POV Jongin
- Lo lamento mucho Jongin, pero no puedo.
- ¿Qué? ¿Por qué no?
- Sabes que desde hace tiempo estoy enamorado de Luhan, yo mismo te lo dije.
- Y te apoyé.
- Por eso mismo. Lo siento mucho… pero de verdad… no puedo corresponder tus sentimientos…
- Pensé que había una esperanza…
- Pero todavía podemos ser amigos, Jongin.
- ¿Amigos? ¿Tú crees que podríamos ser amigos?
- S-sí…
- Yo no. ¿Sabes lo difícil que fue esconderte mis sentimientos durante todo este tiempo? ¿Sabes lo duro que fue pretender estar bien cuando venías y me hablabas de Luhan? ¿Sabes lo doloroso que es este momento para mí?
- No… lo lamento Jongin… Si tu amor por mí te causa dolor… hubiera preferido que no te hubieras enamorado de mí…
- No digas eso… yo tuve la culpa por enamorarme de ti sabiendo que ya tenías a alguien.
- Por favor no me odies, Jongin…
- No lo hago… sólo… necesito estar solo… –me fui alejando –
- Jongin…
Dolía… dolía mucho… El rechazo es la experiencia más dolorosa que he tenido… Desde hace dos años he estado enamorado de Sehun. Cuando me habló sobre Luhan tenía sentimientos encontrados. Llegué a odiar a Luhan sin siquiera conocerlo, pero por otro lado debía verme totalmente emocionado cuando él estaba ansioso por contarme que habían hablado, se habían visto o se dieron regalos.
Ahora que me atrevo a decirle mis sentimientos no creí que fuera a doler tanto, pero sí lo veía venir. ¿Qué oportunidad tenía con aquél que me ha robado a mi ser querido? Mi corazón me decía que gritara lo que sentía, pero mi mente me hacía dar un paso atrás con las simples palabras de “aunque le digas, no cambiarás nada”.
Y exactamente mi cerebro ganó, puesto que es la realidad que estoy viviendo. Con lágrimas en los ojos estuve caminando con un rumbo infijo, llegando a un parque un tanto solitario. Saqué mi celular para ver la hora y eran las 3:45pm. De inmediato comenzó a sonar.
- ¿Bueno?
- ¿Jongin? ¿Cómo te fue?
- De la patada hyung…
- Oh… lo siento…
- No te preocupes…
- ¿Quieres que te acompañe?
- Si quieres…
- ¡Por supuesto que quiero! Veme en la heladería a la que siempre vamos a las 4:00, ¿está bien?
- De acuerdo hyung…
Minseok hyung siempre ha sido una persona muy comprensiva, amable e incondicional en su apoyo. En estos momentos me hubiera gustado estar solo, pero él siempre me llama en este tipo de situaciones y no me deja solo. Recuperé las fuerzas y fui corriendo a la heladería. Lo que más odia Minseok hyung es la impuntualidad y la infidelidad. Llegué, apenas.
- ¡36 segundos tarde Jongin!
- Yo… vine… corriendo… –jadeaba–
- Está bien –me tomó los hombros– ¿cómo te encuentras?
- Mi-Minseok hyung… –me abalancé a él para llorar–
- Ya, ya… –me daba palmaditas en la espalda– Todo va a estar bien Jongin…
- Es que… Mi-Minseok hyung… yo… yo lo amo… –sollozaba–
- Ya lo sé Jongin… pero no puedes cambiar las cosas…
- Duele hyung… duele mucho…
- Sí… pero va a pasar Jongin… no te preocupes…
Estuvimos un rato más afuera de la heladería, el tiempo suficiente para poder tranquilizarme y hablar bien, para después entrar y sentarnos en una mesa del fondo para poder hablar mejor. Minseok hyung ordenó un vaso de helado para cada quien en lo que yo le contaba todos los detalles. He de reconocer que contando todo de nuevo hizo que algunas lágrimas corrieran por mis mejillas, e incluso algunas chicas de ahí se me quedaron viendo.
- Eso fue lo que pasó… –dije–
- Jongin –tomó mi mano– sé que la verdad duele, pero lo veas como lo veas, tú sabías cuál iba a ser la respuesta. No podías evitarlo.
