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Transparent por Misu shiroi kiba

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Notas del fanfic:

Misu Shiroi Kiba regresa con su octava historia publicada, pero la numero... 20 de mi repertorio de historias comenzadas.

Les traigo transparent como resultado de la votación en mi pagina de facebook "Misu Shiroi Kiba" (muy orignal ¿no?), por sí quieren pasar a hecharle un vistazo.

Ésta, al igual que mis otras dos historias en publicación:

"El destino de un pequeño inocente"
                      &
"Blood-Stained Contract"

Trataré de que sea una historia periódica, pero no pararé hasta terminarla, por más que tarde.

Estoy felíz de publicar esto, hacía un rato que no publicaba algo que no estuviera con ratio "R-18"; me podré relajar un poco de violaciones, violencia y esas cosas (que aunque son emocionantes y amo escribir sobre esas cosas tan dramáticas, lastiman mis feels al escribirlo).

Por el momento, les dejo comenzar la lectura.

Notas del capitulo:

Primer capítulo de esta divertida historia, espero la sigan conmigo, y bueno, ya tengo experiencia como escritora (siete grandes historias publicadas, de las cuales, cinco estan terminadas [las otras tres siguen en publicación semanal] y otras trece historias aun en el estado "beta" o "gamma"), así que espero que tengan grandes expectativas en mi si ya me han leido, y si no, espero les guste mi manera de escribir.

Aunque parezca un poco aburrido, se pondrá mejor en el siguiente capítulo, eso es seguro.

Por el momento, eso es todo.

¡A LEER MIS NIÑOS! (?)

Encerrado en su habitación, como siempre solía estar cuando no estaba en la escuela, estaba aquel joven de aspecto peculiar.

Su cabello no era muy largo, más bien era como una especie de melena, pero si era un poco más larga, la cual parecía estar teñida de color negro fuerte, con el fleco adornado con unas mechas en esa ocasión azules, que el chico, solía retocar y cambiar de color periódicamente.

El jovencito tenía su ojo izquierdo (el cual seguramente también estaba enfatizado con delineador negro al igual que su homónimo derecho, lo cual de cierta manera sería una pérdida de tiempo) de uno de sus ojos de color azul cian completamente cubierto con aquel fleco largo de cabello.

Era un muchacho notablemente bajito para su edad, que eran ya diecisiete años, que no parecía sobrepasar el metro con sesentaicinco centímetros.

Su complexión corporal era delgada, ya que no solía comer mucho, comía lo suficiente, pero no mucho, y realmente no tenía ningún musculo definido, ya que tampoco solía hacer ejercicio.

Su fino y pálido rostro estaba adornado con una perforación debajo de su labio inferior, la cual era simple, pues era simplemente el apéndice de metal que atravesaba su piel por dentro de su boca y salía de nuevo, siendo sostenido por dos pequeñas y brillantes esferas de metal.

También tenía una perforación en su lengua, y dos más en su oído izquierdo, además de un medio tubo de metal que realmente no perforaba su oído, y que simplemente solía usar como adorno.

La vestimenta de ese momento del jovencito no des-concordaba con su actual estructura facial, pues en ese momento, como estaba en su habitación, llevaba una camiseta sin mangas, que al parecer había cortado el mismo, de color negro, además de unos jeans ajustados, deslavados y un poco rotos de las rodillas.

Su habitación no parecía tampoco salir de ese estigma, pues la única iluminación del cuarto, el cual era un foco ahorrador de luz blanca cuya luminosidad era opacada por una linterna de papel al estilo japonés de color negro traslucido que disminuía notablemente el fulgor; las paredes estaban abarrotadas a más no poder con posters de diversas bandas de igualmente diversos géneros musicales, además de un par de afiches de anime, uno que otro de comics y web cómics, y unos extraños posters con creaturas extrañas mayoritariamente con tentáculos y más de dos ojos o menos de dos. También, los muebles de la habitación estaban pintados todos de negro, al parecer a mano, y estaban cubiertos por ropa la que también estaba desperdigada por todo el cuarto, dividida en pequeños montones.

“es mucho más eficaz que tener que ordenarla toda en el armario”

Era una de las filosofías de aquel jovencito, y también una de las principales razones por las que su cuarto estaba en tal desorden.

