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Acosador de San Valentín por Aika chan

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Notas del fanfic:

Estos personajes no me pertenecen si no que son totalmente propiedad de Masashi Kishimoto.

Notas del capitulo:

Feliz día a todos! Espero que lo disfruteis! :3

 

Abrió los ojos perezosamente revolviéndose un poco entre las mantas, a pesar de que no tenía que madrugar solía despertarse bastante pronto y se levantó mirando por la ventana, aprovecharía que no llovía para ir a hacer la compra. Se fue directo al baño para asearse y después de acomodarse su pelo negro salió de camino a la tienda. Agradecía que no hubiera mucha gente recorriendo las calles ya que los negocios todavía estaban abriendo sus puertas y que fuera un renegado que había estado buscado durante años le facilitaba la tarea de no tener que ser amistoso.

Entró en la tienda y comenzó a coger las cosas necesarias para rellenar su nevera, veía como cotilleaban a su paso pero eso jamás le importó, no era ese tipo de personas ya que si no tendría que volver a mudarse. Mientras pagaba se fijó en una estantería en la que predominaba el color rojo, chocolates y diversas chucherías acompañados de un gran cartel que anunciaba el día que era. «San Valentín… vaya tontería», pensó mientras bufaba molesto. Acababa de salir de la tienda cargado con las bolsas cuando notó cómo si algo le agarrara una de ellas. Enarcó una ceja extrañado cuando se giró y no vio nada fuera de lo normal pero sabía que algo había sentido, al mirar las bolsas percibió algo extraño en el interior de una. «¿Una rosa? ¿Pero qué…?», se sorprendió mientras fruncía el ceño molesto. Miró de nuevo a su alrededor tratando de localizar de quién podría pertenecer para luego arrojarla al suelo y seguir caminando.

—Se te ha caído esto.

Clavó su mirada fulminadora sobre el propietario de la voz, solo había salido a hacer la compra y ya se estaba arrepintiendo de haberlo hecho.

—No es mío.

—Venga Sasuke, ¡no seas así! Le partirás el corazón a la propietaria —se burló mientras le tendía la rosa con una amplia sonrisa alumbrando su rostro.

—Sai no pienses que no te zurraré si es necesario —respondió irritado.

Trataba de ser pacífico desde que había vuelto a la aldea pero a veces se lo ponían realmente difícil, sobre todo ese chico que ahora mismo tenía delante.

—Deberías de estar contento aún hay gente a la que le gustas.

—No me interesa.

Se dio la vuelta dejándolo atrás con la rosa en la mano, agradecía que no todos madrugaran tanto. Llegó a casa y después de guardar la compra fue a ponerse la televisión pero sobre el sofá se encontró una caja. «¿Pero qué diablos?». La cogió curioso y al abrirla observó que estaba repleta de bombones en forma de corazón. Torció el gesto con desagrado, no le gustaban los dulces y menos no saber quién narices le andaba rondando y colándose en su casa para hacer ese tipo de tonterías. Cuando al fin se había acomodado escuchó llamar a la puerta y molestó, se levantó a abrir. «Vaya día, ¡joder!».

—¿Qué haces aquí?

—¿Me acompañas? —preguntó sonriente.

—¿Qué dices, Naruto? —Se extrañó.

—¡Hoy es el día de San Valentín! —Sus ojos azules brillaban de una manera que jamás había visto.

—¿Y? —volvió al sofá sintiendo como era seguido por su amigo.

—No seas así… —mientras trataba de convencerlo vio la caja abierta sobre la mesa—. ¡Oh! ¿Ya hubo una chica que te regaló bombones?

—Puedes comértelos.

—¿En serio? —su boca se hizo agua, parecían apetecibles—. No, no puedo. Alguna chica habrá trabajado duro para que los comas tú —se auto convenció—. Pero ahora me tienes que acompañar con más motivo.