- Sí, por eso mismo me siento como un estúpido en este momento.
- No digas eso. Realmente fuiste muy valiente como para decirle tus sentimientos en persona.
- ¿De verdad eso es ser valiente?
- Por supuesto que sí. Confesar los sentimientos es algo muy difícil de hacer. ¿Sabías que las palabras que más nos cuesta decir es “gracias”, “perdón” y “te amo”?
- No, no lo sabía.
- Pues ahora sí. Así que levanta ese ánimo y enorgullécete de esto. Piensa que si Sehun no te correspondió debe de haber alguien por ahí que sí lo haga.
- Jaja muchas gracias hyung.
- No agradezcas, sabes que para eso estoy.
- Sí, es cierto. A propósito, ¿cómo vas con Chen?
- La verdad, ni yo sé. Quiero platicar abiertamente con él, pero no se despega de su amigo Suho…
- ¿Estás celoso?
- ¿Qué? ¡No! Es simplemente… –se sonrojó–
- Estás celoso.
- ¡Jongin! No pongas palabras en mi boca…
- Jaja lo siento hyung, pero creo que es muy obvio para ambos que eso es lo que pasa.
- Sí… por eso te dije que tú sí eres valiente. Mírame a mí, ni siquiera puedo hablarle al chico que me gusta…
- Tú puedes hyung. Debe de haber algo que ustedes compartan para que de ahí salga un tema de conversación.
- Sí… ¡tienes mucha razón Jongin! Investigaré eso.
Seguimos platicando por un largo rato hasta que dieron las 7:00pm. Fue a esa hora que nos fuimos de la heladería y cada quien a su casa. De momento recordé que Sehun vive en una calle cercana a la mía, por lo que opté por llegar desde otro lugar. Al pasar, vi una pastelería que jamás había visto en mi vida. Tal vez la falta de costumbre de venir por aquí.
Me asomé por la ventana y las luces seguían prendidas, pero no había gente, ¿estará desierta? Opté por entrar y de paso comer una rebanada de pastel. Al menos el azúcar me anima. Toqué la campanilla del mostrador pero nadie me escuchaba, toqué una vez más y nadie venía. Decidí ir a donde estaban los pasteles y todos se veían deliciosos.
- Lo siento pero… estamos por cerrar… –habló alguien–
Llevé mi mirada hacia la dirección donde había salido la voz y me encontré con un chico de tez blanca, muy blanca diría yo, tenía remangadas las mangas de su camisa hasta el codo y sus manos tenían restos de un polvo blanco. Su cabeza estaba cubierta por un gorro voluptuoso de color blanco y llevaba un delantal color rojo que tenía impreso “Pastelería Pororo” en la parte izquierda.
- ¿Me ha escuchado? –preguntó–
- Sí, lo siento. Eh… soy nuevo por aquí así que se me hizo raro ver una pastelería.
- Apenas abrimos hace dos semanas.
- Oh… ya veo por qué.
- Le repito, estamos por cerrar. ¿Quiere elegir un pastel o venir mañana?
- Ah… quiero uno individual. ¿De qué sabor tienes?
- Hay de chocolate, tres leches, vainilla, pan de naranja, imposible… ¿Cuál es su sabor preferido?
- La naranja está bien.
- ¿Con cubierta de qué?
- Chocolate.
- En un momento se lo traigo –se metió a una puerta y a los pocos segundos regresó– Aquí tiene.
- Woa… se ve delicioso.
- Jeje lo es –sonrió– ¿quiere comerlo aquí o se lo va a llevar?
- ¿Si elijo aquí podrías cerrar más tarde?
- Seguro.
- Entonces aquí.
Otra vez se fue y regresó con una cuchara cafetera. Me la entregó y se sentó en un banco, recargando sus codos en el mostrador y su barbilla en ellos. Probé un pedacito del pastel e inmediatamente pude darme cuenta que en verdad estaba delicioso. Alcé la mirada para sonreírle al chico y él me respondió con una sonrisa más grande que la de hace rato. ¿Pero qué tenía su sonrisa en este momento a diferencia de hace rato? No lo sabía, pero por leves minutos olvidé por completo a Sehun y ahora me enfocaba en esa sonrisa frente a mis ojos.