El cuarto estaba compuesto por, una cama, un buró, una cajonera, sobre la cual él tenía un par de delineadores y algunos productos para el cabello, detrás de la cual, entre el mueble y la pared, estaba un espejo; un librero, el cual estaba lleno de libros, además de un par de figurillas en los estantes superiores (a los cuales realmente no podía llegar y las había puesto ahí como adorno), un trio de puertas, de las cuales, una llevaba al pasillo fuera del cuarto, otra, su baño privado y la última hacía su armario. Además, también contaba con una ventana, la cual, parecía estar permanentemente cubierta por una cortina negra, evitando que pasara cualquier tipo de luz.

Pero lo que más destacaba de aquel cuarto era un rincón que estaba curiosamente libre de ropa o algún mueble, en el cual estaba lo que parecía ser una caja con arena de gatos, y un par de platos los cuales tenían agua y comida para lo que seguramente sería un gato, escondido por la habitación.

 

de no ser por la necesidad de ir a la escuela, no saldría de mi habitación

Era otra de las muchas filosofías autoimpuestas de aquel muchacho, que al parecer eran las únicas normas que podía seguir, además de las que eran inevitables como la gravedad, u otras que tenía que seguir en el exterior. Pero en su habitación, él era el ser supremo, ese lugar estaba bajo su control y nadie podía dañarlo, no de nuevo.

El chico en ese momento, estaba pasando su tarde después de la escuela, como solía pasarla siempre, leyendo un reconfortante y grueso libro, con sus oídos tapados por los auriculares conectados a su reproductor mp3, escuchando su lista de reproducción favorita, recostado en su cama, junto a un igual de perezoso gato negro recostado junto a él.

Era todo lo que un adolescente incomprendido como él podía desear, una tranquila y pacifica vida, apartado de todo.

 

 

 

 

 

 

 

El pequeño lloraba tirado en el piso, no podía creer lo que recién había pasado, su siempre amoroso padre le había golpeado, ¿qué había sucedido?

El hombre tenía un rostro realmente furioso.

El niño, al notar como su padre cerraba su puño de nuevo, se levantó como pudo y comenzó a correr lo más rápido que pudo, buscando donde esconderse, deseando que quien sea que fuse aquel hombre encendido y furioso que era idéntico a su padre, le regresara a su cariñoso padre.

Lo único que había hecho era preguntarle quien era la mujer con la que le había visto besarse en la estrada de la casa, no veía razón para que el hombre se enojara de esa manera.

Había llegado a la cocina y se había escondido bajo la mesa, tenía miedo.

Escuchaba los gritos de su padre que parecía buscarlo.

El pequeño de cabello castaño y ojos azules, cubría sus oídos con sus pequeñas manos y cerraba fuertemente sus ojos, tratando de ignorar a aquel hombre que le buscaba.

-¡James! ¡Sal de donde estés en este mismo momento!-el hombre sonaba muy enojado.

El niño se mantenía muy nervioso debajo de la mesa.

De repente, una silla se movió, lo que hizo que el abriera sus ojos mirando el rostro de su padre, que estiraba su mano, tratando de jalarle hacía afuera de su improvisado refugio.

 

 

 

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

 

 

 

La campana para el almuerzo había sonado y llegó el momento en el que los alumnos salían a diestra y siniestra, buscando un lugar donde acomodarse con sus colegas a disfrutar de algún almuerzo que hubieran llevado, mientras que otros iban a la cafetería para comprar y comer en el lugar; algunos también aprovechaban el espacio libre para divertirse un poco jugando deportes, como en el caso de ese día, que un grupo de muchachos estaban jugando soccer.

En uno de los tantos grupos de amigos y compinches que salían de los salones y edificios, un trio de jóvenes charlaba sobre la clase de ciencias, que era la última que habían tomado antes del descanso.

-¡cielos! El profesor es verdaderamente un sádico… ¡¿quién pone setenta ejercicios para el día siguiente?!-dijo uno de los tres.

-no deberías quejarte, al menos tú los terminaste y no te dejaron un trabajo extra…

-No deberían quejarse, tú fuiste un flojo, y tú me pediste las respuestas a mí-sentencio el que hasta el momento solo había escuchado, el cual, era un joven alto hasta cierto punto, con el cabello de color marrón y unos ojos claros de color gris verdáceo, con un aspecto gentil.

-¡tú te ofreciste a pasarme las respuestas!-dijo el pelinegro que estaba a su lado mientras le daba un empujón amistoso.

Los chicos iban bromeando mientras caminaban buscando un lugar donde sentarse para comer el almuerzo.

-¡oh no!-dijo en voz alta el joven rubio que iba junto a los otros dos.

-¿qué pasa?-preguntó el castaño.

-olvidé traer almuerzo…

-¿entonces…?-dijo el pelinegro.

