Cap. 10
Faltaban unos días para Halloween.
En realidad. Faltaba una semana justa.
Tan maravillosa fiesta (para los magos y brujas) caía convenientemente el último domingo de Octubre, lo que le daba una oportunidad a los estudiantes rezagados (normalmente Gryffindors) de comprar sus disfraces en la salida a Hogsmade del sábado 30.
Todos los estudiantes estaban emocionados. No solo por la fiesta, sino tambien por que luego serian los exámenes, el baile de Yulle y las vacaciones.
Y la semana paso relativamente rápida, entre preparativos y arreglos y planes.
Aunque para Harry fue eterna.
La semana entera se la paso escondiéndose de Hermione y sus ansias de convertirlo en un modelo humano (o en su caso, un Shittara modelo).
Y en momentos así agradecía tener sus sentidos sensibilizados pues, desde que oía, olía o veía a su castaña amiga a distancia, corría (de una forma muy poco elegante) a esconderse en el único lugar que sabia ella no visitaría...: las mazmorras de Snape. Que habían sido invadidas recientemente por un hormonal Sirius.
Cabe decir que una vez tuvo que devolver sus pasos, pues a sus fosas nasales llego el claro olor del sexo justo antes de siquiera entrar al terreno de las serpientes. Cosa que revoluciono sus propias hormonas, pues al parecer tanto su temporada de celo como el cercanía de la luna llena lo ponían... Sensible.
Pero ese no era el caso. El punto estaba en que Hermione en sus recesos daba vueltas al castillo buscándolo, para convencerlo de ir al baile. Aunque no tuviera pareja.
Porque Cedric había invitado a la dichosa Ravenclaw con la que ahora salía (para darle celos, claro), bastante desagradable a la vista del moreno.
Ni siquiera bajaba a cenar. Llamaba a alguno de los elfos del colegio (o a Dobby, un elfo que le perteneció a su padre y que el libero por... Accidente)
Así que, cuando llego el sábado, Harry se sintió aliviado. Hermione se rendiría...
O eso pensó el.
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El sábado temprano, antes de la hora para la partida a Hogsmade, Harry se había acurrucado nuevamente en su cama, luego de haberse bañado, feliz de haberse deshecho de Hermione.
Ignorante del alboroto que se formaba fuera de la Sala Común (había aprendido en esas semanas a hacer los hechizos silenciadores más poderosos que había conocido jamás).
Mientras, abajo, una encantadora Hermione trataba de convencer, a punta de varita, a un Slytherin de 1er año para que dijera la contraseña, mientras un azorado Neville trataba de calmarla.
-¿qué sucede?-pregunto alguien a espaldas de la chica
Hermione se giro para encontrarse con Adrian Pucey, un Slytherin de su mismo año, rubio y de ojos azules.
-¡Pucey!-Hermione sonrio ampliamente-¿podrías decir la contraseña? Necesito a Harry, pero no me ha contestado ninguna lechuza
El chico alzo una ceja, se encogió de hombros y, acercándose al muro, susurro la contraseña.
Inmediatamente los ladrillos se movieron dejando a la vista la entrada a la Sala Común.
Pucey entro, seguido de Hermione, Neville y el atemorizado joven de 1er año, que desapareció escaleras arriba. La leona era bastante atemorizante.
Todos los allí presentes miraron sorprendidos a los dos Gryffindors. Ellos sabían que eran amigos de Malfoy, así que trataban de meterse con ellos lo menos posible, pero jamás imaginaron que tendrían el valor suficiente de entrar en un nido de serpientes.
-¿podrías llamarlo?-pregunto Hermione, sonriendo encantadoramente
El rubio rodo los ojos y subió las escaleras que llevaban a la habitación de los chicos de 5to.
Blaise, que estaba sentado frente a la chimenea junto a Theo, Draco y Pansy, les lanzo una mirada venenosa.
Mirada que fue olímpicamente ignorada.
