Necesito de tu ayuda.
Prólogo.
Cuando John Watson fue dado de baja en el ejercito, creyó que su vida se había acabado allí mismo. Su pensión no servía de mucho y ni siquiera había pensado en pedirle ayuda a su hermana… Harry ya tenía mucho con que lidiar en esos momentos.
Pero él no era un hombre que se amedrentara a la primera complicación visible, no. Ahora sólo era cuestión de tiempo; su cojera acabaría con los meses de tratamiento, y podría retomar una vida normal otra vez.
Aunque algo que John Watson no sabía hacer era el tener una vida normal.
—¿Cómo que no puedes ayudarme, Mike?.
—Lo siento, John. Sólo ve donde te estoy mandando, es un doctor joven pero sabe mucho… Sólo ve.
El hombre de anteojos sonrió de lado, tratando de disculparse con quien fuera su antiguo compañero de universidad. John se limitó a asentir, y se dirigió hacia una de las salas. ¿De que servía tener un amigo medico si esto no le ayudaba a evitarse las preguntas pesadas acerca de qué le había pasado?.
—Buenas noches… ¿ex militar? Vaya, ¿qué lo ha traído aquí, hoy? —La voz grave, pero modulada lo sobresaltó.
—Buenas noches, doctor. —El rubio sonrió de lado, tratando de recomponerse ante el joven médico.
—Residente…
—Sí, en verdad te vez muy joven.
—Tú tampoco pareces tan viejo y sin embargo has estado en servicio… ¿Cuántos años? Cuatro; te enviaron a casa luego de una herida, pero no tienes ninguna… Esa en el hombro es nueva.
—Vaya… dudo que mi historia clínica esté tan completa. ¿Eres adivino, o sólo un fan de mi Blog?.
Sherlock enarcó una ceja, no entendía de lo que el hombre estaba hablando.
—No, veo que no… Tuve un problema mientras trabajaba, y yo… Bueno, recibí un disparo en mi hombro. —Con todo el dolor que significaba la herida no curada en su cuerpo, John descubrió la piel sin cicatrizar ante los ojos del doctor.
—¿Hace cuánto que está así?.
—Unos días. Pensé que podía cuidar de ella… después de todo recibí un curso de primeros auxilios, pero creo que no he hecho un buen trabajo.
—La herida es grande… De seguro no se preocupó en medicamentos que impidieran una infección. —El doctor se alejó del hombre sobre la camilla, chasqueando su lengua antes de voltearse hacia la puerta. —Lo siento, pero en una situación como ésta debo llamar a la policía.
—Está bien… —John asintió a las palabras del joven médico. Pero sin tomar el recaudo de volver a cubrir su herida, comenzó a vestirse nuevamente con su camisa.
—¿Qué es lo que está haciendo?.
—Aquí todos debemos hacer lo que debemos hacer… Usted llama a la policía, y yo me voy a mi casa. Gracias por todo, doctor…
—Usted no puede irse, la infección es grande y puede volverse peligrosa… Debe recibir atención adecuada.
—En eso estoy de acuerdo. Pero buscaré a Mike, y si él no quiere. iré a otro lado.
La mención del doctor encargado de los residentes hizo que el joven se quedara extático.
—¿Usted es el amigo de Mike Stamford? —El joven residente enarcó una ceja, mirándolo confuso y sorprendido. —¿El detective?.
John sonrió asintiendo a la pregunta.
—Después de todo sí eras un fan…
—Por Dios, he visto mejor trabajo detectivesco en películas de clase Z… En verdad pensé que eras más alto.
John se encogió de hombros, no que no le haya molestado el comentario, pero exactamente en esos momentos no tenía ganas de ponerse a discutir con nadie, mucho menos con uno de los residentes de su amigo.
—Sí, es una ilusión que todos parecen tener… Creo que es el abrigo. Debo buscar otro. —Acabó de prender su camisa antes de sonreírle al joven. —De todas formas gracias por su tiempo.
No tardó en estar sosteniendo la manija de la puerta, que el joven detrás de él lo hizo detenerse.
—Espera… no puedo dejarte ir así.
—No te preocupes, puedo pedirle el favor a Mike; él y yo fuimos compañeros, pero no quiero causarte problemas a ti… Eres muy joven como para arruinar tu carrera por alguien como yo.
John simplemente le guiñó el ojo, un saludo corto, acompañado de una sonrisa por demás petulante, y antes de que el joven doctor pudiera reaccionar, la puerta de su consultorio ya estaba cerrada.
Continuará.