—Sigo sin entenderte…

—Tenemos que salir por ahí a dar un paseo, así las chicas nos podrán encontrar para darnos un montón de chocolate.

Lo miró de reojo, no se había parado a mirarlo detenidamente y ahora que lo hacía reconocía que estaba deslumbrante. Todo su ser estaba envuelto en una gran aura de felicidad, su pelo rubio estaba realmente colocado y para su sorpresa, se veía que había seleccionado su vestimenta con cuidado. «¿A caso espera tener una cita». Llevaba bastante tiempo teniendo ese tipo de pensamientos, se había vuelto fuerte y a la vez popular, realmente no le gustaba.

—Nos están esperando los demás, ¿o acaso tienes miedo a ser el que menos chocolates recibe? —se burló divertido mientras se inclinaba para mirarlo cara a cara.

—No seas idiota —separó la vista disimuladamente, esas pupilas azules hacían que se perdiera en ellas.

—¡Pues entonces vamos!

Notó cómo lo cogía de la mano firmemente y tiró de él para levantarlo arrastrándolo hasta el exterior de la vivienda. Quizás debería resistirse al calor que envolvía su mano, pero tampoco era de los tipos que pataleaba para resistirse a algo y siendo sincero, tampoco es que quisiera resistirse. Naruto siempre había sido la luz en su camino, quizás jamás se lo reconociera pero el haberlo perdonado después de todo lo que le hizo significaba mucho para él. Sin duda volvería a entrometerse entre su cuerpo y un montón de agujas si con ello pudiera salvarle la vida. Orgulloso, se deshizo de su agarre y comenzó a caminar a su lado mientras que no paraba de escucharlo parlotear. «Al final me dará dolor de cabeza». Llegaron a un parque dónde el resto de los chicos charlaban animados y el rubio se adelantó siendo recibido alegremente, realmente lo apreciaban.

—También ha venido Sasuke —comentó Kiba mientras mostraba sus colmillos afilados en una gran sonrisa.

—¿Te gustaron los chocolates? —le preguntó burlón Sai mientras le pasaba el brazo por los hombros y los demás los miraban curiosos.

Abrió los ojos mirándolo sorprendido, su cabeza comenzó a dar vueltas mientras su cuerpo se mantenía inmóvil. «¿Cómo diablos sabe eso? Quizás… no… no puede ser».

—¿Tú…? —le separó el brazo bruscamente mientras veía como se reía.

—¡Oh! ¿Tú también los has visto? —preguntó Naruto alegre.

—No, pero ahora ya sé que se los mandaron —sonrió satisfecho—. Ya llevas una flor y chocolates, estás solicitado.

—¡¿Qué?! —gritaron Naruto, Kiba y Lee a la vez.

Sasuke lo único que podía hacer es mantener su porte sereno, sabía que aquel maldito dibujante había ganado esa batalla y ahora tenía toda la atención de los demás.

—Que deprimente… —dijo Lee mientras un aura de tristeza lo acompañaba.

—Ya te digo… —lo acompañó Kiba.

—Y yo que pensaba que ganaría… —añadió Naruto.

Los tres comenzaron a lamentarse de manera exagerada mientras se abrazaban y Shikamaru miraba la escena mientras bufaba agotado. Trató de mantenerse al margen de todas sus tonterías y solo participaba cuando le era realmente necesario o tenía la oportunidad de burlarse de Sai. Decía no tener sentimientos pero, sin duda, podía llegar a ser más orgulloso que él y a ninguno le gustaba quedarse con la palabra en la boca.