Unos minutos después, un mosqueado Harry, vestido con unos jeans azules desgastados (regalo de Sirius hacia un año y que él no perdía oportunidad de ponerse), una camisa verde con gris a cuadros abierta y bajo esta una polera negra. Su indomable cabello negro caía suelto alrededor de su rostro y un mechón cubría su cicatriz y la mitad del ojo derecho.
Con su paso medidamente torpe y su expresión enfurruñada, que sin los lentes le hacía ver encantador, arranco varios suspiros, tanto de las estudiantes femeninas como de los masculinos, incluyendo a Draco.
-Hermione...-dijo Harry, en forma de advertencia
-Hermione nada, iras al baile de Halloween, y punto-sentencio la joven
-no tengo disfraz-trato de razonar con ella, rogando porque funcionara
-lo podemos resolver-sonrio de forma tétrica, apretando contra su pecho una libreta que Harry no había visto
-no tengo pareja-comento, tratando de zafarse como fuese
-eso es lo de menos, Neville, Ron y yo tampoco tenemos
Algunos Slytherins rieron por lo bajo, ganándose un ligero gruñido de Harry.
-Neville-Harry lo miro, tratando de acudir a su amigo
-lo siento, estoy atado de manos-sonrio apenado, y junto sus muñecas para hacerlo más grafico, como diciéndole que el tambien sufriría el horror
Sin decir más, Hermione tomo a Harry de la mano y la jaloneo.
Harry se dejo arrastrar, total, ya no tenía nada que perder.
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-¿estás seguro de que Harry fue criado por los Malfoy?-pregunto Theo, observando cómo Harry cargaba torpemente con las compras de Hermione, que había arrastrado a Ron con ellos
-si-asintió Draco, observando como el condenado jean se moldeaba a la figura de su hermano-¿por qué?
-pues-Theo miro a Draco, vestido con un pantalón negro de la más fina tela y una camiseta verde Slytherin con una serpiente plateada en el centro-tu pareces mas Malfoy que él, y me refiero a cuanto porte, elegancia y...
-y buen gusto-agrego Pansy, haciendo una mueca
Draco estuvo a punto de estallar a carcajadas. Era tonto decir que el parecía mas Malfoy, el era un Malfoy de nacimiento.
¿Es que ellos no vieron a Harry cuando era niño?
Cierto, siempre fue algo torpe y despistado (o se lo hacía) y no le gustaba usar mucho las caras túnicas o las ropas finas. Pero si había algo que Harry Potter Malfoy tenía, era porte, elegancia y muy buen gusto.
Era solo que... No le gustaba lucirse.
Aunque con lo que se pusiera se vería bien.
-en mi opinión él se ve bien con lo que sea-comento Terence Higgs, un Slytherin rubio de ojos azules y 2 años mayor que ellos, comiéndose a Harry con los ojos
Draco gruño algo parecido a “Mío”, que solo lo alcanzaron a escuchar Blaise y Theo, quienes miraron a su amigo, preocupado.
Draco le dio un largo trago a su cerveza de mantequilla, observando cómo Harry se sonrojaba y Hermione sonreía, complacida.
“¿Qué demonios planea Granger?” Pensó, molesto
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Y llego el tan preciado Halloween.
Harry había pasado el día encerrado en su habitación, y cuando ya no pudo soportar el mutismo de Draco, que deslizaba las perchas de su armario y desidia que ponerse, Harry se levanto y salió.
Decidió dar una vuelta por el castillo, rumiando el tener que disfrazarse de una forma tan... ¡Vergonzosa!
Estaba tan distraído que no se percato de su camino hasta que choco con otro cuerpo.
Por suerte, con sus nuevos adquiridos reflejos logro sujetar a la otra persona antes de que cayera.
-lo siento-se disculpo
-no te preocupes Harry-el moreno reconoció la voz antes de ver a la persona-yo también esta distraída buscando a los snorlacks de cuernos arrugados
-¡Luna!-Harry la abrazo y beso su mejilla-siglos sin verte
-lo mismo digo-la chica sonrio-pero es bueno que tengas grandes reflejos, hubiéramos caído los dos de bruces
-cierto-asintió, soltándola
-¿a dónde ibas?
