Cap. 20
Blaise arrugo la nariz, estrechando los ojos. Theo, a su lado, sonrió divertido, estrechando entre sus brazos a Neville, que no sabía si intervenir por su amigo o dejar que el italiano lo hiciese pedazos.
Harry, a pocos metros de ellos entornó los ojos. Merlín, que infantiles.
Ron rasco su nuca, jugando con sus dedos, sonrojado hasta la raíz del pelo. Draco lo miró como si quisiera matarlo. Tal vez era así.
-¿qué quieres, Weasley?-preguntó Draco, harto del silencio
El pelirrojo suspiro y jaloneo el suéter que llevaba puesto. Miro Harry por sobre el hombro de Draco y aclaro su garganta.
Llevaba esos pocos meses pensando en ello, no se echaría para atrás.
-yo...-empezó, nervioso-yo quiero hablar contigo, Malfoy y con Zabinni
Harry pestañeo. ¿Con él?
Draco gruño y se vio tentado a acercarse a Harry, sostenerlo posesivamente y prohibirle acercarse a Weasley.
Pero Harry lo sorprendió, acercándose a Blaise y jalándolo tanto a él como a Ron lejos.
-no olviden que el tren está a punto de partir-grito Neville
Harry le hizo un gesto de que estarían allí.
Una vez lo suficientemente lejos, Harry soltó a ambos jóvenes y observó a Ron con genuino interés, poniéndolo nervioso.
-¿y bien?-preguntó, impaciente
Ron tragó y suspiro.
-quería disculparme, Malfoy-dijo, retorciéndose las manos-si hubiera sabido que Draco es tu pareja...-sacudió la cabeza y suspiro-si le hubiera hecho caso a Hermione de alejarme de Draco...
Harry rió, desconcertando a ambos jóvenes.
-despreocúpate, Weasley-su sonrisa era totalmente sincera, pero con cierto matiz escalofriante que los estremeció a ambos-siempre y cuando no vuelvas a acercarte a él, no tendremos problemas
Ron asintió con rapidez.
-bien-extendió su mano-creo que podemos declararnos amigos, o en tregua
Ron lo miró unos segundos, para luego sonreír tímidamente y aceptar su mano.
Harry lo jaló súbitamente y pegó sus labios al oído de Ron.
-ahora, te recomiendo que lo intentes con Blaise, pero si lo haces sufrir, no seré el único que ira tras tu cabeza
Dichas estas palabras, lo soltó y volvió sobre sus pasos, en un caminar cadencioso y tentador, sin proponérselo, arrancando suspiros de varios estudiantes que estaban cerca.
Ron, aun pasmado, lo observo alejarse. ¿Eso fue una amenaza?
-¿que querías decirme, Weasley?-preguntó Blaise, incomodo
Se sentía expuesto ante el pelirrojo, y eso no le agradaba.
Ron volvió a tierra y clavo sus ojos azules en él.
-en estos últimos meses he estado pensando en ese beso que me diste-soltó tratando de que todo su valor no se escapase por sus dedos
“Y en el abrazo tan cariñoso que le diste a Luna” agregó mentalmente, con un gruñido
-eso fue un error que no se volverá a repetir-dijo con sequedad el italiano, enmascarando su nerviosismo con una máscara de frialdad
Pero, debajo de esa coraza, podía sentir su corazón corriendo enloquecido y su sangre bombear con fuerza.
¿Estaba pasando lo que él creía que estaba pasando?
Ron cerró los ojos, contó hasta diez, manteniendo su ira a raya. Pero no le funciono.
En un impulso muy Gryffindor, apreso a Zabinni contra el muro que estaba a su espalda, pegando sus cuerpos al máximo.
-yo si quiero que se repita-susurra, sus labios muy cerca de los de Blaise
-¿qué demonios...?-pero sus palabras se vieron cortadas por unos ansiosos labios totalmente pegados a los suyos
Intentó (sin muchas ganas) de alejar a Ron de sí. Pero al final se rindió, pasando sus brazos por el pálido cuello, devolviendo el beso y participando activamente en él.
Pronto el beso se convirtió en una lucha de lenguas, que fue ganada, para sorpresa del pelirrojo, por Blaise.
El aire se hizo indispensable y se separaron. Se miraron intensamente, sentimientos a flor de piel.
-¿serias mi novio?-pregunto el pelirrojo, jalando el labio inferior del moreno con sus dientes
Blaise gimió y rió. Se vio tentado a decir que no, para torturarlo un poco, pero las palabras que salieron de su boca, sin duda nunca se les olvidaran a Ron.