Comenzaba a atardecer y Sasuke estaba realmente crispado, no solo tenía que a aguantar a todos esos a la vez si no que no había parado de recibir regalos en todo el día. Chocolates, cartas románticas, osos de peluches, corazones… y además en cualquier sitio.  Ni siquiera podía ir al baño público sin encontrarse algo en el interior, allá a dónde iba aparecían como si la persona culpable de ello se adelantara a todos sus movimientos. Estaba inquieto, nervioso y frustrado, no le gustaban ese tipo de cosas y menos cuando se convertían en un verdadero acoso. De todo ello había algo que lo perturbaba incluso más que ser acosado y era que Sai siempre sabía lo que le habían regalado sin necesidad de verlo, aunque mientras lo vigilaba no pudo ver en ningún momento como narices lo hacía.

—Sasuke… —Naruto le señaló hacia un pie mientras le sonreía.

Escuchó como los demás comenzaban a protestar y al bajar la vista vio otra de esas malditas cajas en el suelo. Estaba harto de aquello y enfadado le dio una patada.

—¿Pero qué haces? — le protestó Naruto mientras la recogía.

—Me voy —respondió sin más malhumorado mientras comenzaba a alejarse.

—¡Hey, espera! —Le gritó.

Siguió caminando, estaba siendo un día de locos y él no era especialmente agradable con ese tipo de comportamientos. Estaba saturado de toda esa situación y antes de acabar garabateándole la cara a Sai con su propio pincel prefería marcharse, tenía claro que tenía algo que ver en todo ese asunto. Poco antes de llegar a la puerta de su casa apareció Naruto llamándolo efusivamente para que se detuviera, se paró delante de él recuperando el aliento de la carrera que había tenido que hacer para alcanzarlo y luego, divertido, se frotó el pelo rubio con una mano.

—¿Qué hace otra vez aquí? —protestó mientras abría la puerta encontrándose un sobre en el suelo—. ¡Maldita sea! —gritó exasperado.

—Vamos, vamos… —trató de tranquilizarlo su amigo—. Solo es una carta.

—¿Solo una carta? —Lo fulminó con la mirada—. Estoy seguro que no es más que una broma pesada del idiota ese y como tú tengas algo que ver…

—Venga, no seas malhumorado —le dijo mientras lo seguía hacia el interior viendo como la tiraba a un lado con el resto de objetos—. ¿No la vas a leer?

—No me interesa.

Se dejó caer sobre el sofá viendo como Naruto tomaba aquel papel entre sus manos y se sentaba a su lado. Pensativo le dio varias vueltas para luego suspirar y cuando levantó su mirada para clavarla en sus ojos se estremeció. Estaba cargada de algo que jamás había contemplado en ninguna otra persona. «¿Por qué diablos tendrás que mirarme así?», pensó avergonzado por esas reacciones que no era capaz de controlar.

—Pues te la leeré yo.

—¿No te tenías que ir a hacer algo? —trató de mantenerse sereno.

—No, así que la leeré —Enseñó sus dientes en una amplia sonrisa pícara mientras abría el sobre y luego comenzó a leer en voz alta—: «Me alegra que hayas vuelto a la aldea. Siempre supe que a pesar de todo por lo que pasaste, tenías un corazón realmente cálido. Me gustas mucho y…». —De repente una mano le arrebató rápidamente el papel haciéndolo una bola—. ¡Lo estaba leyendo! ¿A caso te avergüenza?—protestó.

—Déjate de tonterías, idiota.

Realmente había acertado con el comentario, le avergonzaba y si aún encima se la leía él con esa calma… «Con esos labios…», pensó frustrado mientras se percataba que su amigo se apretaba fuertemente una de las rodillas con sus dedos. No entendía por qué tanta molestia por una carta que seguramente era una farsa.

—Vengo ahora, me llevó tus llaves.

—¡¿Qué?! —se sorprendió viendo cómo salía a toda prisa de la vivienda.

Ni siquiera le había dado tiempo a detenerlo y por supuesto, se había llevado sus llaves. Ahora no solo tenía un bromista acosándolo si no que sus llaves estaban a cargo de un cabeza hueca que seguramente las perdería. Suspiró resignado, acomodándose en el sofá tratando de que la noche llegara rápido y con ella el sueño, así aquel dichoso día desaparecería de su vida.

