Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Flores de Cerezo por Raquimm

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Realmente este fic es una historia 2min SHINee pero bueno lo he convertido en original y después lo subiré en 2min.

Notas del capitulo:

Esta es una versión no 2min después subiré una versión 2min. Gracias por leer y por favor dejen comentarios. ^^

Flores de cerezo

Esta historia que os voy a contar trata de la vida de mi tía, Kohana, que un día me relató, sobre su historia de amor.

Ella me la contó a mí, y ahora es el turno de contárselo a vosotros, mis niños, espero que les sirva tanto como a mí me sirvió, tenedla presente, no sufráis por cosas tan pequeñas, y recordad lo que sufrió ella, en silencio, recordad a Hikari, como tenía que ser fuerte para que no sufrieran más, y lo más importante, recordad el último pétalo de cerezo, pues tiene mucho significado, tenedlo en mente mis niños…

 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

-¡Tía Kohana! ¡Tía Kohana!-

-Dime cielo, ¿qué te pasa?- le dije observando su cara roja y mojada por las lágrimas que caían sin cesar.

-¡Mi  novio me ha dejado tía!- dijo haciendo que llorara más aún  si es que era posible

-Tranquila, no te preocupes, hay más hombres en el mundo- Le dije acariciándole el pelo suavemente.

-¡Lo sé, pero yo sólo le quiero a él! ¡Estoy enamorada de él!- dijo

-Tonterías, ya verás cómo se te pasa – le dije aún acariciándole el pelo, se revolvió un poco y se puso frente a mi mirándome con los ojos acuosos, brillantes, de un color verde muy claro, casi blanco.

-¿¡Cómo lo sabes!?¿¡Alguna vez te has enamorado o qué!? ¡Si siempre te veo sola!- Dijo como si me estuviera echando en cara algo.

-Sí, yo me enamoré hace mucho tiempo, pero no pudimos seguir juntos- le dije mirando al suelo, recordando algo que dolía mucho, el pasado, nunca lo olvidaré.

-¿Qué? ¿Y cómo fue? ¿Por qué no pudisteis estar juntos? ¡Tía Kohana cuéntamelo por favoooor! – me suplicó, y no me podía negar a eso.

-Vaaale… pero te advierto que es una historia muuuy larga y triste eh…- le dije

-¡No pasa nada tía! ¡Cuéntamela que quiero saberla! – dijo secándose las lágrimas que quedaban en sus mejillas rosadas.

-Bueno… todo fue hace 20 años, cuando yo estaba trabajando de bailarina y cantante…

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

-¡Eh Kohana! Alguien te busca fuera- dijo mi jefe

Salí casi corriendo de la sala, para ver quién era el que me buscaba y allí lo encontré.

Una silueta de un hombre, alto, pelo moreno y por los hombros, ondulado y revuelto, tenía una buena figura, y tenía también buen gusto con la ropa, por lo que se veía.

El hombre se giró y pude verle la cara, ya lo conocía, era la persona de la que yo me había enamorado.

-Eh Kohana, siento molestarte pero te tengo que decir una cosa…-dijo él agachando la cabeza y poniéndose un poco ruborizado.

-Ah…no pasa nada ¿qué querías?- le dije sonriente y a la vez ruborizada por estar hablando con él.

-Emm…esto…bueno…-dijo tartamudeando un poco

-¿Si?..-le dije impacientándome 

-Bueno…que… ya no podía aguantar más y he decidido decírtelo de una vez…esto…-dijo él

Estaba cada vez más nerviosa, no tenía ni idea de qué hacía allí, ni lo que quería contarme, no tenía ni las más remota idea de lo que quería decirme, pero sí sabía una cosa, tiene que ser muy importante para que haya tenido que venir hasta mi estudio que está a una hora de donde él vive, y sólo para decirme algo. Qué extraño…

-Hum… yo… Kohana…yo… llevo mucho tiempo pensándolo y… si tu quisieras… em… esto…Kohana… yo… yo…. ¡QUE ME GUSTAS Y ESTOY ENAMORADO DE TI!- Dijo casi gritándolo y con toda la cara roja, estaba sudando, se le veía las gotas caer por su frente.

