Cap. 21
Harry boqueo.
Cerró la boca, boqueo de nuevo y abrió los ojos con sorpresa.
Sus ojos brillaron y sus manos se alargaron automáticamente hacia un sonriente Sirius, que no podía evitar sentir ternura al ver la expresión de su ahijado.
-es hermosa-susurro el moreno
Sirius sonrió ampliamente y suspiro algo agotado. Colocó la bebita en los brazos de su ahijado y observó con cariño a Severus, parado a su lado con otro bulto entre los brazos.
-hola Eileen-saludo Harry, acariciando suavemente con la punta de sus dedos las sonrosadas mejillas de su nueva prima
¡Era hermosa!
Una encantadora combinación del pelo negro azulado de Sirius y la palidez de Severus. Aunque sus facciones presagiaban que se parecería a Sirius. Solo hacía falta que abriera sus ojitos para saber que tan parecida era en realidad a Sirius.
Harry miró a Severus y se acerco a él, mirando bajo la mantita azul al pequeño bebé, de piel rosácea y espeso cabello negro. El bebé sostenía fuertemente uno de los dedos de Severus, como si no quisiera dejarlo ir. Una verdadera sorpresa.
-¿Cómo lo llamaran?-pregunto, curioso y fascinado
Severus miró a Sirius, quien se encogió de hombros.
-yo le puse nombre a Eileen, puedes escoger el que quieras
Severus miró nuevamente a su bebé. Era realmente hermoso y algo le decía que sería idéntico a Sirius. Tal vez no físicamente, pero si en su personalidad. La tranquilidad que exudaba podría ser simplemente porque era recién nacido.
Aunque secretamente se encontró deseando que la personalidad del pequeño fuera como la suya.
-Sebastian Snape-Black-dijo de pronto, sonriéndole a su pequeño
Sirius rió quedamente y extendió sus brazos. Severus de inmediato lo coloco en sus brazos.
-bienvenido a la familia, Sebastian-susurro, sonriéndole a su bebé
Harry suspiró y le entrego a Eileen a su padre. Dio media vuelta y salió de la habitación. Repentinamente se sintió nostálgico, pero desechó eso y se centro en algo: el cumpleaños de Draco sería al día siguiente.
Si bien no podría ir, si podía enviarle un regalo.
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Blaise ronroneó complacido, bebiendo un nuevo trago del chocolate caliente que la señora Weasley (Molly, se recordó) le había preparado.
La mañana había sido bastante entretenida, con los gemelos fastidiando a Ron y él sin muchas ganas de defender a su novio. Al final, habían caído a un lago cercano, cuya agua estaba anormalmente fría (teniendo en cuenta que estaban en verano).
-no quiero que te resfríes-había susurrado la señora Weasley entregándole la taza
-yo puedo darte calor de otra forma-susurro Ron en su oído, acariciando deliberadamente el muslo de Blaise cerca de su entrepierna
El joven sonrió coqueto, dando otro sorbo.
-o bien puedes hacer que tu madre no nos deje dormir juntos está noche-refuto, encantado con fastidiar a su novio un poco más
Ron gruñó, recordando la amenaza de su madre de enviar a Blaise al viejo cuarto de Percy (ya que él no vivía allí).
-bien-gruñó, terminándose su taza de chocolate
“Maldita serpiente”
Blaise negó y le sonrió a Molly, que acababa de entrar en la sala para darle algunas galletitas.
El italiano le sonrió encantadoramente, agradecido.
Sin duda, la mejor semana de su vida.
“Qué bueno que alargue esta visita” pensó, tomando una de las galletas.
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Harry miró embelesado el interior de la tienda a través del cristal. Una joyería de gran calidad donde su padre solía comprarle cosas a su madre. La mejor, sin duda.
Se pregunto si sería buena idea comprarle algo a Draco de allí, o bien podría regalarle unas túnicas, solo por fastidiarlo.
Al final decidió entrar y ver si conseguía algo.
El dependiente, al reconocerlo, no perdió tiempo para mostrarle sus últimas adquisiciones, una de las cuales llamo la atención de Harry.
Y sin pensárselo, Harry Malfoy compró lo que creyó sería el mejor regalo para su hermano.
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Draco gruñó, exasperado, angostando los ojos y mirando con desdén a la joven frente a él. Por protocolo y educación no podía echar a Pansy de su casa. Era demasiado educado como para eso.
-¿qué quieres?-pregunto con desmedida brusquedad, negándose a dejarla entrar
Su humor no era el mejor. Si bien recibiría su herencia mágica al final de su cumpleaños, su Veela interior ya se retorcía por no tener a su parejajunto a él.