Escuchó abrirse la puerta, al menos no había perdido las llaves. De nuevo volvía sofocado algo que no comprendía ya que se había demorado bastante, se mantuvo indiferente observando cómo se volvía a sentar a su lado y le agarraba la mano dejándole las llaves sobre la palma. Estaba frio y ni siquiera decía una palabra aunque tampoco le soltaba, su cuerpo quería moverse solo y aferrarse más a él pero su cabeza lo persuadió del intento.

—¿Ocurre algo? —Se interesó dudoso.

—¡No! Nada en absoluto —Su sonrisa volvió a teñir su rostro.

Aquello era muy raro, todo el mundo se estaba comportando de manera muy extraña, definitivamente odiaba ese día. Entre el silenció percató un sonido que provenía de su habitación y salió rápidamente a ver el motivo de su procedencia dejando a un Naruto tenso a su espalda. «¡Lo sabía!», pensó satisfecho encontrándose a Sai colocando otra dichosa carta sobre su cama.

—¿Te has divertido? —preguntó enfadado.

—Esto… bueno, ¡me has pillado! —bromeó divertido intentando relajar la situación pero lo único que consiguió es que lo agarrara con ira por la camiseta.

—Debería de… —Mientras lo sujetaba vio como su mirada se desviaba hacia otro lugar.

—Naruto di algo —dijo haciendo que Sasuke mirara para él.

—¿Tú lo sabías?

—No, Sasuke. No es lo que piensas, seguro que Sai no lo hizo con mala intención.

—¡Naruto! —le protestó el dibujante.

—Venga, no hay por qué ponerse así.

Se acercó a él sujetándole la mano para que lo soltara y simplemente se dejó hacer, tampoco quería darle el gusto de saber que realmente había conseguido molestarle aunque seguramente ya era tarde. Vio como el otro chico se acomodaba la camiseta y se puso al lado de Naruto para susurrarle algo, ahora sí que tenía ganas de matarlo.

—Me dijiste que se lo dirías así que hazlo —comentó sonriente mientras se marchaba.

Sasuke miró extrañado a Naruto, no sabía de lo que hablaban y tampoco que es lo que le había susurrado pero sin duda se le veía avergonzado por ello.

—¿Y bien? —le reclamó.

—Sasuke, yo… —bajó la mirada esquivando sus ojos.

—¿Os habéis divertido riéndoos de mi?

—¡No es eso! ¡Es de verdad! —respondió alterado de golpe al notar el enfado del moreno.

—Así que, se supone que Sai está enamorado y tú eres la concubina ¿no? ¡Hay que fastidiarse! —estaba cansado de aquello y todavía tenía el valor de seguir riéndose de él, se fue hasta la puerta mientras la abría—. Márchate…

—Sasuke escucha, no…

—¡Que te marches!

Bajó la mirada cerrando los puños con fuerza, le había hecho la broma y debería de haberse imaginado cómo reaccionaría así que no conseguía comprender ese tipo de reacción. De repente, tomó aire y levantó su mano con fuerza cerrando la puerta.

—Me gustas y… —citó las últimas palabras de la carta sin levantar la vista—, a pesar de ser raro me gustaría poder estar contigo.

—¿Sigues burlándote de mí? —no entendía aquello.

Su cuerpo tembló mientras sus piernas parecían flaquear, estaba seguro de que no podía estar declarándose pero solo un pequeño atisbo de que así fuera provocaba que perdiera el control de los latidos de su corazón. El calor de su mano sobre su pecho terminó por clavarse en él como una fina daga y al alzar la vista para encontrarse con sus ojos terminó de desangrarlo.

—Sai solo me estaba ayudando. De verdad, me gustas —concluyó al fin sonriendo nervioso.