-Espera, ¿Qué?- dije sin creérmelo del todo

-Que te quiero Kohana y quiero que seas mi pareja, tú… ¿qué piensas?- dijo murmurando con la cabeza agachada, pero aún así se le veía la cara ruborizada. Me hizo gracia verle así, tan callado y avergonzado, no era muy típico de él… y se me escapó una risita, aunque más bien de risita era una carcajada enorme.

-¡¡Prrf jajajajajajajajaajajaj!!- riéndome a no poder más, y apretándome la barriga.

-¡Oye! Yo no te lo he dicho para que te rías de mi, ¡mocosa!- dijo con un tono de enfado  y dándome un pequeño golpecito en la cabeza.

-Eh eh, tranquilo, tranquilo que no me estoy riendo de ti, sólo era que no me esperaba que tú te pusiera así y que me dijeras que me querías…- le dije conteniéndome la risa y secándome las lágrimas que habían caído gracias a las carcajadas que había soltado.

-¿Y bien… qué respondes?- dijo en un tono muy serio

-Sí…-le dije muy avergonzada

-¿Sí a qué Kohana?, ¡sé más clara, coño!- dijo tocándose el pelo con nerviosismo

-Que yo también te quiero, y quiero salir contigo, estoy enamorada de ti, Hikari- le dije

Los dos nos quedamos en silencio sin saber que decir, por fin se había cumplido el sueño que tanto añoraba, mi deseo más grande e importante, tener a Hikari, y ahora le tenía, parecía un cuento, una historia Disney , dónde él era mi príncipe azul, y venía a por mí, lo tenía por fin.

-Bueno…y… Kohana di algo…- Dijo él sintiéndose avergonzado.

-¡Y yo por qué! ¡Habla tú!- le dije en un auto reflejo, me acerqué un poco a él

-¡Y qué digo!- se acercó aún más

-¡Lo que sea!- me acerqué a él

Estábamos pegados, nuestros cuerpos chocaban y notaba su aliento caliente en mis labios, sus ojos marrones me miraban y yo les miraba a ellos. Y de repente…

-Kohana…- dijo casi en un susurro mientras se acercaba girando un poco la cabeza para encajar perfectamente con mis labios. Yo hice lo mismo, y, al final llegó. Sus labios carnosos y suaves tocaron los míos dándome un beso tierno y dulce, entrelazándonos  en perfecta sintonía. Mientras que nuestros besos seguían sin parar, él fue abrazándome y pegándome más a su cuerpo, me acariciaba en pelo, la nuca, mi espalda, hasta terminar en mi cintura.

Y así seguimos varios minutos, horas, segundos, perdí la noción del tiempo.

Pasaron los años y seguía felizmente con Hikari, saliendo por ahí, viajando, saliendo con los demás…

Pero esa felicidad se hundió desgraciadamente por  la enfermedad de Hikari, le habían diagnosticado cáncer, no le quedaba más de un año con vida.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

-Mamá, y ¿cómo estaba la tía Kohana? ¿Ella le quería no?- Mi hijo me preguntó

-Sí cariño, sí le quería y muchísimo, pero la tía Kohana no lloraba, ella era fuerte, ella no quería que la viera llorar nadie, aunque por las noches lloraba y lloraba, pero siempre tenía una sonrisa para Hikari y para todos, ella ha sido mi ejemplo a seguir- le expliqué

-Mamá, mamá ¡sigue contando!- dijo mi otra hija

-Bueno, ¿por dónde iba?, ah sí… ya me acuerdo, entonces a Hikari le diagnosticaron cáncer y…

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Había pasado ya dos meses desde que nos dijeron que tenía cáncer, Hikari había empeorado y tenía que quedarse hospitalizado. Yo estaba destrozada, cada vez le veía peor, más delgado, más débil, menos Hikari… Pero no podía hundirme, no ahora, debo mantenerme a flote y debo salvar  a Hikari todo lo que pueda.

Llegamos al hospital, era muy bonito, moderno, no parecía los típicos hospitales antiguos que daban grima sólo de pasar por el lado, éste tenía un jardín enorme a la entrada, varios bancos y fuentes gente paseando en silla de ruedas con enfermeras a sus lados. Y justo en la entrada al edificio un gran árbol sin hojas, pero igualmente me llamó la atención, no sabía qué árbol era, pero se veía majestuoso. Me detuve frente a él observándolo.

-¿Qué pasa?- Dijo Hikari.

