Cap. 9
Harry se dejo caer en su cama, exhausto.
Habían pasado 2 semanas desde su visita al señor Flamel y desde ese día había estudiado todo lo enviado por él y su esposa.
Estudiado y entrenado.
Dumbledore había sido informado de la situación, y con él, el personal de confianza del director: dígase McGonagall.
Todas las noches había sido algo distinto.
Si no era con Snape en Legeremancia, era con Remus en Defensa, o con Sirius en alguna otra cosa.
La profesora McGonagall le enseñaba Transformaciones Avanzadas antes de la cena y se había visto obligado a asistir (nuevamente) a clases de Adivinación, y Runas Antiguas. Esta ultima asignatura no le mortificaba tanto.
Suspiro fastidiado y se pregunto porque debía de hacer tanto.
Y por si fuera poco todos los fines de semana practicaba magia sin varita con Tom. Aunque esta no era tan complicada, pues la dominaba como si lo hubiera hecho toda su vida, el hecho de que Tom le enseñara hechizos de magia oscura...
Le ponía los pelos chinos. No es como si el Ministro quisiera convertirlo en un Mago Oscuro, eso, él estaba seguro, podía hacerlo solito. El argumento de Tom para enseñarle era que debía dominar dicho arte, para poder defenderse.
Como si alguien quisiera matarlo… tal vez era así.
Por otro lado estaba la insoportable de Dolores, que había estado desacreditando al director Dumbledore.
Tenía el mal presentimiento de que ella estaba esperando algo para deshacerse de él.
Y Cedric...
Cerró los ojos fuertemente y evoco los dulces ojos acaramelados del tejón, que debía estar bastante enojado con él.
Hizo una mueca y suspiro. Cedric estaba tan enojado que empezó a juntarse con una Ravenclaw, Cho Chang, si no mal recordaba se llamaba.
Extrañaba la reconfortante presencia de Cedric, que le hacía olvidar por momentos lo molesto que se había vuelto Draco para con él.
El Veela se había convertido en una verdadera molestia, molestando a sus amigos y, para sorpresa de todos, a él mismo. Harry había tenido que contenerse varias veces para no partirle el inmaculado rostro a su hermano. O besarlo desenfrenadamente.
Y eso era mucho decir de él, que era normalmente pacifico. Y controlado con sus hormonas.
Aburrido de cavilar, decidió dar una vuelta por el castillo, antes de que empezara la siguiente clase.
Por supuesto, lo último que esperaba encontrarse un cansado Harry Malfoy al salir de la Sala de los Menesteres, era precisamente eso.
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Ron, Neville y Hermione caminaban por uno de los pasillos, disfrutando de la fresca briza de otoño de Octubre.
Cuando Ron no se volvía pesado era realmente agradable, y hasta divertido. Y Hermione precia brillar a su lado, a pesar de que sabia que nunca conseguiría nada.
Y Neville tambien lo sabía. El castaño no era tonto y había notado el cambio de Hermione para con Ron, a la vez que noto el de Ron para con Draco.
Mientras escuchaba hablar y leía su libro de Herbologia pensó que, si alguna vez Harry se enteraba de eso, correría la sangre del peli rojo.
-vaya, vaya, pero, ¿que tenemos aquí?-la voz de Blaise Zabinni lo hizo alzar la vista para encontrárselo a él, junto a Parkinson y Nott, y un poco mas atrás Crabbe y Goyle.
-Blaise, déjalos en paz-susurro Theo, mirando a un sonrojado Neville y sonriéndole levemente
-¿por qué? Si será divertido-se acerco a Neville y le arranco el libro de las manos-una sangre sucia, un traidor a la sangre y un huerfanito
-oh, que divertido-Pansy se acerco al moreno y miro el libro-¿no es muy avanzado para ti, Longbottom?-pregunto, sonriendo
-devuélveme el libro, Zabinni-dijo Neville, apretando los dientes
-uy, nos salió fierecita el leoncito
-déjale en paz, Zabinni-tercio Hermione, molesta
-no te metas, sangre sucia-escupieron Crabbe y Goyle, a la vez
-Blaise, si Harry se entera...-intento razonar Nott
-¿enterase de qué, Nott?-siseo, mirándolo en forma de advertencia-el huerfanito dientes de lata es bastante divertido-y sin previo aviso le lanzo un hechizo aturdidor al castaño
Neville, confundido, no vio venir el siguiente hechizo hasta que lo tuvo encima.
Cerró los ojos esperándose lo peor, reconocer el rayo rojo que le fue lanzado fue demasiado fácil, pero al no sentir nada abrió los ojos, encontrándose con una burbuja prácticamente invisible, protegiéndolo.