-yo nunca voy abajo, Ronald-arrastro cada silaba del nombre, paladeándolas con su lengua
Ron se estremeció, imaginando esa traviesa lengua en otras partes.
Sonrió gatunamente y se restregó contra Blaise, arrancándole un gemido.
-soy más alto, Zabinni, no te confíes
Blaise sonrió y lo empujo. Se aliso la ropa y le sonrió maquiavélicamente. Se acerco a él, lo beso lánguidamente y sonrió.
-no te confíes tu, leoncito-le guiño un ojo y se alejo
Lo dejo allí, solo. Y caliente.
“Maldita serpiente”
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Draco pestañeo.
Una.
Dos.
Tres veces. ¿Qué diablos...?
-¿cómo que Harry se va?-pregunto, incrédulo
El moreno, a su lado, estaba igual de sorprendido. Frente a ellos, sus padres, junto a Severus y Sirius, sostenían en sus manos dos maletas, obviamente de Harry, con la ropa suficiente para pasar todo el verano fuera.
-lo que escuchaste, Draco-respondió Lucius, su voz inflexible
-¿por qué?-volvió a preguntar
Harry era incapaz de articular palabra.
Draco gruño, viendo su oportunidad de emendar todos sus errores, ese verano, escapándose entre sus dedos.
-recibirás tu herencia este verano, Draco, y si Harry resulta tu pareja –como ya sabemos es-, no permitiré que consuman su enlace antes de tener un matrimonio por todas las de la ley-dijo Narcissa, en un tono que no admitía replica
Harry se sonrojo hasta la raíz del pelo y, a la vista de sus padres y del mismo Draco (incluso Severus lo pensó por un milisegundo) se vio más pequeño y frágil que cuando aún era un niño.
A pesar del estirón y de los músculos (aunque no eran exagerados) ofrecidos por el Quidditch.
-¡mamá!-reclamo, deseando fervientemente desaparecer en ese instante
-mamá nada-cortó-te irás con Sirius durante la primera mitad de las vacaciones, la otra mitad con Remus, celebraremos tu cumpleaños aquí y luego regresaras a casa el 31 de agosto
Harry suspiró.
La idea de estar con su padrino y futura prima no le molestaba. En realidad le parecía bien si quería aclarar su mente con todo eso que le contó Tom.
-¿seguiré entrenando con Tom?-pregunto, al acordarse de él
-desgraciadamente Tom tuvo que volver a Alemania, pues dejo sus pendientes allá por venir aquí-respondió Severus
Harry se sintió mal, replegándose un poco más dentro de sí mismo. Diablos.
-pero te dejo un regalo adelantado de cumpleaños-agrego Sirius, sonriendo-está en casa, anda, vámonos
Harry suspiro nuevamente.
Le lanzo una mirada anhelante a Draco (no siendo muy consciente de hacerlo) y siguió a Sirius y Severus hacia el despacho de su padre, donde seguramente la chimenea estaría lista para retirarse.
Draco gruño.
Ese verano sería muy largo.
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El silencio que reinaba en ese oscuro lugar era demasiado pesado para alguien normal.
No que quien habitaba allí era normal.
Deslizo sus ojos rojos-violáceos por el lugar, arrugando su respingona nariz y haciendo una mueca.
Era un asco.
-¿le gusta, amo?-pregunto un hombrecillo a su lado, temblando de pies a cabeza
Bufo, removiendo sus cabellos negros-violáceos de su rostro. Su, otrora, pálida piel adquiriendo un tono violeta y rojo, sus ojos refulgiendo por la ira.
-¿te parece que puede gustarme este cuchitril?-seseo, achinando los ojos
El hombre a su lado casi podía escuchar cascabeles de sonar en su cabeza. No que su amo pudiese ser comparado con una serpiente.
Más bien un enorme dragón violeta y rojo, con una larga cola terminada en un cascabel. Eso le quedaba más, si es que esos tipos de dragones aun existían, claro.
-lo siento, amo-se disculpo, arrodillándose frente a él
El hombre hizo una mueca despectiva y pateo su cara. Inútil.
Era una lástima que Crouch y Quirrel estuvieran muertos. Solo le quedaba ese inútil pedazo de carne pseudo-humana...
-levántate, Petigrew y limpia esta pocilga-ordenó-y cuando vuelva no quiero ni una mota de polvo ni ninguna mancha, ¿entendiste?