-Oh…no, nada, me gusta éste árbol- le dije sin parar de observarlo.

-Es un cerezo, lo que pasa que no está en flor, todavía no es la temporada- dijo Hikari

Entramos al edificio, hablamos con la recepcionista, ella llamó a una enfermera y nos condujo hacia una habitación, no era muy pequeña ni tampoco grande, era el tamaño justo para dos camas, un sofá con un televisor colgado encima, y mesas a los lados de las camas, la cuales vestían unas sábanas blancas impolutas y a sus pies una manta azulina bien doblada. Pero no fue la decoración lo que me llamó la atención, si no, unas cristaleras que ocupaban desde la mitad de la pared hasta casi llegar al techo. Por las que entraba una luz  preciosa, iluminaba toda la habitación.

Me asomé a la ventana, retirando la fina cortina blanca, y vi el cerezo, desde allí se veía perfectamente, tenía unas vistas maravillosas, no parecía un hospital, si no un hotel.

Pasaron los días, las semanas, los meses, pero Hikari no mejoraba.

Al fin llegó la primavera, y con ella floreció el cerezo.

Veía a Hikari ponerse peor, triste, sin ganas de reír, ya no sabía qué hacer, mis fuerzas caían al verle así, así que pensé en regalarle un cachorrito de dálmata, lo llevé al hospital en una cesta de mimbre con un lazo azul y varias mantas para que no pasara frío y además para que me sirviera de escondite para que no lo vieran  las enfermeras cascarrabias.

Cuando entré en la habitación vi a Hikari tumbado en la cama mirando por la ventana con varios tubos saliendo y entrando de él, lo único que lo mantenía con vida.

Al fin giró la cabeza y le vi la cara, demacrada, pálida, huesuda, con ojeras debajo de sus preciosos ojos color caramelo. Esbozó una pequeña sonrisa  al verme curvando sus labios carnosos y aún rosados, lo único que tenía color en aquel cuerpo esquelético.

-Hola, ¿cómo te encuentras?, te he traído algo- le dije mirando a la cesta de mimbre

-Hola, estoy bien ¿y tú?, ¿qué traes ahí?, ah por cierto, estás preciosa- me dijo volviendo a sonreír, ay… tan tonto como siempre, aún en su estado sigue diciéndome lo mismo todos los días y contando chistes… Hikari… ¿qué será de mi cuando tú ya no estés?

-Un regalo para ti, espero que te guste porque no se puede descambiar-  le dije y le enseñé al pequeño perro.

Nunca se me olvidará la cara que puso esa vez.

Su cara reflejaba felicidad, no había rastro de tristeza, esbozó una sonrisa pura, como la de un niño pequeño cuando le das un juguete, si sólo se parara el tiempo…

Pasaron los días y el cachorrito ya no era un ``cachorrito’’ exactamente, había crecido bastante, yo siempre le paseaba por el jardín al lado del cerezo. El cerezo… ya se estaban cayendo los pétalos pero a mí me seguía pareciendo precioso, a los pies del gran árbol había una manta rosada formada por pétalos donde jugueteaba Sakura, mi pequeño dálmata.

Me las había ingeniado para que las enfermeras no me dijeran nada sobre Sakura, haciéndoles regalos, y favores, también ellas en parte me entendían, a Hikari sólo le quedaban semanas de vida y yo quería verle feliz por lo menos esos días.

Cada día que pasaba Hikari empeoraba, se lo llevaban constantemente al quirófano, o hacerle pruebas, y yo, mientras tanto, sufría por dentro. En aquellas horas de larga espera sólo me dedicaba a dar paseos por el jardín o a quedarme en la habitación observándolo simplemente, aquel cerezo se parecía a Hikari, cada vez más marchito, más muerto, con menos vida, como él. 

Y al final llegó.

Todos aquel día estaban histéricos, los médicos no paraban de entrar y salir de la habitación, cada vez más gente, más ruido, pero yo sólo podía oír el ligero pitido que emitía la máquina que estaba conectada a Hikari midiéndole el pulso, un pequeño bip casi inaudible entre tanta gente. Pero yo lo escuchaba perfectamente.

Me quedé al lado de la cama, junto a Hikari viéndole morir poco a poco, no podía hablar, casi ni abría los ojos, respiraba con dificultad, y a veces perdía la consciencia, le veía ahí postrado frente a mí, tan débil, tan solo. No quería que se fuese así, sufriendo.