-¡Zabinni!-la voz de Harry resonó en los muros mientras el moreno se acercaba a ellos, rojo de furia
Había escuchado todo, con sus sensibilizados oídos, y había corrido hasta el lugar, lanzando un Protego justo a tiempo de que un “Crucio” golpeara a Neville.
-ah, pero si es Potter-escupió el apellido, como si siquiera pensarlo fuera repugnante
-se puede saber, ¿qué demonios te pasa?-en pocos pasos Harry estaba al lado de Neville, mirando a Blaise furioso, pero aparentemente tranquilo
-no te metas, que no es contigo, fenómeno
Harry alzo una ceja, al más puro estilo Malfoy. Así que Zabinni sabia...
Se pregunto si él había sido quien aviso a la bruja de Umbridge sobre eso, pero lo deshecho con rapidez. Blaise ya debía de saber que Draco era un Veela, y exponer a un Malfoy, era exponerlos a ambos.
-cállate Blaise-escucho que le susurraba Theo, mirando preocupado al de ojos verdes
Susurro que solo Blaise y Harry escucharon.
-déjalos en paz, Zabinni-seseo Harry
-si, déjalos en paz Blaise-dijo una tercera voz y todos vieron a Draco Malfoy acercarse al grupo, tranquilamente-¿que no vez que su perro guardián está molesto?-sonrio con sorna, mirando a su hermano
Los demás Slytherins, salvo Theo, rieron ante la ocurrencia del rubio. Por su parte, Harry respiro hondo, controlando la furia que bullía dentro de sí.
“Cuando se sienten rechazados por su pareja suelen perder el control de su magia, y cuando son humillados o maltratados por esta, es aun peor...” recordó las palabras de uno de los textos de los Flamel, y teniendo como referencia el desastre que había hecho hacia un par de días en la Sala de los Menesteres entrenando con Sirius...
-al menos yo si valoro a mis amigos, Draco-dijo con calma, sonriendo de medio lado-ahora, Zabinni, devuélvele el libro a Neville, y discúlpate con mis amigos
Neville y Hermione observaron a Harry, preocupados por algún descontrol de su magia, por otro lado, Theo y Ron vieron alucinados al moreno, no creyéndose lo que había dicho.
Blaise estallo en carcajadas, seguido de Pansy y los grandulones a sus espaldas. Draco no rio.
Al parecer, el era el único que podía ver vetas doradas en los ojos de Harry, o como un aura nada agradable lo envolvía, mientras las estatuas y cuadros a su alrededor empezaban a temblar levemente. Eso, sin contar las pequeñas lenguas de magia casi traslucida que parecía envolver a Blaise.
-¿y si no que, fenómeno-Potter?-pregunto el italiano, la única persona que lo llamaba por su verdadero apellido
Harry simplemente sonrio ladino, sonrisa que hizo estremecer a todos los presentes.
Sin previo aviso, Zabinni le extendió el libro a Neville, quien lo tomo sorprendido.
-perdón por haberles insultado-dijo, con voz monótona y la mirada perdida-y por haberte hechizado, Longbottom
Todos observaron pasmados la extraña actitud de Zabinni.
-¿viste que no fue tan difícil?-pregunto Harry, con mofa y falsa inocencia, para luego mirar seriamente a todos los de su casa allí presentes-la próxima vez que insultéis amis amigos, o los intentéis lastimar, la pasaran muy mal-le lanzo una mirada a Draco, diciéndole que eso lo incluía a él
Y dicho esto, dio media vuelta, su capa ondeando de una forma sospechosamente parecida a la de su adusto profesor de pociones, y emprendió el camino a su primera clase de la tarde, seguido por un confuso Neville, una preocupada Hermione y un extrañado Ron.
¿Harry lo consideraba su amigo?
Pasado unos minutos, sumidos en un extraño mutismo, Pansy emitió un gritito.
-¡a Imperiado a Blaise!-chillo, pasando una mano frente a los, aun perdidos, ojos de su amigo
-no lo vi sacar su varita-comento Theo, alucinado aun por lo acontecido
-¡es obvio que le lanzo un Imperio!-dijo Crabbe, mirando a Blaise
-si, Zabinni no hubiera actuado así por su propia voluntad-agrego Goyle
“Vaya, parece que tienen cerebro” pensó Draco, mirando aun por donde se había marchado su hermano.