“Diablos”
-solo quería disculparme por mi actitud, Draco-dijo ella, bajando la vista
El rubio arrugo la nariz con desprecio, era obvio para él que ella estaba mintiendo.
Estuvo a punto de cerrarle la puerta en la cara pero una idea macabra se formo en su mente. Sonrió ampliamente y la hizo entrar.
Sus padres no estaban, por lo que podría hacer pagar a Pansy por el sufrimiento causado a su Harry.
Oh, Pansy no sabía en que se había metido por atentar contra la pareja de un Veela.
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-son hermosos Padfoot-dijo Remus, sus ojos brillando intensamente
El moreno sonrió ampliamente, orgulloso de sus pequeños. Severus, a su lado, no pensaba lo mismo.
Tal y como supuso, Sebastian resulto ser un revoltoso como su padre, aunque Eileen era más calmada.
Definitivamente, el parecido de Eileen con Sirius (pues no solo su pelo era negro azulado, sino que sus ojos eran del mismo color que el de Sirius) era meramente físico. Igual que Sebastian para con él.
-padrino-Harry asomo su cabeza por la puerta, sonriendo apenado-¿puedo ir a casa un momento?
Tanto Sirius como Remus fruncieron el ceño.
-¿para?
-es que no pude enviarle mi regalo a Draco y quería entregárselo personalmente-sonrió apenado
La verdad, él quería ver a Draco. Estar con él y no dejar que nada los separase...
-yo puedo entregárselo-se ofreció Remus-necesito hablar con Cissa e iré para allá
Desilusionado, Harry entro y le entrego una pequeña cajita verde a Remus.
Le sonrió a su padrino y salió de la habitación, desganado.
Su plan se vio frustrado.
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Draco observo, no sin cierta sorpresa, el regalo atrasado (por medio mes) de Harry.
Dentro de la cajita verde que Remus le entregó al llegar había un hermoso dije en forma de dragón con una pequeña serpiente enredada alrededor de él. De oro blanco por lo que supuso y dos hermosos zafiros, uno rojo y otro azul cerúleo, por ojo para cada animal.
Su corazón corrió enloquecido, inflado de ternura, y su Veela interior quiso correr donde Harry y comérselo a besos.
Respiró hondo y pensó en que era el momento más que perfecto para poner en marcha su plan.
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Harry alzo una ceja y frunció su respingona nariz de forma despectiva. Pansy, frente a él, se estremeció de pies a cabeza.
El mes de Julio, para Harry, había empezado excesivamente caluroso. No tenía ni idea del porque, y hacía tiempo que no lograba comunicarse con Flamel como para preguntar. Por lo que la visita de Pansy no era muy agradable.
-Harry, Severus y yo iremos a San Mungo-dijo Sirius, con Sebastian en brazos-Regulus acaba de enviar su Patronus, Remus dará a luz hoy
Harry alza una ceja por la ironía de las cosas. Un mes luego de que los gemelos de Sirius nacieron.
-vale Sirius-Harry sonrió encantadoramente-¿puedo ir más tarde a ver a su bebé?
-por supuesto-Sirius le sonrió, ignorando a Pansy-te enviare un Patronus cuando puedas ir
Y dicho esto, el moreno salió del pequeño saloncito. A Severus no le quedaba de otra que llevar a su esposo e hijos en transporte muggle.
Cuando estuvo seguro de que estaban solos, Harry agito una de sus manos y la puerta del saloncito se cerró a cal y canto.
Aun no podía hacer magia fuera de Hogwarts, y, aunque Tom (que aun no volvía de Alemania) no lo regañaría, mejor evitar la molesta carta de advertencia.
-¿qué quieres, Pansy?-preguntó, cruzando las piernas
La joven paso saliva, repentinamente nerviosa. La tortura (sin hechizos para su horror) infringida por Draco fresca en su memoria.
Harry sonrió enigmáticamente. Pansy no tenía porque saber que el acaba de ver lo que le hizo Draco. La vena sádica de su raza saltó de alegría dentro de él, y su Shittara le exigió castigar a la bruja también.
-vine a pedirte disculpas por mis acciones-dijo, y casi parecía sincera
Casi.
La sonrisa de Harry se amplio y sus ojos brillaron den dorado.
-oh, querida Pansy, deberías de ser más sincera-dijo inocentemente
La chica apretó sus labios, temblando de pies a cabeza. Suaves susurros en su cabeza invitándola, exigiéndole, a disculparse como es debido.
-de verdad lo siento Harry-susurro, mirando un punto inexistente sobre la cabeza del moreno
El moreno se puso en pie y camino alrededor de Pansy, no muy seguro de que hacer.
Se detuvo a su espalda y una sonrisa retorcida se apodero de sus labios, su parte sádica apoderándose de él.