-si amo-asintió, besando sus pies
Hizo una mueca y pateo sus su cara de nuevo.
Dio media vuelta y salió de allí con un dramático hondear de su capa violeta.
Tenía planes para el pequeño Harry Miracle, y usaría a su pareja: Draco Malfoy.
Desgraciadamente para eso debía volver a Triatan.
Solo esperaba poder pasar por el bosque de Dalarëf sin ser detectado. Aun no era el momento de enfrentar a ningún Anorell.
“Pronto serás mío, Ámel, y Dalarëf se postrara a los pies de Andruw Tiefen, y no quedara ni un solo muro del castillo de Harlariz” pensó, con sorna
“Todo nuestro, Ámel, todo nuestro”
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Harry se estremeció y alzo la vista al cielo estrellado, dejando de lado el cuaderno (muggle, para el horror de su padre) donde actualmente dibujaba.
Tenía un muy mal presentimiento, y algo le decía que tiene mucho que ver con Andruw.
“Vendrá por ti también”
Las palabras de Tom resonaron en su cabeza y suspiro pesadamente.
El no quería un enfrentamiento, y estaba seguro de que debía de existir alguna forma de evitar una lucha con Andruw.
“Pero si toca a Draco, lo mato” gruño internamente, sorprendiéndose a si mismo
La Luna Llena estaba próxima y su Shittara interior parecía muy inquieto. Demasiado posesivo para con Draco.
“Solo espero que el no la esté pasando tan mal” pensó finalmente, antes de volver a su dibujo.
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Draco gruño, sus ojos como dos pozos de plata fijos en algún lugar de la habitación.
Mientras más cerca estaba su cumpleaños número 16, más urgencia tenia de tener a Harry junto a sí.
Deseaba tenerlo bajo su cuerpo, mordisquearlo en todas partes, marcarlo como suyo y mostrarle al mundo entero que ese delicioso Shittara era solamente suyo.
Golpeo su cabeza contra el cabezal de la cama, demasiado ansioso como para estarse quieto.
Le estaba costando horrores controlar su magia Veela. Y eso que al parecer solo era 1/3 o tal vez medio Veela.
¿Cómo es que su madre soporto pasar por eso?
Ah, claro, ella había sido comprometida a su padre mucho antes.
Se pregunto vagamente que hubiera pasado si la pareja destinada de Narcissa Black no hubiera sido su padre.
“Seguramente padre hubiera sido comprensivo...” Pensó
Eso no lo convencía.
Suspiro profundamente y trato de controlarse.
De seguir así, iría hasta la casa de los Snape Black y secuestraria a su león.
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Blaise pestañeo sorprendido.
Una sonrisa, amplia y genuina, surco sus labios, tintada de malicia al ver la torpe lechuza de su novio estrellarse en el comedor de su madre.
Rompiendo su vajilla más valiosa.
La señora Zabinni reprimió una mueca y permitió que el animal llegase a su hijo, sin hechizarlo.
Blaise tomo la carta que Errol le tendía y le dio algunos dulces.
La abrió sin prisa, bajo la atenta mirada de su madre.
Leyó cada palabra, palpándolas con los ojos y al final, una sonrisa boba afloro en sus labios sin su consentimiento.
-madre, pasare este fin de semana con los Weasley-anuncio, poniéndose en pie
-¿qué te hace creer que te dejare ir con esos pobretones?-refuto, haciendo una mueca
Blaise ignoro el insulto hacia la familia de su nuevo novio y miro a su madre con frialdad.
-me importa lo que digas, madre, a la señora Weasley no le molesta
Y con estas palabras dio media vuelta y corrió a su habitación con Errol siguiéndolo torpemente.
Ya dentro, tomo un pergamino y escribió rápidamente una respuesta.
Estaré encantado de pasar un fin de semana con ustedes, Ronald, una semana si quieres.
¿Te importa si también llevo a Theo?
Creo que a él y a Neville les haría bien estar juntos unos días. Si es que el padre de Theo lo deja.
Nos vemos mañana.
Blaise
PSD: dile a la señora Weasley que no se preocupe, a mi madre no le importa (y no es como si yo fuese a hacerle caso tampoco).
Hato la carta a la pata de la lechuza y la echo a volar por la ventana de su habitación.
Sonrió y se movilizo por toda la habitación, preparando sus cosas.
Ese fin de semana seria genial.
Continuara...