-que voy a tener que ir a la cafetería hoy…

-¿y eso te molesta en…?-completo una vez más el peli-negro.

-la comida… no es buena-se explicó el rubio.

-vamos, sabes que no es así, solo no quieres caminar hasta allá-se burló un poco de ojos verdáceos.

-exacto…-dijo el otro decaído.

De repente, un balón de soccer pasó a un lado del trio de chicos, el cual, se internó más allá de unos arbustos que había detrás de ellos.

-¡Hey Jake, pasa el balón!-gritó uno de los chicos que estaban jugando con aquello.

El muchacho que reaccionó ante eso, fue el chico castaño, moviéndose hacía los arbustos.

-adelántense-les dijo el joven que al parecer se llamaba Jake, comenzando a cruzar los arbustos.

 

Jake se movía entre los arbustos, que eran gruesos pero fáciles de atravesar, llegando en menos de un minuto al otro lado.

Aquella zona más allá de arbusto era relativamente oscura, debido a que esta estaba completamente cubierta por árboles, dejando pasar apenas unos cuantos rayos de luz entre las ramas en las copas de los mismos.

Jake buscaba con la mirada el balón, y cuando por fin encontró el balón posado en el piso, su mirada se distrajo con otra cosa.

Sentado en un borde del edificio con el que estaba pegado aquel claro hasta ese momento desconocido para él, estaba un peculiar chico, a punto de darle una mordida a un sándwich, y distraído en aquello, parecía no haberse percatado de la presencia del otro.

El muchacho castaño caminó acercándose de manera lenta, como si de un ciervo que fuera a escapar se tratase, hasta que pisó una rama que había en el piso, cuyo crujido llamó la atención del muchacho peculiar a su vista.

El chico de cabello negro con aquel largo fleco pintado parcialmente de poderoso azul eléctrico volteó.

-eh…-balbuceo el chico aparentemente más alto, sin saber que decir.

-¿se te ofrece algo?-dijo el chico del piercing bajo el labio, de manera algo altanera.

-no, la verdad no…

-bien…-respondió una vez más el del piercing a punto de darle aquella mordida a su sándwich, hasta que notó que aquel tipo insistía con su presencia-¿sigues ahí?-le dijo con un tono ligeramente grosero.

-perdona… ¿Qué haces aquí…?-evadió la respuesta el joven de cabello marrón.

-vendo droga, ¿no es obvio?-habló con sarcasmo el peli-negro.

Jake reaccionó extrañado ante la reacción defensiva de aquel muchacho, además de preguntarse, que hacía ahí solo.

-¿Qué haces aquí?-insistió con su pregunta.

El chico levantó su sándwich y un cartón de jugo, que tenía en aquella saliente donde estaba sentado, ligeramente la altura de su rostro.

Jake lo miró con una reacción aun extraña.

-dime… ¿eres estúpido o solo un distraído?-dijo el chico molesto.

-no, solo preguntaba.

-bien, entonces, si pudieras mover tus piernas alternadamente lejos de aquí…

-¡el balón!-se escuchó una voz más allá de los arbustos.

Jake, se gachó para recoger el balón y luego lanzarlo.

El chico solo seguía intentando comer su sándwich, cuando notó que aquel molestó chico, se sentaba también en aquella saliente, ligeramente alejado del otro y mostraba una bolsa de papel.

-¿no escuchaste cuando dije que te largaras…?-comenzaba a frustrarse.

-lo hice.

-¡¿y?!

-¿Por qué alejarme?

-por qué me es molesta la compañía, por eso.

-¿eres nuevo? No recuerdo haberte visto antes, y estoy seguro de que no olvidaría haber visto a alguien como tú.

El más bajo trató de no tomar aquello como un insulto y respondió:

-no, no soy nuevo, llevó estudiando aquí el mismo tiempo que tú, pero seguramente, al igual que el resto, estas tan encerrado en tu burbuja que… bueno, no importa, ahora, mi pregunta es, ¿Qué hace el detestable Jake Williams en un lugar como este sin sus queridos Cody y Martin?

-espera, ¿me conoces?-dijo sorprendido, ya que ese era el nombre de sus dos mejores amigos, y justamente, de los chicos con los que estaba charlando al terminar la clase de ciencias.

-¿conocerte? De toda la clase eres el que más detesto…

-¿vamos en el mismo grupo?-no sabía cómo reaccionar, no recordaba haberlo visto antes.

-sí, desde el principio hemos estado en la misma clase.

-¿y por qué me detestas?-preguntó curioso.