Su corazón se detuvo, el aire pareció extinguirse de la sala o quizás aquella dichosa mano se lo estaba arrebatando. Siempre había querido que aquello pasara pero ahora ni siquiera sabía que decir y no quedar como un estúpido. Jamás se había visto en esa tesitura, realmente le avergonzaba y eso lo detenía. Sin embargo, otra parte de él deseaba dejarse llevar por la situación, quizás su orgullo era más fuerte.

—¡Te has puesto rojo! —comentó divertido sacándolo de sus pensamientos.

—¡Mira quien fue a hablar, idiota! —se alejó rápidamente de aquella situación.

Aquello era vergonzoso y realmente ahora sí que estaba quedando como un idiota, por mucho que quisiera ocultar esas reacciones con el tiempo había aprendido que las acciones involuntarias de su sistema nervioso eran más poderosas que su cabeza racional. Antes de llegar al sofá notó una mano en su hombre y al girarse, su amigo le dio un pequeño beso en los labios.

—No me has rechazado… —se le veía feliz, seguramente se debía a que aún no le había soltado ningún porrazo.

—¿Sabes que no me gustan los dulces?

—¿Eh? —Se extrañó, no entendía ese cambio tan brusco de conversación—. Sí, pero es lo que se regala en este día ¿Qué preferirías tomates?

—Pues sí, si no lo que estás haciendo es comprar chocolates para ti y ocupar mi alacena —dibujó una media sonrisa al ver el puchero que había hecho—. De todos modos, hoy es San Valentín ¿no?

—Sí, pero ya lo sabes —estaba realmente confuso—. ¿Por qué lo preguntas?

—Pensé que eras un hombre —se burló.

—¿A qué viene eso? ¡Claro que lo soy!

—¡Oh! ¿Sí? —Continuó con la broma—. Entonces sabrás que hoy es cuando las chicas regalan chocolates a sus novios y que en cambio, los hombres es para el mes que viene ¿verdad?

—¡¿Eh?! —se sorprendió—. ¿Estás sugiriendo que…?

Realmente era un cabeza hueca, pero ahora que ya se había reído un poco sabía que el único que había sacado coraje era Naruto así que ahora le tocaba corresponder. Lo agarró por la chaqueta tirando de él para pegarlo a su cuerpo interrumpiendo todas sus divagaciones sobre lo nombrado, envolvió su cintura con su brazo y besó sus labios algo nervioso. No tardó en sentir como le correspondía para luego notar como su lengua recibía la suya gustoso, comenzaron a saborearse con calma, quizás llevaban tanto tiempo esperando aquel momento que hasta preferían olvidarse de respirar antes de perder el contacto con el otro. Se desplazaron hasta la habitación mientras que por el camino se desprendían de la chaqueta de Naruto. Solo se separaron para empujarlo sobre la cama, se acostó sobre su cuerpo escuchando como se fugaba un pequeño suspiró de sus labios y luego volvió a besarlo con demencia mientras sus manos comenzaron a buscar el contacto con su piel.

—Es… espera —Naruto lo separó ligeramente con cuidado mientras el otro lo miraba extrañado—. ¿Estás seguro?

—Yo nunca dudo, ¿tú sí?

Sintió como los dedos de la mano que lo mantenía alejado se movían nerviosos pero no salía ni una palabra de su boca. Tenía claro que no pensaba forzar la situación y por muy excitados que estuvieran no se le veía para nada convencido.

—Dejémoslo aquí —comenzó a levantarse tranquilamente pero una mano lo jaló tirándolo sobre el colchón.

—¿Puedo? —preguntó avergonzado.

—¿El qué?

—Ponerme encima —aclaró, sonrojado.

Sonrió de medio lado mientras le afirmaba sintiendo como se sentaba sobre su cadera, tenía tantas ganas que parecía que su entrepierna explotaría si no era atendida pronto y tanto restregón no se lo ponía fácil así que si para ello tenía que dejarlo llevar el ritmo no sería él quién pusiera resistencia.

