El hombre que amo
Te veo sentado en el sillón de la sala de la academia, enfurruñado. Sonrío desde donde estoy parado. Sabes que estoy ahí, pero no vas a voltear a verme. No lo harás porque estás molesto.
Sé que la causa soy yo y mis decisiones. Sé cuánto te molestan algunas de ellas. Y no sólo eso. Todo. Sé que odias el hecho de que sea un vampiro, la parafernalia que me rodea como un Kuran. Detestas mis formas de hacer las cosas y sé que aventarías por la ventana mi juego de ajedrez, conmigo incluido en el vuelo.
Pero ¿Sabes? A veces también me molestas. Siempre que me reclamas o me regañas. A veces cuando niegas lo que sientes y me mandas al carajo otra vez. Tu voz cuando está a punto de esgrimir un insulto, me fastidia. Pero ¿sabes? Nada de eso es un motivo para que yo abandone y me vaya. No es un motivo para que me aleje de ti.
Camino sonoramente para que no puedas ignorar mi presencia, hago sonar mis pasos hasta que por fin volteas a verme.
-¿puedo sentarme?-te digo
Tú frunces el ceño y te encojes de hombros-Has lo que quieras.
Casi escuche un “estúpido Kuran” pero te has reprimido, a saber dios porque. Te miro, y no puedo dejar de pensar que quiero que no te enfades, que me gusta más tu rostro cuando sonríe, incluso cuando está confuso es más hermoso. Me acerco más a ti, pero tú te corres en el sillón, rehúyes mi toque.
Suspiro.
Está bien. No voy a apresurarme, no voy a forzarte a nada. Podemos ir tan lento como quieras. Sé que me quieres, aunque lo niegues con vehemencia. No en balde nos hemos besado ya muchas veces, y también hemos hecho el amor un par de veces. Pero aún no puedes aceptarlo. Aún tienes miedo o pena o simplemente es algo que te perturba demasiado.
No importa, esperaré. ¿Sabes por qué? Porque mi corazón encontró su hogar, y ese eres tú.
-¿vas a decirme algo o sólo vas a verme con cara de idiota?-me dices
-me gusta verte-te respondo y tú bufas molesto.
Me rió ligeramente, me escuchas y sé que te has enojado más.
-¿estás preocupado por Ichiru?
Me miras. Lo estás. Levanto la mano y acaricio tu cabello. No te preocupes, quiero decirte. Yo estoy ahí para ti, siempre. Para atraparte si tropiezas. Para sostenerte si quieres parar. Y para soltarte cuando quieras correr. Estoy siempre, ahí, detrás de ti, cuidándote.
-No es por Ichiru-dices-es por…ti.
-¿por mi? No te preocupes lo tengo todo bajo control-te digo y me río.
Tú te sueltas de mi agarre y te levantas del sillón.
-imbécil-murmuras-¿qué tal si te matan? ¿Eh? Lo que planeas es muy arriesgado.
Te miro y sonrío más. Eres lindo ¿sabías? Aún cuando estas enfadado. Te preocupas por mí, no quieres aceptarlo, pero es así. Y es así porque me quieres.
-si te quedas conmigo, estaré bien.
-no me fastidies
-jejeje…oye, cuando me des el sí…
-jamás te diré eso-dices y me miras con el ceño fruncido.
-¿por qué no?
-¿No es obvio, vampiro?-enfatizas lo último. No dirás nada más, has dejado el punto más claro que el agua.
Lo que te preocupa en verdad es que en el mundo que conocemos, no seamos bienvenidos más. Que amar a un vampiro significa un problema porque tú eres un caza-vampiros. Sé que te hiere el orgullo y que te frustra tal situación. Sé que incluso llegas a odiarte, a no quererte más, porque no puedes soportar lo que sientes. Tú, a quién yo adoro, es a quién llegas a despreciar.
-relájate-te digo-estoy junto a ti.
-¿y eso qué?
-que aunque el universo nos abandone por completo, no estaremos solos.
Me miras y luego apartas la mirada. Refunfuñas algo más.
Quiero gritarte que te quiero, que no importa cuánto te enojes conmigo, tus sentimientos hacia mí son puros y hermosos. A veces me doy cuenta que tu grado de enojo es proporcional a tu grado de amor. Eres lindo, muy lindo.
-si tan sólo cedieras un poco-pienso en voz alta.
-No voy a cambiar-dices sin mirarme.
-No quiero que cambies.
Así como eres, así te amo, como el hombre que eres.
-Ni un solo cabello lo cambiaría. Incluso tus cambios de humor tan drásticos que pareces una persona diferente cada vez, incluso eso, es una razón más para aguantarte.
-eres masoquista-te burlas.
-sí, y eso es bueno, porque tú eres un sádico.
Me miras y sonríes ligeramente ¿lo ves? Tienes todo bajo control, siempre. No importa que o cuando, sabes que hacer. Y sabes que debes amarme. Pero también sabes que no es el momento. No quiero que de la noche a la mañana me digas todas las palabras que no has pronunciado. ¿Pero sabes? No es necesario. Tu cuerpo las dice con cada movimiento.
-como sea-te digo-Ichiru, Yo... Estarás bien. Estoy contigo, te ayudaré. Sea lo que sea te ayudaré. Pelearé, me rendiré, incluso moriré si es lo que debo hacer.
-No tienes que hacer nada de eso. Exageras. No es necesario hacer tanto
-¿tanto? Zero yo solo hago una cosa.
Me miras sin comprenderme. No espero que lo hagas. Me inclinó y te robo un beso.
-Yo solo te amo.