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Al salir de su tediosa clase de Adivinación, Harry fue interceptado por un alumno de Ravenclaw, de 3er año
-el director te manda a llamar, Malfoy-dijo con sorna, mirándolo despectivamente
Harry rodo los ojos, habían algunos que no olvidaban que el año anterior había participado en el Torneo de los Tres Magos.
Cansado, dirigió sus pasos a la oficina del director. Dijo la clave y subió las escaleras de caracol cuando la gárgola le dio el paso.
Al entrar a la oficina del director se quedo parado bajo el marco de la puerta.
Dentro de ella estaban Blaise Zabinni, Pansy Parkinson, su jefe de casa, Severus Snape, y el director.
Al menos esos eran lo que estaban a la vista, puesto que a sus sensibilizadas fosas nasales llego el aroma del extraño y molesto perfume de Dolores Umbridge, mezclado con el olor a pelo de gato.
-Harry, siéntate-dijo amablemente el director-¿un caramelo de limón?
-no gracias-refuto amablemente, tomando asiento junto a los otros dos chicos
-¿sabes por qué estas aquí, Harry?-pregunto el director
-no-negó, confundido
-por usar una Imperdonable contra compañeros de su propia casa, Malfoy-seseo Snape, molesto
-¿una imperdonable?-Harry observo aun más confuso al director-no sé de que...
-¡no mientas!-chillo Pansy, molesta-le lanzaste un Imperio a Blaise
-Harry, permíteme tu varita-dijo el director, mirando a Pansy de reojo
Aun confundido, Harry saco su varita y se la entrego al director, quien se la alcanzo a Severus.
-Priori Incantatem-dijo Severus, apuntando la varita del ahijado de su marido con la propia
Sobre la varita de Harry aparecieron unas letras rojizas, donde se leían claramente “Flagrate”
Tanto Blaise como Pansy boquearon, sorprendidos.
-¿Malfoy?-pregunto Severus
-Sirius me pidió un favor que estuve haciendo junto al profesor Lupin-Black en mi tiempo libre-contesto con simpleza
Severus alzo una ceja, preguntándose que demonios planeaba su chucho pulgoso y el licántropo.
-es claro que el señor Malfoy no hizo nada de lo que ha sido acusado-concluyo Snape, devolviendo la varita-ustedes dos serán castigados por vuestro falso testimonio
-Harry, puedes retirarte-dijo Albus
-gracias profesor
El moreno se puso en pie y, tras despedirse con un asentimiento, dio media vuelta dispuesto a irse.
A ninguno de los Slytherins allí presentes le paso desapercibida la sonrisa ladeada del moreno.
Albus en cambio, lo miro pensativo.
O Harry era muy bueno fingiendo, o ciertamente no había hechizado al italiano, al menos no de la forma convencional.
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Harry entro en la oficina de Severus, con la túnica abierta y la corbata fuera de su lugar.
Se acerco tímidamente al adusto profesor y se sentó frente a él. Muy esposo de su padrino, pero Harry a veces se sentía turbado a su lado.
Severus, quien corregía unos pergaminos de 2do año y gruñía por lo bajo, no le presto atención.
Cuando termino, miro a Harry y alzo una ceja.
-¿y bien?
-te juro que yo no use el Imperio contra Blaise-soltó el moreno, mordiendo su labio nervioso
-Harry, sé que no necesitas usarlo para controlar a otras personas-dijo el profesor-solo quiero saber qué hiciste
Harry sonrio apenado y le explico que puso en práctica una de sus habilidades de Shittara.
-canto de sirena-dijo Severus, sorprendido
-algo similar-asintió-según entendí el afectado escucha un suave murmullo que le... Obliga a hacer lo que uno quiera
Severus suspiro y miro a Harry, sonriendo levemente.
-¿algo que quieras agregar?
-lanzo un Crucio contra Neville-los ojos del moreno se oscurecieron-si hubiera tardado un segundo mas, Zabinni estaría en Azkaban y Neville en la enfermería
Severus suspiro pesadamente, no sorprendiéndose mucho de que Zabinni lo hubiera intentado.
El último padre del chico había sido un auror de los más curtidos y crueles, que debió de enseñarle al chico... Y no de muy buena forma.
-si prometes no volver a hacerlo...-empezó Severus pero se detuvo-si solo harás que se retracte, no le veo el problema
Harry sonrio feliz y se puso en pie.
-gracias Sev-dio media vuelta para salir pero se detuvo-por cierto-se giro nuevamente y saco algo del pantalón de su uniforme-Feliz Aniversario
Le guiño un ojo y dejo sobre la mesa una bolsita negra.
Dio media vuelta y salió de la oficina.
Severus frunció el ceño y tomo la bolsita.