—¿Naruto? —se extrañó al ver que se quedaba quieto.

—Lo… lo siento… estoy algo nervioso —trató de sonreír pero se quedó en un mero intento.

—Tranquilo, ven…

Alcanzó su nuca obligándolo a inclinarse sobre su cuerpo y besó sus labios apasionadamente, entendía que estuviera nervioso ya que él sentía lo mismo aunque cada uno lo manifestara de manera diferente. Comenzaron a desprenderse de la ropa y mientras seguían besándose introdujo las manos en el interior de su ropa interior sujetándole con firmeza las nalgas. Naruto dio un respingo al notar ese contacto, pero ninguno estaba dispuesto a echarse para atrás. Sasuke observó cómo se reincorporaba ligeramente para quitarse la única prenda que  cubría su cuerpo y cuando notó que se disponía a hacer lo mismo con la suya se estremeció. Estaba deseoso, lo necesitaba más de lo que jamás se hubiera imaginado e incluso estaba sorprendido por como reaccionaba su cuerpo bajo sus manos.

El rubio trepó por su cuerpo mientras una de sus manos envolvía su miembro, sintió como se acariciaba su entrada con la punta de su miembro dispuesto a sentarse sobre ella y un jadeo salió entre sus dientes. Su calor comenzó a envolverlo mientras se ajustaba a él, veía como torcía el gesto con dolor pero su propio egoísmo podía más que la situación en sí y cuando estaba completamente en su interior ambos parecieron quedar sin respiración. Esperaron un rato a que se acostumbrara y cuando Naruto comenzó a moverse lentamente supo que ya estaba preparado. Empezó con un vaivén de arriba abajo haciendo fuerza con sus piernas mientras que su espalda se mantenía recta, podía ver a la perfección como su miembro entraba y salía de su cuerpo, era realmente espléndido. Envolvió la erección de su amante con la mano masturbándolo al mismo ritmo que el mismo marcaba, sus gemidos los acompañaban en cada movimiento y sus manos trataban de memorizar el cuerpo del otro. No podía aguantar más, aquello era más de lo que se imaginaba que podría soportar y sintió como se derramaba en su interior sin poder evitar gemir avergonzado. Con un par de movimientos más, arrastró el orgasmo de Naruto con él y luego se dejó caer sobre su cuerpo tratando de recuperar el aliento.

—¿Estás bien? —preguntó el moreno mientras le acariciaba la espalda.

—Sí, pero… ¿desde cuándo te preocupas por mí? —sonrió feliz.

—Solo cuando tengo las defensas bajas —Lo correspondió con una media sonrisa mientras se abrazaba a su cuerpo.

—Ya veo… —hizo una pausa mientras lo miraba fijamente a los ojos—. Tendré que tomar nota.

Naruto le besó los labios con dulzura y luego se aferró a su pecho escuchando como los latidos de su corazón se relajaban poco a poco. Nunca había estado así con nadie y a pesar de que le parecía algo vergonzoso estaba realmente cómodo. Le gustaba tener a alguien con el que poder ser él mismo y sobre todo, que después de eso siguiera haciéndolo sentir tal y como se sentía en ese momento. Al fin y al cabo no era más que un ser humano normal y corriente.

—¿Qué piensas? —le preguntó en un susurro.

—Que has engordado —se burló divertido mientras veía como se reincorporaba para mirarlo ofendido.

Atrapó sus labios impidiéndole cualquier tipo de reclamo, le asustaba como llevar, a partir de ese día, aquella situación pero si tenía una cosa clara es que al menos lo intentaría.

 

 

Notas finales:

Muchas gracias por leer y espero que os haya gustado!! ^o^

Si quereis dejarme un review os lo agradecería ya que solo conseguiré mejorar con vuestra opinión o si preferís poneros en contacto conmigo ya sabeis!

 

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