-Kohana…- dijo con mucha dificultad, tosiendo y cerrando los ojos.

-Shh…tranquilo…estoy aquí- le dije entre sollozos y lágrimas sujetándole su mano.

Observé el cerezo, recordé lo majestuoso que se veía con sus ramas repletas de flores rosadas, tan vivo, tan fuerte, como si pudiese aguantarlo todo, pero ahora estaba vacío, sus ramas estaban desnudas, sólo había una pequeña flor, que no tardaría en caer.

Bip bip bip biiiiiiiiiiiiiiiiiiiip….

Y los pitidos desaparecieron, ya no sonaban, sólo era un pitido largo. Ese sonido era el más temido por mí, el sonido de la muerte.

Alcé la mirada con los ojos acuosos y lo vi.

La pequeña flor caía con un suave vuelo precipitándose al suelo.

Y entonces fue cuando me di cuenta de que ya la mano de Hikari no tenía fuerza, sus ojos cerrados, no respiraba, pero en sus mejillas corrían unas lágrimas silenciosas dejándose caer en la comisura de sus labios, parecía tranquilo, relajado, no como cuando estaba vivo hace unos días, ya estaba en paz.

Se había ido, ya no lo volvería a ver.

 

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

-Kohana, sólo le quedan dos semanas como mucho, debido a su edad ya no podemos hacer nada, lo siento-

Sí, ya han pasado 30 años desde que murió Hikari, y ahora yo también tengo cáncer, debido a que tengo ya 60 años no pueden hacer nada para curarme, mi cuerpo ya no acepta más medicamentos, y ahora me estoy muriendo.

Yo no lloro, sigo fuerte, mi sobrina Nikki, que es la que cuida de Sakura ahora, siempre se la pasa conmigo en el hospital, que es el mismo en el que Hikari estaba, exactamente en la misma habitación con las mismas vistas al jardín que había cambiado bastante, excepto por el cerezo que seguía ahí.

-Tía… ¿puedo preguntarte algo?- dijo mi sobrina mientras miraba hacia el cerezo.

-Sí, claro- le dije mirando también hacia allí.

-¿Por qué nunca lloras? ¿No estás triste? ¿No te duele? ¿Por qué siempre miras a ese árbol y sonríes?-

-Nikki… sí que lloro, yo no soy de piedra, también estoy triste y claro que duele y mucho. Y en respuesta a lo del cerezo…- hice una pausa debido al nudo que tenía en la garganta que no me dejaba respirar.- El cerezo… me recuerda a Hikari.-

-¿Por qué?- me dijo

-¿Por qué?, buena pregunta, sinceramente yo tampoco lo sé, sólo me recuerda a él en cómo se fue tan rápido, se parecía, de algún modo, al pétalo… Tan solo… Tan bello, hasta en su muerte.- las lágrimas empezaron a salir y una presión en el pecho no me dejaba respirar, empecé a toser fuertemente.

-¡Nikki llama a un médico, corre!-

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Bip bip bip…

Sólo oigo voces.

Bip bip bip…

Gente tocándome, hablándome, pero no puedo moverme, me ahogo, no puedo respirar.

Bip bip bip…

-¡Kohana…!-

Bip bip bip…

Veo a médicos pasar de un lado para otro, Nikki mirándome con los ojos llenos de lágrimas sujetándome la mano, acariciándola, diciendo algo que no consigo oír.

Sólo escucho el pitido, cada vez más débil.

Mi corazón no reaccionaba.

Ya era la hora.

Miré a Nikki por última vez, intenté sonreír, ella me correspondió aún llorando a mares.

Y después, con mi último latido, vi el cerezo.

Biiiiiiiip….

¿Sabes Hikari? Ahora estaré contigo, y veremos juntos como los demás crecen, como Sakura se revuelca sobre los pétalos caídos del cerezo, como Nikki cuida de los suyos. Hikari, ya he venido a por ti, ya no estarás ahí solo, ya no me tendrás que mirar más porque estaré a tu lado. Así que a partir de hoy, miraremos los dos juntos.

Las luces se apagan justo en el momento en el que nos encontramos después de perdernos.

Notas finales:

Gracias por leer! dejen comentarios! <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).