La abrió y dejo caer su contenido sobre su escritorio. Jadeo y sintió su corazón correr alocado, mientras un calorcillo invadía sus mejillas.
¡Maldito chucho!
Dentro de la bolsa había una obsidiana pulida junto a dos ónices, la primera en forma de corazón y las dos últimas con formas de lágrimas. O tal vez dos mitades de un corazón. Las tres con un pequeño agujerito y por estos pasaba un cordel negro.
Las 3 piedras tenían grabados unos nombres, y junto a ellas había un sobre perfectamente doblado.
Severus frunció el ceño y tomo la obsidiana en sus manos. Abrió los ojos sorprendido y tomo el papel entre sus manos.
¡Maldito chucho sentimental y Gryffindor!
Sintió unos brazos envolverse en su cuello y un cálido aliento en su mejilla.
-feliz aniversario, Severus-susurraron a su oído-¿te gusta?
Severus trago saliva y asintió.
-como...
-tengo mis influencias-pudo sentir como el otro hombre sonreía, con una gran emoción-¿te gusta?-pregunto nuevamente
Severus se puso en pie, rodeo la silla y apretó entre sus brazos a su tonto Gryffindor, besándolo profundamente.
-Feliz Aniversario-susurro, besando sus mejillas, sus ojos, su cuello
Sirius rio y dejo que Severus lo arrastrara a sus habitaciones privadas.
Se sintió orgulloso de su gran acierto, y aunque sabía que le traería consecuencias, valía la pena.
Si, valdría la pena dejar su trabajo por 9 meses y darle un hijo a Severus, de los dos.
Y mientras Severus le demostraba todo su amor de la única forma que sabía hacerlo, en el escritorio quedaron olvidadas las preciosas joyas. “Sirius Snape” se podía leer en una de las ónices, “Severus Snape” se leía en la otra y “Eileen Snape” en la obsidiana.
Porque Sirius tenía la esperanza de que el fruto que llevaba en su vientre fuera una hermosa niña, que llevaría el nombre de su difunta abuela.
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Harry entro en la Sala Común con una gran sonrisa, que se borro al encontrarse con Blaise, Pansy, Crabbe, Goyle, Theo y Draco. Y unos cuantos estudiantes de cursos menores que estudiaban o cuchicheaban entre sí.
Harry barrió la Sala y, con una simple mirada, todos los demás salieron prácticamente corriendo. A nadie le gustaba ver a un Malfoy molesto, y menos a eseMalfoy molesto.
El chico era un encanto, pero molesto...
Eran pocas las veces que habían presenciado su ira, pero últimamente, parecía que cualquier cosa lo alteraba.
Una vez solos, Harry se acerco a Blaise, con paso ligero pero con los claros movimientos de que estaba molesto.
Draco miro embobado el andar de su hermano. ¿Desde cuándo Harry era tan... Sexy?
-quisiera saber, Parkinson, ¿cómo se te pudo ocurrir que yo lance una Imperdonable contra Zabinni?-pregunto, en un suave e inquietante seseo
-es lo que pareció-la chica frunció el ceño-Blaise no parecía Blaise
Los grandulones asintieron.
-pero no pienso discutir contigo-agrego la chica
Se despidió de sus amigos y subió al dormitorio de chicas. Draco le hizo unas señas a Crabbe y Goyle y ambos se fueron a sus respectivos dormitorios.
Los ojos de Harry brillaron malvados al posarse nuevamente en Blaise, quien se estremeció de pies a cabeza.
-ya sabes lo que soy, así que no le daré vueltas al asunto-Harry se inclino sobre él, mirándolo directamente a los ojos, sus rostros demasiado cerca-si vuelves a fastidiar a mis amigos, la pasaras muy mal
-no te temo, Potter-escupió el italiano
-créeme, deberías hacerlo-Harry sonrio macabro-si conoces a Gellert Grindelwald, debes saber que yo podría ser peor-dio media vuelta y subió a su habitación.
No se sentía como el mismo, pero estaba demasiado agotado como para darle mente a eso.
Blaise se pregunto si Harry sería capaz de cumplir la amenaza, Theo lo jalo para subir a la habitación que compartían, y Draco se quedo un rato más frente a la chimenea, pensando en lo extraña que se había sentido el aura de Harry desde el momento en que apareció, cuando Blaise fastidiaba a los Gryffindors.
Era casi como... Como si quisiera destruir todo a su paso.
Suspiro y subió a su habitación, al día siguiente debía de escribirle definitivamente a su madre.
Había muchas cosas que quería, y debía consultar con ella.
Continuara...