Esa tarde, Pansy Parkinson comprendió definitivamente que no debía meterse con un Malfoy. Harry se cobro, sin saberlo, el sinsabor que la joven le provoco una fría noche de año nuevo.
Y ella tenía marcas más que suficientes para demostrar que aprendió su lección. Tenía mucha suerte de no haber muerto a manos de ninguno de los Malfoy.
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El cumpleaños de Harry llego muy rápido, para desespero de Draco.
La mansión se lleno de personas (no exactamente, pero luego de dos meses aislado, eran muchas).
Le pareció ver a Hermione Granger cerca de los rosales de su madre y a Ronald Weasley junto a Blaise muy cerca de un punto ciego para todos los invitados.
Ni rastros de Harry.
Remus, junto a su esposo, cada uno cargando a los recién nacidos Regulus Antón y Remus Orión(1) (vaya combinación de nombres) respectivamente.
Los bebés eran un encanto a la vista, idénticos entre ellos, como dos gotas de agua, salvo que uno tenía los ojos dorados como Remus (aun no sabe cuál).
Suspiró pesadamente y decidió que, si no podría ver a Harry ese día, mejor retirarse. Le estaba costando controlar a su Veela, más que ansioso por estar junto al moreno.
Y entonces lo vio.
Harry llego junto a Sirius, sosteniendo en sus brazos a Eileen, ni rastros de Severus.
Su corazón dio un vuelco y el deseo se disparo por sus venas. El moreno se veía realmente apetecible con la túnica verde, con bordados negros, que llevaba puesta.
Draco sintió la mano de su padre sobre su hombro. No se había dado cuenta, pero al parecer había dado dos pasos hacía Harry.
-te recomiendo que, si valoras tu sanidad mental, conquistes a Harry como es debido-susurro Lucius-tu madre no está muy feliz con todo que le has hecho pasar a Harry
El rubio gruño y se vio muy tentado de hechizar a su padre, pero se contuvo como pudo.
Ya tendría la oportunidad de estar solo con Harry.
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El sonido de un cristal al romperse inundo todo el lugar y un gruñido rabioso le siguió.
-¡rata inútil!-grito alguien y todos los cuadros temblaron
Andruw Tiefen salió de la habitación donde estaba y camino a paso apresurado hasta el origen del sonido.
Alzo una ceja al encontrarse a su esclavo, Peter Petegrew, echado en el suelo y chillando de dolor, retorciendo de forma antinatural. Un humillo violeta envolviéndolo, proveniente de una mancha de un color más oscuro, rodeado de cristales.
-veo que funciona-murmuro, sonriendo macabramente
Por toda respuesta recibió un chillido agudo, que le provocó una carcajada.
-perfecto, perfecto-dijo, sus ojos brillando enloquecidos-ahora solo falta que ellos lleguen para deshacerme de Miracle
Siguió divagando en voz alta, los chillidos y lamentos de Peter como música de fondo.
Dos sombras, que ni Andruw ni Peter habían visto, observaban la actitud del Shittara con mórbida satisfacción.
“Perfecto” pensaron al unisonó.
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El resto del verano paso volando, mucho para el alivio de Harry.
Desde su cumpleaños recibía, cada día, una rosa por parte de Draco, junto a alguna carta romántica, de disculpa o pequeños regalos.
Las primeras veces se sintió gratamente satisfecho, pero se volvió algo molesto, pues el moreno no era para nada vanidoso (a diferencia del rubio). Por lo que, ese 1er de Septiembre, decidió ponerle un alto.
Si Draco quería conquistarlo y borrar todo el dolor que le había hecho pasar, tendría que esforzarse mucho más.
Lo encontró, como supuso, en un compartimiento junto a Crabbe, Goyle, Theodore y Blaise.
Entro sin siquiera tocar y con una mirada hizo que los otro 4 salieran. Theo y Blaise con sonrisas picaras en el rostro.
-Harry-los ojos de Draco brillaron, su magia Veela envolviendo al moreno
Y por un momento la voluntad de Harry flaqueo.
Pero su Shittara, aun herido por las imágenes (falsas o no) vistas en su enfrentamiento con Umbridge (que esperaba se estuviera refulgiendo en el infierno) lo mantuvieron en pie.
-escúchame Draco Lucius Malfoy-comenzó, dejando caer su Glammour, que tal vez no era buena idea por la mirada lujuriosa que el rubio le dedico
-te escucho-ronroneo, poniéndose en pie y acercándose a él
-si crees que con algunas rosas, regalos y cartas enmendaras todo el daño hecho estas muy equivocado-seseo, sus ojos angostados dándole cierto aire peligroso al moreno que detuvo el avance del Veela
No es como si Harry fuera a admitir en voz alta que guarda las flores en algún rincón de su habitación con un hechizo de conservación, claro. El orgullo ante todo.