-¿es necesario decirlo? Por cierto, para mí sería un placer que te fueras de aquí.

-no pienso hacerlo-dijo el otro sacando también un sándwich de la bolsa de papel que llevaba-entonces, ¿me respondes?

-no-sentencio fríamente el otro.

-¿al menos me dirías tu nombre?

-no.

-dilo.

-¡no!-ya estaba bastante molesto.

-dilo.

-¡no!

-si me dices tu nombre consideraré el irme.

-James…-dijo el chico en voz muy baja.

-¿disculpa?-dijo Jake, pues no había escuchado.

-¡James! ¡Me llamo James!-planeaba hacer cualquier cosa para que ese tonto lo dejara en paz.

-así que James… no recuerdo haber escuchado de ti.

-eso es por qué tú y el resto de la clase están ocupados dentro de sus burbujas, por cierto, ¿no se supone que te ibas a largar?

-en ningún momento aseguré que me iría, solo dije que lo consideraría-sonrió el otro tratando de hacer enfadar más al joven que al parecer se llamaba James.

James refunfuñó insultando internamente a los tecnicismos, deseando que aquel idiota se largara; después de meditarlo un momento, decidió aplicarle la ley del hielo.

-realmente… es bastante raro que nadie siquiera hable de ti en el grupo, ¿tienes amigos?

-…-James no planeaba responder aquello.

Jake terminó su sándwich mientras esperaba que el otro chico le dijera algo.

-¿te mordió la lengua el ratón?-se burló un poco más, pero al notar que el rostro ni la actitud del chico no cambiaba decidió hacer un comentario más-¿eso es un no?

La campana del fin del descansó dio su tañido para anunciar el regreso a las aulas a los estudiantes, lo cual sorprendió a Jake, no creyéndose que se había quedado en ese lugar todo el receso, y de hecho, hasta se había terminado el almuerzo sin darse cuenta.

En cuanto aquel clamor llego a los oídos perforados de James, este se movió automáticamente, y salió de aquel lugar, más por fastidio que por llegar pronto a su siguiente clase.

Para cuando Jake reaccionó, James ya estaba fuera de aquel claro.

 

 

 

 

Definitivamente, cuando entraron a clase, Jake miró hacia atrás de sí, y observó cómo hasta atrás de la primera fila (que era la fila donde él tenía su lugar) estaba sentado aquel jovencito de antes, enfocando su atención al profesor que iba a comenzar a hablar, e ignorando al resto al mismo tiempo.

Sorprendido por este hecho, regresó a sus actividades normales, abriendo su cuaderno y comenzando a tomar notas del tema que su profesor explicaría ese día.

 

 

Después de un par de horas, el día escolar terminó y Jake salió del aula junto a sus amigos, notando como el chico se quedaba después del resto, sentado en su pupitre, pero algo aún más curioso era que el profesor en turno no le decía nada.

-¡Jake!-dijo Cody (el joven rubio) a Jake.

-¿Qué pasa?-preguntó Jake.

-err… ¿tienes los apuntes de mate?-preguntó Cody suplicante.

Jake suspiró fuertemente.

-ven…-dijo Jake pidiéndole que se sentarán en una banca del patio de la escuela, mientras los demás alumnos salían del terreno escolar.

Jake abrió su mochila para comenzar a buscar su cuaderno, el cual, encontró un momento después.

Sin reparar en tiempo el rubio tomó el cuaderno y se puso de pie, dándole infinitas gracias a Jake, y después retirándose con prisa.

Mientras Jake pensaba en alguna manera de hacer que Cody fuera más responsable, pudo observar cómo el jovencito de cabello negro de hacía rato, salía del edificio de aulas, primero mirando alrededor y después accediendo a caminar, como asegurándose de que no hubiera nadie alrededor.

Aquella curiosa acción, le dio hincapié a Jake a seguir al chico, como si de una especie de experimento se tratara, así que cuando el chico salió de las rejas circundantes de la escuela, Jake se dispuso a reanimar los pasos del oji-azúl.

CONTINUARA…

Notas finales:

Bueno... Primero que nada, ¡Los primero reviews siempre son los que dan un empujoncito a seguir con las historias! Así que espero sus opiniones mis queridos nuevos y viejos lectores.

Espero les haya gustado esta primera parte, algo salada, pero con un futuro prometedor, como una persona cuando se graduá de la universidad. (?)

Insisto en saber sus opiniones, y así responderlas con todo gusto.

Y con la siguiente frase, despido el primer emocionante capítulo de mi historia:

Sayo~ Boys and Girls


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