-a cualquier parte, lejos de Hermione-rio-me quiere obligar a ir al baile pero...
-hoy, hace 14 años tus padres murieron-completo la joven
Harry sonrio. A ella había sido la única a la que le dijo sobre sus padres, y se alegraba.
-como llevas lo de...
-más o menos-contesto rápidamente
Si. Luna sabia de su ‘‘condición’’ de Criatura Mágica, y no porque él le dijera precisamente.
La chica se le había acercado en la biblioteca, hacia unas 3 semanas y le había dicho que tratara de controlar su magia o terminaría destruyendo la biblioteca.
Harry se avergonzó y ella le explico que era normal que una Criatura con su caudal mágico perdiera el control de vez en cuando.
Y luego se fue, dejándolo con la boca abierta.
-pero esa no es la única razón para no querer ir al baile, ¿cierto?
-no tengo pareja-admitió avergonzado
-yo tampoco-asintió la chica y sonrio como si algo se le hubiera ocurrido de repente-¿y si vamos juntos?
Los ojos de Harry brillaron, tomo sus manos y las beso.
-¡eres una genio!-y dicho esto, dio media vuelta y salió corriendo hacia la Sala Común de Gryffindor.
Luna simplemente rio y siguió con su búsqueda.
Tal vez para la próxima, pondría a Harry a ayudarla, las escurridizas criaturas no pasarían desapercibidas para su amigo, ¿no?
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A las 8 en punto todo el mundo estaba en el Gran Comedor. Las mesas habían sido reemplazadas por pequeñas mesitas para 8 o 9 personas.
Los típicos fantasmas paseaban de un lado a otro, observando con verdadera curiosidad los “fantasmas” muggles (idea de los hijos de muggles, encabezados por Hermione). Murciélagos volaban de un lado a otro y lámparas de calabazas, hechas a mano por los estudiantes, flotaban o estaban colocadas como centro de mesas.
El centro del Gran Comedor se había convertido en una pista de baile y todos lucían sus mejores disfraces, bailando, comiendo o bebiendo ponche.
La mesa de los profesores fue reemplazada por una mesa parecida a las demás, y en ella solo estaban Umbridge, McGonagall, Dumbledore, Snape y Lupin-Black, los últimos dos conversaban, en secreto, como si ocultaran algo. Y, para sorpresa de muchos, el Ministro Riddle los acompañaba.
A Sirius le hubiera encantado estar allí, pero su esposo le prohibió rotundamente aparecerse por el Gran Comedor.
En una mesa, cerca de donde solía estar la de Slytherin, Draco, Blaise, Theo y Pansy observaban a todos los estudiantes, criticando despiadadamente sus disfraces.
Porque, ciertamente, los de ellos eran los mejores; hasta ahora.
Blaise hiba disfrazado como un príncipe del siglo XV, con un traje verde oscuro, de mangas abombadas y una capa negra colgada sobre los hombros.
Theo iba disfrazado como un escritor muggle, Poe según recordaba, con un sobrio traje negro, camisa blanca y un pañuelo vino tinto en el cuello. Tenía el pelo peinado totalmente hacia atrás y, con un práctico hechizo, había hecho que su piel se viera de un pálido enfermizo con unas profundas ojeras adornaban sus ojos. Había omitido el bigote, considerándolo de mal gusto.
Pansy, por su parte, iba disfrazada como una bruja Muggle: vestido negro de falda abombada y mangas largas, botas altas y largas hasta las rodillas, el pelo amarrado en un estirado moño alto y un sombrero picudo.
Y Draco, Príncipe de Hielo de Slytherin, iba disfrazado como el más sexy vampiro jamás visto. Un traje negro similar al de Theo, una camisa de igual color, con dos botones abiertos, unos finos zapatos de cuero negro y una gabardina negra por fuera y roja por dentro, colgada sobre sus hombros; llevaba los largos y rubios cabellos peinados totalmente hacia atrás, un hilillo falso de sangre corría por su mentón y sobre su labio inferior sobresalían las puntas de un par de afilados colmillos falsos.
