresa pasó a dolor y rabia… Solo había una persona en el mundo que le decía pequeño león, y estaba seguro de que jamás enviaría una carta así. No después de tanto tiempo.
Salió de los vestidores con el pergamino en la mano y se reunió con el resto en la Sala Común. Ignoró olímpicamente a todos y subió hacia los dormitorios. Sus amigos lo vieron y lo siguieron.
-Harry- decían desde afuera.
-Dejenme solo.- les respondió Harry.
-Harry dejanos pasar. – trató Hermione.
-Vayanse.- dijo el moreno con la voz llorosa.
-Abre la puerta Potter o entro a la fuerza. – amenazó Alexander. Segundos después se oyó el chasquido del cerrojo al abrirse y los tres amigos entraron a reunirse con el moreno.
-¿Qué pasó compañero?- le preguntó Ron sentándose a su lado. Harry le extendió la carta y los chicos la leyeron atentamente.
-Harry esta carta es muy romántica, no entiendo porque te pones así.- le dijo Hermione.
-Solo hay una persona que me decía así.- sollozó el chico.
-¿Así como?- preguntó Ron.
-Pequeño Leon.- resondió Harry suspirando.
Los tres amigos de Harry intercambiaron miradas… sabían a quien se refería el chico.
En las mazmorras, el mencionado rubio estaba nervioso esperando la reacción del moreno hacia la carta que le había dejado en su túnica. Hacia ya varias semanas que había recibido la respuesta de su madre, quien le decía que no le importaba con quien estuviera, mientras fuera feliz. Esto le dio las fuerzas para decidirse a reconquistar a Harry, sin embargo, hasta apenas unos días atrás no tenía idea de como hasta que a Blaise le había llegado una carta bastante atrevida de una chica de Ravenclaw. Entonces se le ocurrió aquella idea. Reconquistaría a su amado Gryffindor por medio de anónimos y el primero se lo había dejado ese mismo dia. El siguiente se lo haría llegar algunos días después, pero aun tenía que planear como. En fin, era hora de dormir así que el chico preparó un baño con sales aromáticas y se dio un buen baño se burbujas para relajarse. Al salir envuelto en su bata de seda, de sorprendió de encontrar una nota encima de su cama.
Malfoy:
No se que demonios intentas con Harry, ese anónimo lo dejó muy mal. Espero que no estes pensando en algo estúpido como lastimarlo nuevamente o te aseguro que Voldemort parecerá un conejito a comparación de lo que puedo hacerte yo. Te espero mañana a las 6 de la tarde en el aula vacía del tercer piso, espero que no faltes. No te preocupes, a raíz de lo que platiquemos mañana dependerá si Harry se entera de que eres tu el que le mandó ese anónimo.
No estaba firmado…
-Que extraño- pensó el rubio.-y que bajo. Responder a un anónimo… con otro anónimo.
-¡¡Vamos chicos!!- les decía el profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. –Son los de séptimo año, los que el año anterior lucharon en la guerra, ¿y no pueden hacer un Patronus decente? ¿Potter, Granger, Weasley y Chance son acaso los únicos que pueden formar un patronus corpóreo?
-Profesor Green, hacemos lo que podemos. No todos somos el mugroso “Niño-Que-Vivió”.- reclamó un alumno de Slyhterin ganándose una mirada asesina de parte de la casa de los leones.
-Douglas, 10 puntos menos para Slytherin. Pase al frente por favor.- indicó el profesor. El mencionado obedeció al profesor.-Bien, si en este momento usted no logra un Patronus corpóreo, le restaré 50 puntos a su casa ¿entendido? Bien, concentrese en su recuerdo mas feliz y pronuncie: Expecto Patronum.
El aludido asintió con mala cara, se concentró y…
-Expecto Patronum- de la punta de su varita salió el hechizo plateado, que rápidamente tomó la forma de una lechuza que sobrevoló sus cabezas unos instantes antes de desaparecerse.
-Bien hecho Douglas- felicitó el profesor. – 20 puntos Slytherin. Bien chicos y chicas, la próxima clase practicaremos frente a un boggart al que he hechizado para que solamente tome la forma de un Dementor. Pueden retirarse.
Salieron de la clase y Draco vió la hora. Faltaban dos horas y media para que se reuniera con el tipo que le mandó aquel anónimo asi que se dirigió a comer y bajó a la Sala Común. Faltando quince minutos salió de su dormitorio para dirigirse al tercer piso, encontrándose con que en el lugar citado… no se encontraba nadie. Levantó su varita y conjuró un hechizo para ver la hora. Había llegado justo a tiempo.
-Veo que decidiste venir Malfoy.- dijo una voz a sus espaldas. Draco se dio la vuelta y su vista se centró en un chico que en ese momento se quitaba una capa de invisibilidad.