-Harry-Draco suspiro-te quiero como nadie, y hare lo que sea para tenerte conmigo
-no soy una cosa-bufó, rodando los ojos-usa tu imaginación Malfoy, y de ahora te advierto, ni se te ocurra andarme celando o controlando lo que hago, yo controle mi Shittara, te toca controlar tu Veela
Dicho esto, dio media vuelta y salió del compartimento, dejando a un mudo Draco Malfoy detrás.
Claro que, para su seguridad, se reservo el pequeño detalle de que su magia no parecía muy feliz cuando intentaba “pagarle con la misma moneda” al rubio.
“Diablos”
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Harry se revolvió en su asiento por centésima vez, la mirada fija en las puertas del Gran Comedor.
Desde que cruzaron los portones de Hogwarts tuvo un malpresentimiento. Eso sin contar que Dumbledore sonreía de forma aun más misteriosa que en años pasados y el nuevo profesor de adivinación, Firenze, no apartaba su vista de él, como si supiese que algo va a pasar.
Pero el jamás le daría una respuesta clara.
-Harry, tranquilízate-mascullo Theo, a su lado
Harry lo fulmino con la mirada y suspiro.
Theo tenía razón, mejor calmarse. No es como si Andruw fuera a aparecer de la nada...
Las puertas se abrieron con gran estruendo, cortando sus pensamientos.
El lugar se silencio y todos observaron, sorprendidos, a las personas paradas bajo el marco.
Unas 12 personas entraron, 6 de ellas con finas túnicas color malva con bordados dorados, 4 con túnicas de oro y plata y las 2 que iban delante con túnicas negras.
Al llegar al frente de salón, las figuras del frente retiraron las capuchas de sus túnicas.
Harry reconoció de inmediato a Flamel. Junto a él una mujer de largos cabellos castaños y ojos amielados, que supuso era su esposa, Perenela.
-Flamel, viejo amigo-saludo Dumbledore, el brillo pícaro de sus ojos aumento aun más si es posible
Harry miraba todo, confundido. ¿Qué hacia Flamel allí?
-Dumbledore-saludo Flamel y se giro a las demás figuras
Las cuatro vestidas de oro se retiraron las capuchas y todos jadearon.
Con la confesión de que Harry Malfoy era una Criatura Mágica, a nadie le paso desapercibido el parecido de los 4 hombres con la apariencia del moreno.
3 de ellos tenían el pelo negro, largo y lacio, aunque no sabían que tan largo por las túnicas. El otro tenía el pelo corto y rizado, de un rojo profundo y brillante.
Sus ojos verdes cual esmeralda volaron por todo el lugar y se posaron en Harry. Le sonrio cálidamente y sus escamas, plateadas con una interesante mezcla de azul y verde jade brillaron bajo la luz de los candelabros.
El moreno a su lado, de profundos ojos grises con dorado y escamas doradas con negro también lo miró y le sonrió ampliamente. Como si lo conocieran.
Los morenos frente a ellos, uno se notaba más viejo que el otro, tenían escamas igualmente doradas. Las del más joven con plata y las del mayor con un suave azul pardo.
-buscamos a Harry Miracle Malfoy-dijo el de escamas doradas con azul, sus ojos azul celeste con dorado vagando por el Gran Comedor
Harry se puso en pie, suspirando.
-¿quién me busca?-pregunto
-Delwyn Anorell, rey de los Shittaras de Dalarëf(2)-respondió, analizando con la mirada
Todos enmudecieron y Harry pestañeo. El mal presentimiento creciendo en su pecho a pasos agigantados.
-puedo, su alteza, preguntar ¿para qué me buscan?-se adelanto a ellos, dejando caer su Glammour
Y el rey tuvo que admitir que, ciertamente, el pequeño mestizo (al menos para su raza) estaba de un buen ver. Más que los de su propia sangre.
Para sorpresa del moreno, el rey y sus acompañantes realizaron una ligera reverencia ante él.
-Duque Harry Miracle, le presento a mi hijo, el príncipe Demian Anorell-dijo enderezándose, empujando ligeramente al moreno de ojos grises-su prometido
Demian sonrio apenado y Harry boqueo.
Draco gruño y fue contenido por Blaise.
Todos jadearon en sorpresa y Harry solo pudo sonrojarse furiosamente, comprendiendo al fin lo que escucho en cierta memoria el día de San Valentín.
“¿Algo más, destino?” Pensó amargamente
Lo único bueno, si es que se puede considerar bueno, es que el príncipe Anorell parece tan incomodo como él.
¿Su vida no podía ser normal y dejar de enredarse más?
Continuara…