-¿crees que tu hermano vendrá?-pregunto Theo, mirando a todas partes
-¿con el mal gusto que tiene? No creo que haya escogido un buen disfraz y por eso no ha venido-comento Pansy, venenosa
Draco no dijo nada. Tenía el presentimiento de que su hermano si iría.
Y que los sorprendería.
Mientras tanto, en la Sala Común de Slytherin una impaciente Hermione estaba considerando seriamente el subir y sacar a Harry arrastrado de las orejas.
-Harry James Potter Malfoy-trono, apretando sus puños con fuerza
-Mione, tranquila-intento tranquilizarla Neville, sonriendo levemente
-si Mione-concordó Ron, luchando por no despeinarse
La chica les gruño y estuvo a punto de subir cuando unos pasos la detuvieron.
Decir que se quedaron sin aire al ver a Harry era poco.
La fiesta avanzaba, todos se divertían y ya iban a dar las 8:30 cuando las puertas del Gran Comedor se abrieron, dando paso a Hermione Granger, junto a un nervioso Neville Longbottom.
Hermione iba disfrazada como una princesa española (más bien se parecía a la esposa del Zorro), con un largo vestido color champagne, de falda abultada, mangas cortas, abultadas y caídas, dejando ver sus hombros. Llevaba el pelo sostenido por varias peinetas, totalmente rizado y con una pequeñísima tiara al frente. Algunos rizos caían por su frente y agitaba suavemente un abanico del color de su vestido con rosas rojas estampadas. En su cuello colgaba una gargantilla de plata, y por dije un ópalo, y de sus orejas colgaban unos aretes similares.
Neville, a su lado, iba disfrazado como un “saquea tumbas”. Pero no cualquiera. Había decidido disfrazarse del Profesor de antropología Henry Walton “Indiana” Jones Jr. Con un pantalón de tela color kaki, una camisa azul y encima de esta una cazadora de cuero. En su costado izquierdo colgaba el sempiterno látigo del Dr. Jones y en el derecho su bolsa de viaje y la funda de una beretta (obviamente falsa) su pelo estaba peinado hacia atrás y sobre su cabeza el inseparable sombrero de Indiana.
Sonreía tímidamente, pero el brillo de las lámparas sobre sus braces le dieron el toque coqueto suficiente como para arrancar varios suspiros.
Tras ellos entraba Ron Weasley, disfrazado como “El Zorro”: un pantalón y una camisa manga larga negra, botas con un ligero tacón de igual color, una capa negra amarrada al cuello, un sombrero y una máscara. Algunos mechones de su pelo caían sobre esta, dándole un aire sensual dentro de tanto misterio.
Y por ultimo entro el esperado Harry Malfoy. Su entrada, por supuesto, corto la respiración de más de uno, algunos por lo impresionante de su disfraz, y otros (como Pansy) por haber pensado que el torpe Malfoy no se atrevería a ir o vestiría realmente ridículo.
Harry vestía un sencillo, realmente sencillo disfraz de demonio. Tan sencillo que lo hacía realmente impresionante.
Vestía un pantalón negro de cuero, largo y algo acampanado y unas botas negras de piel de dragón. Llevaba una camisa rojo vino, con bordados dorados, sin mangas y de cuello alto. Parecía cuero.
A simple vista, no era gran cosa. Pero el hecho de que sus ojos estaban rodeados por lápiz negro, haciéndolos más profundos, que estos estuvieran rasgados y con un halo rojizo hizo que más de uno se estremeciera.
Sobre su labio inferior sobresalían un par de colmillos algo alargados, de su cabeza sobresalían un par de cuernos, no muy alargados pero bastante reales, mechones de pelo, totalmente rizados como los de su padrino Sirius, caían sobre su frente y el resto sobre sus hombros; y detrás de él, una larga, negra y puntiaguda cola se balanceaba de lado a lado.
En su cuello colgaba un collar cuyo dije era una obsidiana, con runas antiguas grabadas en ella.
Lo más impresionante de todo no fue solo la sencillez del disfraz, sino el hecho de que a Harry parecía sentarle muy bien.
Ese aire maligno que parecía rodearlo, junto a la timidez de sus facciones y la inocencia de sus pasos, lo hacía ver realmente sexy.
Aunque claro, el hecho de estar acompañado por Luna “Lunática” Lovegood, disfrazada de ángel ayudo mucho.
La chica tenia los largos cabellos rubios totalmente lizos y con cuencas de diferentes colores entrelazadas en ellos. Vestía un largo vestido azul celeste, vaporoso y sin mangas, con un broche de una extraña forma en el centro de este. En su espalda había un par de hermosas alas blancas y sobre su cabeza flotaba una aureola.
Muy... realista.
Harry se acerco con paso casi felino, medido, sensual y totalmente inocente (al menos para él) a la mesa donde se habían sentado sus amigos, incomodo con todas las miradas sobre él.
Pasaron algunos minutos para que medio Comedor dejara escapar un suspiro y varias miradas lujuriosas recorrían sin pudor el bien definido cuerpo de Harry, gracias al Quidditch.
-creo que no fue buena idea, Mione-susurro Harry, totalmente incomodo, picando del plato frente a él.
-oh, vamos, no seas agua fiestas
Hermione blandía suavemente el abanico, sentada totalmente recta y una máscara inexpresiva que claramente decía “soy mejor que tu”
-nadie ha notado que el aspecto de tus ojos es totalmente natural-agrego Neville, en un susurro
Y era cierto. Con la luna llena más cerca que antes y un poco de práctica, los ojos de Harry habían tomado esa forma.
-parece que tienes los ojos de un dragón-comento Ron, mirándolo fijamente-¿como lo lograste?
Harry iba a contestar alguna tontería cuando sintió una mano tomar la suya y jalarlo.
Al girarse se encontró frente a frente con un apuesto príncipe medieval, de castaños cabellos y brillante mirada acaramelada, que le sonreía coquetamente.
-¿me concedería esta pieza, apuesto demonio?-pregunto Cedric
-¿y tu pareja?-Harry alzo una ceja, intrigado
Mientras se vestía, hacía rato, y razonaba las palabras de Luna, se había dado cuenta de que no le había molestado para nada la acción del Hufflepuff, pero si la de Draco al invitar a Pansy.
Bufo. Ya sabía el que eso de Cedric no funcionaria.
-Harry, ¿me gustaría bailar contigo?-dijo el castaño, confundido
Harry barrió con la mirada el Comedor, encontrando a Chang, disfrazada como una princesa amazónica, sentada a un par de mesas y taladrándolo con la mirada.
Harry le sonrio malicioso, tanto a ella como a Cedric. Se soltó del agarre y tomo delicadamente la mano de Luna, haciéndola parar.
-lo siento-se disculpo y arrastro a la rubia al centro de la pista de baile
En ese instante sonaba un suave vals, para consternación de los jóvenes, y los únicos en la pista eran Draco, Pansy, Harry y Luna, que fueron acompañados por Hermione y Ron.
Harry coloco una mano en la cintura de la rubia y se deslizo suavemente, guiándola.
-tanto tu como yo sabemos que no es a él precisamente a quien quieres presumirle que viniste conmigo-susurro Luna, apoyando la cabeza en el hombro de Harry
-no sé de qué me hablas-respondió Harry, girando y girando, casi chocando codos con un más que molesto Vampiro Malfoy
-¿ah no?-pregunto la chica, sonriendo
Harry se estremeció y siguió la mirada azul cristalina de la rubia. Draco estaba más cerca de él de lo que imaginaba.
Se sonrojo sin poder evitarlo y siguió bailando con Luna.
Cuando la melodía termino, una estruendosa música, de las que estaban de moda, resonó en las paredes y la pista se empezó a llenar de adolescentes más que hormonales.
Harry arrastro a Luna nuevamente a la mesa y se dejo caer en una silla, al lado de Neville que seguía con la mirada a Thedore Poe.
-párate y baila con el-le animo Harry, siguiendo el rumbo de su mirada y sonriendo ante el acelerado sonido del corazón de su amigo
-no sé de que...
-anda, Neville-le animo Luna que luego se giro a Harry-vuelvo...
-anda, ve tu tambien a bailar
Los chicos sonrieron, se pararon y fueron a la pista, Neville con la vista fija en un sexy Poeta torturado y Luna mirando el techo, como si buscase algo.
La fiesta transcurrió muy animada. Ni Umbridge ni McGonagall pudieron parar a los adolescentes que saltaban y se divertían.
Harry observaba todo, aburrido.
Sus amigos estaban bailando y el era demasiado torpe como para meterse entre esos contorsionados cuerpos.
Suspiro por enésima vez esa noche, arrugando la nariz.
El olor a hormonas revoloteadas, mas sudor y alcohol (si, había visto y olido como los gemelos Weasley vaciaban una botella de dudosa procedencia en el ponche de frutas) le estaba provocando nauseas.
Hacía rato Remus se había retirado a sus habitaciones por la misma razón. Con la luna cerca sus instintos se desequilibraban fácilmente.
Cansado, aburrido y asqueado, Harry se puso en pie y salió al jardín, siendo seguido por un par de ojos plateados.
Camino largo rato bajo la brillante luna, sintiéndose fresco y relajado. La brisa de esa noche de octubre revolviendo su pelo.
Inspiro suavemente y sonrio.
-buenas noches, Ministro Riddle-saludo, sin girarse
-es bueno saber que nadie puede sorprenderte-le devolvió el saludo el hombre, adelantándose un poco y caminando a su lado-¿aburrido?
-más o menos-respondió con sinceridad-no dejo de pensar que mis padres murieron...
-Harry, ya paso-Tom revolvió aun mas su pelo-disfruta de la noche
-es difícil...
-es por Draco, ¿verdad?
Harry tuvo el atino de sonrojarse y desviar la mirada. Tom rio y lo atrajo hacia sí, abrazándolo
-cuando yo era profesor de DCAO aquí, en la fiesta de Halloween del 7mo año de tus padres, a James se le ocurrió la genialísima idea de invitar a otra chica, para darle celos a Lily
Harry le observo, sorprendido.
-tu padre estaba cansado de rogarle a tu madre, y pensó que esa sería una buena forma de llamar su atención-Tom sonrió, deteniéndose y sentándose en un banco-y lo hizo, Lily estaba furiosa pero no lo dio a demostrar, supongo que como Shittara que era, se sintió rechazada por su pareja
-¿que paso?
-me pidió un baile-Tom alzo una ceja-de entre todos los chicos que estaban enamorados de ella invito a su profesor de Defensa, el porqué, no lo se
-vaya
-te seré sincero, en esa época yo estaba medio enamorado de tu madre-Tom rio ante la expresión de Harry-¡pero no de la forma que piensas! No era enamorado de amor, si no de admiración
-¿admiración?
-si-asintió-admiraba a tu madre por su fuerza y valentía, porque demostró a más de uno, incluyéndome a mí, que los nacidos de muggles -como pensábamos que ella era hasta hace poco- valían tanto como los sangre pura
-ya veo-asintió el joven, sus rojizos ojos brillantes
-la cosa es que, un par de días después, Lily recibió su herencia mágica, pero eso junto al haberse sentido rechazada por su pareja le produjo un desequilibrio en el núcleo mágico
-como a mí-susurro Harry, consternado
-si-asintió-supongo que Draco es tu pareja destinada
Harry se sonrojo. Eso no era una pregunta.
-¿quieres que hable con él?
-no-Harry le sonrio-gracias, Tom
El Ministro le devolvió la sonrisa, revolvió nuevamente los negros cabellos, se puso en pie y se fue dentro del castillo.
Harry suspiro y decidió que sería mejor ir a su habitación.
Continuación...
